Un Lunes muy temprano en la mañana, en una oficina inundada por la luz brillante de la mañana, Naruto y Sasuke comunicaron a todos los que trabajaban en el restaurante, la feliz noticia. Cuando Naruto dijo la frase que dejaría todo al descubierto, se oyeron varias exclamaciones. Sasuke ya le había hecho mención a su hermano, así que éste observaba las expresiones de todos. Hinata, intentaba sonreír. Ino, ni siquiera fingía, se le notaba frustrada. Neji sonreía, e inmediatamente se lanzó a abrazar a la pareja. Ten Ten tenía los brazos cruzados y miraba con curiosidad a Sasuke, preguntándose qué clase de padre sería. Itachi sonrió ante la escena.
Al terminar de hacer las debidas felicitaciones y preguntas, todos volvieron al trabajo. Faltaban diez minutos para abrir el restaurante. Naruto se encontraba atendiendo una llamada, de uno de sus amigos, proveniente de Japón. Le había dicho sobre su estado, y éste le prometió ir a la siguiente semana, con otro de sus amigos. El rubio, al finalizar la llamada, le dijo:
- Espero que puedan venir, quiero que conozcan a alguien
Con "alguien" se refería a Sasuke. Aquel muchacho con el que Naruto hablaba, era uno de sus mejores amigos: Kiba. Siempre estuvo con él, a pesar de que a veces discutían por estupideces. Lo conoció cuando adolescente, en uno de sus viajes con sus padres. El otro, el que lo acompañó a su viaje a Italia: Shikamaru, éste no permaneció mucho tiempo junto a él, lo mucho que estuvieron juntos, fueron dos o tres meses, pero lo suficiente para hacerse buenos amigos. Y después de tantos años, los iba a poder ver a los dos, de nuevo.
Colgó el teléfono, mientras suspiraba. Hablar con Kiba, era casi como hablar consigo mismo. Hacía varios años que no sabía de él.
- Conseguí el número del restaurante en el que trabajabas... En Italia - dijo Kiba - Cuando al idiota de Shikamaru se le ocurrió aparecerse, él fue el que me lo dio. Después de eso, pasó más tiempo para que te llamara, cuando por fin decidí hacerlo, ya no trabajabas más en ese lugar, pero el chico con el que... - Naruto soltó un bufido de molestia. Kiba se rió y continuó - Está bien, está bien... él me dijo que te fuiste a Francia, y que todavía le habías hablado para decirle el lugar en el que trabajabas. Me dio el teléfono y mira... Por fin te encontré.
"Él... él... sigue interesándose por mí" pensó Naruto, cuando se enteró de que su anterior pareja recordaba bastante bien ésa última llamada.
- ¿Cómo... estás? - preguntó Naruto de un lado de la bocina
Había conseguido un buen trabajo. Pero tenía algo que decirle. Algo importante. El Chef Uchiha y él habían tenido un encuentro... uno bastante cercano. Era ahora o nunca. Le dolería, pero Sasuke tenía un toque especial, que ningún otro había igualado.
- Yo estoy bien - dijo la voz detrás de la bocina - ¿Ya has conseguido un trabajo?
- Sí... - carraspeó - Sobre eso... quería decirte algo
- ¿Qué?
- El Chef... Uchiha Sasuke... Me... me besó
- ¿Y tú qué hiciste?
- Yo... yo... le he correspondido
- ...
- ¿Estás molesto?
- ¿Y cómo no estarlo? - su voz era inmutable, aún con esa noticia - ¿Por qué me dices todo esto? Pudiste bien, ocultármelo
- Porque... - aspiró hondo y continuó: - Porque no creo poder estar así... Lejos... Simplemente no quiero una relación a distancia. No va a funcionar, Gaara...
- En realidad, ¿eso es lo que quieres?
- ... Sí...
- Está bien, Naruto
- Nos vemos...
Naruto colgó el teléfono y suspiró.
Esa noche se fue a dormir con un sentimiento parecido a la angustia en el pecho... Antes de caer rendido, la imagen del perfecto rostro de Sasuke se dibujó ante él...
Sasuke tocó el hombro de Naruto, haciendo que se sobresaltara.
- ¿Qué sucede, Naru? - le preguntó. El rubio volteó, súbitamente - ¿No vendrán tus amigos?
- No sucede nada - dijo sonriendo - Sí vendrán. La semana que viene... Vamos, regresemos al trabajo.
- Recuerda que hoy regresas temprano - Sasuke lo tomó por los hombros
- Sí - cabeceó Naruto, sonriendo.
Ambos se dirigieron a sus estaciones.
Antes de comenzar a cocinar, Itachi le habló unos momentos a Sasuke
- ¿Naruto ya te lo ha dicho? - preguntó el mayor
- ¿Qué?
- Hemos tomado la decisión de incluir comida italiana en el menú - dijo
¡Boom! Golpe certero en el orgullo de Sasuke. Se quedó sin habla. ¿Qué se suponía que debía él de decir? Se sentía sobrepasado, que no lo tomaban en cuenta. Se cruzó de brazos, frunció el entrecejo, se dio media vuelta y regresó a su estación. Itachi suspiró y volvió a su puesto en la recepción.
Dos cosas eran muy importantes para Sasuke: Su cocina y Naruto... Pero Naruto se estaba metiendo con su cocina. ¿Qué debía hacer? "¿Pelearme con Naruto por el restaurante? ¿Dejar el restaurante a jurisdicción de Naruto y aceptar mansamente?" pensó. "¡Bah! Sácate esas cosas de la cabeza, Sasuke, no es para tanto. Ahora es como si él fuera el segundo jefe"
El rubio al ver la expresión enojada de Sasuke, se preocupó
- ¿Sucede algo malo, Sasu? - preguntó. El azabache suspiró exasperado
- ¿Por qué le sugeriste la comida italiana a Itachi? - inquirió conteniendo su ira
- Me pareció una buena idea - respondió con voz simple
- No vuelvas a hacerlo - estaba a punto de gritar - Por... favor...
Naruto suspiró. Le atraía en demasía Sasuke, pero los sentimientos de éste, de posesividad y aprehensión hacia sus "cosas", típicas del Uchiha, le molestaban.
Siguieron trabajando en silencio. Hasta la hora de la comida. Naruto preparó una simple pasta, con trozos de carne molida, parecido a la boloñesa, pero sin salsa. No estaba de ánimos por tres cosas: Su embarazo le hacía gastar más fuerza, últimamente estaba pensando mucho en Gaara y tercera, y más importante: Sasuke estaba enojado con él.
Para alegrar un poco al azabache, Naruto intentó darle a probar la pasta que había hecho, pero éste se rehúso. El rubio no se rindió tan fácilmente, y le dio un ligero pisotón en el pie, lo cual hizo que Sasuke soltara un quejido de dolor, provocando que abriera la boca, en eso Naruto introdujo la comida... Pero... el azabache cometió la más grande de sus groserías... escupió la comida...
- ¡No vuelvas a meterme tu asquerosa comida italiana a la boca! - gritó, mientras se limpiaba con el dorso de su mano, los labios.
Naruto se sobresaltó y se dio media vuelta. Había sido suficiente. Ya no iba a rogar más... Sirvió la pasta en un plato, la adornó con un ramillete de albahaca y salió de la cocina. Sasuke lo siguió con la mirada, cuando ya no pudo verlo, se asomó por la ventanilla. El plato no era para un comensal, ni siquiera para él... era para Itachi.
- Te traje de comer, Itachi - le dijo el rubio, sin contener ni ocultar las lágrimas que rodaban por sus mejillas.
- ¿Qué tienes? - preguntó el mayor, preocupado, mientras tomaba el plato, ya que parecía que a Naruto se le resbalaría de las manos.
- Nada... - sacudió la cabeza - Estoy un poco susceptible...
- Sasuke - bufó Itachi, enojado. Ablandeció su expresión para dirigirse a Naruto, con una de sus manos tomó su rostro - Ya no te preocupes. Así es él. Ya se le tendrá que pasar.
El rubio asintió. Se limpió las lágrimas con su mano y regresó a la cocina.
Sasuke, que había estado observando todo eso, estaba que la sangre le hervía. "Mira que meterse con mi hermano" pensó.
Todos se dirigieron al comedor, para probar lo que Naruto había preparado esta vez. El azabache miró con desdén la comida y no se sirvió. Hinata notó, preocupada, ese gesto, e inmediatamente posó su mirada en Naruto, éste le sonrió amablemente, se acercó a ella y le susurró al oído:
- No te pongas así, ya se le tendrá que pasar...
Hinata le devolvió la sonrisa, preocupada todavía. Al ver esto, el rubio, le dio un beso en la frente, haciendo que ésta se ruborizara. Sasuke no podía despegarle la mirada a Naruto, aunque estuviera molesto con él, pero lo que vio lo sacó de sus casillas. Arrugó el periódico entre sus manos, y, súbitamente, regresó a su lectura.
Naruto tomó asiento a un lado de Sasuke, y comenzó a comer. El azabache lo miró de reojo. No llevaban mucho tiempo saliendo y ya se habían peleado más que veces que cualquier otra pareja. Suspiró. Bajó el periódico. Se acercó más a Naruto y lo haló por la cintura, posesivamente. Le lanzó una mirada desafiante a Hinata, ésta sólo le sonrió concienzudamente. Naruto paró de comer y miró extrañado al pelinegro.
- ¿Qué te sucede? - le preguntó al oído
- No voy a dejar que ella te tenga - dijo quedo
- ¿Hinata? - inquirió confundido el rubio - No seas idiota, Sasuke. Ella es mi amiga...
- ¿Ah, sí? - lo haló más cerca hacia su cuerpo - ¿Qué fue ese beso?
- Estaba preocupada por nosotros - respondió, intentando soltarse
Sasuke, lo liberó, desesperado.
Itachi entró a la pequeña estancia del comedor.
- Naruto - le llamó - Ya llegaron
- Qué bien - el rubio se levantó ansioso - Ven, Ten Ten.
La chica se levantó rápidamente. Sasuke miraba a los tres, extrañado. Itachi sacaba de una bolsa, una pequeña cajita, como las que se usan para la comida china, pero más chica. Se la enseñó a ambos.
- Quedaron bastante bien, Naruto - dijo Ten Ten
- Fue en parte tu idea - el rubio observaba detenidamente la cajita
- Desde mañana comenzaremos a usarlas, ¿te parece? - Itachi sonreía
- Sí - respondió el ojiazul
Hinata se levantó de la silla y se acercó.
- ¿Para qué las usarán? - preguntó la chica a Itachi
- Los clientes se llevarán ahí los postres - respondió el mayor
- ¿En serio? - exclamó contenta - Fue muy buena idea, Naruto
- Ten Ten y yo la ideamos - dijo el rubio, y con su brazo rodeó los hombros de Hinata
Sasuke frunció el entrecejo, mientras en su mente resonaba la palabra postre y la imagen se congelaba: Hinata y Naruto. Se levantó estrepitosamente de la silla y se dirigió a paso rápido hacia el rubio. Cuando estuvo frente a él, le dijo:
- ¡Tú, yo, allá adentro! - lo señaló primero a él, después a sí mismo y al final a la cocina.
Ambos entraron, ante la curiosa y, al mismo tiempo, asustada mirada de todos.
- ¿Qué sucede? - preguntó el rubio
- ¡Deja de meterte con lo que no es tuyo! - exclamó - Me costó mucho trabajo estar donde estoy ahora, y vienes tú y fácilmente me lo quitas
- ¡Claro que no! - gritó
- ¡Deja de hacerlo! - ordenó el azabache
Naruto había estado siendo indulgente. Le había perdonado muchas cosas a Sasuke, pero éste ya se había pasado de la raya. Ya no lo podía aguantar más, aunque quisiera. "Si realmente me quiere, se disculpará" pensó, antes de decir lo siguiente:
- Si quieres que me vaya, basta con decírmelo - su voz sonaba tranquila
Itachi entró a la cocina, al oír esto último.
- ¡Ni se te ocurra, Sasuke! - exclamó el mayor
El menor se irguió con presunción.
- Asegúrate de llevarte todas tus cosas - dijo en tono altivo - Estás despedido...