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Consecuencias de una traición premeditada por Paz

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Notas del capitulo:

Aquí tenéis algo cortito...

Consecuencias de una traición premeditada

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 12: Difícil decisión

Su psiquiatra le administraba pequeñas dosis para calmar el estrés postraumático al ser consciente que el bebé que esperaba era consecuencia inevitable de agresiones sexuales sufridas cuando estaba bajo los efectos de fármacos que le mantenían ligeramente eufórico y totalmente sedado, lo que le convirtió en fácil víctima de la desmedida concupiscencia de su agresor.

Como el embarazo de Hanamichi es debido a una violación, en el Centro de Internamiento Génesis, además de ayudarle con su embarazo están procurando quitarle su adicción a las drogas, drogas que le fueron inyectadas contra su voluntad, y que también había afectado al feto.

Hanamichi con el paso de los días comenzó a ser consciente real de su estado, allí le hacen saber que si no quiere proseguir con su embarazo pueden realizarle un aborto. Sabe que tiene que tomar una decisión, por un lado quiere quitarse de dentro de su cuerpo ese extraño que ha sido engendrado de forma violenta, pero también sabe el intenso deseo de tener un hijo, no solo él, sino también Kaede y se pregunta si él habrá conseguido quedar embarazado de Yohei, si es así tal vez este también en el mismo lugar que él, sin saberlo, en habitaciones próximas, cuando pretende saber si esta allí Kaede solo recibe evasivas, ante su insistencia, su médico le informa que es confidencial y no que pueden hablarle del resto de los pacientes que allí están.

-¿Por qué insistes en preguntar por otro paciente? -preguntó dejándose llevar por la curiosidad.

-Desapareció hace mucho y pensé que podía estar aquí.

-Lo siento... no esta permitido facilitarte esa información.

-No importa... lo sabré cuando salga. -pensó que para entonces Kaede puede estar de regreso.

-¿Has decidido que hacer? -le pregunta.

-No... -sabía a que se refería- ¿Cuánto tiempo tengo?

-Tal como es tu caso, se podría llevar a cabo un aborto medicinal, en sus inicios fue el método ofrecido para acabar con un embarazo del principio del primer trimestre de gestión, algunos profesionales prefieren que fuera realizado a las siete semanas o menos, otros en cambio requerían nueve semanas o menos.

-Pero yo llevo más tiempo...

-Efectivamente, se ha demostrado su efectividad durante doce semanas de gestación, y también se ha llevado con éxito abortos durante el segundo trimestre. Una combinación de fármacos sería una alternativa segura y efectiva en lugar de la cirugía, sin embargo, en tú caso, solo te queda una opción.

-La cirugía...

-Si. ¿Qué riesgos existen?

-Un porcentaje alto de tener complicaciones... -no iba a engañarle.

-En caso que decidiera seguir adelante... ¿Qué riesgos ahí?

-Serían menores, los típicos de cualquier otra persona embarazada, excepto que a través del cordón umbilical el feto ha sido contaminado con las drogas que te inyectaban.

-¿Qué otros métodos existen? -en ese instante no quería pensar en eso.

-La técnica de legrado con aspiración intrauterina, de dilatación y evacuación, la inducción farmacológica o la histerotomía.

Hanamichi abrió mucho los ojos, se estremeció ante la imagen que aparecía en su mente y se dice que ese pequeño ser que crece en su interior no merece tener una muerta tan horrible, y aunque no comprende el sentido exacto de esas palabras siente que es algo terrible y es entonces cuando toma su decisión.

-Seguiré adelante.

-¿Estas seguro? -pregunta sorprendido por su decisión, minutos antes se mostraba indeciso.

-Si..., es un ser indefenso. Me sentiré como si yo mismo le hubiera matado. No me importa como fue engendrado. Se que puedo llegar a amarle, por que él y yo estamos unidos, es mi hijo, no importa quien fue el padre.

-De acuerdo... -aprueba su decisión- Nos ocuparemos de que tú y tu hijo salgáis curados de aquí.

-Gracias.

Cuando se queda solo, es consciente que ha tomado la decisión adecuada, al decidirse por quedarse con el bebe, lo hace porque le siente indefenso, moverse inquieto en su vientre como si pudiera oírle y supiera el terrible destino que le alcanzaría antes de llegar a nacer, sabe que puede darle toda la protección que necesita.

Pasaron las semanas y Hanamichi se preguntaba a quien se iba a parecer porque bajo los efectos de la droga, no podía recordar ningún rostro de aquellos hombres que le violaron, solo tenía un nítida reminiscencia de las innumerables veces que de forma continuada fue forzado, el dolor era tan vívido que su evocación surgía dentro de su mente en ciertos momentos, sobre todo durante el sueño provocándole pesadillas en las que le despertaban sus propios gritos, trastornado por las sensaciones que estaba experimentando y convencido que estaba en poder de su sádico aprehensor.

Fueron días y noches difíciles, aún así se sentía arropado por los cuidados de médicos y enfermeras que estaban muy pendientes de él, a veces aunque no podía verles, tenía la sensación que estaba continuamente vigilado, cuando estaban a su lado procuraban hacerle más tranquila y reposada su existencia, no solo por su bien, sino también por el bebe que iba creciendo en su interior.

La enfermera del turno de día era muy agradable e intentaba entretenerle para que no se cansara de estar solo, o su cabeza diera vueltas a las molestias que su embarazo le estaba ocasionando le llevaba libros o revistas, llegando incluso a conseguir permiso para que tuviera en su habitación una televisión y pudiera enterarse de lo que ocurría en el resto del país o del mundo. Como si su bebé supiera que debía mantenerse tranquilo, lo hacia justo en los momentos que él se entretenía viendo la transmisión de partidos de básquet, el resto del tiempo se la pasaba pateándole, su embarazo estaba tan avanzado, que sentía dolores, en los riñones, y las rodillas, sus pies estaban tan hinchados como su vientre, pensaba que si Kaede pudiera verle así, ya no le consideraría tan atractivo.

A menudo pensaba que gracias a ella se le hacía más llevadero el transcurso de los días, viendo solamente el rostro de sus cuidadores, y aunque le permitían moverse por el completo, y salir al jardín, nunca se encontraba con otros hombres que estuvieran en su misma situación, porque ya sabía que no era el único hombre internado en el "Centro"

Por las noches, cuando el sueño se negaba a acudir, solía levantarse y hacer compañía durante un largo rato a Hiro-kun que pacientemente escuchaba sus monólogos.

Continúa en el próximo capítulo...

Paz


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