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Consecuencias de una traición premeditada por Paz

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Notas del capitulo:

Kaede pone en marcha su plan para conseguir quedar embarazado.

Consecuencias de una traición premeditada

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 3 El despertar

Yohei acostumbraba a despertarse pronto, esa mañana no fue la excepción, se dirigió al ofuro para aliviar su vejiga y luego al aseo donde se dio una ducha rápida, convencido que Rukawa no tardaría en hacer uso del mismo.

Cuando ya vestido, fue a la cocina sorteando los muebles que habían dejado por todo la sala, se sorprendió del silencio que había en el piso. Tras comprobar que no estaba en la cocina, se acercó al dormitorio del interior le llegaba una respiración regular.

A las nueve Rukawa seguía durmiendo, pensó que si le dejaba dormir más horas, no acabarían el trabajo antes de la llegada de Hanamichi, por ello decidió ir a golpear a su puerta.

No importaba que diera fuerte o débil, del interior seguía oyéndose el mismo ritmo de la respiración del durmiente. Rukawa dormía profundamente ajeno a los golpes. Su insistencia tuvo su recompensa, cuando se abrió la puerta por completo y apareció un soñoliento Rukawa.

-¿Quién me despierta... -se detuvo al reconocer a Yohei, parpadeó confuso- ¿Qué hora es?

-Pasan de las nueve... -dijo Yohei sintiendo que su garganta se había quedado seca. Rukawa solo llevaba puesto un escaso triángulo de tela que no cubría lo que debía ocultar porque durante el sueño se había deslizado fuera de lugar dejando a la vista su perfecta anatomía.

-Disculpa... no estoy acostumbrado a acostarme tan tarde -dijo a modo de disculpa, como si no fuera consciente de lo que hacia, su mano se deslizó hacia su entrepierna frotándose el muslo, se cruzo por delante de él dándole la espalda y mostrando sus nalgas prietas por donde un delgado hilo plateado se introducía entre ellas- Me daré una ducha... supongo que has desayunado. -al decirlo soltó el fino hilo dejando caer al suelo la diminuta prenda delante de la puerta del aseo.

-Te... te esperaba -tragó saliva con dificultad, Rukawa daba la impresión de no darse cuenta como se presentaba ante él, sus movimientos parecían ajenos a su voluntad- Preparare... preparare la comida para los dos... mientras te... duchas. -consiguió articular las palabras.

-Te lo agradezco  -medio se volvió mostrándose sin rubor una pujante erección, se había estado magreando mientras iba hacia el aseo.

Yohei trago saliva con dificultad marchándose apresuradamente hacia la cocina, no vió la sonrisa con la que Rukawa siguió su espantada. En el aseo continuó con un buen magreo para calmarse.

Una hora después apareció en la cocina, llevaba los cabellos semi húmedos y vestía una bata corta.

-Hace excesivo calor ¿no te parece? -Preguntó acercándose a él para mirar por encima de su hombro, le rozo apenas, sin embargo, Yohei se apartó como si le quemara- ¿Qué has preparado? -Indagó como si no se diera cuenta de su actitud- Estoy hambriento. -y se sentó a la mesa con la clara intención de ser servido.

-No entiendo mucho de cocina... -se encogió de hombros- no sabría darle un nombre, suelo mezclar diversos ingredientes y los cocinó juntos.

-Huele bien... seguro que esta sabroso.

Yohei sirvió en los platos, acercó la tetera a la mesa y se dispusieron a comer.

-Está exquisito. Le has dado su punto justo al sazonarlo. - Aprobó Rukawa luego del primer bocado- Esto me recuerda que Hanamichi cocina algo parecido, ¿se lo enseñaste tú?

-Al contrario, fue el quien me enseñó a mi lo poco que se. -reconoció Yohei la valía de su amigo.

-Comprendo... -se levantó de la mesa y se dirigió a la nevera- hoy hace mucho calor, me apetece tomar un jugo fresquito... -Miró el interior de la nevera- Tengo de naranja, limón y fresa. -¿quieres tú?

-Ahora no, tal vez más tarde.

-Como prefieras... -se sirvió un vaso y fue a sentarse, le dio un trago largo- Esta delicioso. -Miró su plato vacío- ¿Ha quedado comida? -sabía que si pues la vió cuando agarró la bebida.

-Si... -tomó su plato y fue a servirle más. No vió que Rukawa aprovechaba ese instante para dejar caer en su té el contenido de una ampolleta que guardaba en su mano ya lista para volcar la dosis en su bebida o comida..

-Gracias... -siguió comiendo imperturbable, cuando acabo observó que Yohei no había bebido su te. Tomó la tetera y le sirvió más- Seguro que ya lo tenías frío. -También se echo para el y lo bebió despacio.-Le oí decir a Hanamichi que se llevaba a tu pareja como fotógrafo, disculpa siempre olvido su nombre.

-Narue...

-Vayamos a la sala. Es el lugar más fresco, no olvides el té -le recordó al ver que lo dejaba en la mesa.

-Que dirá Hanamichi cuando vea en que estado has dejado la sala?

-Supongo que se molestará un poco..., mi intención era buena, pero estos últimos días no soporto el calor. Me agobia. ¡¡Que suerte Hanamichi y Narue están disfrutando de mar y la arena!!

Yohei rió al escucharle.

-Me contó Hanamichi que le conociste durante el último rodaje. -continuó con la conversación iniciada momentos antes.

-Si...

-Debe resultarte muy duro, yendo de un lado a otro continuamente.

-Podría decirte lo mismo de Hanamichi.

-Podrías... solo que tu relación es más reciente ¿Cuánto hace que os conocéis? ¿Uno o dos meses? -echando el cuerpo hacia delante con las piernas estiradas, pensó que Yohei necesitaba un fuerte estimulo para hacerle beber y estaba preparado para dárselo.

-Dos -se apresuró a apartar la mirada de él. En  ningún momento se le ocurrió pensar que bajo esa bata no estaba vestido, Rukawa le miraba imperturbable.

-Has pensado que alguna vez podías llegar a serle infiel?  -mientras hablaba alzó el brazo por detrás de su cabeza apoyándola en él. Su bata se alzó unos milímetros más.

Yohei volvió a sentir que la garganta le quedaba seca, incapaz de proferir palabra con ella así. Bebió como si la vida le fuera en ese trago.

-Podría preguntarte lo mismo -dijo intentando no apartar la mirada de su rostro, obligándose a no bajarla más allá de su cintura, donde veía la punta roma, sonrosada y húmeda de su pene que escapaba de su funda. Se le veía tan relajado que se preguntaba si era por eso que estaba tan hablador.

-Me lo estoy planteando.... -dijo incorporándose para mirarlo de frente- Contigo.

-¡Qué...! Yo no... -comenzó a sentir una desazón, un calor que le recorrió y su cuerpo reacciono de un modo perturbador.

-Lo siento. Me he asegurado que no puedas negarte -dijo sin apartar su mirada de él- Ya estas sintiendo su efecto.

-¿Qué me has dado? -enseguida comprendió, ese té debía contener alguna sustancia afrodisiaca.

-Cantárida... una dosis suficiente para conseguir lo que deseo de ti.

-¡¡¡Kamisama!!! -exclamo ante la potencia del compuesto. Se llevo las manos por delante suyo, como agarrándose a si mismo- ¿Qué deseas? ¿Qué es lo que quieres? -el dolor que estaba experimentando era terrible. Su cuerpo no iba a poder soportarlo si no obtenía una rápida satisfacción.

-Un hijo, quiero que me des un hijo.

Momentáneamente se olvidó del dolor.

-¡¡Estas loco!!?? Eso es imposible... -olvido todo recato y comenzó a frotarse la entrepierna para calmar el ardor que recorría su miembro duro, su ardor desapareció al eyacular apenas comenzó a tocarse.

-Para mi no, soy fértil, pero no así Hanamichi.

-Y yo... como....puedes.... creer... que yo... -sus palabras se entrecortaban, incapaz de pronunciar una frase completa.

-Tengo dos días para saberlo.

Yohei desorbitó su mirada, cuando le agarró del brazo y le llevó casi a la rastra hasta el cuarto donde había pasado la noche. Sus pies parecían de goma.

-Solo me tienes a mí para satisfacer tu necesidad. Soy todo para ti. Hazme tuyo todo el tiempo que quieras, piensa, que no volverás a oírme decir esto nunca más. -dijo Kaede, arrancándole de un tirón los pantalones húmedos por sus continuos orgasmos- Así es como lo quiero, duro y dispuesto.

Por entonces, Yohei no podía hablar, solo gemir y respirar con profundos jadeos, la mano de Kaede se deslizó suave a lo largo de esa vara rígida. Se estremeció a su contacto y se vació calmándose momentáneamente la calentura provocada por el potente afrodisiaco.

-Por favor.... por favor... -gemía doblándose en el lecho, su mirada desenfocada, las manos sobre su órgano henchido, dolorosamente rígido, frotándose con frenesí, gimiendo porque si bien conseguía un alivio rápido enseguida volvía a estar intensamente erguido.

Fijándose en sus múltiples orgasmos, tuvo la seguridad que la dosis era excesiva, la prueba estaba en el rostro desencajado de Yohei, en las manos que se afanaban sobre si mismo, en su cuerpo doblado por el dolor, supo que no podía permanecer inmóvil viéndole imperturbable.

Algo dentro de él se rompió, y supo que había actuado imprudentemente al darle aquel peligroso compuesto. Se subió a la cama, quedando de rodillas a horcajadas suyo, apartó sus manos de su cuerpo y despacio se introdujo en sus entrañas esa vara dura, comenzó a cabalgarle, a sentir como a los pocos movimientos se derramaba dentro suyo, y como sin perder la erección en segundos estaba otra vez duro como el acero, cada vez que se aliviaba adivinaba la mirada en Yohei fija en su rostro, él la evitaba, no quería ver el desprecio en sus ojos, por ello la tenia fija en sus manos contraídas, en sus puños cerrados, en el hueco de su cuello, viéndole como tragaba como si la vida le fuera en ello, sus gemidos y jadeos habían bajado en intensidad, dándole a entender que estaba sintiéndose mejor.

No era consciente del paso del tiempo, todo su afán era calmar el ardor que como oleadas llegaban y se iban, sus entrañas estaban a rebosar de su esencia, sus manos agotadas de masturbarlo, su boca se ceñía alrededor de su miembro tumescente y con un color amoratado por el tiempo que llevaba en ese estado, actuaba llevado por la inercia, hasta que comenzó a notar que se alargaba el tiempo de reacción, que sus erecciones eran menos continuas, que respiraba con menos dificultad, finalmente, sin fuerzas, agotado, se derrumbó sobre el cuerpo de Yohei solo desnudo de cintura para abajo, al igual que el suyo, porque todo había comenzado como un acto forzoso no de placer.

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Fue arrancado del sueño, bajo las brumas de su ensoñación, la realidad se impuso cuando identifico que le despertaba, eran los gritos de Hanamichi gritándole su odio, llamando traidor a su amigo y negándose a oír su justificación.

Ni él ni Yohei estaban en plena forma, estaban como baldados, sus cuerpos no respondían a su voluntad y se movían como muñecos sobre el lecho, tropezando uno contra el otro, al querer justificarse.

Hanamichi no escuchaba los balbuceos de uno y otro, él solo creía en lo que veía, y era que había sorprendido a  Kaede y a Yohei semidesnudos, en un lecho revuelto y en una habitación que apestaba a sexo, lo que le indicaba que habían aprovechado su larga ausencia para traicionarle.

-No quiero verte nunca más -le gritó a Kaede sin atender a sus balbuceos y dándose la vuelta salió del piso haciendo oídos sordos a su llanto.

 -Te quiero... solo quería tener un hijo... -sollozó.

Yohei recuperado más pronto, recogió sus ropas pringosas y se las puso, saliendo tras los pasos de Hanamichi para explicarle del porque de su presencia allí.

Hanamichi ya no estaba a la vista. La calle aparecía desierta en ambas direcciones.

Continúa en el próximo capítulo...

Paz

Notas finales:

Con este capítulo empieza la teoría del caos.

Kaede aún no es consciente de  las consecuencias nefastas de su impulsiva acción.

Por de pronto, Yohei y Hanamichi son los efectos más inmediatos. En el siguiente capítulo, se sabrá algunas cosas de ambos.


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