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Crème Chocolat Moka por Yoko_Nakajima

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Notas del capitulo:

¡Pero cuántos siglos! ¿verdad?

Perdón por la tardanza, yaoistas!!!!

Gomen, Gomen!!!

He andado un poco corta de inspiración... El Crossover me la ha succionado toda... Pero he guardado un poco para traerles este capítulo [que es el que más trabajo me costó]

Bueno

¡Qué lo disfruten!

 

Se había quedado dormido por un momento en la sala de espera. Y es que ya no aguantaba los ojos. Al despertar, la luz que se lograba filtrar por las ventanas y a través de sus rendijas le dio de lleno en los ojos, tanto, que hasta tuvo que cerrarlos un poco, cuando ya no le lastimó tanto fue que logró abrirlos. Volteó a un lado suyo, el asiento estaba vacío. "¿Dónde se metió Sasuke?" pensó. Se levantó, se dirigió a la cafetería, necesitaba algo caliente para despertar y compró un café. Al momento de pagarlo, su teléfono sonó. Era de su casa.

-      ¿Sí?

-      Hola, mi amor

-      Deidara - su voz adquirió un toque de alegría - ¿Cómo dormiste?

-      Bien... - parecía que sonreía cuando respondió, por el tono de su voz - Oye, los amigos de Naruto están aquí, ellos me llevarán al hospital

-      Perfecto

-      ¿Algo ha cambiado?

-      No... - ahora se oía desanimado - Todo sigue igual

-      Bueno - suspiró - En media hora o menos estamos allá.

-      Muy bien, te espero

-      Te amo

-      Yo también

Colgó. Fue una llamada fugaz, pero en momentos como esos no había tiempo para hablar de banalidades. Regresó a la sala de espera. Seguía vacía, su hermano aún no regresaba. Volvió a sentarse, le dolía todo el cuerpo. Soltó un leve quejido. Sai pasó frente a él. Llevaba una pila de papeles sobre sus brazos. Se veía ocupado, pero Itachi lo llamó por un momento.

-      Sai - se levantó y se acercó a él

-      ¿Sí? - le sonrió

-      ¿Sabes dónde está mi hermano? - preguntó

-      Sí - respondió - Está con su hijo

-      ¿Puedes decirme dónde está la habitación?

-      ¡Claro! - zafó una de sus manos de los papeles y señaló - Hay un cruce hacia la derecha, es la primera habitación en la esquina.

-      Gracias

Sai asintió con la cabeza y siguió su camino. Itachi lo observó alejarse. Cuando hubo desaparecido en una de las oficinas, el azabache avanzó un poco, dirigiéndose a dónde su hermano. Siguió las indicaciones que Sai le había proporcionado. Caminó derecho y en el cruce, viró hacia la derecha. La puerta de la habitación estaba entreabierta, la empujó ligeramente, no tenía la intención de interrumpir. Sasuke estaba sentado en una silla, frente a la incubadora de su hijo. Le estaba leyendo un cuento. Itachi escuchó atentamente, quería saber qué cuento le narraba al bebé:

-      "... Y debido a su tamaño - narraba - lo llamaban Pulgarcito. No le escatimaban la comida, pero el niño no crecía y se quedó tal y como era cuando nació. Sin embargo, tenía ojos muy vivos y pronto dio muestras de ser muy inteligente logrando todo lo que se proponía. Un día..."

Itachi sonrió, enternecido y dejó que Sasuke le siguiera contando a su bebé. Al volver a la sala de espera, estaba ahí la doctora Tsunade. El azabache se alarmó.

-      ¿Sucede algo?

-      ¿Dónde está Sasuke? - su pregunta y su tono de voz agravaron las cosas.

-      Le... le está leyendo un cuento a su hijo - respondió, intentando no sonar impaciente. La rubia esbozó una ligera sonrisa, lucía cansada.

-      Tengo noticias de Naruto - suspiró, exhausta

-      ¿Qué pasó? - ahora sí se notaba la preocupación en su voz

-      Ya pasó el peligro, eso pasó - sonrió ella - Sasuke ya puede verlo, ya está en habitación. Es la 164... Pero...

Tsunade carraspeó y suspiró.

-      Ya no hay nada de qué preocuparse - dijo - Aún no despierta, y hemos medido sus signos vitales, son normales, pero... él no reacciona a los estímulos... Está en... Está en coma.

-      Bueno - no era una noticia precisamente alegre, pero era algo... - Al menos se recuperó rápido

-      Sí, lo sé - sonrió - ¡En fin! Naruto ya va mejor...

-      Muchas gracias, Doctora - sonrió Itachi

-      De nada - rió nerviosa.

La rubia se despidió de Itachi y se dirigió a las oficinas. Él se dejó caer sobre el sillón. Le dio un sorbo al café. Naruto estaba en coma. ¿Cuánto tiempo más permanecería así? ¿Cómo se lo diría a Sasuke? Y lo más importante: ¿Cómo tomaría la noticia? Ninguna de las preguntas tenía respuesta para él. Suspiró y continuó bebiendo el oscuro líquido.

 

Unos quince minutos después, llegó Deidara con Shikamaru, Kiba y Gaara. El rubio traía una expresión descansada, pero dejaba traslucir preocupación. El pelinegro se veía cansado y estaba tenso. El castaño casi caminaba dormido. Gaara estaba imperturbable, sin expresión alguna, pero era más que evidente que estaba muy preocupado.

Itachi se incorporó.  Se acercó a los cuatro que acababan de llegar y los saludó. Sonrió, triste, no podía evitarlo. Su rostro era un libro abierto en situaciones como esas. Al ver esa expresión, todos se tensaron. El Uchiha les hizo un ademán de que se fueran a sentar. Cuando lo hubieron hecho, él se colocó frente a ellos.

-      Naruto ya no está en terapia intensiva - dijo de golpe.

Por primera vez, Itachi pudo ver alguna expresión el rostro del pelirrojo, era de alivio y todos los demás estaban igual.

-      Pero... - otra vez se volvieron a tensar - Está en coma.

¿Para qué tardar más? Debía decirlo de todas maneras. A Kiba se le pusieron los ojos vidriosos. Shikamaru se recargó en el respaldo y soltó un suspiro. Gaara se cruzó de brazos y desvió la mirada. Deidara bajó la cabeza, triste. Las cosas estaban casi igual.

Hubo un momento de silencio. Se escuchaban los llamados por el altavoz y los teléfonos sonando. Voces. Pero ellos no pronunciaban palabra alguna. Hasta que se oyó una voz seria a las espaldas de Itachi:

-      ¿Por qué las caras largas? Naruto ya está en una habitación.

Todos alzaron la vista. Itachi se viró. Era Sasuke. Traía el libro de cuentos en la mano derecha. Tenía ojeras y se veía muy cansado. Pero una sonrisa se asomaba en su rostro.

-      ¡Pero qué pesimistas! - exclamó débil, Sasuke - Duerman un poco. Yo voy a comer...

-      Te acompaño...

Sasuke se extrañó al oír esa frase. Una frase que antes no hubiera salido de esos labios. Los demás no estaban menos sorprendidos. ¿Gaara lo había dicho?

-      Claro - respondió

-      No te pregunté - bufó, molesto y se levantó del asiento. Sasuke soltó una ligera risa.

Ya habían pasado cinco minutos. Ambos estaban a pocos metros el uno del otro... Y ni un solo insulto... Ni un golpe... Era lo más increíble que había pasado en esos días. Gaara se colocó a un lado del azabache, y los dos caminaron en dirección a la cafetería... Juntos... A pocos centímetros... Ante la anonadada mirada de los otros.

-      ¡Aaahh! - vociferó Kiba - ¡Me estoy volviendo loco! ¡Ya veo cosas!

-      No, Kiba - negó Shikamaru - Yo también lo vi

-      Yo también  - dijeron Itachi y Deidara al mismo tiempo.

-      Sólo puede significar una cosa - continuó Kiba. Los otros tres voltearon a verlo - Todos se están volviendo locos...

Definitivamente... Todos se estaban volviendo locos, incluso Sasuke y Gaara... Se hablaban como si nunca hubiesen peleado por el amor de un chico rubio... No se podría decir que como los mejores amigos, pero ya se toleraban.

 

Gaara escudriñó de reojo al azabache. ¡Vaya que lucía cansado! Lucía triste, aunque ya se le notaba más tranquilo. A comparación de cómo sonaba su voz cuando le llamó, y de lo que le había platicado Deidara.

Cruzaron la puerta de la cafetería. El olor a comida rápida y a café instantáneo. Se podía ver en las mesas a enfermeras, doctores y uno que otro familiar de algún paciente.

Ambos se dirigieron al mostrador. La mujer que atendía se notaba desvelada, pero permanecía amable. Sasuke parecía tener ya más apetito, porque pidió una ensalada variada y grande. Gaara solamente compró un café mediano. El azabache, al pagar su comida, le pidió, inusualmente amable, a Gaara que le detuviera el libro de cuentos, éste se sobresaltó al escuchar el tono de voz, pero asintió. Tomó el libro, cuidadosamente y observó la portada: Un chico pelirrojo que, obviamente era pequeño, estaba sentado dentro del caparazón de un caracol, su expresión era un tanto seria, pero en sus comisuras se dejaba ver una sonrisa.

-      Te pareces ¿no? - dijo Sasuke, divertido, cuando vio que Gaara no dejaba de escudriñar la portada.

Gaara alzó la vista y se sonrojó un poco. Era verdad que el niño de la ilustración se le parecía un poco. Sasuke dejó escapar una risa.

-      Vamos - continuó - Supongo que para acompañarme, quieres hablar conmigo.

-      Así es - dijo Gaara

Sasuke suspiró. Ambos se encaminaron a alguna mesa vacía. Al ir pasando entre las mesas, Sasuke podía oír fragmentos de las conversaciones que tenían las personas. Observaba sus rostros. Había unos vivos, felices; otros más, aburridos, cansados; y algunos tenían una expresión triste y demacrada como la de él. Al fin, encontraron una mesa desocupada. Tomaron asiento. Gaara dejó el libro de cuentos a un lado de su café. Sasuke depositó el recipiente de plástico sobre la mesa y comenzó a picar primero lechuga, después las delgadas rebanadas de queso amarillo con jamón, cubitos de queso panela y al final, cuando se llevó todo a la boca, tomó un crotón entre sus dedos y se lo comió. El pelirrojo sonrió al notar que con el sólo hecho de llevarse algo de comida a la boca, a Sasuke le volvía el color al rostro. Cuando el azabache hubo repetido esa acción una vez más, habló:

-      ¿De qué querías hablarme?

Gaara bajó apenas la mirada y dio un leve resoplido con la nariz. Se le notaba en el rostro que lo que diría le iba a costar trabajo.

-      Perdóname, Sasuke - lo soltó tan de pronto, que el aludido casi se atraganta con la comida.

-      ¿Q-qué? - titubeó, mientras tosía levemente.

-      Ya me oíste - refunfuñó, molesto. No le gustaba repetir las cosas dos veces

-      No... no me refiero a eso - tosió - Tú no tienes que disculparte... digo... ¿por qué tendrías que hacerlo?

Su tono de voz sonaba tan satírico y parecía broma, a pesar de que no lo era. Gaara frunció el entrecejo, enojado.

-      ¿Te estás burlando de mí? - le increpó, molesto

-      ¡Claro que no! - su tono de voz no le ayudaba en nada, sonaba sarcástico. Cayó en cuenta un poco tarde - Perdón - suspiró - No me burlo, me sorprende que te disculpes... Yo... yo también lo siento.

El pelirrojo esbozó una ligerísima sonrisa. Ya no se dijeron nada más. Sasuke continuó comiendo. Se había despojado de un peso de encima. El silencio que se produjo no era incómodo, era refrescante y bastante tranquilo.

-      ¿Ya fuiste a verlo? - preguntó - Me refiero a Naruto

-      Aún no - respondió - Solamente pasé por su habitación.

Gaara suspiró y asintió.

Sasuke terminó de comer y ambos se levantaron del asiento. El azabache depositó el recipiente en un bote de basura y continuó su camino a un lado de Gaara.

 

Al llegar a la sala de espera, los demás estaban dormitando. El pelirrojo se detuvo y se sentó en el sillón de golpe. Sasuke se le quedó viendo.

-      ¿Quieres venir conmigo? - le preguntó

-      No - respondió - Pero iré en cuanto salga

-      Bien

El azabache continuó caminando derecho por el pasillo. Hubo una bifurcación a la izquierda, la cual tomó para ir a las habitaciones. Ahí encontró a Sai. Éste lucía atareado, Tsunade le daba bastante trabajo. Aún así, paró a saludarlo.

-      Hola, Sasuke - sonrió - ¿Ya supiste que Naruto ya está en una habitación?

-      Sí - respondió - Ahora mismo iba

-      Está bien - dijo - Nos vemos

-      Sí

Y continuaron ambos su camino. Sasuke estaba ansioso, así que caminaba rápido. La puerta de la habitación estaba cerrada. Giró el picaporte lentamente y empujó hacia adelante muy ligeramente. Se quedó estático en el umbral. Ahí estaba su amado, postrado en la cama. Éste tenía un respirador externo. Aún podía notársele un poco de vientre. Parecía que su brazo derecho estaba fracturado. Tenía una gasa en su mejilla izquierda. Se encontraba conectado a la máquina que monitoreaba sus signos vitales, y en su brazo izquierdo en la vena, tenía una aguja, la cual iba conectada a una bolsa con sangre.

Se acercó a paso vacilante, no sin antes cerrar la puerta tras de sí. Había un sillón individual, situado al lado izquierdo de la cama, se sentó ahí. La respiración del rubio era calmada. Sasuke le tomó la mano y le dio un beso. Su piel continuaba cálida. Mantuvo la lánguida mano cerca de sus labios. No hablaba. Pensaba que si lo hacía, podría preocuparlo. Lloraba en silencio, para que no lo escuchara. Lucía tan frágil y vulnerable. En su mente le pedía a gritos que despertara. Le pedía quedarse y que sin él la vida no tenía sentido. Su hermano, cuando aún eran muy pequeños, llegó a decirle una vez que era bueno hablarles a los que yacían en coma... ¿Qué le iba a decir?

-      Han... - titubeó al principio. Se sentía extraño hablándole a alguien que sabía que no respondería - Han pasado muchas cosas durante estos días... Tus amigos llegaron hoy, incluso vino Gaara...

Al decir esto último, la máquina contabilizó un alza no muy grande en los latidos del corazón. Naruto sí lo estaba escuchando. Sasuke esbozó una sonrisa de emoción.

-      Pero no te preocupes - dijo, de inmediato - Ya hemos hecho las paces... Supongo que ya sabías que Deidara y mi hermano tendrán un hijo en poco tiempo... Bueno... Tal vez en unos seis meses más... Para ese entonces, ya estarás bien... ¡Ah! Y Deidara está bien, tampoco te preocupes por eso... Y... - carraspeó - En cuanto a Kouya... La doctora Tsunade dice que se pondrá bien... Hoy estuve leyéndole cuentos casi toda la mañana...

 

Notas finales:

Bueno.. ando un poco cansada... 

pero... quiero decirles que el cross va bien... xD... Ya llevo 4 capítulos y medio, y se pone bueno! xD

Hahahaha...

Cuando termine este fic, me daré el tiempo de leerlas, a varias que me lo han pedido [y los fics que me hacen falta] Y ya después subiré el próximo... El cross... espero verl@s por allá!^^¡

 

Nos leemos!!!


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