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Por un descuido, encontramos el amor. por Hikaru_12

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Notas del fanfic:

Espero que les guste.

por fis reviws.

No podía creerlo aún, a pesar de tenerlo frente a mis ojos, esto que acaba de suceder, lo considero algo imposible, algo irreal. Sé que por este “pequeño” problema, yo iba a terminar pagando por todo lo ocurrido, bueno la verdad es, que la culpa si la tengo yo, pero, sabía de antemano que el sermón que iba a recibir por parte de la Hokage y de Sakura fea no me iba a agradar para nada, sobre todo por los golpes que quizás iba a recibir.

Levanté con cuidado el cuerpo que tenía en frente el cual antes era liviano y ahora es súper liviano, el cuerpo que tenía en mis brazos no era de nada más ni nada menos que del Kazekage de Suna, por su culpa ahora me encontraba en este maldito dilema.

Se supone que yo lo tenía que proteger, pero, algo salió mal, bueno lo que le sucedió al Kazekage yo no lo considero tan grave, pero, para la Godaime y para el propio Gaara si lo iban a tomar mal.

Ahora ya me encuentro dentro de la torre de la Godaime y si en efecto me mira con una cara de pocos amigos al igual que Sakura fea.

- ¡¡¿Qué fue lo que ocurrió Sai??!! ¡Me vas a explicar todo ahora! – yo solo atiné a sonreír con mi típica sonrisa falsa, di un suspiro y empecé a recordar lo ocurrido.

--- Flash Back ----

- Eres un idiota, a mi nada más se me pudo ocurrir acceder a la petición de la Hokage para que tú seas mi guarda espaldas, cometí un grave error, para variar ni te soporto, eres maleducado e irritante. – todo eso me lo dijo el Kazekage, en serio yo tampoco lo soporto, pero, después de todo es una misión y la debo cumplir cueste lo que cueste, nos dirigíamos  a Konoha, mi misión era reguardar al Kazekage desde Suna para evitar contratiempos.

- Tú tampoco eres una santa paloma y yo no digo nada. – le digo algo hastiado, mientras él me mira feo.

- Cállate. – me dice con cara de fastidio, yo solo sonrío y sigo con el camino.

Ya estábamos en la mitad cuando siento que alguien se nos acerca, inmediatamente saco una kunai y disparo a mi objetivo, pero, resulta que esa persona es solo la carnada. De la nada se acercan más personas y me doy cuenta de que es una emboscada, me puse delante del Kazekage para defenderlo de esos tipos y para qué, para que el lindo Kazekage me tumbe contra el suelo.

- No necesito tu protección. – me dice con aire de grandeza, yo solo lo miro con cara de querer matarlo, mi misión era protegerlo, no tener que soportar sus niñerías, no iba a permitir que un mocoso un año menor que yo me diera órdenes por más alto que sea su rango.

- Yo te voy a proteger quieras o no es mi deber, así que tu mejor calladito ya que así se te ve más bonito. – le dije llegándolo a irritar.

- Me tienes arto. – me dijo, a lo cual yo no le tomé importancia.

Por un descuido no me di cuenta de que un gas se nos acercaba, yo llegue a evitarlo, pero, Gaara no tuvo la misma suerte. El gas provocó que se desmayara, bueno eso no era tan grave.

Después me dirigí donde los tipos esos y me encargué de ellos, al terminar me acerqué al cuerpo de Gaara el cual seguía tendido en el suelo, y me di cuenta de que tenía un bulto a la altura del pecho, yo me asusté, le creció el cabello y ahora su cuerpo era más delgado, no era por ser pervertido, pero, para verificar decidí tocarle los pechos e incluso le levanté el polo y si en efecto se había transformado en chica. Me quedé pasmado por largo tiempo, incluso sentí que me salía sangre de la nariz.

--- Fin del Flash Back -----

Todo eso se los conté, claro que recibí golpes por haber manoseado su cuerpo, pero, eso que importa.

- ¡¡¡¡ERES UN DESCONSIDERADO, UN PERVERTIDO, PEDÓFILO, TE APORVECHASTE QUE ESTABA INDEFENSO!!! – esos eran los gritos de Tsunade-sama.

- Lo siento. – respondí, en verdad no estaba arrepentido, pero, bueno.

- Con un lo siento no vas a solucionar la situación, ahora sí que te has metido en un lío, sobre todo ¿cómo vamos a explicar lo ocurrido con el Kazekage?, esto no se presenta todos los días, así que me pondré a investigar la forma de hallar un antídoto, tendré que extraerle un poco de sangre porque lo más probable es que se le haya impregnado aquel humo que dices en su cuerpo, bueno Sakura quédate para poder ayudarme.- dijo todo la Hokage de una manera tan rápida que me llegué a sorprender, ¿cómo es que no se ahogaba?

- ¿Eso es todo Hokage sama? – pregunté, ella solo asintió, así que di como terminada mi misión. Justo cuando me dirigía a la salida del despacho la Hokage me detiene.

- Espera un momento, le quito un poco de sangre y te lo llevas por favor y ponlo al tanto de lo ocurrido. – asentí con un suave cabeceo, y me senté a esperar. Cuando le extrajo un poco de sangre y me dijo que eso era todo, así que levante el cuerpo de “la” Kazekage y me retiré.

Nos fuimos hacia mi casa y lo recosté en mi cama esperando a que despertara y así sucedió al pasar una hora.

- Mmm ¿dónde estoy? – preguntó confundido, me acerqué y la miré por un momento.

- Ah descuide Kazekage sama se encuentra en mi casa. – le dije dedicándole una de mis sonrisas falsas, el me miró con algo de desconfianza.

- En tu casa y ¿por qué? – preguntó de nuevo.

- La Hokage me dio esa orden, ahora le tengo que explicar todo lo ocurrido. – le conté todo con lujo y detalles, al finalizar di un suspiro esperando la reacción de Gaara y que fue lo que recibí, ah sí un golpe con su arena, la cual por cierto me mandó muy lejos.

- Eres un idiota. – me dijo yo me le quedé mirando con una de ¿WTF?

- Yo no tengo la culpa, sino te hubieras comportado de una manera tan arrogante y hubieses dejado que te protegiera todo sería diferente, yo no tendría que estar cuidándote y tú no serías una chica. – al decir todo eso di un gran suspiro.

- Pues siento ser una molestia, entonces me voy. – al decir eso se paró, pero, fui más rápido y lo detuve lanzándome encima suyo.

- Quítate pesas y para variar me duele el pecho, mierda, quítate te digo, me haces daño. – por más forcejeo que hacía yo seguí recostado sobre su cuerpo.

No podía separarme de él, no entendía el por qué, mi cuerpo reaccionó extraño al sentir la fricción que produjo la cercanía que tenía con él.

- Lo siento. – dije para luego pararme y ayudarla, se encontraba sonrojada y no sé por qué pensé que eso se veía tierno. Detesto sentir este tipo de emociones, me confunden cada vez más.

- ¿Eres bruto acaso?, eso me dolió mucho, odio ser una chica sobre todo por estos malditos pechos. – al decir eso se toco los pechos y los movió, eso me excitó, mierda no pude retener un gemido que escapó travieso de mis labios. – ¡AAAhh! pervertido.

- ¿Qué quieres que haga?, no es mi culpa que a ti se te ocurra moverlos de esa forma. – dije en mi defensa y es que yo no soy ningún pervertido, una cosa es que me excite y otra muy contraria es que sea alguien como Jiraya.

- Genial la hokage ¿acaso quiere que salga violado de este lugar dejándome con este pederasta? – dijo.

- ¿Pederasta?, yo no soy ningún pederasta, ni que me fuera a fijar en alguien como tú. – dije como si fuera lo más normal, pero, de inmediato desee no haber dicho nada.

- Tienes razón ¿quién se fijaría en mí? – al decir eso salió de la ventana, traté de detenerlo, pero, fue más rápido y no pude hacerlo, me quedé sorprendido no pensé que eso le llegaría a afectar, incluso vi lágrimas caer por sus mejillas, no sé qué era lo que sentía, pero, se asemejaba a eso que dijo Naruto, algo sobre la culpabilidad.

No me detuve pensando más y partí de ahí para buscar a Gaara, no creo que sea tan difícil encontrarlo, después de todo en Konoha hay muy pocos pelirrojos.

- Demonios. – dije para luego dejar escapar de mi boca un bufido de exasperación, había pasado dos horas desde que se había ido y ni rastro de él, eso me preocupaba, no sé por qué, pero, no me sentiría tranquilo hasta hallarlo.

Después de pasar una hora lo encontré estaba en un parque se encontraba sentado frente a la sombra de un árbol y su cabeza la tenía escondida entre sus piernas por lo que se ve seguía llorando, me dolió verlo así.

Me acerqué con cuidado sin hacer ruido, me senté a su costado y rodeé su cuerpo con uno de mis brazos y lo apegué a mi cuerpo, ante ese contacto él se sorprendió y me miró, se encontraba sonrojado, de seguro por llorar y también por el abrazo, yo también lo miré y sonreí por primera vez de manera sincera.

- Yo lo siento... no quise… bueno… tu sabes… decir eso. – es el colmo esa pequeña frase me costó un montón decirla, nunca pensé que pedir disculpas podía resultar tan difícil.

- Descuida. – me dijo con voz suave, no sé dónde habrá quedado el Gaara frio y arrogante que era antes, ahora solo tengo a una chica tímida y sencilla, y eso me gusta.

Me detuve a ver su rostro detenidamente,  sus ojos, estaban rojos e hinchados, sus mejillas presentaban surcos por los cuales las lágrimas habían pasado, sus labios se encontraban sonrosados y sus mejillas sonrojadas le daban un aspecto adorable, pero, que estoy pensando, hace un rato nos peleábamos y ahora pienso esto de él, tengo un grave problema.

- No en serio, es mi culpa, no debí tratarte de esa manera. -  le dije apenado, y es que en verdad me sentía culpable, yo fui el que provocó esas lágrimas que aún por su rostro resbalan bajando por su barbilla hasta caer sobre el verde pasto que es movido por el viento al igual que nuestros cabellos.

- Es que tienes razón, nadie se fijaría en alguien arisco e irritante como yo, lo único que causó en las personas es temor y miedo porque creen que aún los puedo llegar a matar. – me quedé sorprendido, la verdad no lo conozco mucho, recién me lo presentaron, pero, no puedo creer que las personas hayan podido considerar un monstruo a alguien como él, quizás si era algo arrogante, pero, no creo que haya sido capaz de matar a alguien por puro placer, eso sería algo inhumano, como diría Naruto.

- No, yo me equivoqué, es decir, tú eres bello por dentro y por fuera y aunque no te conozco del todo puedo asegurar eso. – no podía creer que yo estuviera diciendo algo así, generalmente la suelo fregar con la fea, pero, ahora me sale de lo más natural.

- De seguro lo dices porque como ahora soy una chica y eso … - no dejé que continuara porque lo callé con un beso, era mi primer beso y por lo que veo de él también lo era. Disfruté de ese momento como sí se tratase del último, no podía desperdiciar esa oportunidad, sentí mi corazón latir con rapidez por primera vez, nunca me había ocurrido algo así, creo que me he enamorado, algo que era imposible, pero, ahora lo es. Al separarnos del beso por busca de aire, noté que sus mejillas estaban más sonrojadas, sus labios se encontraban bien rojos y húmedos por el beso que nos dimos, y sus ojos estaban abiertos como platos, estaba sorprendido por la acción que tomé hace un rato, ni yo mismo me lo puedo creer, yo bese a una chica, bueno que es en verdad un chico y se sintió bien, sentí mariposas en mi estomago y sentí además un calor en mi pecho que luego se extendió por todo mi cuerpo.

- Gaara. – llamé suave, el me miró directo a los ojos esperando a que dijera algo y así lo hice. – creo que te amo.

Al decir eso me acerqué de nuevo a él para posar mis labios sobre los suyos y así poder comenzar otro beso, el cual fue lento y tierno, y cerré mis ojos por inercia. Quería que el beso se profundice por lo que coloqué mis manos sobre su ahora estrecha cintura y lo apegué más a mí.

Al terminar el beso me levanté y le extendí mi mano para que hiciera lo mismo y así poder irnos donde la Hokage.

Al llegar a su despacho la Hokage ya tenía un antídoto el cual Gaara tomó, y por la cara que puso pude deducir que no era agradable, la Hokage dijo que se tenía que esperar por lo menos una hora para que dé resultado y para que así regrese a ser lo que era, es decir, un hombre,

Pasada la hora Gaara corrió lo más rápido al baño, tenía nauseas, parece que eso era un efecto secundario del antídoto, cuando regresó vi que de nuevo era un hombre, algo que me entristeció ya que eso significaba que de nuevo regresaría a ser el mismo arisco de antes.

- Que bueno funcionó el antídoto, muchas gracias. – dijo Gaara después de ver los resultados. – me retiro por el momento. – al decir eso se dirigió a la puerta y se marchó, no podía perder esta oportunidad, así que, lo seguí.

Vi que se dirigió al parque de antes, en donde nos habíamos besado, lo seguí más de cerca, y me quedé observando el movimiento que realizaba su mano mientras acariciaba el tronco del árbol donde estuvimos recostados; a pesar de haber regresado a ser hombre, para mí tu eres como una muñequita de porcelana a la cual se le debe cuidar con mucha delicadeza si no quieres que se rompa, incluso el pálido color de su piel se asemeja al de la porcelana y de seguro su textura sería suave como el de una muñeca. Aún no comprendo cómo es posible que habiendo estado contigo solo unas horas me haya dado cuenta de todas estas sensaciones que he sentido estando cerca a ti y que nunca he sentido con nadie más.

Parece que te diste cuenta de mi presencia porque volteaste a verme y te me quedaste viendo, yo seguí con este contacto visual que me ha empezado a gustar, el solo hecho de poder ver esos ojos aguamarina tan detenidamente me agrada.

- ¿Ese beso en serio fue real?… ya sabes… el de hace rato. – preguntó de manera tímida, esa actitud me pareció muy tierna.

- Claro que lo fue, y en serio me gustó. – le dije mostrándole una sonrisa sincera muy rara en mí.

- ¿A ti yo te gusto? – preguntó de nuevo, ante esa pregunta me quedé en shock, que podía responder, mi cerebro trataba de encontrar una respuesta coherente a esa pregunta, que ahora me causaba una severa confusión de la cual no sabía cómo escapar.

- La verdad es que no se, lo único que sé es que tú me haces sentir nuevas sensaciones en mi interior, así que supongo que siento algo por ti. – ahora hubiese deseado haber mantenido mi bocota cerrada. – Oye, en serio, no quería decir eso es decir, estás empezando a gustarme y eso es algo raro… bueno… porque … es decir yo nunca he sentido algo así por alguien ya que como anbu me entrenaron para no sentir. – esa fue mi mejor escusa, no sé como lo tomará Gaara, pero, espero que lo tome bien.

- Ah ya veo, así que es eso lo que tú sientes por mí, descuida entiendo, yo tampoco soy bueno expresando mis sentimientos, y ahora que estoy contigo, resulta que descubrí que en verdad soy una persona sensible, también contigo descubrí nuevas cosas en estas pocas horas que estuvimos juntos, incluso comenzamos peleando por  tonterías, pero, ahora, resulta… que… bueno ya sabes nos empezamos… a atraer el uno al otro sin darnos cuenta. – yo me quedé boquiabierto, nunca esperé ese tipo de respuesta, esas palabras me han hecho reflexionar muchas cosas y una de ellas es que tu y yo estamos destinados a estar juntos y ayudarnos a sentir nuevos sentimientos.

Me acerqué a él y lo besé, se sentía tan bien el contacto de sus labios con los míos, se sentía tan bien que me incitaba a profundizar más el beso, lo sujeté de la cintura y lo atraje más hacia mí, por la fricción que provocó el choque de nuestros cuerpos no pude reprimir un gemido que se escapó de mis labios casi inaudible, el también gimió por el roce,  aquel sonido que escapó travieso de sus labios, me excitó mucho.

- Sai, para… esto… no está… bien – dijo con dificultad por lo agitado que estaba.

- Esto no es malo ya que tú me quieres y yo igual. – respondí y una sonrisa escapó de mis labios mientras yo me sonrojaba por lo que acababa de decir, cada vez me sorprendo al darme cuenta de la facilidad que posee Gaara para hacer que yo mostrara más gestos de lo normal o por hacer que mi corazón lata de manera acelerada, a pesar de llevar a penas unas cuantas horas desde que te conocí, me he dado cuenta que esa persona especial que todo humano necesita eres tú, tú eres la persona que yo necesitaba para poder liberar mis sentimientos sin ninguna presión y con una facilidad desconocida por parte mía, a pesar de haber estado todo el rato discutiendo, cada una de esas pequeñas disputas serán siempre muy importantes para mí. – vamos todo estará bien, no te haré daño. – le dije abrazándolo para que sienta confianza.

- Es que estamos en un parque y… bueno… pues es un lugar público. – dijo apenándose mientras un tono carmesí cubría su rostro, se le veía tan adorable, no pude evitar que mi mente pensara cosas inapropiadas en donde se encontraba el desnudo conmigo a su lado haciéndole cosas, ay no puedo pensar así.

- Entonces porque no vamos a mi casa es un lugar más privado. – dije sonriéndole con picardía mientras él se ponía más rojo cada vez.

- Yo no sé… si bueno… yo no estoy listo… aún. – esto último lo dijo en un susurro, nunca pensé encontrar a alguien tan tierno, adorable y violable como lo era él.

- Calma lo haré suave y me detendré cuando tú me digas, descuida, yo no pienso hacerte daño, créeme, seré cuidadoso, te trataré como a una muñequita de porcelana.- al decir eso noté que se enojó un poco, pero, bueno, para mí el representa la fragilidad en persona y por eso es que me dan ganas de cuidarlo.

- Es… está bien. – dijo algo asustado.

- Vamos. – le dije, lo tomé de la mano y nos dirigimos a mi casa.

Cuando llegamos lo guie a mi cuarto, él se puso nervioso, era su primera vez no había duda de eso, espero no hacerle daño.

- ¿Qué tengo que hacer? – preguntó de manera inocente, eso me hace afirmar rotundamente que él es virgen.

- Recuéstate. – le dije, él acató mis órdenes, nunca pensé que el Kazekage se dejaría hacer. Cuando ya se encontraba recostado en la cama me posicioné encima de él y empecé a besarlo lentamente, él tan solo dejaba escapar pequeños gemidos que eran callados por el contacto con mis labios, bajé hasta su cuello y comencé a dar pequeños besos en esa zona, que parecía ser la más sensible de mi querido mapache, los gemidos se escapaban de su boca con deleite incitándome a continuar, le quité lo que tenía puesto en la parte de arriba, para luego quedarme maravillado con la belleza que Gaara poseía, él se sonroja al darse cuenta que mi mirada está sobre él ,pero, quien se va a atrever a quitar la mirada sobre él con lo bello que es. Después de admirar su maravilloso cuerpo, decidí dar pequeños mordiscos desde su cuello bajando hasta situarme en sus rosados pezones que ya pedían atención la cual con gusto acepté, comencé a lamer todo el borde de pequeños pezones para luego comenzar a succionarlos mientras me divertía escuchando a Gaara gemir sin control, levanté mi vista y me encontré una visión de lo más excitante, mi querido y bello mapache con sus mejillas sonrojadas, sus ojos cerrados y su boca entreabierta la cual dejaba escapar inconscientes gemidos que no podía reprimir, no pude contenerme y solté un gemido el cual se escucho por toda la habitación, me excitaba, no sé si era intencional o sin querer lo único que sé es que me excita mucho, aún no puedo creer que un chico, es decir alguien de mi mismo sexo me haga sentir este tipo de sensaciones que nunca en mi vida había sentido, rompiendo esa barrera que por años había creado gracias al arduo entrenamiento que llevaba como anbu, aún es inexplicable para mí, lo que sí sé es que me gusta se siente agradable, me siento libre.

- Se siente… muy… bien… - me dijo mi querido mapache entre gemidos, que eran como una melodía dulce para mis oídos.

- Lo sé. – le respondí, no supe cuánto tiempo más iba a poder aguantar.

Seguí recorriendo por completo su fino torso, hasta que me detuve en el comienzo de su pantalón que ya estorbaba, así, que se lo quite.

Lo miré, y estaba más rojo, incluso podía llegar a competir con el color de su cabello, se puso nervioso, por lo que decidí darle un beso suave para que pudiera tomar confianza, sujeté su miembro y empecé a masturbarlo, algo que provocó que Gaara dejara escapar varios gemidos de su boca, me deleitaba saber que el placer que sentía era provocado gracias a mí, con un sonoro gemido llegó al orgasmo corriéndose entre ambos yo lamí toda su longitud para que no se desperdicie nada de su semilla.

- Gaa-chan ¿estás seguro de querer continuar? – le pregunté, no quería asustar a mi querido mapache en su primera vez.

- Si… estoy seguro. – me dijo entre jadeos, empecé a besarlo de nuevo, mientras que furtivamente metía un dedo dentro de su pequeña entrada, el se quejó y empezó a sollozar algo que me preocupo, saque el dedo de su interior y lo miré a los ojos.

- Está bien si no puedes no te voy a presionar. – al finalizar de decir eso le dedique una sonrisa , y lo único que obtuve como respuesta fue el abrupto movimiento que hizo auto penetrándose, yo me preocupé, se puso a llorar más.

- Está… aah… bien… no te preocupes… por mí. – me dijo dedicándome una tierna sonrisa, esperé a que se le pasara el dolor, al ver que eso no sucedía sujeté su miembro para darle estímulo y así pueda soportar la intromisión algo que funcionó de maravilla, empezó a jadear de placer y su cuerpo se retorcía por cada caricia que le daba, empecé a embestirlo con más fuerza, recibiendo gemidos excitantes que me animaban a continuar, hasta que de un solo gemido nos corrimos, el entre nosotros y yo dentro suyo. Esperé a que se calmara nuestras respiraciones y saqué mi miembro con cuidado para no hacerle daño y luego me recosté al lado suyo jadeando del cansancio y del placer que por primera vez había sentido.

Le dediqué una mirada, me agradó mucho lo que observe, su cuerpo temblando por el placer sentido, sus mejillas sonrojadas y su boca entreabierta, tenía sus labios bien rojos y se encontraba sudando al igual que yo.

- Te amo. – le dije, no sé qué me impulso a decir eso lo único que sé es que ese sentimiento es completamente verdadero.

- Yo también. – me dijo acercándose a mí mientras se recostaba sobre mi pecho, lo abracé y cogí la sabana para poder cubrirnos. – estoy muy cansado. – me dijo haciendo un puchero, algo que me pareció muy adorable sobretodo viniendo de él. – no me dejes nunca. – me dijo para luego quedarse dormido, lo estreché más a mi cuerpo y me dedique a oler sus pelirrojos cabellos, deleitándome con su aroma.

- Nunca te dejaré mi querido mapache.- al decir eso bese su frente y decidí dormir yo también, para así soñar en mi adorado pelirrojo. Agradezco que haya sucedido ese pequeño problema, ya que gracias a eso me di cuenta lo mucho que lo amo.

 


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