Un niño pequeño, llamado Sasuke, de unos siete años, estaba sentado en un muelle de madera, frente a un inmenso lago. Observaba su reflejo en el agua. Estaba triste. La única persona que tenía era su hermano, Itachi, pero éste atravesaba la adolescencia, así que técnicamente estaba solo. Despegó la vista de su reflejo y se viró a la izquierda, mirando hacia la colina, donde se encontraban las demás personas. Alcanzó a divisar a una familia de tres: Un hombre con su esposa e hijo. El niño era casi de su misma edad. El padre cargaba sobre sus hombros al pequeño infante rubio, éste reía alegre. Sasuke se volteó, frunciendo el entrecejo. Ver a esa familia tan feliz, le molestó de cierta forma. Jamás conoció a sus padres. Itachi tenía su misma edad cuando ellos murieron. Sólo sabía cómo eran por algunas fotografías.
Estaba ensimismado en sus pensamientos, cuando, de pronto, sintió una mano sobre su hombro. Al principio pensó que sería su hermano. Pero esa mano era pequeña y liviana. Se volteó. Era el niño que había visto con su familia, hace unos pocos momentos. Le sonreía alegremente.
- ¡Hola! - le saludó. Sasuke se volvió, sin hacerle caso - ¿Cómo te llamas?
El pequeño azabache no le contestó.
- No seas tímido - el rubio sonrió ampliamente.
- ¿Por qué me hablas? - le preguntó Sasuke - Yo estoy solo, y así siempre va a ser.
- Si sigues con esa actitud - se sentó a un lado de él - Lo que dices se va a cumplir... No importa si no me quieres decir tu nombre... Yo me llamo Naruto... Pero la mayoría de la gente me llama "Naru"
Sasuke lo miró con expresión lúgubre, esto intimidó un poco al rubio, pero éste no se iba a dar por vencido. Se acercó más a Sasuke y con su bracito rodeó sus hombros, el azabache se sobresaltó y se ruborizó un poco.
- ¿Q-qué haces? - le inquirió
- Luces triste - respondió - Cuando estoy triste mi mamá me abraza.
- ¿Por eso viniste? - se quitó el brazo del rubio de encima - Porque ¿me tuviste lástima?
- ¡Claro que no! - exclamó - Yo tampoco tengo amigos... Siempre estamos viajando... Y me decidí a hacer uno...
- ¿Por qué yo?
- No lo sé - alzó los hombros - Yo no soy de esos que busquen las cualidades físicas en una persona... Yo lo único que hice fue verte y ya...
Sasuke lo volteó a ver.
- ¿Por qué hablas así? - preguntó
- ¿Cómo?
- Con esas palabras - dijo
- Vivo entre adultos - respondió el rubio - No conozco otra manera de hablar.
- Yo vivo con mi hermano - se animó a decir Sasuke - Y con tutores...
- ¿Y tus papás? - preguntó Naruto.
Sasuke se incomodó por la pregunta.
- Está bien - sonrió Naruto - No me digas, si no quieres... Esos de allá - volteó a ver a una pareja - Son mis papás
El azabache miró y vio a una pareja que platicaba alegremente. En cuanto Sasuke vio a la mamá del rubio, le pareció que esa mujer tenía una sonrisa muy bonita.
- ¿Qué se siente, Naruto? - preguntó, ingenuamente, el azabache
- ¿Qué?
- ¿Qué se siente que te quieran?
- Tu hermano debe quererte... ¿No te das cuenta? - Naruto ni siquiera se percató de que ya estaba platicando con Sasuke
- Mi hermano últimamente no me habla - respondió - Mi tutora dice que es porque está "atravesando una etapa"... Tiene catorce...
El rubio se quedó callado y suspiró.
- Que te quieran, se siente bonito - dijo - Se siente como... como un calorcito en el pecho y te sientes feliz...
- Estoy triste, Naruto - los ojos se le pusieron vidriosos - No entiendo lo que me dices...
Sasuke abrazó sus rodillas y escondió su rostro entre ellas, comenzó a llorar. El rubio sonrió de lado, puso ambas rodillas en el suelo de madera del muelle, y, como pudo, abrazó al azabache, recargó su cabecita sobre la de Sasuke, percibiendo un poco el olor de su cabello. El pelinegro dejó de llorar y dejó que Naruto le abrazase. Permanecieron así un buen rato. Después, al rubio le dolieron las rodillas y se separó.
- ¡No! - exclamó el azabache, reteniendo a Naruto por las muñecas - No me sueltes...
Después extendió los brazos, pidiendo otro contacto.
- Siéntate bien - le dijo Naruto - Me es un poco incómodo abrazarte así...
El azabache volvió a su lugar inicial, con los pies colgando a la orilla del muelle. Naruto imitó su posición. Después rodeó con su brazo los hombros de Sasuke, éste último rodeó su torso, teniendo apoyada la cabeza en el pecho del rubio. Podía oír los latidos de su corazón. Fue entonces que sintió lo que Naruto le había dicho... Ese calorcito en el pecho... Se sentía fuerte... Se sentía bien.
En ese momento sintió una presencia. Naruto volteó, era su madre. Sasuke volteó también. El rubio soltó con cuidado al azabache, y éste tuvo que ceder, muy a su pesar. Naruto se levantó, se acercó a su madre.
- ¿Quién es él? - le preguntó la pelirroja
- Es mi amigo - respondió el rubio - Pero no me dijo su nombre.
- Pregúntale si quiere comer algo con nosotros - dijo la mujer
- Vale - el rubio sonrió
Naruto se volvió. Sasuke ya estaba de pie.
- Oye... - le sonrió - ¿Quieres comer algo con nosotros?
- N-no... gracias - titubeó el niño.
- Vamos, pequeño - la mujer se había acercado a ellos - Dame el gusto de que pruebes mi comida.
Sí. La sonrisa de esa mujer era simplemente encantadora. Sasuke sonrió inconscientemente. La pelirroja tomó eso como un "sí" y lo tomó por el hombro, suavemente, guiándolo colina arriba, donde se encontraba su esposo, éste estaba sentado sobre una manta de cuadros rojos y blancos, y, a un lado de él, había una canasta, en cuanto vio al pequeño pelinegro, le sonrió amablemente.
- Mira a quién nos a traído Naru, Minato - dijo la mujer
- ¿Es su amigo, Kushina? - preguntó él
- Sí - respondió la pelirroja, sonriendo
- ¿Cómo te llamas? - preguntó Minato, dirigiéndose a Sasuke, éste desvió la mirada y no respondió - No importa, pequeño. Siéntate con nosotros y come un emparedado...
Sasuke sonrió, se le pusieron los ojos vidriosos y comenzó a llorar. Y es que nadie nunca lo había tratado así... Minato y Kushina se sobresaltaron, preocupados. Naruto rápidamente abrazó al pelinegro, sabía que si lo hacía se iba a calmar. Sasuke se aferró muy fuerte al rubio.
- Gracias, Naruto - masculló para que sólo él lo oyera
- De nada - acarició los cabellos de Sasuke
Kushina y su esposo se enternecieron con la escena. Parecía como si Naruto y Sasuke se conocieran desde siempre. Al separarse, Naruto hurgó en el bolsillo de su short y sacó un pañuelo desechable. Se lo ofreció al pelinegro, éste lo tomó, se quitó las lágrimas y se sonó la nariz. Después se sentó a un lado de Naruto. Kushina sacó de la canasta un par de emparedados y se los dio a los niños. El rubio cortó un pedacito con su mano y lo introdujo a su boca, mientras que el azabache le daba directamente mordiditas. Minato sacó un termo de la canasta, junto con vasos. Quitó la tapa y sirvió el contenido, era jugo de naranja. Le dio un vaso primero a su hijo, pero éste se lo cedió a Sasuke. El azabache lo aceptó con una sonrisa y un dulce "gracias".
Al tiempo que terminaron de comer, un chico interrumpió con la amena plática. Era sumamente parecido a Sasuke, pero de más edad. Naruto supo de inmediato que venía por el pelinegro.
- Enano - llamó el chico
- Hermano... - musitó, preocupado, el pequeño
- ¿Les ha causado alguna molestia? - preguntó, dirigiéndose a los adultos
- ¡Por supuesto que no! - exclamaron amigables y al unísono, Kushina y Minato. Después la pelirroja continuó: - ¿Quieres un emparedado?
- No, gracias - respondió, serio - Vamos, enano, ya tenemos que irnos...
Sasuke se levantó, cabizbajo. Se colocó a un lado de su hermano.
- Muchas gracias - continuó el azabache mayor - Y disculpen las molestias
Ya se estaban yendo, cuando Naruto los detuvo:
- ¡Esperen! - les dio alcance a los hermanos. Cuando estuvo cerca de ellos, dirigiéndose a Sasuke, le preguntó: - ¿Vas a regresar?
- N-no... n-no sé... - titubeó.
El rubio bajó la mirada. Itachi suspiró. Sasuke en verdad se veía feliz cuando estaba con ese niño...
- Regresará - le sonrió el azabache mayor. A Sasuke le brillaron los ojos
- Gracias, hermano - el menor abrazó al mayor.
- Esperen aquí un momento - dijo el rubio.
Naruto volvió donde sus padres. Le pidió algo a su madre, ésta sacó de su bolso una cámara y se levantó, acompañada de su esposo y su hijo. Ya estando frente a los hermanos, Naruto continuó:
- Tómense una foto conmigo - sonrió.
Itachi y Sasuke se vieron el uno al otro, extrañados, pero accedieron. Se tomaron varias fotografías. La última de ellas, fue en el muelle. Donde solamente aparecían Sasuke y Naruto. El rubio rodeó con su brazo los hombros del azabache, mientras sonreía alegremente. El pelinegro pasó su brazo por la cintura de Naruto, éste se sonrojó un poco. Sasuke sonrió débilmente. Kushina tomó la foto...
• Al Día Siguiente •
Sasuke estaba en el muelle, de pie. Escudriñaba a los que pasaban. Estuvo así por diez minutos, ya que vio a Naruto aparecer por la pequeña colina. Caminaba lentamente, venía serio. El azabache se preocupó un poco por eso. Naruto al estar frente al pelinegro, le sonrió.
- Hola... - le saludó el rubio
- Hola, Naruto - dicho esto, lo abrazó, pero, extrañamente, el ojiazul no le correspondió. Sasuke se separó, confundido - ¿Qué sucede?
- Mi papá me dijo que mañana nos vamos - desvió su mirada...
El azabache suspiró. No le había durado nada el gusto de estar con él.
- Luces triste - comentó Sasuke y lo abrazó de nuevo - Un niño me dijo que su mamá lo abraza cuando está triste...
Naruto soltó una risita y ésta vez le correspondió el abrazo.
- Te quiero, Naru - musitó el azabache
- Yo también...
- Promete que nos volveremos a ver...
- Lo prometo.
Se separaron y se sentaron juntos a la orilla del muelle. Naruto volvió a abrazar a Sasuke como el día anterior. Rodeando con su brazo los hombros del azabache, mientras éste pasaba su brazo alrededor del torso del rubio, apoyando la cabeza sobre su pecho.
- ¿Adónde vas a irte? - le preguntó Sasuke
- Mi mamá me dijo que regresaríamos a Sicilia - respondió
- ¿Dónde queda eso?
- En Italia... Está a cinco horas de aquí, en avión... Eso creo...
Sasuke frotó levemente su mejilla contra la playera del rubio, percibiendo su olor. Levantó la vista para mirar directamente a Naruto, éste lo miró igual. El azabache le sonrió sutilmente, se acercó con lentitud y le dio un casto beso en la barbilla. El rubio se puso todo rojo. Sintió adrenalina. Sasuke se le quedó viendo, tenía un rubor en sus mejillas. Naruto no sabía qué hacer. Ahí lo tenía, frente a él, entre sus pequeños brazos, mansito y sin protestar. Por inercia, se volvió a acercar y el lugar al que atinó besar fueron los delgados labios de Sasuke. Ambos cerraron los ojitos. Fue un contacto ni muy corto ni muy duradero, un contacto inocente, únicamente juntaron los labios.
- ¿Así se siente querer? - preguntó Sasuke en un suspiro
- Y-yo... yo supongo que sí - respondió Naruto, titubeando.
El azabache bajó la mirada y sonrió, nervioso. Alzó la vista y preguntó:
- ¿Me das otro beso, Naruto?
El rubio se sobresaltó, se le agolpó la sangre en el rostro y abrió mucho los ojos. No tardó mucho tiempo en reaccionar. Volvió a darle un pequeño beso, un tenue e íntegro beso.
- Me gusta, Naru - volvió a suspirar el azabache
- A-a mí... a mí igual...
Continuaron dándose pequeños besos. Algunos eran más largos que otros. Pero todos ellos los hacían suspirar. Sasuke sentía el calorcito en su pecho más brioso que nunca. Todos los besos eran iguales, un simple contacto de labios, pero para ellos era suficiente para hacerlos estremecer. Se puso el sol y Naruto le daba el último beso a Sasuke. Cuando habían hecho una pausa, Kushina estaba llegando al muelle. Los dos niños se levantaron.
- Ya es hora de empacar, Naru, querido - le dijo amable, la pelirroja.
- Está bien, mamá - suspiró
- ¿Te sientes bien, hijo? - le preguntó al ver que su rostro estaba sonrojado. Notó que Sasuke estaba igual - Y tú tampoco te ves muy bien que digamos, pequeño
- Estoy bien - respondieron Naruto y Sasuke al mismo tiempo.
- Bueno... - sonrió la mujer - Despídete, Naru
Naruto se viró, miró a Sasuke, le sonrió y lo abrazó. El azabache le correspondió con fuerza.
- Dame otro beso, Naru - le susurró Sasuke al oído para que sólo él pudiese escucharlo
- N-no puedo... Está aquí mi mamá...
Kushina lo escuchó todo, a pesar del empeño que los niños habían puesto en no ser oídos. La pelirroja sonrió de lado. "Voy a darme la vuelta" pensó ella, y así lo hizo. Sasuke se percató del gesto de la mujer y lo agradeció en su mente.
- Ya se volteó - musitó el azabache. Naruto se viró un poco para verificar lo que Sasuke le había dicho, se volvió y sonrió. Tomó el rostro del azabache entre sus manitas y le dio un beso muy tierno - No me dijiste tu nombre... Pero no importa... Te quiero... Ya me tengo que ir...
- Está bien - sonrió débilmente - Yo también te quiero...
Kushina se viró lentamente, sonriendo cual cómplice de un crimen. De un inocente y dulce "crimen". Observó cómo su hijo miraba al pequeño Sasuke: De una manera muy tierna y adorable. Por un momento se sintió mal al separar a tan linda pareja, pero ya era hora de partir. La mujer se despidió de la criatura. Naruto solamente se limitó a agitar su mano de izquierda a derecha, a manera de despedida.
El azabache observaba cómo el rubio se alejaba de la mano de su madre.
- Me llamo Sasuke, Naru...