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Crème Chocolat Moka por Yoko_Nakajima

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Notas del capitulo:

Konichi wa, mis querid@s yaoistas!

Oooh! Ando flotando entre nubes por todos los comentarios del capítulo anterior... Me han hecho tan feliz!

Bueno, hoy hay Lemon ItaxDei... Así que preparad@s, list@s!!!

Ahí va!!!!

Itachi iba saliendo del edificio, buscando a alguien en especial. Paseaba su mirada furtivamente por los que iban en dirección contraria, y, al no comprobar que era él, volvía a buscarlo. Continuó caminando, hasta uno de los jardines principales del colegio, donde por fin lo vio. Ya llevaban conociéndose casi dos años, desde que comenzó a estudiar Administración, y llevaban saliendo casi un año entero... Deidara era su nombre... Él se encontraba sentado debajo de un árbol, leyendo, y, aunque solamente traía una simple playera y un pantalón de mezclilla, se veía simplemente adorable. Una pequeña ventisca se hizo presente en el jardín, e hizo que los rubios cabellos de Deidara se despeinaran. Itachi soltó una risa al verlo, y se acercó, lentamente.

-      Deidara - le llamó el azabache.

-      I-Itachi - titubeó, mientras intentaba regresar sus cabellos a la normalidad - ¿P-por qué no me hablaste?

-      Lo olvidé - subió los hombros, sonriendo, mientras se sentaba a un lado del rubio.

-      ¿Cómo está Sasuke? - preguntó

-      Loco - soltó una risa

-      ¡Itachi! - bufó Deidara - No me refiero a eso... Ya sabes... Por el día de hoy.

Itachi soltó un suspiro. Deidara preguntaba eso,  porque ese día, era el aniversario de fallecimiento de sus padres.

-      Aún no le he hablado - respondió - Aunque no creo que sirva de algo... Siempre está fuera, además de que por fin hizo amigos...

-      ¿Sasuke? - inquirió sorprendido el rubio

-      Sí - asintió - Ha empezado a estudiar Gastronomía... En Les Halles, acaba de conocer a un muchacho de nombre Chôji. Y a una chica... Sonaba bastante entusiasmado cuando habló de ella... ¿cómo me dijo que se llamaba?... ¡Ah, sí!... Sakura...

-      ¿Crees que le guste ella? - le preguntó

-      No lo sé... - suspiró, cansado - Me envió una foto de ambos. Con Chôji no noto ningún problema... pero es que...

-      ¡Vamos! - exclamó Deidara - No lo sobreprotejas tanto. Ya está grande.

-      No es eso - Itachi hizo un puchero - Es la chica... Estoy de acuerdo, Sasuke ya es bastante mayor, pero es que simplemente Sakura no me da buena espina...

-      ¿Por qué?

-      ¡Porque no! - gritó, desesperado.

Deidara giró los ojos. Cuando se trataba de su hermanito, nadie podía contradecirlo, ni replicarle porqués al Uchiha.

-      Cambiemos de tema, ¿quieres? - le dijo el rubio.

-      Por favor - bufó Itachi

-      ¿Cómo le va en la escuela? - preguntó, aún refiriéndose a Sasuke.

-      Bien - la expresión de Itachi cambió por completo - Se le da bastante bien cocinar al jovencito... - soltó una risa - Ya le dije que cuando termine, juntos abriremos un restaurante.

-      Es una buena idea - sucedió. Se quedó callado un momento, se acercó más a Itachi, le tomó el rostro entre sus manos y le dio un ligero beso en los labios - ¿Y tú cómo te sientes?

-      Pasó hace muchos años - dijo el azabache - Pero suelo sentirme melancólico.

-      ¿Cómo, exactamente sucedió? - preguntó - Claro... si quieres decirme

-      Lo que a mí me dijeron fue que hubo un choque múltiple - respondió - Y que fallecieron casi al instante. Sasuke no lo recuerda, porque casi acababa de nacer, y yo tenía siete.

-      Eras muy pequeño - dijo - ¿Cómo fue que sostuviste todo?

-      Fuimos de tutor en tutor - respondió - Hasta que comencé a estudiar aquí. Nos sostuve con el dinero de la beca... Aún lo sigo haciendo, pero Sasuke insiste en que ya no lo haga

-      Dale su tiempo - comentó Deidara - Él siempre ha sido así

-      Hasta que él consiga un trabajo estable - sentenció Itachi, serio - No voy a dejar de mandarle siquiera un poco de dinero... O hasta que podamos hacernos con lo que nos dejaron nuestros padres. De hecho, con ese dinero, será suficiente para que él tenga su propio restaurante...

-      Cierto - sonrió - ¿Cuándo sucederá?

-      En el testamento decía que teníamos que ser profesionistas, para hacer uso del dinero - respondió - Esa seguramente fue idea de mi padre...

Deidara soltó una risa.

-      Siempre impulsándonos a continuar estudiando - comentó Itachi

-      Me hubiese gustado conocer a tus padres - dijo el rubio

Itachi sonrió y se acercó a Deidara, para besarlo, éste último rodeó el cuello del azabache con sus brazos, para hacer más profunda la unión. Sutilmente, Itachi, fue colocando el cuerpo de Deidara sobre el césped, quedando encima de él. Comenzó a descender por el cuello, succionando, besando, creándole pequeñas marcas rojizas sobre la piel. El rubio colaba sus manos por debajo de la camisa de Itachi, brindándole suaves caricias, provocando que se le erizara la piel. El azabache volvió a ascender, dando pequeños besos en todo el rostro de Deidara. Intentaba cazar sus labios, pero el rubio lo evitaba, soltando risillas.

-      Por favor, Dei - pidió Itachi - Sólo uno pequeño.

El rubio volvió a soltar una risita, y con uno de sus brazos atrajo por el cuello a Itachi, estaba a punto de besarlo, pero le colocó el dedo sobre los labios.

-      Pero pequeño, ¿eh? - sentenció, fingiendo seriedad.

Itachi rió y se lanzó contra Deidara, besándolo minuciosamente, acariciando sus dorados cabellos, saboreándolo, disfrutándolo. Pero llegó el agobiante momento de separarse. Les gustaba sentirse el uno al otro, pero también necesitaban respirar.

-      Eso... no fue un beso pequeño - dijo Deidara con dificultad, recuperando el aliento.

-      Prométeme que te vas a casar conmigo algún día - sonrió el Uchiha

-      I-Itachi - titubeó, se ruborizó, su sangre fluyó muy rápido. El azabache soltó una carcajada

-      Está bien si no me respondes ahora - dijo - Pronto serás mío...

No le dejó hablar y le dio un pequeño beso...

 

 

 

 

Se encontraban comiendo en el departamento del azabache, festejando que por fin habían llegado las vacaciones. Itachi, por fin podría pasar todo el tiempo que quisiese con su amado Deidara. Y, de hecho, ya lo estaba disfrutando. Cuando terminaron de comer, se levantaron de la mesa. Itachi se acercó sigilosamente hacia su compañero, por detrás.

-      Dei - le susurró al oído

-      ¿Sí?

-      Vamos a un lugar  más cómodo - le dijo incitante

-      ¿Q-qué? - Deidara siempre se ponía nervioso cuando Itachi le hacía propuestas como esa, hasta ese momento había podido evadirlo, pero después de un año de utilizar excusas... se había quedado sin ideas - ¿C-cómo dónde?

-      No lo sé - susurraba cada vez más bajito y provocativo - Tal vez... ya sabes... mi... habitación...

-      ¿P-para qué? - estaba temblando

-      Yo te dije hace algunos meses que ibas a ser mío - le dijo - No lo habrás olvidado, ¿o sí?

-      P-pero, Itachi - se le había ocurrido una idea - Yo... y-yo ya soy tuyo

-      No completamente, Dei - respingó suavemente. "¿Qué siempre tiene una respuesta para todo?" pensaba el rubio. - Por favor... Se mío. Después de eso... Te prometo que no te voy a dejar nunca.

Itachi comprendía el temor de Deidara. Hace algunos años, el rubio había tenido una pareja, que, en pocas palabras, lo había utilizado. Aunque nunca llegaron a tener un encuentro íntimo, Deidara había quedado bastante herido. Pero, Itachi no era absolutamente parecido...

-      ¿En serio? - preguntó el rubio.

-      Sí... No te preocupes, no voy a hacerte daño

Deidara se dio la vuelta y miró a Itachi a los ojos.

-      No temas, Dei - le calmó - Yo no sería capaz de hacerte algo que te lastimara.

El rubio sonrió débilmente y eliminó la distancia que los separaba. Y es que quería mucho a Itachi, pero aún seguía temiendo a que le lastimaran. Pero es que el azabache manejaba todo con un control tal, que le daba un poco más de seguridad. Se separaron.

-      ¿Qué dices? - inquirió el azabache

-      Y-yo... - titubeaba - N-no... N-no sé...

-      Tranquilízate, Dei - le decía dulcemente - Te juro que nada malo va a pasarte

-      Y-yo... Itachi... - suspiró

Pero se vio interrumpido, el azabache le plantó un beso. El contacto comenzó a hacerse cada vez más profundo. Itachi, sin separarse, fue halándolo, haciendo que avanzara, lo encaminó a la habitación. Se acariciaban, y avanzaban a trompicones, entre arrumacos, palabras dulces y besos. Al llegar a la habitación, el azabache colocó a Deidara suavemente sobre la cama. Coló sus manos por debajo de la playera del rubio, acariciando y subiéndola sutilmente, pero éste lo detuvo.

-      ¿Sucede algo malo? - preguntó Itachi, comenzando a molestarse

-      I-Itachi - titubeó - Tú sabes que yo soy...

El azabache no lo dejó continuar, le puso el dedo índice sobre los labios.

-      Cálmate, mi amor - le susurró - Te amo, Dei, déjame demostrártelo, por favor.

-      E-está bien - finalizó el rubio - Y... yo también te amo

Itachi sonrió, se acercó al rubio y le dio un ligero beso en los labios. Continuó con su tarea de desprenderle la playera, cuando lo hubo hecho, intentó deshacerse de la suya, pero el rubio le interrumpió.

-      Déjame hacerlo - musitó Deidara.

El azabache sonrió y se dejó hacer. El rubio se incorporó un poco y comenzó a quitarle la prenda, lentamente. Itachi levantó los brazos, para poder ayudarle. Al terminar, éste volvió a recostar a Deidara, para después darle un suave beso sobre los labios, después en la mejilla, deslizándose lentamente por el cuello, dando pequeñas succiones al torso, paseando su lengua por la tersa piel, bajando hasta los pezones, y los mordía, el rubio soltaba entrecortados jadeos y gemidos. Itachi colocó sus manos sobre las caderas de Deidara y comenzó a hacer descender el pantalón, el aludido dejó escapar una exclamación, pero el azabache le acarició el rostro, para que no tuviera miedo. Después de haberlo hecho, aventó la prenda fuera de su alcance.

Itachi volvió a acercarse al rostro de Deidara, plantándole un beso. Con la punta de su lengua recorrió su labio superior, de derecha a izquierda. El rubio se estremeció. Itachi paseó su dedo índice por el torso, notando cómo se le erizaba la piel. Después de eso, el azabache terminó por quitarse el resto de la ropa. Volvió a inclinarse, para besarle el cuello, primero, paseó sus labios por encima de la piel, provocando que se le erizara parcialmente. Después, sus besos dejaron de ser delicados, para convertirse más salvajes y húmedos, hasta volverse en succionadas, que alternaba con ligeras mordidas. Mientras Deidara, a cada roce, movimiento o contacto, dejaba escapar suspiros y jadeos.

Descendió al torso, lamiéndolo, su lengua continuó paseándose por su pecho, hasta llegar nuevamente a los pezones. Lamió uno primero, mientras al mismo tiempo lo mordía, involuntariamente Deidara tomó con ambas manos la cabeza del azabache, mientras soltaba un gemido contenido. Después, Itachi se pasó al otro, haciendo exactamente lo mismo, y el rubio sin dejar de hundir sus dedos sobre los oscuros cabellos de su amado.

Itachi se incorporó, y abrazó a Deidara, hundiendo la nariz en el cuello del aludido. Fue ahí cuando el rubio se dio cuenta de que Itachi respiraba un poco agitado, provocándole un escalofrío. Antes de que se levantara, con la punta de sus dedos, Deidara rozó el miembro de Itachi, éste último se sobresaltó, pero se dejó llevar. El rubio lo tomó firmemente con su mano y comenzó a frotarlo. Tal vez no de la manera más experta, pero sí más que suficiente para que el azabache mostrara debilidad, jadeando y gimiendo. Entonces, Itachi miró desesperadamente a Deidara, y se lanzó sobre él, para darle un elaborado beso, su lengua rozaba con el labio superior del rubio, delineándolo muy lentamente, poco después se hizo más profundo y jugoso. Al final, sus pulmones rogaban por oxígeno, y se separaron.

Deidara no dejaba de respirar agitado, y esto se debía al contacto que sostenía con el cuerpo desnudo de Itachi, éste tomó el miembro del rubio y comenzó a masajearlo, el referido comenzó a jadear. El azabache se detuvo, para poder colocarse entre las piernas de Deidara, separándolas. Comenzó a lamer dos de sus dedos, hasta dejarlos completamente humedecidos. Ya estaba a punto de introducir uno, pero Deidara se retorció, alejándose.

-      ¿Qué pasa? - preguntó Itachi

-      ¿P-para qué v-vas...? - no terminó de hablar, el azabache acarició el cabello del rubio

-      Tranquilo - dijo - Relájate... Confía en mí.

Deidara asintió débilmente. Itachi volvió a lubricar sus dedos, e introdujo uno en la entrada del rubio, lentamente, teniendo cuidado de no lastimarlo. Cuando hubo estado completamente dentro, lo dejó ahí por un momento, para que así Deidara se acostumbrara a la intromisión, el rubio comenzó a moverse, entonces Itachi empezó a mover su dedo de atrás hacia adelante, suavemente. Deidara gemía cada vez con más fuerza. Su entrada se iba ampliando a cada movimiento. Una vez que su dedo pudo entrar y salir sin dificultad, se dispuso a introducir el segundo, ésta vez haciendo un movimiento circular. El rubio sintió un hormigueo en sus caderas y en su zona baja. Cuando Itachi hubo terminado, sacó sus dedos. Alzó ligeramente sus caderas, después le echó una mirada al rubio.

-      ¿Estás listo? - le preguntó

-      S-sí - respondió

El azabache introdujo lentamente su miembro. Deidara soltó un ligero quejido, le había dolido un poco.

-      ¿Quieres que pare? - preguntó Itachi

-      N-no - jadeó - Sólo hazlo más despacio.

Itachi asintió e intentó moverse de atrás hacia adelante, pero apenas y podía hacerlo. Deidara enredó sus piernas a la cintura del azabache, la distancia era cada vez menos y provocando que Itachi entrara a la fuerza.

-      D-Deidara - decía con dificultad - No hagas eso...

Pero el rubio hizo caso omiso, y cruzó más sus piernas, causando que Itachi entrara de golpe, Deidara soltó un grito de dolor. El azabache se asustó y salió rápidamente.

-      ¡Idiota! - exclamó - ¡Te dije que no lo hicieras! ¡Te lastimas!

-      P-perdón...

Itachi suspiró y volvió a entrar con cuidado, continuando con el despacio movimiento. Intentando expandir aquella estrechez. No iba a negar que quería moverse rápido y de golpe, su mismo cuerpo se lo pedía, pero había comprobado que eso sólo hería a Deidara, y eso era lo que menos deseaba. Un sonoro gemido salió de la boca de ambos al sentir cómo el miembro de Itachi entraba más profundamente. Deidara aspiraba bocanadas de aire, cada vez más grandes y ruidosas, gemía sin contenerse, se retorcía del placer y aferraba sus manos a las de Itachi, éste logró zafarse del agarre del rubio, para tomarle el miembro y comenzar a friccionarlo, mientras continuaba embistiéndolo, aumentando la velocidad. Deidara arqueó la espalda, indicando, con esto, que le gustaba lo que sentía.

Totalmente turbado, el rubio sintió cómo su sangre fluía sumamente rápido por su cuerpo, más de lo normal. Su presión sanguínea subió tanto, al punto que ya no pudo escuchar nada. Lo único que podía oír era un zumbido y los latidos de su corazón. No tuvo tiempo ni de hablar, porque después de eso, una leve corriente eléctrica recorrió su columna, primero de abajo hacia arriba y después de regreso, y no sólo una vez, sino varias. "¿Qué demonios me pasa?" pensó. No siendo lo único, su vista comenzó a volverse borrosa. Después de eso, el rubio se corrió sobre la mano del Itachi, éste intentó moverse hacia atrás, pero sin resultado alguno, debido a que la entrada del rubio se había contraído, provocando que ambos soltaron un estridente gemido, y, casi al tiempo, el azabache se corrió dentro del rubio.

Pronto, Itachi salió. Segundos después se desplomó sobre los brazos del rubio, pero éste seguía sin reaccionar. Itachi cayó en cuenta, y se alarmó.

-      Dei... - le llamó, pero no recibió respuesta - Dei... ¡Deidara!

El rubio no le respondía, porque no podía oír lo que le decía. Itachi lo miró, confundido, pero para calmarlo, lo abrazó. Minutos después, la presión de Deidara fue disminuyendo, recuperó el control de su cuerpo, aunque estaba temblando.

-      I-Itachi - titubeó

-      ¡Por fin! - exclamó aliviado - Estuviste ausente casi diez minutos.

-      T-tengo algo - dijo

-      ¿Qué? - inquirió, extrañado

-      E-es que... - soltó un suspiro de desesperación, su voz también temblaba - Es que... sentí como si algo culebreara en mi espalda... y... se me nubló la vista... No pude oír...

Lo decía con tal alarme, que sonaba inocente. Itachi soltó una carcajada.

-      ¿D-de qué demonios te ríes, Itachi? - inquirió molesto, el rubio - Que tal si tengo algo grave... y si...

-      Dei

-      Y qué tal si...

-      ¡Deidara!

-      ¡¿Qué?! - exclamó

-      Mi amor - se acercó a él y le sonrió tiernamente - Me has inflado el ego, amor mío...

-      ¿Q-qué? - lo miró extrañado. Itachi soltó una risita y le dio un ligero beso en los labios.

-      Nunca me creí capaz de algo así - decía el azabache, orgulloso

-      ¡Ya dime! - gritó Deidara.

-      No tienes nada grave - dijo Itachi con calma - Sólo tuviste un orgasmo... y uno grande...

Deidara se sobresaltó y se ruborizó. "Ay, Dios... Va a estar presumiendo su ‘capacidad' al menos todo el mes" pensó el rubio. Ambos volvieron a abrazarse, mientras Itachi volvía a alardear sobre lo que le había hecho sentir a Deidara, éste sólo se limitaba a acariciarle el cabello, sabía que acariciándole la cabeza se quedaría dormido, porque sabía cómo relajarlo. Poco después, ambos se quedaron dormidos...

Notas finales:

Sales... Ya respondí los revis del capi anterior... Me hicieron tan feliz!!! 17 reviiisss!!!! O///O!!!

Sales... nos andamos leyendo!!

Muchos besos tronaditos!

Yoko^^


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