En una vieja oficina, detrás de un escritorio abarrotado de documentos y pergaminos, la Hokage reprendía escandalosamente a dos jóvenes; uno rubio y otro morocho.
-¿Cómo pudieron fallar en algo tan sencillo? Lo único que debían hacer era llevar al fugitivo a su pueblo y le permitieron escaparse. ¡¿Qué clase de trabajo fue ese?!
-Todo habría resultado perfecto si el baka de Naruto no se hubiera quedado dormido en la mitad de la misión - replicó enojado el morocho.
-¡No fue mi intención! Habíamos caminado durante días y estaba exhausto así que… bueno, me eché una siesta y al despertar me percaté de que el hombre no estaba -contestó el rubio –Además, ¡Sasuke no estaba ayudando en nada!
-¡Estaba buscando alimento porque sabía que tu no serías capaz de encontrar una mísera manzana!
-¡No es mi problema que quieras tener un banquete real a la hora del almuerzo!
-¿De qué demonios estás hablando? ¡Eras tu el que se quejaba constantemente pidiendo ramen!
-¡Me enfermas! Eres un…
-¡Suficiente! –exclamó la Quinta desde su asiento. –No importa de quién fue la culpa. El punto es que fallaron la misión y que estarían en serios problemas si no hubieran corrido con la suerte de que los habitantes del pueblo capturaran al hombre por sus propios medios.
Los muchachos permanecieron callados unos instantes hasta que la Hokage rompió el silencio.
-No tengo nada más que agregar, espero que esto no se repita. Pueden irse.
-De acuerdo –contestó desganado el Uchiha.
-Hasta luego, Tsunade-sama.
No era costumbre en Naruto dirigirse formalmente a su superiora, pero esta vez se sentía diferente.
“Por mi culpa Sasuke se ganó una reprimenda. Si tan solo no me hubiera quedado dormido… ¿Qué estoy diciendo? ¿Desde cuándo me interesa lo que le pase a Sasuke? ¿Por qué tengo estas raras sensaciones cuando pienso en él? ¿Será posible que…?”
Estos pensamientos fueron interrumpidos por una profunda voz que hizo que el Uzumaki se percatara de que ya estaba fuera de la oficina, en una desolada calle, junto a Sasuke.
-Oye dobe, ¿vienes conmigo? Necesito hablar sobre la misión de hoy…
-¿Qué es lo que quieres? ¿Burlarte de lo estúpido que actué?
-Deja de decir idioteces y vamos.
Naruto estaba completamente confundido pero, no pudiendo resistirse a esa autoritaria y a la vez provocativa voz, optó por seguir a su compañero.
“¿Qué diablos le pasa? ¿Por qué quiere que vaya con él? Si lo que quiere es hablar podría hacerlo aquí mismo. No entiendo nada.”
-Eh Sasuke… ¿a dónde estamos yendo?
-A mi casa dobe, ¿dónde más?
-Ah.
“Sasuke jamás me ha invitado a su casa. ¿Qué estará tramando?...”
Pocos minutos después, los dos jóvenes se encontraban dentro del hogar del Uchiha. Una vez en la sala, Sasuke agarró a su invitado del brazo y lo llevó a la habitación.
-Sasuke, ¿qué estás haciendo? –preguntó su desorientado compañero.
-Tengo que mostrarte algo…
“Primero me quería decir algo, ahora quiere mostrarme algo… ¿Qué está pasando?”
El morocho se dirigió a una mesita de luz y tomó algo que Naruto no alcanzó a distinguir.
-Sasuke, ¿qué es...?
Pero antes de terminar la pregunta, lo sorprendió un apasionado beso de su compañero. Al principio intentó zafarse, aunque luego descubrió que le encantaba. Le gustaba sentir esos suaves labios rozando los suyos. Se estremecía al sentir la lengua del Uchiha jugueteando con la suya. Nunca había sentido algo parecido; era como un sueño del cual no quería despertar. Su compañero profundizaba el beso cada vez más, lo que hizo que ambos cayeran sobre un cálido acolchado. De repente, el Uzumaki sintió algo frío en las muñecas; Sasuke lo había esposado al respaldo de la cama.
-¿Por qué hiciste eso? –preguntó algo enojado, pensando que el beso había sido alguna trampa para ridiculizarlo.
-Porque fue tu culpa que falláramos la misión, así que te mereces un castigo. Tienes que aprender a no distraerte mientras trabajas.
-Cas... ¿castigo? ¿Qué me vas a hacer?
Ignorando el comentario, el morocho empezó a besar apasionadamente el cuello de ese rubio que tanto deseaba, mientras miraba la expresión de satisfacción de sus cautivadores y tiernos ojos azules. La ropa comenzaba a estorbarle, por lo que en poco tiempo se deshizo de ella; aunque algunas de las prendas quedaron inutilizables por las enormes rasgaduras que necesitó hacer para quitarlas. Atacó nuevamente el cuello de su amado y bajó lentamente, mordiendo con suavidad sus pezones y arrancándole pequeños gemidos de placer. Luego colocó el miembro de Naruto en su boca, lamiéndolo y succionándolo con delicadez. Esto produjo tal excitación en Naruto que pronto Sasuke pudo saborear la más deliciosa sustancia que había probado en su vida. Se separó del miembro de su compañero e introdujo sus propios dedos en su boca, llenándolos del semen de su compañero.
-Ahora viene la peor parte de tu castigo – exclamó el Uchiha con una pícara sonrisa en el rostro.
Seguidamente posicionó un dedo en la entrada del Uzumaki, moviéndolo despacio para que éste se acostumbrara. Después metió el segundo y el tercero de la misma forma. Al ojiazul le dolió pero empezó a disfrutarlo luego. El morocho decidió que ya era el momento. Extrajo los dedos de la cavidad de su compañero introduciendo su propio miembro en reemplazo. Naruto sentía cómo Sasuke entraba y salía de su cuerpo, aumentando progresivamente la velocidad.
-Ah Sasuke… más… más rápido… ahh…
El Uchiha no se resistía a esa hermosa voz suplicándole más, se excitaba al escuchar a su amado gritar su nombre entre gemidos. Seguía aumentando la velocidad y terminó dándole tremendas embestidas al Uzumaki quien alcanzó el orgasmo, dejando a Sasuke con el abdomen cubierto de un líquido blanquecino. Al acabar Sasuke le dio un largo beso a Naruto y lo soltó de la cama.
-Espero que hayas aprendido la lección – le dijo burlonamente.
Sasuke se acostó al lado de su compañero recibiendo un hermoso beso.
-Te amo Sasuke.
-Yo también dobe.
Se dieron un par de besos, se abrazaron y finalmente se quedaron dormidos juntos.