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Consecuencias de una traición premeditada por Paz

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Consecuencias de una traición premeditada

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 9: Un plan peligroso

Se miraron entre sí, teniendo la certeza que no había ninguna vigilancia fuera de aquellas paredes, tenían la seguridad que no había escuchas, ni cámaras, porque aquella era la habitación del amo, no tenía sentido vigilarse a sí mismo.

Allí estaban seguros, por primera vez podían hablar libremente, sin temor que Hokusai se presentara de improviso.

Como si sus pensamientos siguieran el mismo camino se miraron entre sí, luego, Gen sacudió a Jun con una sonrisa, la primera que los dos chicos veían en su rostro. Le dio un leve golpe con el puño cerrado en su pecho.

-Teme..., gracias a tu lengua tenemos una cadena más larga.

-¿Cómo que tenemos? -Le devolvió la sonrisa- No podía dejar que nos jodiera a nosotros.

-Y no textualmente... -Naoto esbozando una tímida sonrisa, enseguida se puso serio y comprendieron que su situación no era la adecuada para alegrarse por estar solos, ni tampoco porque desde que tenía a su mascota su amo había apartado su atención de ellos, no así del resto de sus compañeros de infortunio.

-¿Qué vamos a hacer ahora?

-Por de pronto ocupemos de nuestro amigo y os contaré un secreto. -dijo Naoto con una sonrisa menos forzada.

-Jun... lo siento, pero te ha tocado a ti... -dijo Gen- Necesitamos agua y paños.

Jun salió de la habitación con pasos decididos, durante los siguientes minutos estuvo realizando diversos paseos para recoger todo lo necesario para curarle y lavarle.

Mientras los tres estaban inclinados alrededor de él, afanosos,  Naoto dijo en voz baja llevado por la costumbre.

-Anoche, poco antes de que nos fuéramos, él volvió en sí, nuestro amo se entretuvo con Hokusai y le permitió recuperarse lo suficiente para estar consciente y así tuvo la fuerza de voluntad necesaria para hablarme.

-¿Qué te dijo? -preguntaron a una los dos chicos.

-Me pidió que hiciera una llamada... sus palabras exactas fueron "Por favor... llama por teléfono... tienen que venir por mi..." y me dio un número.

-¿Lo recuerdas? -preguntó Gen.

-Si...

-El amo desconecto la línea.... -dijo Jun.

-Estaremos atentos a la menor oportunidad que tengamos.

-¿Qué quiso decir con que venían por él? -preguntó Gen.

-Será el número de algún amigo, para que puedan sacarlo de aquí.

-Pero, ¿cómo van a hacerlo? Ni siquiera nosotros sabemos dónde nos encontramos -dedujo Jun.

-Una vez Hokusai mencionó a este lugar llamándolo la "Fortaleza" -dijo Naoto.

-Eso no es suficiente... tampoco conocemos el nombre de nuestro amo.

-Cuando estaba bebido se le soltaba la lengua, intente sonsacarle el nombre, pero se cerró en banda, le tenía mucho miedo aunque quiera aparentar lo contrario. -replicó Naoto.

-Estamos igual que al principio... -comentó Gen acabando de secarle

Jun que era el más delgado se metió debajo de la cama para recuperar el paño para cubrirle y mantenerle caliente.

-¡¡Ey!! ¡¡Mirad lo que encontré ahí abajo!! -dijo entusiasmado y mostró lo que sostenía en la mano.

Era un móvil, se notaba que era modelo antiguo.

-Debe llevar ahí mucho tiempo, lo que indica que el servicio de limpieza es poco eficiente. -dijo con una risilla Gen.

-Si él pudiera decirnos su nombre...

-Tú gozo en un pozo -dijo Naoto al ver que tenía la batería descargada y al ver el desencanto del pequeño añadió- Conseguiremos todas las pistas que necesitamos conocer y entonces te conseguiré otro móvil y ese estará cargado.

-Bueno... -su tono de voz no era de convencimiento.

-Te prometo que te sacaré de aquí y también a ti -miró a Gen.

-¿Cómo? Los tres estamos en la misma situación.

Naoto echó sus brazos alrededor de sus hombros y los estrechó contra su pecho, la tibieza de sus cuerpos temblorosos le reconfortó y animó a no desistir en su deseo de ayudar a escapar al hombre joven que estaba frente a ellos. Tenía la certeza que se trataba de un buen hombre y que cualquier cosa que estuviera en su mano hacer la haría para sacarles también de allí. Su esperanza para huir de su amo estaba puesta en él.

-Si le ayudamos él nos sacara de aquí -dijo con firmeza- Confiad en él y en mi. Por de pronto, necesito dos vasos, uno vacio y el otro con agua.

-Iré a buscarlos... -Jun levantándose rápido y enredándose en su propia cadena.

-Ten cuidado, pequeño Jun, te queremos entero -dijo Gen ayudándole a desenredarse y dándole una palmada en su trasero respingón.

-Auch... -se quejó risueño al tiempo ponía cuidado para no tropezar otra vez, llevando en sus manos el sobrante de cadena, dejándole caer a medida que iba necesitándola.

Al cabo de unos momentos, Jun regresó moviéndose con cuidado llevando con él, lo que Naoto necesitaba.

-Qué vas a hacer con ello? -inquirió Gen.

-No sabemos qué es lo que le está dando, si se lo quitamos de golpe puede hacerle más daño, así que voy a rebajar el contenido de todos los frasquitos y lo sustituiré por agua, con un poco el suerte no se dará cuenta y así podremos tener la ocasión de hablar con él. -les explicó.

Gen sacó los frascos y los puso delante de Naoto, Jun le alcanzó una jeringuilla y una aguja.

-Quitaré de todos hasta la segunda marca -dijo tomando el primer frasco y fijándose que tenía una marca en la goma que servía de tapón. Clavó sobre ella la aguja y extrajo el líquido hasta alcanzar la segunda raya. Fue vaciando la jeringuilla dentro del vaso vacio, fue repitiendo el proceso en todos, luego procedió a rellenarlos con agua en la misma medida.

Volvieron a dejar en el cajón los frasquitos, removieron un poco para dar la impresión que no se había tocado nada.

Jun se hizo cargo de llevarse los vasos, tiró el contenido por el lavabo y dejo correr durante unos minutos el agua, lavó los vasos y tras secarlos los guardó para que pareciera que no fueron utilizados.

Deshacerse de los envoltorios de la aguja y de la jeringuilla, así como de estos fue más complicado, finalmente, lo consiguieron. Los papeles los quemaron con un encendedor que Jun encontró en la habitación contigua, se trataba de una sala de lectura, fue allí donde vió bajo una mesa la papelera y dentro de ella, entre papeles y cenizas había tirado el amo el jeringuilla que había utilizado por la mañana, lo que le hizo pensar que cuando regresara, soltaría a todo el personal y ellos se ocuparían de la limpieza, y él no tendría ocasión de saber cuántos jeringuillas se tiraron, por lo que lo escondió debajo de unos papeles para que no estuviera visible.

-No podemos hacer más por hoy, descansemos. -se tumbó en el suelo, cerca del hombre joven, a su lado, para darse calor unos a otros se acostaron junto a él, Gen y Jun.

-Tengo hambre... -se quejó Jun cuando su estomago comenzó a rugir.

-Duerme... ya quedan menos horas para que regrese. -dijo pasando su brazo por encima de su cintura y estrechándole más contra su pecho, a su espalda, Gen se arrimaba lo más que podía, de vez en cuando el hambre se dejaba sentir con mayor intensidad.

Él no pudo hacerlo, estaba pensando cómo podía hacer para realizar la llamada que el hombre le había pedido. Su tono de voz era apremiante y supo que no debía perder tiempo. Pero, ¿Cómo conseguirlo estando vigilado día y noche? Tenía que esperar que su estratagema diera resultado, si no conseguían mantenerle despierto el tiempo suficiente para hablar con él, no sabía que otra cosa podía hacer.

Naoto no podía saber que a partir de esa tarde, los acontecimientos se precipitaron, más no antes que él y sus amigos comprobaran que el trasvase de agua por parte de la droga estaba dando sus frutos.

Una noche Hanamichi abrió los ojos, solo que él no era consciente ni del día ni de la hora.

Continúa en el próximo capítulo...

Paz


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