Capítulo 2 : Un pequeño cambio
Tsuzuki abrió los ojos lentamente al sentir los brillantes rayos del sol sobre su rostro. Parpadeo varias veces y miró a su alrededor hasta detenerse con la figura de un shinigami de cabello rubio que se había desvelado una noche anterior para avisar la enfermedad de su compañero y justificar su impuntualidad.
Hisoka permanecía recostado a su lado seguro había quedado dormido ya que el mayor tenía presente cuánto lo cuidaba. Aquel rostro tan hermoso ante los ojos de cualquiera, permanecía inmóvil y con sus esmeraldas cerradas respirando acompasadamente en leves suspiros.
El castaño paso su mano por el cabello del chico mientras sonreía y lo miraba tiernamente.
Duró unos minutos de esa forma sin cansarse de mirarlo tan relajado y lindo. Hisoka abrió los ojos algo sorprendido y se incorporó rápidamente con su rostro sonrojado.
- Buenos días Hisoka.
- Ah… Bu-buenos días… - mustió un tanto avergonzado por haberse quedado dormido de esa forma, poco después reaccionó - ¿Cómo te sientes?
- ¡Muy bien! – pronunció sonriendo mientras se estiraba perezosamente – ¡Al parecer ya se pasó la fiebre! Nee, Hisoka ¿¿vamos a desayunar algo?? – su compañero suspira profundamente.
- Ya me doy cuenta que estás normal… - mira hacia la cocina – ¿en serio quieres comer algo de ahí?
- ¿De qué hablas? – preguntó confundido.
- ¡Tu cocina es un asco!, De hecho toda tu casa lo es… -exclama fríamente.
Tsuzuki mira alrededor de su habitación con atención ya que nunca antes lo había notado. Envases y recipientes tirados en el suelo y otros sobre su tocador, ropa sucia y demás cosas en desorden. El mayor de los dos sonrió nerviosamente rascando su cabeza.
- Tal vez tengas un poco de razón…
- Eres un sinvergüenza – se pone de pie y camina hacia la cocina que tenía un peor aspecto que el de su cuarto. El de ojos amatistas le siguió sin prestar mucha atención de sus palabras. – No tenemos mucha opción así que… haré algo de curry… - exclama comenzando a preparar lo decidido limpiando el lugar que iba a ocupar.
- ¿Quieres que yo cocine? – preguntó sonriente con ese afán que tenía de aprender a cocinar.
- No… - respondió al tiempo que un Tsuzuki chibi lloriqueaba y se sentaba en un banquito a su lado para esperar a que estuviera lista la comida.
Hisoka tenía razón ya que la casa del mayor era un desastre y no estaba seguro de cómo empezar a ordenar todo como debía ser. Pasaron unos minutos en silencio cada uno en sus pensamientos hasta que el shinigami castaño decidió confesarle algo agachando su cabeza.
- No estoy seguro si poder seguir viviendo en éste lugar… - sus ojos mostraban algo de tristeza acompañado con sus palabras.
- No exageres, se puede arreglar el desastre – estaba tan ocupado cocinando que decidió no molestarse en mirarlo.
- No es por eso… - rió intentando esconder su pequeño temor – es sólo que hace ya tiempo que no me queda dinero para pagar la renta y debo dejarlo…
El menor comprendiendo la situación miró a su compañero algo sorprendido y preocupado a la vez.
- Pero… ¿De porqué…?
- Ya le debía bastante creo que no faltaba mucho para que me lo dijera – dijo de forma alegre.
- ¿Y ahora qué harás?...
- No estoy seguro, dudo que los GuShoShin me dejen quedarme a dormir en la biblioteca.
El silencio volvió a hacerse presente. Hisoka desvió la mirada a la comida que estaba preparando y Tsuzuki la dejo caer al piso. Un leve rubor comenzó a aparecer en las mejillas del menor que cubría con su cabello las grandes esmeraldas para que no pudiera darse cuenta su compañero de la vergüenza que sentía al decir estas palabras:
- Si no tienes un lugar a dónde ir puedes quedarte en mi casa… - el castaño recuperó su buen humor y lo miró con resplandecientes estrellitas en sus amatistas.
- ¿En serio me dejarías vivir contigo? – al escuchar la respuesta de Tsuzuki sus sonrojadas mejillas se hicieron más notorias mirándolo con enojo para reprenderlo.
- ¡No lo digas de esa forma, baka!... – se volvió a sus asuntos para terminar y servir en dos platos la comida dejándola en la mesa algo ocupada que se encontraba a su lado – además sólo será hasta que encuentres otro hogar ¿Está bien?
- ¡Sí! ¡Gracias Hisoka!
Tsuzuki no pudo evitar abrazar al chico que cada vez se molestaba más por las imprudencias del shinigami o más bien ocultaba la alegría que le transmitía el verlo de esa forma. Sonrió a escondidas para seguidamente empujarlo y alejarlo de él.
- Sólo debes portarte bien y no hacer tus tonterías… - como si fuese un niño pequeño – a veces debo ser yo el que cuida de ti – se cruza de brazos.
- Me portaré bien Hisoka, y ¡te ayudaré en lo que pueda!
Hisoka no estaba seguro de que fuese buena idea pero no podía dejar que su compañero se quedara sin hogar ya que él comprendía a la perfección cómo podría sentirse.
Almorzaron de manera tranquila mientras Tsuzuki bromeaba que cosas sin sentido y el menor fruncía la mirada para retener sus deseos de querer golpearlo.
Casi terminando Tsuzuki comenzó a hablar del nuevo cambio de casa ya que la idea le parecía agradable, de esa forma podría cuidar mejor de su compañero y conocerlo aún más.
- ¿Cuándo puedo mudarme? – Hisoka lo miró algo sorprendido por la pregunta.
- Pues, cuando lo necesites…
- ¿Puede ser ahora? – insistía en forma chibi y moviendo su colita.
- ¿Ahora? ¿Estás loco?... – lo miró con el ceño fruncido mientras bebía café.
- Pero si no tiene nada de malo – sollozaba con unos ojos húmedos.
- No puedes, aún no has empacado tus cosas – Tsuzuki bajó la cabeza vencido ya que el chico tenía razón. Hisoka sintió algo de compasión por lo que decidió responder – Está bien, esta noche después del trabajo.
- ¡Gracias! – volvió a decirle mientras terminaba su séptimo plato y ya satisfecho se levantó de su sitio para dirigirse a su habitación.
A Hisoka le faltaba poco para terminar por lo que tiempo después recogió ambos platos de la mesa y los lavó con enfado ya que el mayor no se preocupaba por hacer una mínima acción de limpieza. Hisoka solía ser muy pulcro por lo que le costaba ver de esa forma el departamento de su compañero.
Ya terminado, llegó Tsuzuki con su camisa blanca y pantalones negros de siempre. Sonreía mientras se acomodaba la corbata torpemente. Hisoka al verte le sonrojó nuevamente y su mirada se alejó de él para no transmitirlo.
- ¿Nos vamos Hisoka? – agregó sin notar la expresión de su compañero quien comenzó a caminar hacia él ignorando su pena.
- Mira como traes la corbata… - le reprendió comenzando a arreglarla. Tsuzuki lo miraba sorprendido y sentía como su corazón se aceleraba al estar a escasos centímetros de aquellos verdes y hermosos ojos de su compañero – ¡Ya está! – mencionó al momento en que se alejaba para ir a abrir la puerta – Apresúrate…
Tsuzuki se había quedado pensativo unos momentos hasta reaccionar con la voz del chico que ya lo estaba esperando.
- Ya voy… - exclamó para seguirlo y cerrar la puerta de su casa.
Fin Capítulo 2