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Amor de una sola noche por cutebeast64

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Notas del fanfic:

Espero les guste, lo hice para Nova por ser su cumple. La adoro, a ella y a sus locuras n//n. Bueno, pues tiene final feliz por ser para ella, pero si por mi fuera... muerte, tristeza y desolación... diafruten

Notas del capitulo:

Ya sé que ya lo había hecho y ya lo había subido y ya lo había promulgado, pero como dije, el final no me gustó… A decir verdad me dio ganas de vomitar cuando lo leí. En las historias lo más importante es el final, así que decidí volver a hacer la última parte, si ya lo leyeron, lean desde los ***** y si no, léanlo todo completo. Lo siento Nova, pero tenía que hacer lo  que tenía que hacer…

 

 

 

 

¿Qué es lo primero que piensas cuando estás en el altar, junto a una mujer hermosa de largo cabello teñido de rosa y ojos verde esmeralda? ¿Acaso piensas que tu suerte es única, que no mereces tal felicidad? ¿Acaso cuando ella dice acepto, sientes que eres la persona más afortunada del mundo? ¿Acaso mientras te preguntan si aceptas tomarla por esposa te sientes el ser con más feliz del mundo entero? ¿O acaso, bajo todo pronóstico desearías no tener que estar allí, con ella, en ese instante?

 

En el caso de Sasuke, era la última de las opciones. Tal vez cuando llegó al altar esperando a la que sería su futura mujer, una sonrisa mediocre (como eran todas las que dedicaba al mundo que para él no lo merecía) se hallaba plantada en su rostro y una expresión de júbilo de marcaba sensatamente en sus ojos, pero todo se arruinó cuando llegó la mejor amiga de su novia.

 

Era delgada, sus ojos eran perlas y su cabello un cuervo negro que se agitaba rebelde intentando arruinar su peinado, tenía un vestido azul claro largo hasta el suelo, que ajustaba su talle delicadamente y que venía escotado más de lo que podría considerar femenino, quizás por recomendación de cierta peli-teñida con mal gusto para la ropa, (el pelo, los accesorios, las citas y casi todo, exceptuando a los hombres como él). No era la chica lo que le molestaba, a Hinata la había visto miles de veces antes de ese día, desde la lejana secundaria donde habían tenido que estudiar todos juntos… Era al chico que la acompañaba bajo la connotación de “novio”.

 

A ese chico lo había conocido unos días antes, y ahora arruinaba su perfecta boda, con flores, misa, ventanales de colores y luces transparentes, que lograban darle un aire mágico a ese matrimonio en medio de la noche. Sakura sonreía ampliamente incluso cuando sabía que ese matrimonio no era una ceremonia de amor, sino de mero compromiso de Sasuke con su familia… Y ahora cuando todo iba bien, el novio de la mejor amiga de la mujer con la que se iba a casar llegaba, se sentaba y lo miraba con sus ojos seductores, haciéndole perder la concentración de sus palabras… Hubiera podido hacerlo, apegarse al plan y luego librarse de todo… Pero ya no podía hacerlo, era demasiado para él…

 

Pasó su mirada negra sobre su hombro para ver hacia atrás, encontrando aquella mirada azul marino enfocada firmemente sobre él, mientras el ceño de aquel chico rubio se fruncía demasiado firmemente, haciendo que las heridas de su rostro se notaran aún más. Tragó saliva y miró hacia el frente, encontrando ahora al cura, con una mirada demasiado firme para su gusto…

 

-       ¿aceptas?- preguntó helándole la sangre y todo el cuerpo. Se estremeció un poco y miró hacia la mujer con la que tendría que compartir al menos dos años si se casaban

-       Vamos amor, di que sí- pidió la pelirrosa con un gesto de frustración en sus palabras y gestos.

 

La miró lentamente, examinando su figura empacada elegantemente en ese vestido de princesa de color blanco y copa de ponqué, escotado hasta el ombligo y con las tiras más debajo de los hombros, notando que ella había dejado de importarle. Giró su vista hacia alguna parte de los invitados encontrándose de nuevo con la expresión de furia contenida de Naruto, que solo apretaba los dientes.

 

Se habían conocido hacía muy poco tiempo, no más de dos insignificantes meses, pero ahora le impedía con solo la mirada decir el sí, que podría librarlo de todo, o quizás encadenarlo a nuevos problemas.

 

Sasuke había sido siempre un hombre de esos que se ven pero no se pueden alcanzar, con una gran mansión cerca al lago, un establo lleno de caballos de diferentes colores y más de diez llaves de modos de transporte personales atados a su llavero. Había estudiado en uno de esos colegios de dinero, había vivido una existencia prefabricada, en la que sus padres todo habían diseñado para él, y nunca le había molestado.

 

Naruto en cambio, había sido de esos hombres que uno conoce en cualquier momento y nunca piensa para largo plazo, con una casa pequeña y apenas un caballo para transportarse. Había estudiado en una secundaria como cualquier otra, apoyado por sus abuelos, y había cruzado su vida con esfuerzo, labrándose una reputación que nadie le dio por un apellido…

 

Se conocieron un día cualquiera en el que no debían siquiera de haberse visto. Sasuke acompañaba a un par de amigos suyos a recoger a sus novias para alguna fiesta, montados a caballo entre el lodo de una carretera que iba a las afueras de la ciudad. De la lluvia que había adornado el paisaje solo quedaba una ligera llovizna, que creaba hermosos arcoíris en la distancia.

 

-       Vamos a ver quién puede llegar al inicio del arcoíris ¡Por la juventud!- exclamó uno de sus amigos en traje verde, sobre un caballo amarillo, saliendo a toda velocidad hacia la lejana loma donde se veía el inicio incierto del arcoíris

-       ¡Oye Lee! ¿Qué diablos haces? Nunca vas a llegar…- Trato de detenerlo el pelirrojo que los acompañaba mientras lo perseguía en su búsqueda por el arcoíris

 

Sasuke bufó intranquilo al pensar en la pérdida de tiempo que representaba ir, a una búsqueda que emprenderían niños de primaria, y halando las riendas, llevó al caballo en un trote suave tras sus extraños amigos, que no parecían tener la más mínima intensión de detenerse. Miró al cielo preocupado al notar que antes de escampar parecía que cada vez llovía con más intensidad y se cerró la chaqueta hasta el cuello.

 

-       Vamos Kaishi- Le susurró a la yegua, que tras moverse contrariada, aumentó la velocidad para intentar alcanzar a los dos “Indiana Jones del Arcoíris”, antes de que la orden de Sasuke cambiara sin previo aviso- ¡detente!

 

Esa sin duda fue una de esas órdenes repentinas que hacen que nos detengamos de golpe, incluso sin que esa sea en sí, la orden. El animal frenó en seco y el azabache, apoyado en la silla del cuadrúpedo se deslizó hasta quedar en el suelo.

 

Justo allí, bajo un árbol extrañísimo, se podía ver una hermosa flor de color naranja con delicados bordes rojos, cuyos pétalos descendían hasta el suelo como una campana. Por alguna razón cuando contempló por primera vez aquella planta no vio a su prometida, no vio a nadie… tal vez era porque jamás había sentido la necesidad de regalar una flor, nunca se había puesto a observarlas con detenimiento.

 

Se agachó y acarició los pétalos con la punta de sus dedos, impregnándolos con las gotas de lluvia que aún reposaban en la corola de la hermosa flor que apenas si se movió con sus dedos, tal y como a él le parecía que debía hacer la mujer de sus sueños ante una caricia. Hubiera seguido observando aquella planta, pero lo que lo distrajo fue el que su caballo saliera a toda velocidad en dirección a alguna montaña lejana.

 

-       ¡Maldita yegua, ven aquí joder!- gritó corriendo tras ella. Cuando el animal llegó a una cerca demasiado alta como para pasarla, viró demasiado rápido e inició el trote en su contra, a una velocidad casi demoniaca.

 

Antes de que pudiera siquiera darse por enterado de lo sucedido, la yegua, pasando intempestiva por su lado, lo había golpeado, dejándolo inconsciente en el suelo con una herida en su frente, mirando hacia el arcoíris, antes de rendirse y cerrar los ojos.

 

-       ¿Qué clase de torpe se deja apalear por su propio caballo?- escuchó una voz entre la bruma de sus sueños, despertándose de golpe para encontrar justo frente a él a un rubio de ojos azules.

-       ¿Quién eres?- preguntó desorientado antes de sentir algo húmedo y caliente caer en su rodilla- ¿llueve…?

-       No, te rompiste la cabeza y te sangra- Dijo como si fuera lo más normal del mundo volviendo a acostarlo.

-       Soy Sasuke Uchiha, y tú te llamas…- Dijo tratando de saber en que se había metido

-       A ti no te importa…-

 

No era una casa, ni siquiera una choza, era una pequeña tienda de esas que se arman para los picnics, por lo que al volver a acostarse, su mirada negra quedó apresada inevitablemente con el techo de plástico naranja. Para tratar de distraerse del mareo y del dolor giró la vista hacia la persona que lo cuidaba con tanto esmero. Tenía el cabello largo hasta los hombros y los ojos brillantes de emoción, casi podría pasar por una chica, pero su cuerpo ejercitado no dejaba duda de que era un  muchacho.

 

-       Te va a doler, pero no hagas un berrinche- Le pidió mientras posaba una gasa llena de Alcohol etílico sobre la herida en su frente

-       ¡MIERDA!- gritó al sentir el dolor que se apoderaba de su frente

-       Te dije que no hicieras berrinches- Lo reprendió el chico mientras quitaba la gasa y sacaba una aguja con hilo blanco- y como te muevas mientras te esté dando las puntadas el que sufrirá no seré yo-

 

La aguja se veía aterradora, así que solo cerró los ojos y se concentró en pensar en cualquier otra cosa, cualquiera que no tuviera que ver con que le cosieran la cabeza con una aguja y un hilo casero.

 

-       Es mejor que tomes algo… para que no duela tanto- Pidió el rubio pasándole una botella de aguardiente- O si no, ni yo me aguantaré tu arrebato-

 

Aceptó la botella de trago mejor que el hecho de que le cosieran la cabeza, sujetándola del cuello para zamparse casi la mitad en dos tragos, lo cual por la falta de alimento, era posible que lo embriagara en menos de un cuarto del tiempo que eso tomaría en situaciones normales. La llama que iluminaba la tienda fue la que cauterizó la aguja antes de que pasara por su frente, cosiendo la herida con lentitud pero bastante bien…

 

-       Mierda…- refunfuñó mordiéndose los labios mientras sentía la aguja salir por última vez- ¿no podías haber sido más delicado?-

-       No- respondió haciendo un par de nudos y cortando el hilo- Además si no querías que esto pasara, era mejor que te hubieras quitado del camino del caballo ¿No crees?

 

Estaba oscuro, así que debían de haber pasado unas dos horas desde que había perdido la consciencia; sonaba el canto de varios insectos que reposaban en la pradera y del río que pasaba cerca de allí. La luz de la tienda provenía de una vela de cebo que atraía a varios insectos que revoloteaban impacientes, mientras afuera era la luna la que decoraba a plantas y animales con su luz.

 

-       Deberías lavarte. Estás lleno de sangre- Dijo el rubio mostrándole que su camisa estaba llena de sangre espesa casi seca

-       ¿y dónde diablos se supone que lo haga? ¿A la intemperie en el río?- Preguntó enojado-

-       ¿Qué tiene de malo?- Respondió el rubio sin dejar de mirarlo con firmeza- ¿Acaso es mejor llegar lleno de sangre? Creerán que te han robado-

 

Lanzó un suspiro que más asemejaba a un bufido y miró hacia la orilla del río, llena de piedras redondas y brillantes llamadas cantos rodados, cuyas propiedades medicinales siempre se han considerado venidas de los rayos de luna sobre las aguas caudalosas.

 

-       Bien- Dijo tratando de sacarse la camiseta, notando solo entonces que su brazo le dolía demasiado; seguramente se lo había lastimado de la misma manera que se había abierto la cabeza

-       Te ayudo- Dijo el ojiazul pasando sus manos por su espalda para ayudarle a quitar la camisa, quedando in duda, más cerca de lo que hubieran querido.

-       ¿y estás de qué son?- Preguntó el moreno, con el efecto del trago ya en la cabeza mientras acariciaba las marcas zorrunas de las mejillas del chico, que se estremeció suavemente como si fuera una de esas flores que había encontrado

-       La última vez que mi novio me pegó- dijo con un deje de tristeza sin siquiera moverse, dejando que el moreno acariciara su mejilla y más allá de eso, la punta de sus cabellos dorados

-        ¿Novio? ¿Por eso estás aquí? ¿para huir de él?- había seguido por el cuello, llegando hasta el borde de la camisa, que, tras la confirmación del menor, comenzó a soltar, botón por botón.

-       No es tan simple- Dijo el rubio mirándolo directo a los ojos, a la vez que su camisa se deslizaba por sus hombros para caer al suelo, dejando a la vista su torso, lleno de cicatrices

-       ¿también te hizo esto?- pasó sus dedos por las cicatrices marcadas en la piel que seguían las formas del cuerpo, como si hubieran sido hechas por un látigo

-       … Si- Susurró dejando caer su cabeza sobre el amplio hombro del pelinegro, tan quedo que pareció que no quería darse cuenta de su propio infortunio

-       ¿Puedo acariciarte así?- inquirió el moreno, pasando sus manos a lo largo de su espalda como si la estuviera midiendo, hasta llegar al pantalón

-       Si quieres…- Susurró el rubio pasando sus manos por la espalda del moreno a su vez, encontrando una larga cicatriz en la espalda de este- ¿Con qué te lastimaste?

-       Fue en una carrera…Nunca me gustó usar protecciones cuando competía en moto- Respondió haciendo que el rubio levantara la mirada para consolarle-pero no fue nada grave- Sus manos ya habían llegado a la cremallera del pantalón del rubio y la abrían lo más rápido que podían

-       ¿Entonces lo único que te ha ganado es la yegua?- preguntó el rubio con un gesto de mofa mientras se dejaba ir de espaldas para quedar en el suelo y que así, levantando las piernas, Sasuke pudiera sacarle con más facilidad el pantalón

-       ¬¬* No me agrada que me lo recuerdes cada segundo- Respondió indignado, mientras dejaba al rubio casi desnudo… Apareciendo más marcas en sus piernas, que delineó con sus manos- ¿también fue él?

-       …Sí- No quería oírlo, así que solo asintió en silencio…- ¿Puedes apagar la luz?

-       ¿para qué?- preguntó acariciando las piernas canela de arriba abajo ubicándose entre ellas

-       No quiero verte…- Pidió el rubio- No quiero que me veas… no quiero que te arrepientas…-

-       No lo haré si tu no lo haces- Susurró quitándose lo que le quedaba de ropa - ¿Piensas retractarte ahora?

-       No- Susurró quitándose lo único que le separaba de estar desnudo

 

Sasuke sonrió de medio lado, ya se le había pasado la sensación del trago con el frío, pero prefería aprovecharlo como excusa para poseer a aquel dulce Kitsune, sujetando ambas rodillas con sus manos, usando sus pies para no resbalarse y levantándole un poco del suelo. El rubio apenas si se movió un poco al sentir la intrusión en su delgado cuerpo, marcado por las heridas, mientras abría la boca para conseguir aire…

 

-       Sasuke…- Suspiró, uniéndose el sonido de su primer gemido con el de una corriente de aire que apagó al vela… Se aferró al cuerpo del mayor con las uñas, sin querer soltarlo, apresándole la cintura con sus piernas

-       ¿Se siente bien?- preguntó el moreno sosteniéndole sobre el suelo con sus manos, como si fuera un ángel y no quisiera que se le estropearan las alas…

-       Sí… Ah-Gimió mientras descolgaba su cabeza- Me gusta esa sensación… Ah…Se siente… Rico…-

-       Nunca me habían dicho… eso- Dijo algo entrecortada su voz por la presión de su miembro en el estrecho interior de aquel rubio-

-       Y yo… nunca lo había dicho… ah, ah…- gimió cada vez con más fuerza dejando que su cuerpo fuera profanado suavemente en cada embestida- ¿Y tú como lo sientes?

-       Delicioso…- Aseveró entrando con todas sus fuerzas

-       Sasuke… Ahí… hazlo ahí… Justo ahí… Mmmm- Gimió desesperado mientras su espalda se curvaba suavemente, halando el miembro de Sasuke hacia el interior de su cálido cuerpo

-       ¿te casarías conmigo?- Preguntó sin dejar de embestirlo con todas sus fuerzas, llevado cada vez más por el placer,

-       Sí… sí lo haría…- Gimió mientras se corría en el abdomen del moreno

-       Oh Dios…- Gimió al correrse en el interior del rubio, que movió un poco las caderas por la sensación de tener su semilla en el cuerpo

 

Ambos estaban sudando copiosamente, sus corazones acelerados parecían uno solo a través de la piel de su pecho. Nunca había sentido el amor, nunca se había preocupado de intentar amar a alguien, pero casi podía asegurar, que era más que amor lo que sentía por ese chico, un deseo de protegerlo a toda costa de cualquiera que se atreviera a lastimarlo de nuevo… En esos momentos aún no le habían dicho que tendría que casarse, en esos momentos se hubiera casado con el rubio… Realmente lo hubiera hecho…

 

-       Si lo hicieras… Yo te protegería, no te haría daño… no dejaría que nadie te hiciera daño- dijo abrazándolo de la cintura, para que no se moviera ni un poco; para que lo dejara quedarse adentro…

-       Gracias Sasuke…-  Susurró dejándose acariciar

-       ¿Y tu nombre?- trató de saber, mientras sus manos pasaban por su piel como si quisiera memorizar cada una de sus cicatrices…

-       Naruto…-

 

Al despertar, Naruto se había ido. Le había dejado una medicina y a su yegua (la misma que lo había tumbado) atada a un lado, pero tanto la tienda como todas sus cosas habían desaparecido… Nunca creyó que la siguiente vez que lo viera fuera durante la boda con la que pagaría todos los favores que sus padres le habían hecho en la vida, sentado allí, mirándole con sus ojos azules como si le preguntara sobre aquella noche… sobre esa promesa.

 

Estaba herido; su mejilla tenía un color morado oscuro por el impacto de un golpe, tenía un brazo enyesado y unas vendas alrededor de su cabeza, al parecer lo habían vuelto a golpear y no había hecho nada para impedirlo. Su mano fue instintivamente al sitio sonde no quedaba más que una cicatriz para recordarle esa herida, esa noche… Ese momento…

 

-       Di que aceptas ¿Sí, amor?- Pidió la pelirrosa sujetándole  del rostro con fiereza, para hacer que la viera directo a sus verdes ojos, en los que se veía una determinación que no cesaría hasta conseguir lo que quería; a él.

 

Naruto lo miraba con las palabras atravesadas en la garganta y los ojos pidiendo piedad, deseando que dijera que no y corriera a su lado… Lo miró largamente como con pesar y se giró con la determinación en el pecho hacia el ministro que seguía acusándolo con la mirada

 

-       Acepto…- Dijo con la voz entrecortada

-       Puede besar a la novia- Sakura se abalanzó sobre él, llena de felicidad, besándole en los labios con alegría…

 

Correspondió a su beso sin ganas y la abrazó de la cintura mirando hacia el sitio donde estaba el rubio… se había quedado quieto, con las lágrimas corriendo camino abajo por sus mejillas y los labios temblorosos tratando de decir algo, se levantó con nerviosismo, se tambaleó entre las silla de los convidados y sin decir nada, salió corriendo… Esa fue la última vez que lo vió…

 

*****

 

El caballo iba rápido, andando contra las corrientes de viento helado entre el camino embarrado que lo llevaría de vuelta a su tan anhelada libertad. Había cumplido con lo que sus padres le habían pedido, la empresa Uchiha y la Haruno se habían unido satisfactoriamente y ahora, tras dos largos años de un matrimonio infeliz para ambos, y casi diez meses esperando a que el divorcio se completara de manera satisfactoria, era libre de nuevo… Se sentía más allá de feliz, sentía que nada podría detenerlo ahora.

 

Había estado lloviendo desde que había abandonado la casa que ahora le pertenecía a su ex-esposa, lo cual, por la emoción del momento no le había molestado en lo absoluto. Tenía la ropa empapada pero una expresión de satisfacción en su rostro, y fue entonces cuando un haz de luz atravesó las nubes cayendo cerca al río, y un hermoso arcoíris surcó los cielos de lado a lado.

 

Emocionado haló las riendas de su corcel para saltar de cerca y entrar a un territorio sin dueño, lleno de malezas que consumían las plantas normales, y que con su rareza llamaban aún más la atención de sus ojos negros. Todo había cambiado mucho desde la última vez que había pasado por allí en una lujosa limosina para irse a vivir con la pelirrosa que había portado por dos años enteros un anillo que la hacía su esposa.

 

Las hojas quedaban aplastadas por los cascos de los caballos y las gotas de rocío hacían que la luz cayendo sobre ellas, pasara entre las hojas como un arcoíris miniatura… Avanzó sin mirar atrás, hasta que una cerca demasiado alta como para pasarla se irguió ante sus ojos y el caballo descontrolado, parado en las dos patas traseras, dio la vuelta y siguió corriendo, soltándole las riendas en el proceso, dejándolo colgado del lado de la silla de montar, tratando de no caerse. La yegua hizo un movimiento extrañísimo, y el moreno, que descolgaba de un lado del animal, dio a parar al suelo, mientras el maldito cuadrúpedo que ya lo había lastimado más de una vez, seguía andando

 

-       ¡Maldita Kaishi!- Gritó indignado levantándose de entre el barro, con las ropa sucia y el pelo desarreglado- me pregunto porque tengo tan mala suerte con esa yegua…

 

Se limpió un poco con las manos, revisó que no se hubiera roto ningún hueso y pasó su mano por su frente, encontrándose con la cicatriz de la primera vez que su yegua lo había tirado al suelo… Y entonces apareció él en su mente, con una sonrisa marcada en los labios, parecida a la única que le vio, en el momento en que le prometió que nunca dejaría que le hicieran daño… Nunca lo había vuelto a ver, había desaparecido después de su boda…

 

Fue entonces cuando vio el mismo árbol de su última travesía, y bajo él, una flor igual a la que contempló, solo que esta estaba marchita, como si hubiera muerto. Sonrió nostálgico al notar que ahora, al verla lo único que aparecía en su mente era ese rostro canela, esos ojos azules, ese cabello rubio.

 

La arrancó incluso cuando estuviera marchita, para tratar de recordar a ese amor de una sola noche y la sostuvo en su mano, iniciando la búsqueda de su yegua entre el bosque que rodeaba el río; ese sitio lleno de árboles medicinales, en el que había despertado luego de abrirse la cabeza…

 

Se guió por las ramas rotas y la hierba pisoteada, tratando de encontrar a la rebelde en alguna parte de aquellos extraños parajes. El río tenía un caudal impresionante para una tarde de verano como esa, y se llevaba las flores que caían cerca a la orilla, al igual que muchas otras cosas. Parecía el mismo lugar donde había estado la tienda de Naruto la noche en la que estuvieron juntos. Caminó nervioso entre las rocas que parecían soltarse por el río, siguiendo las huellas de los cascos de un corcel…

 

Sus ojos se abrieron con temor al ver a su yegua pastando tranquila junto al río, siendo acariciado su pelaje por un chico rubio de ojos azules que sonreía con tranquilidad al verla moverse. Tenía el mismo traje que le quitó esa noche entre los azares del amor y el cabello un poco más largo, con una flor blanca manchada de sangre adornando sus cabellos

 

-       Naruto- Dijo al verlo, llamando su atención, por lo que el chico se giró lentamente hacia él, mostrándole su rostro perfecto, sin una sola cicatriz

-       Sasuke. Hace mucho que no nos veíamos- Sonrió corriendo a su lado.

 

Ya no se veía herido, ya no se veía adolorido, triste, insensible por todo el dolor sufrido… se veía… hermoso, con la cabellera rubia perfecta al igual que su piel. Al llegar a su lado, se colgó de sus hombros y lo besó en los labios larga y tiernamente.

 

-       ¿estás bien?- preguntó el moreno abrazándolo de la cintura, asombrado de no ver si quiera las cicatrices zorrunas a ambos lados de su rostro

-       Claro Sasuke. Te había estado esperando- Dijo mientras subía sus piernas, enlazándolas alrededor de Sasuke al igual que sus brazos. Era tan ligero, casi había olvidado la sensación de su cuerpo

-       ¿esperarme? ¿para qué? Creí que me odiabas- Dijo contrariado, sujetándole de las caderas para que no se cayera

-       No te odio Sasuke… te esperaba para poder despedirme. Tal vez luego puedas protegerme mejor- lo besó en los labios, se bajó de sus brazos y caminó lentamente por la orilla hasta entrar al agua, donde se desvaneció - yo siempre te quise demasiado-

 

Lo buscó más que con la mirada; corrió hacia el río que no detenía su flujo, y encontró atrapado entre las rocas el cuerpo del rubio, cubierto su cuerpo de flores blancas, recogidas por las aguas en todo el camino y sin fuerzas cayó de rodillas a su lado. La flor que sostenía entre sus manos cayó entre las manos del rubio, recuperando al igual que la visión que había tenido de él, todo su esplendor… Se lanzó a las aguas para tratar de sacarlo de allí, pero el río ya lo había tomado como su tesoro, y para protegerlo lo hundió con su manto de agua, envolviéndolo entre las burbujas blancas y transparentes… Trató de salir para salvarlo, para sujetarlo entre sus brazos y jamás soltarlo, para hacer lo que debió hacer ese día, pero que tuvo mucho miedo de hacer… las flores lo rodeaban en un remolino, como si fuera su funeral… La imagen del zorrito apareció entre ellas para darle un beso de vida

 

-       Cuando te fuiste… ese día perdí mi vida- le dijo tratando de salvarlo- tienes que vivir, por mí…-

-       No sin ti- respondió aferrándose al cuerpo hundido del Kitsune, que era arrastrado por el río hacia los confines más lejanos, tratando de alejarlos- no te dejaré ir de nuevo…

 

Estaba sentado en su tienda de campaña, con el cabello dorado largo hasta los hombros y una expresión de pesar, ya no estaba dolido de nada, ya todo el dolor de su vida se había desvanecido con esta.

 

-       ¿Qué haces aquí?- preguntó el moreno al despertarse en medio de la tienda de campaña, como el día que lo rescató después de haber sido golpeado por su propio caballo

-       Estoy en mi hogar- estaba igual que el día en que habían estado juntos, con las mismas heridas, la misma ropa, la misma expresión en su rostro- ¿Tú qué haces aquí?

-       Vine por ti- Dijo levantándose. Lo abrazó contra su cuerpo y lo besó en los labios, secando las lágrimas del rubio con sus besos- porque el amor de una noche, se volvió el más importante de mi vida y ahora si te protegeré-

-       Gracias Sasuke – Respondió sin dejar de abrazarlo

 

*** Happy birthday Nova; お貴社厚を

Notas finales:

Finalmente lo logré hacer a mi gusto, y en parte, de acuerdo a lo que me pediste, Nova. Ahora si, espero te haya gustado, es que la anterior versión ni a mi me gustó TT^TT era patética. A la espera de poder finalmente poner mis manos sobre los DVDs de la pelea de Itachi y Sasuke, (y sobre una agenda y una maleta, una manilla un collar y el anillo de Itachi) lo arreglé, estoy sin sueño, así que me voy de una para la camita. Leche caliente, galletas de chocolate y una película romántica son perfectas para que me quede dormida, así que… ¡A hacerlo!

 

 


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