Les voy a contar mi experiencia con un hombre mayor que yo, que me ha sucedido al poco tiempo de mudarme de ciudad. Hace apenas tres meses que me he comprometido con mi novia de toda la vida Shizune, tengo 25 años, soy alto 1,77, constitución delgada pero en buena forma, tengo los ojos cafés y el cabello castaño y largo recogido en una coleta alta, además de una cicatriz en mi nariz que dicen que parezco un delfín. Además soy una persona atractiva, no muy guapo pero tampoco feo, la verdad es que tengo éxito con las chicas, me gusta vestir bien pero no soy de esas personas que les gusta presumir mucho.
Trabajado en Konoha como sensei de unos de los colegios con mayor prestigio de Tokio y vivía a unos 32 Km. de distancia, usualmente utilizado el metro diariamente para trasladarme de mi casa al trabajo y del trabajo a mi casa. Lo tomaba por la mañana a las 7:20 horas y regresaba por la tarde sobre las 6 horas. Por las mañanas normalmente voy medio dormido y no me fijaba en las personas que se sentaba a mi lado. Pero por las tardes las cosas cambiaban y mi mirada era más intensa sobre la gente que me rodeaba.
En un día normal, que me disponía a tomar el metro para regresar a mi casa. Siempre subía en la misma estación Plaza Hokage, que era el principio del recorrido, y siempre encontraba lugar para sentarme al lado de la ventanilla, ya que me gusta ver el paisaje.
En las estaciones sucesivas se iba llenando, porque era una hora punta y tanto estudiantes como trabajadores utilizaban este servicio para llegar más pronto a sus hogares. Después de un rato empecé a observar la gente que se encontraba de pie, cruzando la mirada con un hombre que se encontraba de pie, bastante mayor que yo y de aspecto atrayente.
Nunca antes me había pasado esto, sin conocerlo de nada y siendo la primera vez que lo veía, mi corazón me dio un sobresalto. Además, no era una persona una guapa que digamos pero era más alto que yo, el cabello negro y corto, unos ojos negros con una mirada profunda, pero lo más curioso es que traía tapada la boca y parte de la nariz con una bufanda blanca que me ha llamado mucho la atención. Cada vez que lo miraba él me miraba, y así durante varias estaciones, hasta que el tren empezó poco a poco a vaciarse, quedando un asiento libre de enfrente de donde estaba.
Al cabo de un rato se sentó delante, y yo como que no le daba importancia a su presencia miraba por la ventanilla el paisaje, así paso varios minutos, hasta que con el movimiento del metro note que su pierna rozaba la mía, y cada vez era más notable que no era casual.
Nunca antes había tenido ninguna experiencia homosexual, pero dentro de mi interior sabía que algo me llamaba la atención ya que me atraía aquel hombre, así que intente relajarme y ver que pasaba.
Como me mantenía inmóvil, él encendió un cigarrillo y con el encendedor llamó mi atención para que le mirase a la cara, bajando su mirada hasta que yo deposite la mía en su entrepierna, que en esos momento note su paquete, por lo ajustado de sus pantalones que tenia una erección potente y que el hombre hacia mover su miembro, para que notara que estaba en plena forma esperando algo por mi parte.
No sabía como actuar, ya que como les he dicho andes no he tenido ningún tipo experiencia con otro chico, y más que nos encontrábamos en un lugar público. Suerte que el metro se fue vaciando y quedamos prácticamente los dos solos. Se levanto y se fue hacia la parte de la plataforma donde están las puertas para bajar.
Así que pensé, por fin se iba a bajar. Pero quise asegurar que bajaba en la próxima estación y me levante para confirma que se iba, cuando otra vez se cruzaron nuestras miradas, sentándome rápidamente en mi lugar, confiando que él no me había visto. Pero nada al poco rato lo tuve otra vez sentado a mi lado.
Eso si fue el máximo, estaba más que excitado. De repente note su mano la puso sobre mi entrepierna y ya no pude resistirme. Empezó ha apretarme mi miembro. Con una mano me sobaba mi entrepierna y con la otra me había desabrochado la camisa para acariciarme el pecho.
Era una situación que me superaba, nunca antes un hombre me había metido mano, pero me estaba gustado mucho gustaba, así que decidí continuar, me desabroche el cinturón y me baje la cremallera del pantalón, poniéndome encima una chaqueta que llevaba para así intentar tapar algo y que nadie nos sorprendieran. Él con su mano ágil, saco mi miembro de los bóxer, que se encontraba muy mojado por la excitación, y empezó él sube y baja a ritmo lento. Me estaba retorciendo de placer, quería que no se terminase, Oh que mano, que maestro, nunca antes me habían hecho un trabajo tan bien a mi herramienta. Pero como todo lo bueno tiene que llega a su fin y lo que en un principio era lento, le suplicaba que acelerase pues ya llegaba la gran expulsión de placer.
Empezó el ritmo acelerado de tal forma que en poco tiempo llego la gran eyaculación, tuve que intentar cerrar la boca para no dar un aullido de placer, y allí fue el primer chorro, seguido del segundo, tercero, cuarto, etc. etc., todo mi ser temblaba, era maravilloso y lleno de placer incomparable.
Poco a poco me fui reponiendo y me intente acomodar la ropa, pues ya casi llegaba a mi destino del recorrido. Mi compañero se limpio con un pañuelo su mano, mientras yo me abrochaba los pantalones, levantándose rápidamente y desapareciendo de mi vista.
Después de ese encuentro he intentado localizarlo, pero no he tenido la suerte de volvérmelo a encontrar.
Me gustaría verlo una vez más antes de casarme definitivamente con Shizune.
