Consecuencias de una traición premeditada
Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen
By Paz
Capítulo 2: Premeditación: Buscando un padre
Los trámites para la adopción estaban en marcha, les habían asegurado que siendo dos personas conocidos por su carisma y sobre todo porque eran una pareja estable desde hacia tanto tiempo no tendrían problemas para conseguir la custodia de un bebé, como un paso previo para la adopción.
Pasan los meses y aunque entre ambas partes hay llamadas telefónicas y reuniones que alargan el tiempo de espera, se demora la entrega del bebé, les piden paciencia y ellos la tienen porque están ilusionados con la posibilidad de ser padres.
Sin embargo, una tarde queda desolado escucha las fatídicas palabras de su asesora para la adopción.
-Lo lamento…. han negado su solicitud…, según el informe no son una familia convencional y el niño no tendría un padre y una madre.
Kaede se derrumba, todas sus ilusiones quedan en nada, esta solo. Hanamichi ha marchado para realizar un corto publicitario con su equipo de trabajo, y estará fuera durante una semana. Piensa en llamarle para decírselo, para decidir que hacer, se queda con el teléfono en la mano incapaz de decirle las fatídicas palabras. Sabe que él es fértil, no así Hanamichi, desesperado porque sabe que pasan los años y con ellos la oportunidad de tener hijos propios también va a desaparecer. Tiene que embarazarse, encontrar a la persona necesaria para llevar a cabo ese simple acto, solo es tener sexo para conseguir su semen, solo le quedan cinco días, luego regresara Hanamichi y ya no podrá seguir adelante con ese plan. Sabe que es descabellado, pero quiere tener un hijo, si consigue embarazarse, puede decirle a Hanamichi que los médicos se equivocaron respecto a su diagnostico, que ese hijo es suyo.
Pierde dos días pensando a quien puede utilizar para llevar a cabo su plan, por uno u otra motivo va descartando nombres, hasta que solo queda uno, comprende que es la persona adecuada, la más cercana a ambos y con la que siente más confianza. Sabe que es arriesgado, pero lo va a intentar. Tiene tres días, ¿más como conseguir que se quede ese tiempo? No tiene dudas que lo conseguirá, así se lo aseguraron cuando se llevó a cabo el tratamiento de fertilización. Su porcentaje para conseguirlo es del cien por cien.
Mito Yohei.
Él es el padre que necesita. Se convence a si mismo que Hanamichi de saberlo habría aprobado su decisión, tras ese pensamiento que acalla su conciencia Kaede hace la llamada.
-Disculpa que te llame tan tarde… -eran las siete, sabía que estaba solo porque su pareja estaba trabajando a las ordenes de Hanamichi y estaban rodando en las maravillosas playas de Okinawa.
-En este instante estoy jugando al go conmigo mismo. –sonríe al decirlo, más Kaede no puede saberlo.
-Yo también me estaba aburriendo y pensé que podía ocuparme de pintar la habitación del bebé, hay algunos muebles que no puedo mover solo. Pensé que podía darle una sorpresa a Hanamichi cuando llegue y encuentre la habitación de nuestro hijo lista para ocuparla en cuanto nos lo den.
-Ya sabéis ¿cuando será?
-No…, la última vez nos dijeron que para finales de año lo tendríamos.
- Eso es fantástico
-Si, eso pensé yo. –tenía diez meses por delante para sacar adelante su embarazo, porque no dudaba que va a conseguirlo.
-No hay problema, ¿Cuándo quieres que vaya?
-Podías venir ahora? Podemos adelantar trabajo para mañana. Sabes que hay espacio para que te quedes a dormir, así podemos mañana empezar a primera hora.
-Bueno… -dijo Yohei sin sospechar lo que le espera cuando se apersone en el hogar de su amigo- Llegaré en una hora.
-Te espero… -dijo colgó el aparato con regocijo.
Se dirigió a su dormitorio y comenzó a abrir cajones para buscar lo que necesitaba para mantener a Yohei en condiciones necesarias para embarazarlo. Hanamichi y él a veces hacen uso de un afrodisiaco, es muy potente, por lo que solo utilizan una pequeña cantidad, cuando finalmente da con el frasquito, decide que si duplica la dosis Yohei necesitará un desahogo constante y eso es lo que él quiere aliviarle para recibir toda su esencia hasta tener la seguridad que su semilla se desarrolle en él.
Es consciente que su relación con Mito quedará resentida después de eso, pero para entonces si él tiene lo que quiere poco le importa.
Mito llegó puntual,
Fue una tarea ardua. Esa habitación estaba llena de muebles traídos del piso que tenía Hanamichi o del suyo propio, cosas de las que no quisieron desprenderse cuando se marcharon. Ahora algunas de ellas con una mano de pintura podían reutilizarse.
-Dejémoslas en el salón por de pronto –dijo Kaede cuando trasladaban fuera de la pieza los muebles menos pesados- Esto es demasiado…, creo que será mejor que lo dejemos. Estoy hambriento ¿y tú?
-También…
-Iré a ver que hay en la nevera… entretanto preparó la cena puedes usar la tina, luego lo hare yo. Puedes usar cualquiera de las batas que hay en el closet.
Yohei accedió. El relajante baño le dejo como nuevo.
-Esto ya esta acabándose de hacer –dijo cuando le sintió regresar- Sacúdelo para que no se pegue y en unos minutos apágalo. –comentó dejándole a cargo de la cena.
Regresó media hora después. Yohei ya tenía dispuesta la mesa, se sentaron y cenaron con bastante apetito.
Antes de acostarse hicieron tiempo, mientras Yohei le ayudaba a decidirse acerca de los colores suaves con los que pintaría las paredes y los muebles, cuando comenzó a disimular sus bostezos, Mito se dio por enterado mirando hacia el reloj de pared que Hanamichi se trajo de América.
-No me di cuenta de lo tarde que es, será mejor que durmamos si queremos levantarnos pronto.
-Si, Mañana será otro día –pensó que era una lastima no haber encontrado la oportunidad de darle el afrodisiaco, pero tal vez fue bueno, porque así podía empezar el día calentando a Mito, este no sabía lo mucho que le costaba despertarse, le tendría preparada una sorpresa- No necesitas que te diga donde dormir. Todo esta igual a como lo dejaste la última vez que viniste.
-Oyasumi nasai, Kaede. –dijo yendo hacia su cuarto.
-Oyasumi nasai, Yohei. –le respondió Kaede deteniendo un minuto delante de su dormitorio para verle entrar, solo cuando la puerta se cerró tras su persona lo hizo él.
Se quitó el yukata y se tumbó en su cama, a los pocos minutos dormía profundamente, ni tiempo le dio de hacer nuevos planes, ni tampoco sintió el aguijón de su conciencia.
Dormía plácidamente, sabiendo que muy próximo a él, estaba la persona que haría realidad su sueño.
Continúa en el próximo capítulo…
Paz