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Consecuencias de una traición premeditada por Paz

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Notas del capitulo:

Aquí esta la actualización de los viernes....

Consecuencias de una traición premeditada

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 13: Un visitante inesperado

Estaba terminando su desayuno cuando se presentó Naoko-chan, al ver la expresión de su rostro supo enseguida que no venía a retirarle la bandeja.

-Sakuragi-kun tiene una visita...

Al oírla no quiso hacerse vanas ilusiones, sabía que Kaede no conseguiría el permiso para verle.

-¿De quién se trata? -Preguntó intentando no parecer ansioso por ver un rostro nuevo, porque estaba seguro que no se trataría de un nuevo doctor- ¿Pertenece al Centro?.

-No, tampoco ha dado su nombre.

-Tiene que ser alguien importante... -conjeturó.

-Seguramente. Si has terminado me llevaré la bandeja... -cuando hizo ademán para retirarle la mesilla, Sakuragi-kun detuvo su movimiento. Comprendió su sentimiento y se ocupó de ahuecar la almohada y alisar el cobertor de manera que el grosor de su vientre quedará disimulado bajo la mesilla.

-Gracias, Naoko-chan.

Naoko-chan se dirigió fuera de la habitación, dejando la puerta entreabierta, por lo que escuchó su voz dirigiéndose a su visitante.

-Recuerde que Sakuragi-kun en su estado no debe ser perturbado.

-Lo tendré en cuenta.

-Puede pasar.

-Gracias.

Sakuragi había esperado que apareciera un hombre mayor, alguien importante como para que obtuviera autorización para tener permitido el acceso al "Centro", sin embargo no era así, se trataba de un hombre joven, alto, de semblante anguloso, cabellos negros y ojos verdes.

-Pertenezco al Departamento de Narcóticos de la policía -se presentó sin dar su nombre.

-Tienen algún cargo contra mi? -preguntó olvidándose de presentarse.

-¡Oh, no de ningún modo! -Se apresuró de decir- Disculpe si le he dado esa impresión. Mi departamento esta llevando a cabo diversas investigaciones, y su nombre ha aparecido en una de ellas.

-No comprendo. No he hecho nada ilegal..., tengo una propia empresa publicitaria. -se defendió.

-Lo sabemos todo de usted..., mi presencia aquí no es porque este implicado en asuntos sucios. Hemos esperado que estuviera recuperado de su adicción a las drogas que le estuvieron suministrando durante su cautiverio. ¿Puedo mostrarle una serie de fotografías? ¿Me permite sentarme?

-¿Fotografías? -preguntó con expresión dudosa.

-Solo se trata de ver unos rostros y decirme si los conoce.

-Si lo que desea es que reconozca a mis captores no puedo serle de ayuda -le avisó.

-Lo sé... -aunque no había conseguido una respuesta a su segunda pregunta, miró alrededor, vió una silla junto a la taquilla, la acercó hasta la cama, sentándose lo más cerca que pudo. Apoyó su maletín sobre la cama y lo abrió, sus cerraduras se abrieron con un chasquido.

Hanamichi no vió el contenido del mismo, la misma tapa se lo impedía, vió que sacaba unas cartulinas, solo vió el dorso de una de ellas.

Su visitante fue mostrándole lentamente las imágenes que había en cada una de ellas, Hanamichi fue contestando ante cada una.

-No...

-Si...

-No...

-Si...

-No...

-No...

-No...

-No...

-Si...

Y así durante los siguientes minutos hasta concluir con las que le enseñaba.

Separó las imágenes que había reconocido, quería asegurarse de que los conocía.

-Recuerda cuando los vió por última vez.

-Estos..., son los hermanos Kawata... me encontré con ellos en Tokio... -al pensar en ellos tuvo la impresión que había pasado una eternidad desde entonces- Yo buscaba a una persona y ellos se ofrecieron a llamarme si la veían. -intentó recordar como había sido su encuentro con ellos, más sus recuerdos aún los sentía enredados- Fue... -intentó hacer memoria- ... en abril, durante la segunda quincena del mes abril, lo recuerdo porque él mes anterior estuve de... -titubeo unos segundos- ... gira fotográfica. -concluyó.

Notó su titubeo, más no le dio mayor importancia, supuso que no tendría nada que ver con el caso porque, aunque le sorprendió, se fijo en el leve rubor que aparecía en sus mejillas.

-Y este? -volteó la imagen hacia él.

-Es Maki Shinichi...

-¿Cómo es que los conoce por su nombre? -preguntó sin que un músculo de su rostro mostrará ninguna reacción.

Hanamichi le miró con una sonrisa, su inexpresividad no le afecta, ha aprendido a leer en el rostro de Kaede, así que no le es tan difícil comprender que puede sentirse sorprendido.

-Durante mis años de preparatoria, jugaba en el equipo de basquetball de Shohoku, tuve entonces ocasión de enfrentarme a él, siendo capitán del equipo del Kainan.

El único que conoce porque le mostraron su fotografía apenas estuvo recuperado de su adicción a las drogas que le estuvieron suministrando continuamente para saber si era capaz de reconocerlo, tuvo que admitir que no, pero reconoció conocerle de cuando era adolescente.

-Comprendo... -supo que tenía que investigar más a fondo ese pasado, porque su instinto le advertía que tras esa fachada de hombre de bien, tenía que ocultarse algo más oscuro, algo más peligroso que mantener retenidos a unos adolescentes en una casa-fortaleza.

-¿Por qué me ha enseñado esas fotografías? ¿Qué tienen ellos que ver en lo que me ha pasado?

Guardó todo en el maletín y lo cerró con un nuevo chasquido. Se levantó y llevó la silla al mismo lugar de donde la había agarrado.

-Le pido disculpas por haber interrumpido su desayuno... -comentó yendo hacia la puerta dispuesto a marchar.

-Ya no tengo apetito... -musitó comprendiendo que no le diría nada.

Le dio una última mirada, se le veía tan indefenso que cedió al impulso de contarle lo poco que sabía.

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Durante el resto del día Hanamichi quedo impactado. La revelación le había dejado más que sorprendido. Había sido rescatado de una casa propiedad de Maki y que si bien les costaba que la utilizaba para fines ilegales, manteniendo allí a jóvenes secuestrados, no podían actuar contra él, porque las pruebas que habían contra él, no se sostenían ante ningún jurado, por lo que ni siquiera fue detenido, seguía gozando de libertad.

Recordó que Maki había mostrado interés por él en el pasado, pero nunca imaginó que llegara al extremo de violentarlo, y aunque se sentía destrozado sabía que ya podía darle un rostro al padre de su hijo, porque para la policía el lugar donde fue rescatado era la única pista que tenían acerca de su permanencia, eso y las palabras que a veces resonaban en su mente, aún drogado guardaba vagos recuerdos de violencia extrema, de dolor, en los que su mente se perdían en una vorágine de sensaciones, dolor, tristeza y por encima de todo ello, un sentimiento de protección que nacía del fondo de su mente, el intenso deseo de proteger esa vida que crecía dentro de él.

Continúa en el próximo capítulo...

Paz

 

 

Notas finales:

No siempre lo que parece ser es así....


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