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Amnesia por cutebeast64

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Notas del capitulo:

KYAAAAAAAAAAAAAAAAA! Regresé, regresé, estoy tan feliz que voy a morirme de la felicidad. Esta vez no me demoré tanto en actualizar y creo que quedó lindo. Espero les guste, espero sea fácil entender el título…y bueno, todo…además, ¡dejen reviews! Yo vivo a base de ellos y no hay nada que me haga más feliz, así que ¡onegaishimasu! Que hayan lindos reviews para mí y esta linda historia que ya no demoraré tanto en actualiza (creo…) y ahora, ¡¡lean!!

CAP 16. ESTRELLA FUGAZ


 


-       Sora wo miagereba hoshi dakishoba mata daiteru…kona hoshino hito ja de mitaini sono sobana hikari wo hanata…


 


Había abusado tanto de ese último recuerdo feliz, que tenía todos los detalles grabados firmemente en su mente, representándose en su mente cuando se encontraba en su abandonada celda, tratando de no olvidar.


 


La veleta brillante que parecía un remolino acaramelado, girando rápidamente con la velocidad que le imprimía en cada soplido, y en los agujeros que quedaban, podía ver un enorme árbol lleno de flores de colores bajo el que estaba un hombre alto y moreno, terminando de construir el columpio en el que podría jugar después a alcanzar el cielo.


 


Su madre estaba embarazada, sus pies descalzos, una hermosa blusa rosa de tirantas blancas sobre su pecho, y bajo esta un pantalón de color blanco y de suave seda, sobre el cual se sentaba a jugar. Su madre era hermosa, con el cabello rubio que brillaba, los ojos azules profundos como un mar tranquilo, la sonrisa cálida y aprobatoria, las manos delicadas que la sujetaban mientras se divertía en los brillantes colores de la veleta que jamás volvió a ver…


 


Lo curioso de ese hermoso recuerdo, es que no debió de tener más de dos años en ese momento, y sin embargo lo recordaba mucho mejor que cualquiera de los más cercanos y dolorosos eventos. Incluso el sonido de las celdas abriendo y cerrando intempestivamente parecían desvanecerse de su mente cuando se trataba de aquel dulce y cálido recuerdo, de la época en la que era feliz.


 


-       00153- La voz tras ella la sacó de su ensoñación, para tocarse ligeramente la camisa, recordando que el número que acababa de escuchar, era el que le correspondía en esa prisión, pese a lo cual prefirió aparentar seguir embebida en sus pensamientos para no tener que hablarle a sus carceleros- ¡00153! ¡No me haga ir por usted!-


 


Sonrió autosuficiente, cerrando los ojos aunque no era necesario por la venda que los cubría, para regresar a sus dulces recuerdos, sintiendo cada una de las sensaciones sobre su cuerpo, el viento, la tela del vestido, los apretados zapatos con correas que le laceraban los tobillos, la imagen de su padre, la imagen de su madre…


 


-       ¡Se lo he advertido!- la puerta se abrió de golpe y el hombre, de casi el doble de su estatura entró, levantándola a la fuerza de la litera, ganándose un bien merecido golpe, antes de que, de una cachetada, le soltara la venda de los ojos…


 


Odiaba esas llamas negras que aparecían a cualquier lugar al que miraba, porque siempre venían acompañadas de gritos de sufrimiento y dolor. Cerró los ojos con fuerza y arrodillándose en el piso, buscó con sus manitos aquella venda tan importante para ella, encontrándola con una sonrisa aliviada para ponérsela sobre los ojos. Las alarmas sonaban, los ninjas entraron casi de inmediato, tratando de apagar al oficial herido, sujetándola de los brazos y las piernas, tratando de sacarla del lugar pese a sus gritos y protestas…


 


-       ¿Causando problemas de nuevo, niña idiota?- Odiaba esa aguda voz que siempre le traía malas noticias. No sabía quién era, pues jamás había logrado verla, pero la odiaba más que a cualquiera, por ser la voz que la había perseguido desde que la separaron de sus padres- ¿Es que no notas que tienes suerte de estar viva? Deberías de agradecerlo siendo sumisa y amable…


-       ¡Devuélveme a mis padres!- Chilló tratando de soltarse y consiguiendo que la mujer, en un acceso de rabia, le arrancara aquel objeto tan preciado- No, espera ¡Dámelo! ¡Dame mi estrella fugaz!


-       ¡Qué tonta niña! Esto no es una estrella fugaz ¿Quién pudo decirte semejante idiotez?... ah, cierto, había olvidado que tu querida “mami” es el ninja mas imbécil del planeta entero…ja, ja…


-       ¡No te atrevas a decir eso de nuevo!- Aquella furia vino acompañada de un escupitajo que debió de caer en la mujer, porque recibió una cachetada casi de inmediato-


-       Cuando aprendas a comportarte, te lo daré- Escuchó decir mientras la iban halando hacia afuera, cada vez más y más lejos, seguramente tratando de llevarla a los calabozos o a confinamiento solitario-


-       Por favor, se lo suplico…haré cualquier cosa, pero…devuélvamelo- las lágrimas empezaban a correr por sus mejillas, pese a que había jurado no volver a complacer a aquella mujer con su llanto…


 


Las rejas se cerraron, y se encontró en confinamiento solitario, sola, abandonada, habiendo perdido lo único que conservaba de su madre aparte del recuerdo. Estaba tan enojada, tan deprimida y tan frustrada, que se lanzó contra una de las paredes, rompiendo sus uñas en un intento de darle forma a las piedras para sentir los rostros casi olvidados de sus padres…


 


-       Tiene solo 8 años ¿estás segura de que esta es la manera?- esa voz era extraña. No recordaba haberla oído en un largo tiempo, y curiosamente…la última vez que la escuchó, aún seguía junto a su familia.


 


No sabía el rostro que acompañaba a esa voz, pues cuando la escuchó, sus ojos ya habían sido vendados, pero sabía que era un amigo de su madre. Lo había conocido en un día lluvioso, en el que su padre la llevaba en brazos para evitar que se tropezara en aquel camino desconocido, cubriéndola con su enorme capa para que no se mojara y abrazándola con calidez para protegerla de cualquier cosa. En esa época ya tenía una hermanita, una pequeña de apenas un año de edad que le había robado los brazos de su madre, pero a la que no le tenía rencor alguno, notando con algo de enojo, que era a ella a la que siempre protegerían por ser la más débil.


 


Ese día, ese día fue uno de tantos en la galería del dolor. Fue antes de aquella mujer la separara de sus padres y antes de que su madre intentara dejar a su padre por primera vez. Era una especie de laguna sentimental, en la que habían tenido que dejarla en brazos de aquel hombre que, como si se tratara de una delicada tacita de té, cuido de ella por dos largas semanas, hasta que sus padres pudieron recogerla…


 


-       ¡Onîsan! ¡Onîsama!- Chilló desde la celda, tirándose hacia el lugar del que provenía la voz, estirando su bracito entre las rejas para tratar de alcanzarlo-


-       Miki-chan. Lo sabía, en realidad, no te encuentras bien- La mano del hombre caritativo, sujetando la suya le dio una confianza suprema, así que decidió estirar la segunda para tocar su rostro, encontrándose con un duro manotazo


-       ¡Realmente eres un idiota! Es la hija de los traidores, no puedes entrar en contacto con ella- Fue separada a la fuerza de aquella mano que le daba tanta confianza, y solo odió más a la dueña de aquella voz- Yo te mandé llamar no para que te pusieras a experimentar tus sentimientos en ella, sino para que vigilaras el exterior en busca de rastros de ellos. Ya recuperaron a una de sus hijas, y la orden del Hokage es no permitir que encuentren a la segunda-


-       El Hokage es Naruto- Respondió el chico con una cierta furia, y la mujer respondió chasqueando los labios-


-       Si los ayudas serás un traidor, pero tú no quieres matarlos por sus “lazos”- Dijo dándole un acento estúpido a la palabra- así que te aconsejo que los alejes de este sitio, o tú y esos tortolitos, caerán juntos ¿Lo entiendes?


-       Sí…-


 


Sonó algo, como cristal contra la piel, y supuso que quizás, la mujer había dejado al joven a cargo de aquel cristal tan importante para ella… sintió un húmedo escupitajo en la frente y le sacó la lengua a la mujer que debía estar frente a ella, recibiendo una cachetada entre las rejas, antes de que el ruido de los tacones se alejara junto a la desagradable mujer


 


-       Sai-nisan, onegai- Pidió la niña en medio de sus sollozos, estirando las manitos entre las rejas, sintiendo como unas esposas se cernían alrededor de sus muñecas


-       Gomen, Miki-chan-


 


SASUNARU-AMNESIA-SASUNARU


 


-       Por favor- Pidió agachando su cabeza ante la pareja que los miraba entre asustados y contrariados, sin decidirse entre cuál de las dos reacciones era más apropiada- Les prometo que no será por mucho tiempo, pero por favor, realmente necesito que me hagan este favor ahora


-       Ya te hemos favorecido demasiado con el simple hecho de dejarte vivir- Respondió Neji arisco a la vez que empujaba a Hinata hacia atrás, haciendo que el rubio se mordiera los labios deprimido-Además no parece que tu pareja realmente esté haciendo el deber-


 


La mirada rojiza de Sasuke, brillando bajo la sombra de aquel enorme árbol en el que se había recostado, permaneciendo a una distancia bastante amplia de la pareja, respondió a aquellas palabras dichas seriamente por el de ojos blancos, que le respondió de igual manera con su Byakugan, dispuesto a entrar en una pelea.


 


-       ¿Quieres que te patee el culo otra vez, Neji?- respondió el pelinegro enojado a la vez que se acercaba con fiereza, deslizando levemente la katana fuera de su funda a manera de amenaza


-       Todos tenemos un destino, y el tuyo es morir a manos de Konoha para pagar por tus pecados. Y yo me sentiría especialmente emocionado de formar parte de ese destino- respondió tomando la posición del Puño Suave, dispuesto a una pelea tanto como Sasuke


-       ¡Paren por favor!- Chilló el ojiazul poniéndose entre ambos ninjas, quienes se quedaron quietos pero amenazantes


-       Muévete Naruto- Pidió el de cabello castaño y el rubio negó fervientemente


-       Puede que parezca un poco agresivo y despreocupado, pero él quiere a Eiko más que cualquiera. Por favor…se los suplico- Hinata miró a Neji largamente, y el chico rodó los ojos a manera de aceptación, deshaciendo el Byakugan para meterse a la casa lleno de furia


-       No te preocupes, cuidaré de ella- Hinata era una buena persona, siempre lo había sido, y solo podía confiar en ella en esos momentos, por lo que, tomó a la niña de los brazos de Sasuke para dárselo a la pelinegra, quien la llevó al interior de la casa


-       No deberías confiar tanto en ella- Dijo Sasuke arisco, tratando de ver por las ventanas a su niña preciosa- No tienes todos tus recuerdos, ella podría traicionarte


-       Igual tú- respondió temerario haciendo que el pelinegro suspirara molesto y dándole la espalda empezara a caminar hacia el lugar que Kakashi les había indicado


 


Sonrió acomedido, corriendo tras él de manera un tanto infantil y al alcanzarlo, le tomó de la mano de una manera un tanto romántica haciendo que el moreno sonriera también, ajustando sus dedos a los del rubio. Sabía el temor de Sasuke al dejar a la persona que más amaba en el mundo entero en los brazos de personas que para él, no pasaron de simples conocidos que vio un par de veces en la Academia y en el examen chunnin, pero sin embargo, confiaba lo suficiente en él como para olvidarse de sus preconceptos y dejarse llevar…


 


Caminaron por horas, saltando entre los árboles seguidos de cerca por Taka y guiados entre la penumbra por Pakkun, quien a pesar de no estar muy feliz de llevar a los traidores a la prisión secreta de Konoha, se había visto obligado a hacerlo por su dueño.


 


-       Ya estamos cerca, así que debemos bajar la velocidad y seguir con cuidado-


 


Los ninjas asintieron, reduciendo la velocidad y con ello todos los movimientos que pudieran delatarlos, andando lentamente en busca de aquella prisión a la que se le había reforzado la seguridad después de que Mizuki huyera para transformarse en un ridículo intento de Marca de maldición al estilo de un tigre…


 


Por órdenes de Sasuke, Naruto rodearía la prisión con Suigetsu y Karin para entrar como refuerzo, mientras él y Jugo ayudados por Pakkun, hallarían una entrada y buscarían el rastro de la pequeña niña entre aquel laberinto de concreto, piedra y acero. Y sin embargo, ninguno de los ninjas se dio cuenta de los animales de tinta que los habían rastreado, y les seguían de cerca


 


SASUNARU-AMNESIA-SASUNARU


 


Estaba mirando el columpio vacío, como si se tratara del objeto de una revelación; mirando más allá del propio objeto, como si detrás de ese hubiese algo más, o mejor dicho como si no quisiese ver nada en lo absoluto. Sus labios repetían sin pensar una melodía que recordaba de hacía mucho tiempo…


 


-       Sora wo miagereba hoshi dakishoba mata daiteru…kona hoshino hito ja de mitaini sono sobana hikari wo hanata…- Murmuró, como un susurro distante combinado con el propio sonido del viento entre las hojas y el agua entre las piedras


 


El columpio se movía solo. Abrazó con fuerza a la pequeña en sus brazos, como si temiera que huyera, pero sin atreverse a verla, demasiado adolorido para enfrentarse a su propia culpa, pero odiando tanto la cobardía como para quedarse allí…La niña no parecía sentir nada de eso, con su bello cabello brillando con los rayos de sol, jugando a corear a su madre, hasta que de pronto unas palabras que en otro orden u otro momento no hubiesen significado nada, cortaron en dos el corazón del rubio, de cuyos ojos se desprendieron una brillantes lágrimas de dolor


 


-       ¿Cuánto tiempo más voy a vivir?- preguntó dulcemente y las manos del ojiazul temblaron, mientras las lágrimas caían sobre las vendas que cubrían aquellos hermosos y misteriosos ojos- ¿Es porque soy débil?


-       No…es porque yo soy débil…-


 


Tan impotente. Se había hecho fuerte; tanto como para proteger la aldea del mayor peligro y para ser nombrado Hokage y sin embargo, no tenía la fuerza suficiente para hacer aquello que anhelaba más que cualquier cosa; salvar a su hija.


 


-       Lo siento. He olvidado en qué íbamos- Secó sus lágrimas y trató de sonreír, abrazando con fuerza a la hermosa chiquilla que soplaba una veleta con una tranquilidad asombrosa- ¿Volvemos a empezar?


-       Sí, por favor- Respondió al niña antes de seguir soplando la veleta de colores azul y rojo intercalados, que se reflejaba como un mar de viento y fuego en el pendiente del Primer Hokage, heredado a la Quinta, a su “madre” y finalmente a ella, brillando en su pecho.


-       Sora wo miagereba hoshi dakishoba mata daiteru...-


-       ¿Cómo se ve una estrella fugaz, mami?


-       ¿Recuerdas como se veía el colgante que te regalé?- la niña asintió- así mismo, porque ambos están llenos de deseos que deben cumplir-


 


Fue en ese momento, en el que el remordimiento llenó su lastimado corazón, y el deseo de que su hija pudiese verlo todo, unido al arrepentimiento de no poder hacer nada para ayudarla a hacerlo, hizo que le quitara la venda de los ojos por unos segundos, y las negras llamas se cernieran a su alrededor…


 


-       ¡Naruto!- quizás hubiese sido mejor si Sasuke no le hubiese salvado en ese momento…porque fue entonces cuando decidió, que iría tras la única doctora que podía salvar a su hija…y esa fue su gran perdición

Notas finales:

espero se haya entendido que ese recuerdo es el anterior al que mostré en uno de los capítulos anteriores cuando Naruto aparecía quemado en el corredor de la casa y termina peleándose con Sasuke… Gracias a todos los que me han aguantado a este punto y me han acompañado a lo largo de estos capítulos, los adoro a todos…el yaoi es lo máximo, y pues… ¿Qué puedo decir? ¡Ya se acerca el final! No olviden dejarme un review, cuídense, los amo a todos…muack!


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