Capítulo 5 – Pesadillas
Hisoka había logrado conciliar el sueño rápidamente pero el que Tsuzuki ahora viviera en el mismo techo no evitaba que esas pesadillas de siempre invadieran sus pensamientos a la hora de dormir. Respiraba agitadamente al tiempo que apretaba las sábanas, su cuerpo sudaba y no podía evitar emitir sonidos de su boca los cuales parecían desesperados rogando que todo aquello terminase.
Aquel excéntrico doctor sonreír frente a sus esmeraldas las cuales tiritaban de angustia e impotencia al no poder hacer nada contra él.
A lo lejos podía escuchar una cálida voz llamarlo. Pronunciaba su nombre dando a entender que quería ayudarlo. Sintió un pequeño alivio en ese momento al tiempo que su nombre iba haciendo más cercano y esa voz tan familiar iba tomando forma de una silueta.
- ¡Hisoka!… ¡¡Hisoka!!
- Por favor… ya no… ¡N-no!… ¡¡Tsuzuki!! – gritó al último momento incorporándose en pocos segundos sin evitar que sus brazos rodearan el cuello de su compañero que hace ya un tiempo estaba a su lado pronunciando su nombre para lograr calmar sus pesadillas.
El castaño abrió de par en par esos ojos amatistas que tanto lo caracterizaban por la sorpresa de que su compañero lo estuviese abrazando de tal forma. Hisoka sólo se dedicaba a abrazarle y respirar agitadamente, en esos breves momentos no le importaba ese orgullo que nunca dejaba ver su lado débil y frágil más sin embargo, la paz y tranquilidad llegaron al momento en que abrazaba al confundido Tsuzuki quién poco después comprendió que había sido una pesadilla.
- Tranquilo, Hisoka… yo estoy aquí… - respondió con voz suave abrazándolo de igual forma y acariciando su cabello como si de un niño se tratase.
- … - el menor permanecía en silencio hasta que después de unos minutos colocó sus manos sobre los hombros contrarios para apartarlo agachando su cabeza – lo siento… ya estoy bien…
- ¿En verdad estás bien? – preguntó mirándolo preocupado.
- Si, sólo fue una pesadilla… siempre suceden… - mencionó llevando su mano frente a sus ojos para que no lo viese llorar. Cada vez que tenía ese tipo de pesadillas se avergonzaba de sí mismo y nunca le había sucedido que alguien lo descubriera excepto por aquella vez en el Camelia.
Su compañero alzó una ceja y se cruzó de brazos, ésta era su oportunidad para regañar y no ser el regañado.
- Pues si siempre suceden es aún peor. Debiste habérmelo dicho… yo puedo ayudar – dijo cambiando su rostro “enojado” a una sonrisa de las suyas.
- Tú no entiendes… ¡No puedes ayudar en esto! – dijo encarándolo con el rostro lleno de angustia y temor.
Tsuzuki lo notó y a pesar de no comprender del todo muy bien al chico ya lo conocía desde hace tiempo y sabía que odiaba parecer alguien débil o prefería hacer las cosas solo.
- Hisoka, yo estoy aquí para ayudarte – acercó su mano a la mejilla de Hisoka la cuál comenzó a sonrojarse al instante - somos compañeros ¿comprendes? Pase lo que pase sólo tienes que confiar en mí – dijo guiñándole uno de sus ojos. El shinigami rubio decidió perder la mirada en otra dirección intentando ocultar su vergüenza de la que era ya tarde pues Tsu la había percatado - Bien… será mejor que durmamos… - dio un bostezo y se estiró de más. No pudo ser más la sorpresa de Hisoka al ver que su compañero se acostaba al lado suyo.
- ¡Oye! ¡¿Qué crees que haces, baka?! – exigió saber algo exaltado.
- Si duermes conmigo no veo porqué debas tener pesadillas – afirmó sonriendo y cobijándose.
- Más bien porqué no habría de tenerlas… -dijo malhumorado empujándolo para que cayera al suelo.
En ese momento, Tsuzuki se incorporó sobando su cabeza al tiempo que le escurrían miles de lágrimas en sus ojos formando un río pequeño en su rostro.
- ¡¡Hisoka, eres muy cruel!! – Exclamó sollozando y haciendo drama.
- No hagas berrinche y ve a tu cama… - ordenó mirándolo con una venita salida de su frente.
Tsuzuki obedeció mostrando un puchero y caminando hacia la salida. Hisoka relajó su expresión furiosa del rostro para sonreír levemente acurrucándose nuevamente y susurrando…
- Baka…
A la mañana siguiente, Tsuzuki abrió los ojos al contacto con la luz del sol entrando por la ventana de su habitación. Parpadeó varias veces y decidió levantarse recordando que se encontraba en la casa de su compañero. Hizo un esfuerzo por tender su cama pero decidió hacerlo terminando de desayunar ya que como siempre tenía hambre así que se vistió y decidió partir a la cocina.
Caminó escaleras abajo para escuchar sonidos provenientes de la cocina. No pudo evitar sonreír pensando qué almuerzo estaría preparando el menor. Se asomó y notó que Hisoka estaba revolviendo una mezcla en el recipiente.
- Hasta que despiertas baka… - exclamó sin tener que mirarlo ya que podía sentir su presencia gracias a los poderes que ya dominaba mejor que antes.
- Jeje lo siento – se acercó a él para mirar lo que hacía y sin poder aguantarse más preguntó – ¿qué vamos a desayunar?
- … - le dirigió una mirada molesta ya que ahora el debía ser el cocinero de ambos si no quería morir envenenado por las atrocidades que cometía el castaño en la cocina – Estoy preparando hot cakes… - respondió dándose por vencido.
- ¡Waaaaaaaaaa! ¿En verdad sabes prepararlos? – preguntó emocionado ya que tenía tiempo de no comerlos y todo lo que tuviera que ver con pasteles le encantaba.
- Pues claro que sé, si no fuera así no estaría preparándolos ahora mismo… - mencionó con algo de paciencia. Muchas veces Tsuzuki podía parecer un completo tonto.
- ¿Quieres que te ayude? ¡Mi hermana me enseñó también esa receta y creo que aún la recuerdo!
- ¿Crees? – preguntó alejando el tazón de Tsuzuki.
- ¡Vamos! Puedo intentarlo… - insistió mirándolo en forma de súplica.
- ¡He dicho que no! Así que siéntate de una vez y no hagas escándalo – ordenó sin más el dueño de la casa y por lo tanto Tsuzuki arrastró sus pies hasta llegar a la silla del comedor.
Observó a Hisoka mientras cocinaba. De ser un chico malhumorado ahora a un cocinero le parecía encantador. Perdió su mirada en éste hasta que terminó y acercó los platos a la mesa tomando asiento junto a Tsuzuki. Éste último estaba perdido en el serio pero hermoso rostro de Hisoka quien al darse cuenta de ello se sonrojó fugazmente.
- ¿Q-qué pasa?... – pregunta que hizo parpadear al mayor.
- Nada, lo siento yo… - iba a continuar cuando se dio cuenta del delicioso aroma que emanaba de su platillo – ¡Se ven deliciosos! ¡Itadakimaaaaasu!
Hisoka pensaba en preguntarle lo que iba a decir pero prefirió no saberlo. No le parecía de mucho agrado el que sintiera un estremecimiento en su interior al estar cerca de Tsuzuki, era algo que no podía aceptar si quería seguir junto a él y seguir siendo su compañero.
Tsuzuki mientras tanto había olvidado lo que sucedió antes de haber descubierto su almuerzo, típico de él. Así se decidió por comer hasta terminarse todos los que el chico había preparado.
Ya satisfechos decidieron esperar un poco antes de levantarse de la mesa y ya que el de ojos amatistas notó la dificultad de Hisoka para hablar decidió comenzar.
- ¿Dime, pudiste dormir mejor anoche? – preguntó mirándolo con el tenedor en la boca. El rubio sólo lo miró con el ceño fruncido. Tsuzuki no comprendía muy bien su actitud en ese momento pero quería una respuesta para poder ayudarlo – Hisoka…
- Sí, gracias… - respondió en seco y se levantó a lavar su plato.
Notaba que se comportaba más independiente y distante que otras veces. Tsuzuki se puso de pie para acercarse a él tomando su plato y esperando su turno.
- ¿Sabes, Hisoka? Cuando alguien pasa por algún problema o alguna situación incómoda es mejor pedir ayuda o hablar con alguien – exclamó sonriendo levemente.
- Eso no sucede conmigo… - no le gustaba que los demás se metieran en sus roblemas y mucho menos si se trataba de las pesadillas que le provocaba Muraki desde hace años.
- No quisiera meterme en tus asuntos Hisoka pero si puedo ayudarte…
- ¡Ya te dije que no puedes! Es inútil hablar de esto… y si no quieres molestarme aún más puedes irte adelantando al Departamento Enma… - reprochó con ira y sin siquiera mirarle.
Tsuzuki se veía preocupado más no sabía como llegar al corazón de su compañero sin tener que lidiar con éstas peleas que creía causaba él mismo.
Sin decir más se retiró tomando su gabardina, miró de reojo a su compañero y salió de la casa cerrando la puerta.
Hisoka dejó lo que portaba en sus manos para mirar por la ventana. Su rostro cambió a uno culpable por haber dicho tal cosa. Si ambos querían vivir ahí debía también ayudar en ello, no sólo Tsuzuki. Recordó el apoyo que le brindó anoche por lo que rápidamente le siguió y poco después exclamó.
- ¡Tsuzuki, espera! – El nombrado giró su rostro deteniéndose para que notara como el menor llegaba y tomaba un sitio a su lado.
Hisoka lo miraba avergonzado sin decir nada ya que le costaba hablar si el había tenido la culpa.
- Tsuzuki… yo… - ambas miradas se cruzaron durante un momento de silencio por lo que al percatarse de la intención de Hisoka, el castaño sonrió revolviendo su cabello con ternura.
- ¡Está bien Hisoka! No pasa nada – afirmó tomando sus pasos nuevamente.
Hisoka se sorprendió de sus palabras y se quedó mirando de él mientras comenzaba a alejarse.
Su corazón latía con fuerza y no podía evitarse sentir tan feliz de permanecer al lado de Tsuzuki.
- Hisoka – preguntó confundido al detenerse y esperar al susodicho.
- Ah… ¡ya voy! – agregó caminando hacia él y dirigiéndose a un nuevo día de trabajo.
FIN CAP 5