- ¡Chef! - exclamó Ino. Sasuke apretó ligeramente los ojos, molesto. Otra interrupción... y ésta vez era peor, porque Naruto había cedido también. Sasuke suspiró y sin abrir los ojos se viró hacia la rubia.
- ¿Qué sucede, Ino? - preguntó el pelinegro con un tono de fastidio, mientras abría lentamente sus ojos.
- Ten Ten se llevó las sopas... y no llevaban cilantro... - titubeó la rubia
- Sí, ya sé... Naruto le puso albahaca - dijo firme
- ¿Se dio cuenta? - preguntó con un tono infantil el rubio
- Claro que sí - Sasuke se cruzó de brazos - No creí eso de que te acercaras nada más para darme a oler la albahaca...
Naruto comenzó a reírse. Sasuke sólo se limitó a sonreír. Era la primera sonrisa no forzada que se dibujaba en su rostro desde hacia dos días. Ambos continuaron con su trabajo ante la extrañada mirada de Ino.
Así transcurrió el resto del día. Llegó la hora de la cena. Los miércoles siempre cerraban temprano, así todos podían convivir, además de que ese día en particular no tenían demasiados clientes.
Naruto había preparado spaguetti a la boloñesa. Todos se iban pasando la olla. Sasuke se encontraba resolviendo un crucigrama del periódico. Cuando el recipiente le llegó a él, lo volvió a pasar.
- Chef - dijo Naruto - Sírvase
- No me gusta la pasta - respondió sin levantar la vista del periódico
- ¿Está loco? - exclamó el rubio - Sírvase, sólo un poco...
- No, gracias - alzó la vista y le sonrió al rubio de una manera extrañamente amable
Naruto, sin querer, se ruborizó. Sasuke se dio cuenta. Fue entonces cuando ambos entendieron que no se eran indiferentes el uno del otro. Aunque el azabache estaba más confundido. No entendía cómo era que le podía gustar un hombre, en especial uno como Naruto. Eran totalmente lo opuesto. El rubio provenía de un lugar muy campestre, Sasuke creció en una ciudad. Y, a diferencia del azabache, Naruto era una persona muy alegre.
El pelinegro miraba embelesado a Naruto. No podía quitarle los ojos de encima... y así permaneció gran parte de la cena. El rubio se daba cuenta, pero en lugar de incomodarle, le gustaba...
Cuando todos terminaron de comer, se retiraron. Sasuke y Naruto fueron los últimos en irse. Se encontraban acomodando cosas, ingredientes y ollas.
- Chef - musitó Naruto
- ¿Sí? - Sasuke se acercó al rubio - ¿Qué sucede? - el azabache notó cómo el rubio se estaba ruborizando ante su mirada... "Es tan adorable" pensó.
- Me preguntaba, si... - Naruto se vio interrumpido. Sasuke no se resistió más y lo besó. Es que Naruto se veía tan lindo...
Tomó el rostro del rubio con ambas manos, éste sentía cómo la húmeda lengua de su compañero se paseaba por sus labios, delineándolos, rodeó el cuello de Sasuke con sus brazos. Naruto se separó, sólo para irse recorriendo hacia el cuello del azabache, succionaba su delicada y tersa piel, creándole pequeñas marcas rojizas, el aludido soltaba suspiros a cada contacto y después comenzó a besar la frente del rubio. "Ya no puedo hacer nada. Él... él..." pensaba, "No puedo... ¿Yo quiero?... ¡No puedo!"
Repentinamente el azabache se separó de una forma brusca.
- ¿Qué estoy haciendo? - se preguntó en voz baja. Naruto quiso volver a besarlo, pero Sasuke lo detuvo - No... ya... ya es tarde.
- Vamos a mi casa, entonces - Naruto se oía ansioso
- No... - frunció el entrecejo, tomó sus cosas y se fue...
Al día siguiente, Sasuke no asistió a trabajar. Se sentía mal, o mejor dicho, confundido. ¿Estaría bien sentir lo que sentía... por un hombre? Nunca antes le había pasado. Era tan extraño e insólito. Pero lo más inusual, era que le agradaba sentirse así. Cada vez que en su mente repasaba las sensaciones del día anterior, sonreía inconscientemente. A veces fantaseaba con que el rubio tocaba la puerta de su casa, que le traería algo especial, gastronómicamente hablando, la comerían juntos y después... "Imposible... Ni siquiera sabe dónde vivo" bufaba molesto.
Tampoco fue al mercado de Les Halles, no quería pasear su mente por aquellas imágenes que vio esa noche. Cada vez que contemplaba el rostro de Sakura, en alguna fotografía o en persona, le invadía la tristeza... pero... cuando pensaba en aquel rubio angelical, todo era distinto. Aunque también se temía que estuviera buscando llenar el vacío que ella había dejado con Naruto. "Qué absurdo... él y ella son muy diferentes"
Sasuke decidió ordenar sus ideas. Botar a la basura todo lo que le recordaba a esa condenada mujer. Fotos, regalos, ropa, libros, música... Encontró un disco, ya viejo, que era de cuando estudiaba. "The Voice of the Sparrow: The very best of Edith Piaf"
Sonrió al ver la portada. Todavía estaba intacto. Le gustaba cuidar sus cosas. Lo sacó del estuche y lo puso.
Se encontraba limpiando su habitación, cuando encontró el anillo tirado en el suelo.
- Lo voy a tener que vender - se dijo a sí mismo.
Levantó la sortija y subió el volumen de la música. Buscó un lugar donde guardarlo, cuando lo hubo hecho, lo hundió en uno de sus cajones y ahí lo dejó. Los demás objetos, los introdujo en una bolsa negra y los botó... y vaya que le costó trabajo, lo pensó varias veces, pero al final hizo lo correcto. Sintió como si se quitara un peso de encima, uno muy, muy grande. Ya entrada la tarde, le comenzó a dar hambre y decidió hacer algo de comer.
Revisó uno de sus libros de cocina... quería probar algo nuevo... Lasaña vegetariana... Fue lo único que le apeteció en ese momento... Sí, cocina italiana, pero ya tenía tiempo que no probaba algo de pasta, un poco no le haría daño. Se dispuso a buscar los ingredientes: pasta, hongos, vegetales variados, ajo, mantequilla, queso, aceite de oliva, sal y pimienta negra... Más los ingredientes necesarios para la salsa blanca que se vertía sobre la pasta...
Primero se dispuso a hacer la salsa, ya hacía bastante que no la preparaba, así que miraba la receta constantemente. Incluía vino blanco, pulpa de tomate y chile en polvo, sólo le tomó unos cinco o cuatro minutos el hacerla.
Se disponía, ya después de unos instantes, a hacer la primera capa de la lasaña, cuando tocaron la puerta tres veces... Levantó la vista del refractario y frunció el entrecejo. "Ojalá que no sea Itachi... Me va a recriminar el no haber ido a trabajar..." pensó. Dejó todo lo que estaba haciendo para ir a atender. Se llevó una gran sorpresa al no ver a su hermano en el umbral. Sus ojos se abrieron y adquirieron brillo.
- ¡Qué tal, Chef! - era aquel rubio angelical de ojos azules, traía consigo una pequeña olla, ésta no desprendía olor aparente.
- Hola... - Sasuke no sabía ni qué decir ni qué hacer, así que estaba completamente inmóvil.
- ¿Puedo... pasar? - preguntó dudoso
- ¿Eh?... ah... sí... claro - el pelinegro olvidó por un momento sus modales.
- Le traje sopa fría de calabacitas al curry - dijo sonriendo y levantando un poco la olla para mostrar que eso era lo que llevaba - La hice en el restaurante, pensé que quería algo de comer... y... por eso vine...
- Gracias... - respondió Sasuke sonriendo - Ven, vamos a la cocina, yo estaba preparando algo también.
Ambos se dirigieron a la cocina. El rubio escuchó la música.
- ¿Le gusta Edith Piaf, Chef? - hizo un pregunta demasiado obvia, pero era para romper el hielo.
- Sí - respondió - Me tranquiliza
Naruto dejó la olla sobre la mesa de vidrio del comedor y siguió a Sasuke.
- ¿Lasaña? - exclamó cuando vio el refractario - Usted me dijo que no le gustaba la pasta
- Quise intentar con algo nuevo - respondió, mientras vertía la salsa blanca y la pasta - Hacía bastante tiempo que no preparaba este tipo de comida
El rubio sonrió. Sasuke colocó los vegetales con los hongos, el parmesano y la salsa blanca de nuevo, en ese orden, y así sucesivamente hasta que hubo llenado el refractario, después lo cubrió con parmesano y trocitos de mantequilla. Naruto puso a calentar el horno. Cuando estuvo a la temperatura deseada, Sasuke introdujo el refractario y cerró la compuerta.
- Son veinte minutos, Chef - dijo Naruto mirando el horno - Para que no se queme.
- Sí - asintió el azabache y programó la alarma.
Veinte minutos. Parecía poco tiempo, pero con ese ambiente, era una eternidad. Se produjo un silencio sumamente incómodo. El único sonido era el de la música y el del horno calentando.
- Chef... - dijo de repente el rubio
- Llámame Sasuke - interrumpió él
- Está bien... - se cruzó de brazos - Quería... disculparme por lo de ayer...
- No... yo... - titubeó. Ambos se encontraban recargados en el borde de la barra que se encontraba frente al horno y observaban el contenido del mismo - Yo fui el que inició todo
- Todos hablan del rompimiento con tu mujer - dijo frunciendo el entrecejo. El pelinegro se remitió a suspirar - No fue un buen momento para...
- Es mi culpa... no debí... - dijo, mientras miraba nerviosamente su reloj - No debí haberte...
- Sí... ya... ya sé
Ambos se quedaron callados. Sasuke de repente se sobresaltó. Recordó aquella fantasía que había tenido con Naruto... Era casi tal cual la había imaginado... un escalofrío recorrió su espalda. La alarma del horno sonó, la lasaña ya estaba lista. El pelinegro despertó de su sueño, tomó un paño, abrió la compuerta, y con cuidado, sacó el refractario. Lo colocó sobre una tabla de madera que estaba sobre la mesa, para que así ésta no se quebrara.
- Huele bien - dijo el rubio en un suspiro
- Gracias - Sasuke sonrió - Pero hay que esperar a que se enfríe
- Sí - asintió - ¿Quieres probar mi sopa, mientras esperamos?
Sasuke miró a Naruto, extrañado. Estaba acostumbrado a que le hablara de usted. Pero a decir verdad, le gustaba más que lo tuteara. Asintió. El rubio abrió la olla.
- Espera - dijo el pelinegro - ahora traigo platos
- Está bien - respondió, mientras miraba con orgullo el contenido de la olla. Sasuke sacó dos platos hondos de debajo de la barra, y un par de cucharas de un cajón. Los colocó sobre la mesa - Gracias
El rubio tomó el cucharón que venía dentro de la olla y comenzó a servirla. De su chamarra tomó un pequeño saco de tela que contenía crotones y los vertió sobre la sopa.
- Eso está muy bien - dijo Sasuke mirando los platos - pero falta el queso
- Espera, que todavía no termino - dijo el rubio, sacando una bolsa de plástico que tenía como contenido un poco de queso feta en cubos. Sasuke sonrió. Naruto vertió el queso sobre la sopa.
- Ahora sí está completa - exclamó el azabache
- Espero que me haya salido bien - dijo frotándose las manos. Ambos se sentaron en lados opuestos de la mesa, aunque no era muy grande, sí los mantenía distanciados - Seguí la receta... de hecho escogí una que no tuviera tanta dificultad...
- ¿Por qué? - preguntó Sasuke y después le dio un sorbo a la sopa
- No quería traerte algo mal hecho - respondió ruborizado
- Pues... - Sasuke dio otro sorbo - No te salió tan mal... realmente, sabe bastante bien
- Gracias - el rubio sonrió
Ambos continuaron comiendo. Cada tanto, platicaban sobre algunas recetas, ingredientes... Cosas de chefs... Aquella conversación se mantuvo a altas horas de la noche, claro... con un poco de vino como tercer elemento... Después de unos instantes de haberse terminado una botella, Naruto anunció su despedida... Sasuke lo acompañó a la puerta.
- ¿Mañana irás? - preguntó el rubio, Sasuke asintió sonriendo - Está bien... hasta mañana, entonces.
Sasuke cerró la puerta, se recargó en ella suspirando y sonriendo. Se mordió el labio inferior y se deslizó a paso lento hacia su habitación. "No estuvo tan mal, después de todo..." pensó.
Se recostó en la cama y después de unos momentos, se quedó dormido.