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Crème Chocolat Moka por Yoko_Nakajima

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Notas del capitulo:

Konnichi wa, Yaoistas:

Creí que jamás iba a volver a escribirles, que me iba a quedar estancada para siempre... Jajaja... No, miento, ya tenía preparadas las palabras cuando finalizara el fic, pero no es aquí donde debo escribirlas. Por ahora les puedo decir que este fic ha sido el que más me ha gustado cómo me quedó, y que conste que con todo y sus errores.

Siento haberme tardado en publicar el capítulo 30 y final, pero pues me bloquee unas semanas y en una sola parte: el lemon. No siento que me hubiera salido lo suficientemente bien, considerando el tiempo que me tardé en terminarlo. 

Bueno, espero que sea de su agrado éste capítulo:

 

 

Le dio varias vueltas a la copa antes de beberla de trago en trago. Aún no se acostumbraba a ingerir alcohol. Ya llevaba meses sin beber ni una gota. Hizo una ligera mueca al probar ese sabor agridulce del vino. Volvió a dejar sobre la mesa la copa. Entonces, una mano se atravesó en su campo visual. Alzó la vista. Esos ojos. Esa preciosa sonrisa. Una canción estaba comenzando a sonar y él lo estaba invitando a bailarla. Sonrió. Por supuesto que aceptó. Se puso de pie y lo tomó de la mano para ser guiado a la pista de baile. Era una canción lenta y melosa. Pero para ese momento era perfecta.

Ese momento...

Su boda.

Llegaron al centro de la pista. Sasuke colocó su mano izquierda en la cintura de Naruto y la otra la juntó con la de él, éste último colocó la mano derecha sobre el hombro del pelinegro. Volvió a sonreír. El azabache le devolvió el gesto. Eliminó la distancia que los separaba y le dio un dulce beso sobre los labios. Se quedó bastante cerca él, casi bailaban abrazados. Naruto se acercó a su oído:

-      No podría ser más feliz - susurró - Mejor, imposible... Te amo.

-      Y yo te amo a ti - le respondió - Me haces muy feliz.

Volvieron a besarse. El rubio rodeó el cuello de Sasuke con ambos brazos, y éste rodeó su cintura. Ambos cruzaron sus miradas y se sonrieron. Naruto recargó su cabeza en el pecho del azabache, éste recargó su mentón sintiendo que los rubios cabellos le hacían un poco de cosquillas. Entonces, logró divisar a varias parejas: Itachi y Deidara, al rubio ya se le notaban los meses de embarazo; también bailaban Shikamaru y Temari. Volteó un poco a la izquierda, Kiba y Hinata también estaban abrazados. Sasuke sonrió. Esos dos se habían vuelto muy unidos en pocos meses, desde que Naruto había salido del hospital hasta ese día. Viró hacia la derecha: Sai y Gaara. Aunque era una pareja que no se demostrara públicamente mucho cariño, no importaba, porque todo estaba en la mirada...

La pieza de baile terminó y Sasuke le dio un beso en los labios a Naruto.

-      Gracias por bailar conmigo - sonrió el azabache - Eso me hace amarte aún más, si es que eso es posible

-      De nada - le devolvió el gesto y le dio un beso.

Fueron a sentarse. A un lado de su mesa estaba la de Itachi y Deidara. Los dos nada más tenían ojos para el otro. ¿Así se verían él y Naruto? No... Ellos eran diferentes, su historia fue completamente distinta, apresurada... pero cada momento lo había vivido con amor, con felicidad, incluso con tristeza, y aún quedaban tantos...

-      Mi amor - la voz de Naruto lo sacó de sus pensamientos.

-      ¿Qué pasa? - preguntó con una sonrisa

-      Quiero ver a mi hijo - respondió, haciendo un puchero

-      Neji lo está cuidando, amor - le dijo - ¿Quieres que le hable para que lo traiga?

-      N-no - negó con la cabeza - Esperaré hasta que la fiesta termine

-      Si quieres irte antes, dime - tomó su mentón con la mano para que lo mirara - ¿Está bien?

-      Sí, gracias - le dio un beso en los labios. Al separarse se le quedó viendo y le sonrió

-      ¿Qué? - inquirió el azabache confundido - ¿Qué sucede?

-      ¿Qué dirías si te dijera que... estoy embarazado de nuevo?

Sasuke soltó una risa. Últimamente a Naruto le encantaba hacer cuestiones como esas: "¿Qué dirías, Sasu, si te dijera que...?" Se había convertido en un hábito en él.

-      Diría que me estás engañando con otro... - respondió, risueño - No hemos tenido relaciones en muchos meses, mi amor...

-      Qué bueno que lo mencionas - se acurrucó en sus brazos, donde fue bien recibido, y con su dedo serpenteó formas sobre el pecho del azabache - Yo también tengo necesidades, Sasu... Necesito... ya sabes... un poco de acción.

-      Yo pienso lo mismo - secundó con voz incitante y baja. Se acercó a la oreja del rubio y sin previo aviso introdujo la punta de su lengua. Naruto soltó un gemido contenido. Mezclaba succiones y húmedos besos sobre su oreja. Se separó para hablarle. El rubio soltó un quejido de molestia, no quería que parara - ¿Qué te parece esta noche?

-      Perfecto - respondió, alzó la vista y le dio un prolongado y jugoso beso en los labios, al separarse, el rubio le mordió ligeramente el labio inferior.

-      Eres el amor de mi vida, Naruto - dijo - Lo dejaría todo si tú me lo pidieras... Me tienes a tus pies.

-      Sasuke yo... - todas esas palabras le habían dejado sin habla.

-      No digas nada si no quieres - Sasuke sonrió

-      Te amo, Sasu - besó su mejilla - Yo también haría cualquier cosa por ti...

El azabache soltó una ligera risa y le dio varios besos sobre los labios, entre uno y uno se sonreían.

No podría ser más feliz.

 

La fiesta terminó no muy tarde. Todos se retiraron. Naruto y Sasuke, al llegar a su casa, iban entre arrumacos, caricias y besos apasionados. Cuando entraron a la sala, se dieron cuenta de que no estaban solos. Neji dormía en el sillón con Kouya en brazos. Los había estado esperando. Naruto se acercó a ambos, el pelinegro despertó.

-      Ya llegaste, Naruto - dijo somnoliento y le entregó al bebé - Creo que ya es hora de irme...

-      ¡Oh, no! - le regañó - Tú te quedas aquí esta noche

-      Gracias, Naruto - sonrió - Kouya es un niño maravilloso

-      Es mi hijo - comentó el rubio, orgulloso. Neji soltó una ligera risa - Hay una habitación al fondo, puedes dormir ahí

-      Gracias otra vez - se puso de pie y Sasuke lo guió a la habitación.

Cuando hubo regresado, Naruto ya no se encontraba en la sala. Apagó la luz de esa estancia, para dirigirse a la habitación del rubio. Llegó y abrió la puerta. Pensaba que Naruto había puesto a dormir a Kouya en su cuna, en cambio, el rubio estaba en su cama, abrazando a su hijo. "¡Dios! Me estoy empezando a poner celoso de verdad"  pensó, mientras suspiraba. Cerró la puerta tras de sí. "Yo sí quería acción hoy..." pensaba, sonriendo. El ojiazul estaba profundamente dormido. Sasuke se desvistió y se acostó en la cama. Cubrió a su esposo y a su hijo con las cobijas, después a él mismo. Abrazó por detrás al rubio y poco tiempo después se quedó dormido.

 

 

♥ • ♥ • ♥ • 8 Años Después • ♥ • ♥ • ♥

 

 

Dos niños, uno rubio y uno pelinegro se encontraban sentados en un banco comiendo un cono de helado cada uno. El del primero era de chocolate y el del segundo, de vainilla. Ambos estaban en silencio, muy juntos uno del otro debido al frío de Diciembre. Viendo pasar a la gente, y observando cómo se encendían las luces que adornaban el parque. Ya estaba comenzando a oscurecer, además de que estaba un poco nublado. Nevaría en cualquier momento.

El niño rubio balanceaba sus pies, los cuales ni siquiera llegaban al suelo. Comenzaba a aburrirse. Volteó a ver al pelinegro: Parecía embelesado por las luces y su nariz comenzaba a enrojecerse. Sonrió y con su mano llamó su atención.

-      ¿Qué sucede, Ryûsei? - preguntó el pelinegro sin mirarlo.

-      Estoy aburrido, Kouya, eso sucede - respondió y mordió la galleta del helado.

-      ¿Te aburres? - exclamó y soltó una risa - Dímelo a mí

-      Pero si te ves tan interesado en las luces - alzó la vista

-      No, sólo pensaba - suspiró

-      ¿En qué? - preguntó, mirándolo

-      En mí - respondió, riendo.

-      Vanidoso... - el rubio hizo un puchero. Kouya le sonrió y le enseñó su lengua. Ryûsei le respondió igual - No te creo.

-      Claro que no - suspiró y mordió la galleta del cono - Pensaba en mis padres

-      ¿Cuál de los dos? - inquirió

-      En ambos - sonrió - No entiendo...

-      ¿Qué no entiendes? - lamió el helado sin quitarle la mirada a Kouya.

-      Cómo pasó... - contestó - En la escuela dicen siempre que es un niño y una niña... Pero...

-      Sí... te entiendo - dijo - Cuando les pregunto a mis papás, nunca me quieren decir...

-      También está eso - mencionó - Mis compañeros tienen papá y mamá. Y los llaman papá y mamá

-      Nosotros tenemos papá y...

-      Papá - dijeron ambos al unísono.

Se quedaron en silencio mirando hacia las luces por arriba de sus cabezas. Qué extraño.

-      No sé cómo llamar a cada uno - continuó Kouya - "Mi papá hizo esto..." pero, ¿cuál de los dos?

-      ¡Agh! Ya no hables - bufó el rubio - Déjalo así... Esa actitud tuya de pasártela preguntando me está hartando.

-      No soy preguntón - el pelinegro hizo un puchero

-      Mi papá dice que hay que ser observador y parar de preguntar - dijo

-      ¿Cuál de los dos? - preguntó sagaz, probando su punto.

-      Eh... - titubeó - I-Itachi...

-      Se siente raro, ¿eh? - sonrió, satisfecho.

-      Te odio... - dijo, fingiendo molestia - Bueno... es la única manera. Aparte, ¿no has notado a ambos les hablamos con voces diferentes?

-      ¿A qué te refieres? - inquirió

-      Por ejemplo - carraspeó - ¿Tú cómo le hablas a mi tío Naruto?

-      Mmmhh... - balbuceó - Yo no siento que sea diferente con uno que con otro.

-      ¿Ah, no? - suspiró - Yo sí siento la diferencia.

-      Porque mi tío Itachi da... - se detuvo en seco

-      Anda, dilo - le animó

-      ... Miedo... - soltó como si le costara mucho trabajo decirlo - Y mi tío Deidara es muy diferente. - hizo una pausa - A decir verdad tienes razón en lo que dijiste. A uno le hablas diferente que al otro.

-      ¡Sí! ¡Te lo dije! - exclamó, victorioso.

-      Sí, sí... - farfulló - En fin, cambiando de tema...

-      ¡Hey! ¡Déjame disfrutarlo! - dijo mientras reía.

-      No, ya en serio - dijo, aburrido - Te iba a decir que ya casi es tu cumpleaños.

-      Oh, sí - suspiró - Adivina cuando...

-      ¿Crees que no sé? - inquirió, desafiante.

-      La verdad, no... - soltó una carcajada.

-      El Dieciocho de Diciembre, ¡tonto! - exclamó.

-      ¡Já! ¡Fue suerte! - se burló.

-      Tú no sabes el mío - se rió

-      Claro que sí - Ryûsei se cruzó de brazos - Siete de Mayo... ¿Crees que se me olvida que casi eres un año más grande que yo?

-      Sí, es cierto - dijo en tono altivo.

-      Qué linda manera de demostrarse que se acuerdan del otro - se oyó una voz detrás de ellos. Era Sasuke.

Los niños voltearon súbitamente. El azabache mayor venía acompañado de su marido, el cual venía comiendo una paleta de hielo, distraídamente.

-      Además no sé cómo pueden comer helado cuando estamos en invierno - continuó cruzándose de brazos por el frío.

-      Sasuke - intervino Naruto - Te dará menos frío si comes uno tú también.

-      No, gracias - dijo, mientras sacaba una servilleta de su chamarra y limpiaba a ambos niños alrededor de la boca.

Naruto observaba esa escena, enternecido. Sasuke había adoptado esa manera de ser varios años atrás... y le encantaba. Al terminar de limpiarlos, se viró hacia su pareja y lo miró extrañado.

-      ¿A ti qué te pasa? - preguntó, con el ceño fruncido.

-      ¿Eh?... N-nada - negó con la cabeza.

-      Vamos, niños, ya es hora de regresar - dijo Sasuke, sonriendo.

Ambos infantes bajaron del banco de un brinco y siguieron a los adultos.

-      Adelante - Sasuke hizo un ademán de que se colocaran delante de ellos.

-      Siempre eres así - dijo Naruto quedo y riendo.

-      Es para no perderlos de vista - respondió serio - Itachi y Deidara me matarán si algo le pasa a Ryûsei. Y tú también, si algo le pasa a Kouya.

-      No exageres - se burló.

-      Tal vez tú y Deidara no, pero Itachi... no estoy seguro de él - dijo, mientras reía nervioso - Mi hermano ha cambiado desde que su hijo nació.

-      Porque no te has visto, Sasuke - rió el rubio.

El aludido se ruborizó. Realmente no llegó a creer que lucía igual que su hermano. Pero nada de malo tenía. Había hecho a Naruto muy feliz desde entonces. A veces solía recordar cómo era antes de conocerlo. Tan cerrado. Esperando a que ese niño que conoció años atrás en el muelle volviera a toparse con él. Tal vez por eso se sintió tan atraído hacia él la primera vez que lo vio.

Sasuke y Naruto habían llevado a pasear a los niños por París, y en especial a su propio hijo, ya que el niño poco conocía la ciudad que lo había visto nacer. Ryûsei, al ser el hijo de Itachi y de Deidara, se había quedado a vivir ahí y ya estaba habituado. Deidara continuaba administrando su café e Itachi seguía en la recepción, en el que solía ser el restaurante de su hermano y que ahora estaba en el cargo de Hinata. Sasuke y Naruto estaban de vacaciones y por eso se encontraban en París.

Continuaron con su paseo. Llegaron hasta un parque... Uno que Sasuke y Naruto conocían muy bien. Era el lugar en el que habían compartido la noticia de la llegada de Kouya. Donde Naruto había pasado ratos de soledad... El lugar donde habían tenido que lidiar con problemas pasados y que terminaron conciliando. Al ver el columpio, Naruto quiso ir a sentarse, pero su hijo y su sobrino se le adelantaron. Ryûsei y Kouya cabían en la tablilla, ambos eran menudos. Los mayores observaban a cierta distancia, el rubio tomó la mano del azabache inconscientemente. Sasuke lo volteó a ver: Naruto miraba el columpio con añoranza.

-      Lo estás recordando, ¿verdad? - le susurró dulce al oído.

-      Sí - respondió el rubio y volteó a verlo - Gracias, Sasu... Te amo.

-      ¿Gracias por qué? - inquirió, extrañado

-      Por hacerme tan feliz - le dio un tenue beso en los labios.

Sasuke sonrió sobre los labios de Naruto, éste tampoco lo evitó y sonrió igual. Se separaron y se encaminaron hacia los niños. Estuvieron ahí un buen rato, hasta que oscureció por completo. Regresaron caminando a la casa de Deidara e Itachi. Ahí, Kouya se tendría que quedar. El pequeño había pedido permiso días atrás a Naruto para quedarse en casa de su primo. El rubio tardó bastante en despedirse de su hijo. Con mucha razón, era la primera vez que su pequeño pasaba la noche fuera de casa y lejos de él. Al llegar, Kouya entró corriendo a la casa junto con Ryûsei.

-      Son niños, Naruto - le dijo Deidara - Déjalos ser.

-      Sí...  - suspiró.

Tuvo que dejarlo ir... Se despidieron de Itachi y de Deidara, y continuaron su camino. Iban tomados de la mano, caminando a paso lento por las solitarias calles. Se sentían extraños al no tener a su hijo cerca, escuchando su vocecita. Solamente sus pasos sobre el adoquín. Como cuando comenzaban a salir. Sólo ellos dos. Naruto carraspeó y dejó escapar una pícara risa.

-      Sasu... - susurró cerca de su oído

-      ¿Sí? - inquirió, suave

-      Está... silencioso - respondió, incitante - ¿Qué te parece si hacemos un poco de ruido?

-      Me parece perfecto - se detuvo, se colocó frente a él y lo tomó por la cintura para besarlo - Siempre tienes que contenerte... Vamos a la casa...

-      Muy bien...

Apresuraron el paso. Cuando hubieron llegado, Sasuke abrió la puerta rápidamente. Al cerrarla, sometió al rubio por las muñecas y comenzó a besarle el cuello desesperadamente.

Desde que Kouya pudo caminar, Sasuke y Naruto habían tenido que ser más cuidadosos en cuanto a sus encuentros íntimos. El niño era curioso, suspicaz y tenía la costumbre de levantarse a mitad de la noche... Los descubrió una vez cuando tenía tres años. A pesar de que el pequeño aún no entendía de eso, ambos padres se morían de la vergüenza cuando lo veían a los ojos, en especial Naruto. Pero ahora podían hacerlo donde fuese sin temor a ser descubiertos.

Sasuke cargó a Naruto por la cintura, mientras éste aferraba las piernas al torso del azabache. Se desplazaron por las escaleras a trompicones, entre risas y caricias. Al llegar por fin a la habitación, Sasuke hizo que quedaran en la anterior posición. Naruto le subió la camisa con una sola mano y comenzó a besarle el torso, recorrió la piel con su lengua dejando marcas de saliva por donde pasaba, alternando con succiones, dejando a su paso, también, pequeñas marcas rojizas.

Naruto volvió a aferrarse al cuerpo de Sasuke, como si fuese a caer si no lo hacía, y, en cierto modo, así era. El azabache colocó  las manos sobre el pecho del rubio, mientras respiraba agitado muy cerca del rostro de su amado, asimismo lo miraba con avidez. El rubio sonrió y le plantó un jugoso beso en los labios, después enredó más sus piernas, provocando que la distancia entre sus cuerpos fuera aún menos. Al separar sus labios, ambos respiraban tembloroso, Sasuke ya estaba bastante ansioso, Naruto podía sentirlo, ya que estaba temblando ligeramente, además de que el bulto entre sus piernas era notable.

El azabache comenzó por quitarle la playera a Naruto muy lentamente, mientras éste bajaba las piernas para no entorpecer sus movimientos. Sasuke terminó de quitársela y la aventó lejos de su alcance. Inmediatamente se lanzó al cuello del rubio, besándolo, lamiéndolo y dando succiones que aumentaban de intensidad. Esa piel tan tersa, únicamente suya. Naruto temblaba bajo las caricias del azabache, aferrando las manos a su espalda para no desfallecer del placer que le provocaba. Sasuke se separó, el rubio respiraba agitado, pero eso no lo detuvo para quitarle la camisa, lentamente, botón por botón.

-      ¡Oups! - decía pícaro el rubio, cada tanto al abrir la camisa.

Sasuke dejaba escapar risas. Cuando terminó de desabotonarlo, deslizó lentamente la camisa para quitársela, al tiempo que le acariciaba la piel. La prenda cayó al suelo. Entonces, Sasuke se acercó a Naruto y le dio un apasionado beso, mientras desataba desesperadamente el cinturón, desabotonando y bajando el cierre. Coló su mano dentro del bóxer, tomando el miembro del rubio y lo comenzó a friccionar. Naruto dejó escapar un jadeo seguido de un gemido. Cuando el movimiento del azabache se hizo más constante, el rubio gimió más estridente.

-      S-Sasuke - jadeó y aferró las manos a la pálida espalda del azabache.

El pelinegro también jadeaba, sintiendo cómo crecía bajo la presión de su mano. La temperatura de sus cuerpos iba en ascenso. Los gemidos del rubio hacían que Sasuke lograra excitarse con más rapidez. Se detuvo por un momento y sacó su mano, Naruto soltó un quejido de molestia.

-      ¡No! - exclamó - No pares.

-      No lo haré - musitó.

Entonces, se dispuso a bajarle el pantalón, Naruto se quitó los zapatos junto con las calcetas para facilitar el descenso de la prenda. Al terminar, Sasuke no pudo evitar mirar la entrepierna del rubio, éste último se dio cuenta y dejó escapar una risilla. Se acercó a él y con ambas manos desanudó el cinturón, desabotonó y bajó el zipper. Hizo lo mismo que el azabache momentos atrás. Metió con un poco de dificultad su mano, ya que el bóxer de Sasuke era mucho más ajustado, eso mismo fue lo que provocó que el movimiento de la mano de Naruto fuera más rápido. Sasuke soltó un estridente gemido. Un hormigueo recorrió su cuerpo. Su miembro aumentaba de tamaño con cada fricción. Su respiración se volvió agitada. Entonces, tomó la mano del rubio, sometiéndolo, y le dio un desesperado beso en los labios.

Al separarse, se sonrieron. Ambos estaban sonrojados, la sangre les fluía muy rápido por el cuerpo. Naruto terminó de quitarle el pantalón junto con el bóxer, éste le dio la vuelta al rubio para abrazarlo por detrás, pasando sus manos por debajo de sus brazos, rodeando su torso. Comenzó a besarle el cuello y los omoplatos, muy suavemente. El rubio podía sentir la virilidad de su compañero crecer. Sasuke colocó sus manos en las caderas de Naruto por debajo de la ropa interior y la deslizó hacia abajo, cuando le llegó a los tobillos, el ojiazul apartó con su pie el bóxer. El azabache acercó la mano derecha al miembro de Naruto y comenzó a friccionarlo, primero despacio y después más rápido. El rubio gemía cada vez más estridente. Sasuke levantó la mano izquierda y la colocó a la altura de la boca de Naruto, éste comenzó a lamer dos de los dedos del azabache, hasta introducirlos completamente en su cavidad. Continuó hasta dejarlos húmedos.

Entonces, Sasuke se dispuso a preparar a Naruto: Introdujo su dedo índice en la entrada del ojiazul, lentamente, éste dejó escapar un jadeo al sentir la intromisión. El pelinegro mantuvo su dedo sin moverse para que Naruto se acostumbrara. Al notar que ya estaba listo, comenzó a moverlo en círculos despacio, alternándolo con un movimiento de atrás hacia adelante. Cuando su dedo pudo moverse sin dificultad, decidió introducir el segundo, poco a poco. Al estar completamente dentro, imitó el primer movimiento: circular y de atrás hacia adelante, pero ésta vez turnándolo con uno parecido al de unas tijeras abriéndose y cerrándose. Una vez que la entrada de Naruto tuvo el tamaño adecuado, Sasuke extrajo ambos dedos con cuidado.

-      Agáchate, Naruto - le dijo el pelinegro jadeando de impaciencia.

El rubio inclinó el torso, recargando ambas manos en la puerta. Sasuke lo tomó por las caderas con ambas manos y lentamente introdujo su miembro en su entrada. Un escalofrío le recorrió la espalda, mientras ambos soltaban un gemido leve. Al azabache le costaba entrar, Naruto siempre había sido estrecho. Se movía muy despacio para no lastimarlo, y parecía dar un resultado beneficioso para ambos, porque podía sentir cómo entraba cada vez más profundo. En uno de esos cuidadosos movimientos, el cuerpo del rubio lo aceptó completamente, dejándolo entrar. En ese instante los dos gimieron ruidosamente. Sus respiraciones se volvieron muy agitadas. Entonces, Sasuke comenzó a mover la pelvis de atrás hacia adelante, pausadamente. Naruto dejaba escapar gemidos contenidos, su mirada se clavó en su miembro y con su mano derecha comenzó a darse placer, entonces sus gemidos se volvieron escandalosos. Sasuke al ver cómo el rubio se masturbaba, se excitó aún más. Acercó su mano derecha y la colocó sobre la del ojiazul, ayudándolo a friccionar su miembro, mientras comenzaba a mover más rápido la pelvis.

-      S-Sasuke... - le llamó con voz entrecortada - Las piernas... me tiemblan, mi amor.

-      Bien... vamos a la cama

El azabache soltó la mano del rubio y salió momentáneamente. Ayudó a encaminarlo a la cama. Cuando estuvieron allí, Sasuke se sentó a la orilla de la cama y abrió ligeramente las piernas.

-      Ven acá... - dijo, mientras le daba golpecitos a sus piernas. Se echó ligeramente hacia atrás, recargando las manos en el colchón.

Naruto se sentó con cuidado sobre el miembro del pelinegro, introduciéndolo nuevamente en su entrada. Sasuke soltó un gemido. El rubio comenzó a dar ligeros brincos, provocando el mismo movimiento de vaivén. Con cada ir y venir, ambos gemían. El placer era casi incontenible, pero querían que durara lo más que se pudiera. Pasados varios minutos, Naruto se cansó y cambiaron de posición. Ahora, el rubio estaba sobre la cama, boca abajo, con las manos y las rodillas sobre el colchón. Sasuke se posicionó detrás de él entre sus piernas y volvió a penetrarlo, yendo de atrás hacia adelante, tomándolo por las caderas. Ahora no perdió tiempo y colocó su mano sobre el miembro del rubio para frotarlo. Naruto se estremecía, mientras gemía. Sintió cómo el cuerpo le comenzaba a hormiguear. Apretó las cobijas con sus manos.

Sasuke comenzó a moverse más rápido. En ese momento pudo notar que Naruto ya no soportaría más tiempo en esa posición. Los brazos empezaban a temblarle. Entonces, salió lentamente y le dio la vuelta. Quedando el rubio acostado en la cama.

-      Sube tus pantorrillas a mis hombros - le dijo

Naruto levantó lentamente las piernas y el pelinegro fue el que las colocó sobre sus hombros. Lo tomó nuevamente de las caderas e introdujo su miembro. Comenzó a balancearse de adelante hacia atrás de nuevo, mientras frotaba el miembro del rubio al mismo ritmo que su vaivén. En ese preciso momento sintió una corriente eléctrica desplazarse por su columna, comenzó a moverse más rápido, comprendía que se estaba acabando. Ambos gemían sin pudor alguno. El rubio ya no podía más. Era imposible soportar tanto placer. Tanto que no podía mantener abiertos los ojos. Sentía que el corazón se le salía del pecho de lo rápido que latía.

-      S-Sasuke... - dijo entre gemidos - Aaahh... me... me vengo... Aaahh... me... ¡me voy a venir!

Inmediatamente después, Naruto se corrió sobre la mano del azabache. Sasuke aumentó la velocidad de sus estocadas y sintió que no escuchaba. Le dieron calosfríos en todo el cuerpo, entonces se corrió dentro del rubio. Dejó escapar un gemido, señal clara de su relajación. Se quedó un momento dentro, mientras volvía en sí. Naruto bajó las piernas pesadamente, dejándolas flexionadas sobre la cama. Sasuke se recuperó y salió, al hacerlo, logró ver cómo más de su esencia se liberaba del cuerpo de Naruto. Se desplomó a un lado de él en la cama. Ambos estaban sudados y respiraban ruidosos. El pelinegro miró su mano, que estaba empapada con el semen de su compañero, y la esparció en su abdomen. Naruto soltó una risa.

-      Te encanta hacer eso - dijo el rubio con un dejo de excitación en su voz. No sólo a Sasuke le gustaba hacerlo, sino que Naruto disfrutaba de verlo.

-      Te amo - dijo - Por eso lo hago. Me gusta sentirte en todas las maneras posibles.

Naruto sonrió y abrazó a Sasuke. Comenzó a besarle el pecho y el cuello. Se le erizó la piel. Era invierno y por eso le había dado frío. El azabache levantó las cobijas y cubrió a su pareja y a él mismo. Lo abrazó con fuerza para no dejarlo ir.

-      Sasuke - levantó la vista

-      ¿Sí? - le devolvió la mirada

-      Yo te amo también - le dijo sonriendo - Prométeme una cosa

-      ¿Qué?

-      Que cuando yo despierte vas a estar aquí a mi lado - respondió

-      ¿Por qué lo dices? - inquirió

-      Siempre te levantas antes, amor - hizo un puchero - Quiero que estés a mi lado cuando despierte mañana

-      Te lo prometo, mi amor - sonrió.

-      Bien...

Sasuke le dio un dulce beso en sus tibios labios. Era todo suyo y siempre lo iba a ser. La tierna imagen se difuminada. Se estaba quedando dormido. Antes de caer rendido, sintió cómo un beso se depositaba en su mejilla.

 

♣ • ♣ • ♣

 

Abrió los ojos. Algo lo había despertado. Alzó lentamente la vista. Sasuke estaba concentrado en acariciarle los cabellos, mientras sonreía ligeramente. Naruto sonrió. Había cumplido su promesa de despertar juntos. Lo abrazó fuerte, aferrándose a su torso.

-      Buenos días, Naru - dijo con voz áspera y después soltó un ligero estornudo.

-      ¿Ya te enfermaste? - inquirió

-      No... Sólo tengo un poco de frío - respondió - En la madrugada comenzó a nevar...

-      ¡Nevar! - exclamó el rubio - Qué bien...

-      Sí - sonrió - ¿Quieres desayunar?

-      Sí, vamos

Ambos se levantaron de la cama, Sasuke se sentó en la orilla para ponerse el bóxer, cuando Naruto lo abrazó por detrás y le dio un beso en el cuello. El pelinegro se viró para darle un suave beso en los labios.

-      Vamos a bañarnos primero - dijo el rubio, sonriendo.

Sasuke se limitó a asentir y a devolverle el gesto. Se dirigieron a la bañera. Entraron uno detrás del otro y cerraron al estar los dos en el cuarto. Naruto se dispuso a abrir las llaves y a nivelar la temperatura del agua, mientras Sasuke se quitaba nuevamente el bóxer. Lo dejó a un lado y avanzó hacia el rubio. El agua estaba tibia y caía plácidamente sobre los dos. El rubio le daba la espalda a Sasuke, entonces éste último le dio la vuelta y le dio un beso en los labios, que iba aumentando de profundidad, mientras pasaba el tiempo. Naruto sonrió sobre los labios de Sasuke y soltó una risita. El azabache se separó, extrañado.

-      Algo tienes, Sasuke - dijo el rubio - De pronto estás más afectuoso

-      No, no es cierto - bufó, ruborizado e intentó darle otro beso, pero Naruto lo evadió, mientras reía burlón

-      Dime qué es - pidió, tomándole el rostro con ambas manos

-      No... no es nada - respondió, nervioso

-      ¿Tantos años... y de veras piensas que me voy a creer eso? - preguntó

-      Ah... - se quitó con suavidad las manos de Naruto de su rostro - Te lo digo cuando salgamos.

Continuaron aseándose en silencio. Naruto de vez en cuando depositaba un beso en la mejilla del pelinegro, provocando que éste sonriera. Pero el rubio también intentaba con eso, hacerle hablar a Sasuke. Fue en vano. Tuvo que esperar a que salieran de la ducha...

-      Vamos, ya estamos afuera - dijo impaciente el rubio - Dime

-      Qué desesperado, Naruto - rió Sasuke - Vamos a vestirnos.

Naruto soltó un bufido y comenzó a vestirse rápidamente. Sasuke, a pesar de todo, terminó antes que el rubio y salió presuroso de la habitación. El ojiazul suspiró frustrado. ¿Qué sería lo que Sasuke quería decirle? Por primera vez en mucho tiempo, sintió inseguridad. Sacudió la cabeza para olvidarse de su incertidumbre. Sasuke lo amaba, no había duda. Se levantó de la cama y salió de la habitación. El pelinegro estaba en la cocina y allá se dirigió. Al entrar, vio cómo estaba picando fruta rápidamente. Naruto soltó una risilla.

-      Te vas a cortar un dedo un día de estos - rió el rubio - Con calma, no estás en tu trabajo...

Sasuke rió también, pero no disminuyó la velocidad ni un ápice. De todas maneras ya estaba acostumbrado. Naruto sacó miel y granola de la alacena. Sasuke ya había servido la fruta en platos y los había dejado en la mesa, junto con los cubiertos. El rubio vertió la miel en ambos platillos, seguida de la granola. Después ambos se sentaron a desayunar. Naruto sonrió al probar la fruta.

-      ¿Me vas a decir ya? - preguntó el rubio

-      Termínate eso primero - le dijo

-      ¡Oh, vamos! - exclamó - Ya dímelo

-      Ayer que fuimos al parque - respondió - Me acordé de muchas cosas... Desde que te conocí hasta hoy. Pero sobre todo recordé cuando éramos novios.

-      ¿Ah, sí? - suspiró

-      Sí - sonrió - Y recordé cuando te despedí del restaurante

-      ¿Por qué recuerdas cosas tan feas? - farfulló el ojiazul

-      Y también lo subsecuente a eso - continuó - Los cinco meses sin verte, cuando me pelee con Gaara...

-      Cállate, me estoy poniendo triste - bufó

-      Pero, recordé también que en esa época, fue la primera vez que te dije que te amaba y lo bien que sentí cuando lo hice - sonrió - Estuve comparando lo que sentí de un momento a otro, de ahí hasta que tuviste el accidente...

Naruto sonrió... Bien, no había por qué sentirse inseguro. Sasuke todavía lo amaba.

-      Y entonces me di cuenta de que soy muy afortunado - dijo el azabache - De tenerte a ti y a tu voluntad tan fuerte, y que me hayas dado un hijo con tu misma actitud. Comprendí lo mucho que te amo y el miedo enorme que tengo de perderte. Siento mucho las veces que te hice enojar o sentir mal, nunca fue esa mi intención. Comprende que tenía miedo a que me hirieran y...

-      Sasuke - el rubio lo interrumpió, se puso de pie, dirigiéndose hacia él y se sentó en sus piernas - No sé por qué dices eso ahora, mi amor. Claro que entiendo por lo que estabas pasando, yo también tenía miedo. Me sentía inseguro, pero de lo único que siempre he estado seguro todos estos años, es de que te amo y que nada va a cambiar pase lo que pase. Pasarán más años, Kouya se casará y tendrá hijos, y pasado tanto tiempo, te voy a seguir amando.

Sasuke sonrió y le dio un beso en los labios. Al separarse, Naruto le dijo:

-      No olvides nunca que te amo, me hace sentir que no te estoy dando el amor suficiente.

-      Claro que no, Naru - negó con la cabeza - Sé que me amas y ojalá sepas que yo también te amo mucho.

-      Bien - sonrió - Entonces, ¿ya está todo saldado?

-      Sí - sonrió el azabache

Naruto se levantó y se dirigió a su asiento.

-      ¿Qué quieres hacer hoy, Naru? - preguntó

-      Quiero ir a ver a mi hijo - respondió de inmediato. Sasuke soltó una risa - Y tal vez ir a visitar a Hinata

-      ¿Otra vez? - inquirió Sasuke - Me están dando celos

-      A Kiba igual - se burló el rubio - Pero quiero ir a verla hoy, porque me dijo que ayer iban a hacerle un ultrasonido y quiero ver las imágenes.

-      Qué bueno - suspiró el pelinegro - Hablando de tus amigos, ¿qué ha pasado con ellos?

-      Pues Kiba vino a vivir a Francia, por Hinata - respondió - Shikamaru igual, sólo que en Borgoña y ya vive con Temari

-      Oh, de él ya sabía - río Sasuke - Dejó embarazada a tu sous chef.

-      Sí... - se lamentó Naruto - Ahora tengo que dejarla salir temprano... Gaara sigue viviendo en Italia... con Sai, hace varios meses que no sé nada de ellos, son bastante extraños, jamás los he visto besarse o algo así.

-      Ni yo... - secundó el azabache

-      ¿Y tú? - le preguntó el rubio

-      ¿Yo qué? - frunció el entrecejo extrañado.

-      ¿No has sabido nada de... ella? - inquirió

Sasuke se quedó callado. Verdad que sí sabía algo, por lo que contaban en Les Halles y lo que Chôji llegó a platicarle. Pero no sabía si decírselo a Naruto fuese lo más apropiado. Suspiró y asintió débilmente con la cabeza.

-      ¿En serio? - el rubio sonaba incrédulo

-      Sí - respondió - Chôji me dijo que la vio por última vez hace unos cinco meses.

-      ¿Haciendo qué? - preguntó

-      Con su hijo... - respondió seco - Tiene casi la misma edad que Kouya, unos meses más chico. Chôji me dijo que el niño es hijo del tipo con quién la encontré esa noche y que aquella vez que vino a la casa llorando, el día en que tú y yo nos reconciliamos ¿te acuerdas?

-      Sí

-      Que esa vez venía a regresar conmigo, sólo para adjudicarme al  niño después.

-      Pobrecita - dijo Naruto, sensato

-      ¿Pobrecita? - exclamó Sasuke - Si tú nunca hubieras aparecido en mi vida, yo en este momento estaría criando un hijo que no es mío.

-      El niño no tiene la culpa, ni ella tampoco - dijo - Ella sólo intentaba hacer una familia contigo

-      Cuando yo ya tenía una - intervino - Naruto, no entiendo por qué la justificas.

-      Sólo intento ser imparcial - respondió - Pero mejor dejemos de hablar de ella.

-      Estoy de acuerdo - bufó el azabache

-      Vamos, mi amor, no te pongas así - dijo - Perdón por preguntarte por ella.

-      Está bien... - sonrió - Te perdono sólo porque te amo.

Naruto soltó una risa.

Terminaron de desayunar.

Esa plática les hizo recordar muchas cosas. Cosas buenas y malas. Sensaciones placenteras y también hirientes. Noticias impactantes y felicidades múltiples. Sucesos inesperados y coincidencias hilarantes. Heridas sanadas, previamente abiertas. Sabores y costumbres nuevas. Romances poco fructuosos y también unos que otros duraderos. Matrimonios, hijos y cambios. Cambios, sobre todo. Sólo una cosa permanecía igual, sólo una cosa imperecía sobre todos esos buenos y a la vez abrumadores cambios: El amor que tenían el uno por el otro. Ni más pequeño ni más grande porque ya era imposible. Y en los cambios que venían en el futuro así seguiría: Se amaban y nada ni nadie iba a cambiar eso.

 

Notas finales:

Bueno, ahora sí es todo. TODO.

Espero que hayan disfrutado mi fic, así como yo disfruté en hacerlo. Y no se me pongan tristes, están en camino varios, se los digo, porque desde que empecé a escribir yaoi no he parado. Jajaja.

Lo que me resta decir, es que de verdad me divertí mucho escribiendo esto, pensando en cada una de sus reacciones después de haberlo leído, de verdad que eso me animó a continuar escribiéndolo. Cada uno de sus comentarios era tan especial, ninguno era menos por ser más corto o más por ser más extenso. Cada una de ustedes tenían su propio toque cuando me escriben un revi. 

Espero poder verlas [o en todo caso leerlas] en mis futuros fics. Muchas gracias por haber estado atentas leyendo y sobre todo esperando mi tardanza en los últimos capítulos. 

Por último les dejo el dibujo de Kouya, [¿creen que se me olvidó?] espero que se pueda ver, sino igual les dejo el link. El dibujo lo hizo "neko-aida" y a mí de veras me gustó bastante. En el dibujo, Kouya tiene 7 años:

 

Hasta Siempre ^^¡

Yoko Para Ratooo :3!

ByeBye!~~~~~ 


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