Clase de fotografía.
Es húmedo, caliente; extremadamente bueno.
Yunho piensa que no podrá resistir demasiado. Su espalda se curva, y no puede evitar enterrar sus dedos en las pálidas y desquiciantes caderas de su amante. Jae se mueve salvaje, sin control; desesperado. Lo está enloqueciendo. Pero Boo decide controlarse un poco. Si lo hacen demasiado rápido todo terminará pronto y esa no es la idea. Entonces, los movimientos frenéticos cambian radicalmente a unos más lentos y profundos.
El líder, muy lejos de estar disconforme, parece estar a gusto con el nuevo y delicioso ritmo. Una mano sobre la prominente erección de Jae lo apremia. Su propia mano se une a la de su pareja. Observa como U-know tira su cabeza hacia atrás, hundiéndola en la almohada; está por llegar. Boo se agacha para poder robarle una suculenta mordida al bronceado cuello, pero cuando está a milímetros de hacerlo, algo llama su atención.
Sobre la mesa de noche, a punto de caerse, se encuentra su teléfono móvil. Sin saber porqué, sonríe. Antes de tomarlo, cumple su deseo y deja una muy visible marca rojiza en la nuez de su amado. Cuando se incorpora, ya con el celular en la mano, se irgue completamente, casi haciendo salir a Yunho de su acogedor interior.
—Say cheese, U-know.
Es lo único que oye Jung, antes de que los repetidos y rápidos clicks se centren en su figura. Su anonadamiento dura poco, y la sonrisa divertida no se demora en aparecer. Recuerda la manía que tiene el castaño con sacar fotos. Entonces, si así iban a ser las cosas, él sería, y no Boo, el que las tomaría.
—Tu siempre las sacas desenfocadas —dice de manera sensual en el oído de Hero, tomando sutilmente el teléfono de su tersa mano —. Déjame darte una clase de fotografía, Boo.
-fin-