Capitulo 1: “Lo que una confusión puede generar…”
Era una mañana tranquila y límpida en el cielo de Atenas, los pajarillos cantaban sin parar, los brillantes rayos solares iluminaban alegremente cada zona de la ciudad, todo parecía normalmente pacífico… hasta que de repente…
-- ¡Rayos Mu! ¡Es que acaso no puedes hacerlo naturalmente! – refunfuñaba un hermoso rubio, mientras trataba de acomodar un mechón rebelde detrás de una de sus orejas.
-- ¡No puedo por más que intento! – Se quejó el pequeño ariano, por enésima vez consecutiva… pues ya estaba hastiado con la conducta perfeccionista de su amigo – Pero si tú lo deseas… intentaré hacerlo un poco mejor… -- murmuró bajito –
-- Bueno… entonces comenzaremos de nuevo… -- dijo, mientras trataba de acomodar algo en la grabadora de voz – bien, pero por si las moscas, la estoy guardando… así que tratemos de hacerlo bien ok…
-- Ok Shaka… no te preocupes que cuentas conmigo… así que pondré mi mejor esfuerzo.
Dicho esto, y releyeron el guión necesario para continuar con la escena… Mu trataba de sacar esos alaridos desde lo más profundo de su garganta… pero había algo que lo dificultaba, algo que no se lo permitía por más que le gustó el tema… era tan romántico – a su parecer – que trataba con todo su corazón, hígado e intestinos el ayudar a su mejor amigo… aunque cuando más intentaba, más arrugaba el rostro el hindú, así que, haciendo un llamado a la poca paciencia que le quedaba, se dejó guiar por su amigo, quien ya estaba a punto de arrancarse los cabellos de oro por la frustración de que su hermoso proyecto no salía como quería.
Hasta que, luego de casi más de mil intentos fallidos, un simple “¡¡esta es!!” de Shaka hizo que el fluido corporal de Mu regresara a su cauce normal, y que luego de una limonada bien helada, por el agotamiento, su garganta sufriera lo más indeseable para todo joven: la ronquera.
Luego de agradecer la gran ayuda que Mu pudo ofrecerle al “iluminado”, este se retiró, para tratar de escuchar una a una las grabaciones que hicieron en todo el día. Pero ni ánimos tenía para eso, después de tan caótica faena, así que sin más, se echó a dormir, con un desgano total… no sin antes, cepillarse tres veces los dientes, pues era tan, pero tan desconfiado e inseguro, que decía que si no los cuidaba así, se les terminarían por caer… y ser desdentado… ¡¡No!! ¡¡Wácala!!
En fin, decía que se tiró a dormir, acurrucándose con esmero debajo de las sábanas, no sin antes, poner a cargar el aparatito, por seguridad, para que al día siguiente no se le ocurra descargársele delante de los jueces… sería un día largo…
***
Mientras tanto, Mu avanzaba por la vereda en dirección de zigzag, pues se sentía tan mareado luego de la maratón de gritos sin sentido… ¡y todo por hacérselas de buen samaritano! Luego de la bebida helada que le ofreció su amigo, y por los más que esfuerzos infrahumanos que hacía por emitir sonido alguno, no la tincaba.
Bien… en una de esas que estaba más raro que de costumbre, tuvo la ligera desgracia de chocarse con un poste, el cual, según el peli lila, se le apareció frente a frente, como si quisiera echarle bronca, pero no, luego pensó razonablemente y se dio cuenta al fin, de que necesitaba un buen baño, un té caliente y su mullida camita que lo esperaba allí, tranquila, en el mismo lugar de siempre y dispuesta a satisfacer sus más íntimos y lejanos sueños… Después de hacer algo así como una visión rápida de lo que haría, rodó los ojos como si de parabrisas se tratase, para fijarse si había alguien por allí que se hubiera dado cuenta de su torpeza… -¡bien! ¡No hay nadie! – pensó, mientras se frotaba con la mano derecha el área afectada…
-- Vaya… creo que debe tomar clases intensivas de cómo conducirse en la calle – una voz ronca hizo que se estremeciese, sintiendo el aliento seductor en su sensible cuello… -- yo podría ofrecerme de maestro… si lo desea… complaceré todos sus caprichos…
-- He… -- dijo en su susurro, casi inaudible, la garganta le pedía a gritos que por favor, no emitiera un sonido alguno, así que se dignó a expresarse en el idioma universal: las señas. Se tocó la garganta con un movimiento suave…y le pasó unos dedos encima… indicando que no podía hablar. Como era de esperarse, Kanon no entendió ni un reverendo carajo de lo que quería transmitirle el otro…
-- No te entiendo nada… -- En ese instante, Kanon se quedó paralizado, al sentir esos dedos delgados y finos acariciar su cuello, haciendo leves movimientos, que, él gemelo consideró como una insinuación – Creo que ya estoy entendiendo… dijo, con voz seductora y firme… y se decidió atender cada uno de los movimientos del lemuriano.
Ahora Mu, con esos mismos dedos, hizo la seña de los piernitas que caminaban, Kanon lo observaba atento… después, con la palma de su otra mano, puso una barrera, en la cual la “personita” se chocaba con ella… y por el temblor de los dedos parecía que se estaba moviendo… luego, esos mismo dedos de la personita cambiaron de forma… el pulgar y el índice se juntaban y se abrían en unos cuarenta y cinco grados, y con la otra mano sacaba y metía en el espacio angular los dedos índice y medio… después… el mismo Mu hizo un gesto con su cuerpo… juntó sus dos manos a la pared y agachó la cabeza… la cascada de cabellos lavanda se desparramó por entre los hombros… Kanon se mordió el labio inferior… estaba en una situación demasiado… provocativa… excitante… poco le faltaba para tomarlo de la mano, y violarlo… pero decidió esperar…
Luego de esas señas, Mu se giró, sonriente, para luego observar a Kanon a los ojos… como queriendo transmitir un “me entendiste” y Kanon asintió mientras Mu le devolvía la sonrisa…
Bien… Lo que trataba de decirle Mu a Kanon era esto: “Me duele la garganta… estaba caminando, y me choqué con este poste, y me quedé algo ido… sucede que estuve haciendo mucho trabajo con la garganta y terminé agotado…”
Pero lo que Kanon entendió fue lo siguiente: “Ahora que nos hemos encontrado, vamos a tu habitación… pues quiero que me acorrales contra la pared, y me hagas temblar ante tu gran virilidad… quiero que me la saques y la metas hasta que ya no pueda respirar… y termine contra la pared… para que me sigas dando con todo tu ser…”
Con todo lo que Kanon había confundido, tomó de la mano al ariano, y emprendió veloz carrera… Dobló la esquina… y mientras caminaban, Mu trataba imposiblemente de decir algo… la voz se le había desaparecido completamente… ahora estaba ante un tipo raro, que nunca conocía, y lo peor era que se los estaba llevando, sabe dios a donde, hasta que, haciendo fuerza, logró escaparse del agarre. Kanon lo miró incrédulo… los ojos de Mu reflejaban una gran interrogante… Kanon se paró a su costado, removiendo sus cabellos azulinos, hasta que sin más… Mu se dio media vuelta, y se fue… dejando perplejo al gemelito… aún con la espinita de que aquel desconocido se le hay insinuado, y luego lo dejase plantado…
¡¡Claro que no!! Al gran Kanon nadie lo dejaba con las ganas…
Corrió detrás del chico de cabellos de color lavanda, logrando alcanzarlo, y le cerró el paso. Mu lo miró inquisitivamente, aún si poder pronunciar nada, sólo se limitó a levantar las manos y mostrando las palmas hacia arriba, elevando los hombros un poco, como diciendo “Qué sucede, ¿tienes algún problema?” El gemelo menor lo acorraló contra la pared, como supuestamente entendió cuando el menor le hizo las mímicas…
-- Quieres saber cuál es mi problema… - le dijo, con voz erótica, la lujuria se podía leer en sus ojos esmeraldas… al ver el asentimiento del peli lila, prosiguió – Sabes… tienes idea alguna de con quién estás hablando… -- Al ver el ademán negativo de su presa continuó, mientras que con su dedo índice remarcaba los labios lemurianos – Soy la bomba sexy de este lugar… y has logrado llamar mi atención, pequeña belleza… -- Pudo ver el rostro de confusión del menor mientras tragaba grueso – Sabes que, cuando un griego está encendido… es difícil de apagar el fuego que emana de sus sangre…
Diciendo esto, atrapó con rapidez esos labios… mientras el menor abría los ojos desmesuradamente… primero negándose al contacto… luego jadeante y presuroso a corresponder la caricia del extraño… besa bien… -pensó-… hasta que recuperó la poca cordura que se estaba marchando como si el diablo lo estuviese persiguiendo, y de un solo empellón y una patada en las partes nobles del griego, pudo liberarse, primero limpiándose los labios con rapidez, para luego echar la carrera que pata le faltó para llegar a su casa, buscar con rapidez la llave e ingresar, mientras detrás de la puerta acomodaba su escritorio, por si las moscas…
Mientras tanto, en el lugar de los hechos, Kanon aún no se recuperaba de la “dulce caricia” que le había propinado el “pequeño bombón” como acababa de bautizarlo… levantó el rostro, y en esa mirada afilada se podía leer, la dulce y cruenta venganza… no se cansaría, y removería cielo y tierra hasta encontrar a ese tipo… y dejarlo hasta en silla de ruedas por todo las cosas pervertidas que pensaba, no tan sanamente, hacerle.
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Continuará… tal vez xD
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