[Capitulo 1]
“Slow down, the world isn't watching us break down
It's safe to say we are alone now,we're alone now
Not a whisper, the only noise is the receiver
I'm counting the seconds until you break the silence
So please just break the silence”
La oscuridad en aquella habitación de paredes echas de piedra, parecía querer recordarle algo de su pasado, algo que seguía latente en su memoria, algo que se forzaba por ignorar, pero que notoriamente no lograba, tantos años, siglos habían pasado desde que había dejado de ser aquella persona sentimental, alegre e hiperactiva, tantos años que había dejado de ser Humano, de manera tan literal como dice esa palabra, tantos siglos que había comenzando a ser un vampiro como vulgarmente los llamaban, un ser sin alma, y sin sentimientos, tanto había pasado desde que perdió a su ser amado y por cegamiento había aceptado lo que en ese momento parecía un perfecto trato, aquel trato que ahora lo había atado y no lo dejaba morir de una vez por todas.
Se paseaba de un lado a otro, como si con eso lograra repartir sus pensamientos por la habitación aligerando su carga mental, pero no era así, estaba muy lejos de lograrlo, aquel remordimiento, todo ese odio que guardaba dentro cada vez se hacia mas pesado.
Lentamente a pasos pesados se dirigió hasta su enorme ventanal, viendo como gente paseaba de un lado a otro, sonriendo, caminando apresurados, y uno que otro gritando a sus teléfonos celulares.
La gente esta tan desesperada por llamar la atención, si por ellos lograrla dependiese de solo arrojarse a una calle de gran tráfico, o revelar sus mas oscuros problemas con la sola idea de verse aun mas patéticos y necesitados de atención, lo harían, desesperados por dejar de ser un pequeño e insignificante grano de arena en una playa, o una pelusa debajo de la cama, completamente olvidada.
- ¿en qué momento la gente se volvió tan patética?- se pregunto Aoi en voz alta mirando por el gran ventanal que daba a una de las calles mas concurridas de aquel lugar.
-exactamente en el mismo momento en que te volviste un amargado- respondió un chico alto cubierto en tatuajes, sonriéndole socarronamente desde un sofá algo alejado de donde estaba Aoi.
-Miyavi…- suspiro Aoi sin ni siquiera haberse sorprendido ante la intromisión de aquel llamativo chico, mirándolo con reproche fingido.
-Aoi…- Dijo Miyavi en el mismo tono, sabiendo a que se refería con eso “quiere estar solo” pensó mientras salía por la misma puerta que entro hace unos minutos atrás.
“In the moonlight
Your face it glows like a thousand diamonds
I suppose that your hair flows like the ocean breeze
Not a million fights could make me hate you
You’re invincible Yeah,
It’s true
It’s in your eyes
Where I find peace”
Hace cuanto que vivía con aquel “chiquillo”, que no dejaba de hacer o deshacer cosas para llamar su atención, para al menos sacarle una o que otra sonrisa, que a veces lograba, a veces se preguntaba el porqué de mantenerlo a su lado, o el porqué de haberlo traído a su lado, y la respuesta que llegaba al principio la odiaba “lastima”, si, lastima era lo que había sentido en un solo momento, la primera vez que lo vio con vida y la ultima, la primera vez que lo escucho respirar tan dificultosamente y la ultima. Pero después de eso, después de pasar años con el no era lastima lo que sentía.
Cansado de darle vueltas a su mente, cansado de esos recuerdos tortuosos se dirigió a la puerta que llevaba al salón, para ver si con ello dejaba aquellos pensamientos en esa habitación.
Se sorprendió bastante al no encontrar al escandaloso chico, revoloteando como si de una mariposa se tratase, por todo el salón. Esa soledad volvió a llenarle la cabeza de pensamientos, todos confundiéndolo aun más. Repentinamente un estruendo en la gran entrada principal del lugar lo saco de sus cavilaciones, al llegar noto que Miyavi era el causante de tal alboroto, al verlo allí no pudo evitar sentir un poco mas de tranquilidad.
Siempre hay un algo que uno teme confesar, siempre esta aquel sentimiento que incluso uno rechaza, por miedo, a herir y ser herido, la palabra confesar tiene tantos matices pero ai momentos en la vida en que aquella palabra suena más oscura que lo que debería aunque lo que se quiera confesar sea algo agradable, aun así suena deprimente, porque aunque se niegue, no tiene nada que ver con la palabra o la intención, sino con la persona.
Aoi se había negado tanto al hecho, de que se sentía solo, aunque lo intentara su corazón ya no latente, aun le recordaba y lo hacía sentir cobarde, con el solo hecho de pensar confesarle a aquella persona lo importante que era para él, no era amor, no era lastima, sino cariño, más claro, era dependencia.
-Miyavi… ¿Qué haces?- pregunto evadiendo todos sus pensamientos, ignorando una vez más la necesidad que sentía por decirle lo que sentía.
Lo que hacía “podía” parecer normal en humanos, pero no en ellos, no, en “personas” que ya no tenían que preocuparse por disfrutar con cosas mundanas, aun así, aquel joven que parecía no querer echar a la basura lo que restaba de su “Humanidad” aquel que no se rendiría tan fácilmente como Aoi con sus sentimientos, estaba demasiado entretenido preparando lo que parecía que sería una fiesta.
-Miyavi…. No me ignores- Aoi se acerco lentamente al chico alto sintiendo que aquellas palabras le habían herido más de la cuenta.
-Preparo tu Fiesta… aparte de amargado ahora eres ciego ¿tan desgastado estas?- pregunto divertido mientras se giraba para sonreírle de esa manera tan característica en el, esa sonrisa que dejaba ver sus relucientes colmillos.
-¿Mi fiesta? – pregunto extrañado, sin evitar hacer una mueca ante su sorpresa, Miyavi había comenzado a reír mientras con movimientos rápidos, prendía velas por todo el lugar, por lo cual su risa resonaba por todo el salón como si de música o campanas se tratasen.
-Y lo olvidas…una vez más… Aoi ..- tomo aire como si le fuese necesario – Es tu cumpleaños- dijo sonriente mientras le pasaba una caja bien envuelta en papeles plateados.
-Feliz cumpleaños- el joven alto lo rodeo con sus brazos por la espalda y le deposito un suave beso en la mejilla – recuerda Feliz…- le susurro en el oído antes de seguir con sus preparativos.
Esos pequeños detalles que Aoi había olvidado hace tanto, esos pequeños detalles que Miyavi se esforzaba por traerlos de regreso a sus “vidas”, era lo que le hacía sonreír de vez en cuando. Algo que le agradecería a Miyavi toda su eternidad.
…
“A guiltless twisted lie
It made me learn to hate you
Or hate myself for letting it pass by”
Sabía que toda su escandalosa actividad luego de algunas horas molestaría a Aoi, así que apenas finalizo con los arreglos se dispuso a salir para buscar algo que “comer” necesitaba que aquel líquido rojizo corriera por sus venas secas, aunque lo odiara, aunque detestara su dependencia a aquello.
Camino con lentitud, percibiendo cada detalle en el mundo, viendo y estudiando a cada humano que pasaba por su lado, uno que otro se le quedaban mirando, con rostros de alucinación, pero parecía no tomarlos en cuenta, en realidad ESOS humanos, presas fáciles, eran los que mas detestaba, odiaba sus aromas a nada en especial, su sabor a cartón, o algo parecido, los odiaba. Pero nada podía hacer.
Algo ya derrotado por no encontrar a alguien “especial” se dispuso a seguir a una chica corriente, que caminaba hacia un callejo, como invitándolo a alimentarse de ella.
-Fácil, corriente, aburrida- pensó mientras ya más que resignado entraba en el callejón apenas unos cuantos pasos tras ella, cuando sintió un aroma extraño, demasiado agradable, cargado de azúcar – Que dulce- se dijo dando media vuelta, para seguir aquel aroma. Dejando a aquella chica molesta por lo que parecía ser un rechazo, pero a Miyavi le importaba poco.
“So you see, this world doesn't matter to me
I'll give up all I had just to breathe
The same air as you till the day that I die
I can't take my eyes off of you”
Camino rápidamente, pero no lo suficiente, para no llamar la atención, hasta que encontró al humano dueño de aquella presencia tan dulce, aquel hallazgo no pudo evitar robarle una gran sonrisa.
..
“It's shaking from the pain that's in my head
I just wanna crawl into my bed
And throw away the life I led
But I won't die, but I won't die”
-De que sirve vivir si no se tiene nada agradable que contar, de que sirve seguir malgastando aire… maldición odio esto- pensaba Takashima mientras escuchaba su tediosa clase de Historia, era en esos momentos cuando su mente comenzaba a redundar, y formular planes para acabar con su existencia, algún plan, pequeño para no llamar la atención. Cuando se descubría a si mismo pensando en ello no podía evitar sonreír ante lo patético que se encontraba.
-desesperado, si … estoy desesperado- suspiro fingiendo prestar atención a la clase, odiaba especialmente la clase de historia, no encontraba la función de recordar hechos pasados, logros, y des logros, lo único que lograban era deprimirlo mas, ya que sentía que nunca en su vida seria capas de presenciar o ser parte de algo tan importante, incluso creía que jamás pasaría algo de tal magnitud que pudiera cambiar aunque sea su horrible vida.
-Shima... Shiima- se volteo para ver quien lo llamaba, era su amigo quien lo miraba de una manera que podría interpretarse como extraña por cualquier persona ajena, pero el sabia, su pequeño amigo tenía un plan, que precisamente no significaba que fuera de su agrado.
-¿Qué quieres Ruki?- dijo sin ocultar su fastidio en la voz, por lo cual su amigo hiso una mueca de desagrado.
-amargado- el rubio suspiro y continuo – habrá una fiesta hoy en esa mansión enorme- dijo sonriéndole de manera altanera, por otra parte Shima no entendía como se había enterado, por lo que el sabia Ruki había estado las mismas horas que él en ese aburrido lugar, y no había salido.
-¿Cómo…- Ruki sin dejarlo terminar apunto un gran cartel que se veía desde su ventana, Shima rio burlándose de si mismo, por pensar en alguna habilidad sobre natural en su amigo para leer mentes o teletransportarse.
-¿Vamos?- pregunto cómo niño pequeño haciéndole un pequeño puchero, o algo que se le asemejara, Shima ya había comenzado a negar con la cabeza, por lo que Ruki frunció el ceño mas fastidiado de lo que ya estaba.
-Shima… ¿ahora te crees un anciano o qué? Ya no sales ni nada- lo miro con notorio enfado, jugando con un lápiz entre sus dedos – yo creo que no sales porque tienes miedo- dijo sonriendo esta vez, de manera desafiante.
-Miedo… ¿a qué?- pregunto algo incrédulo el castaño, quitándole el lápiz para guardarlo en su estuche.
-A ser rechazado socialmente- dijo riendo esta vez algo bajo para que el profesor no los escuchara. –Vamos a la fiesta… - agrego ya casi seguro de que así seria.
-Esta bien… para que veas que no le temo a tu amada sociedad… niño popular- dijo burlesco mientras se giraba pero Ruki lo detuvo.
-Algo mas, la fiesta es de disfraces, Shima me debes una apuesta.- sonrió de la manera mas macabra que Shima pudiera imaginar en ese momento –ya sabes lo que tienes que hacer-
-estas loco- suspiro resignado –lo hare para que te calles de una vez- dijo girándose al fin, para seguir escuchando su amada clase.
Afrontar las consecuencias de tus palabras y promesas, era algo que Takashima debía hacer, ni mucho menos retroceder, ya que si había algo más que el odiaba además de la monotonía de su vida era el no cumplir promesas.