Allí estaban nuevamente frente a frente viéndose a los ojos con el azul fundiéndose en el negro y sintiendo el cuerpo maltrecho, él lo sabía en aquella ocasión se lo había dicho pero el no le escucho no le dio importancia a sus palabras y ahora estaban en esa situación.
Naruto cerro sus ojos y deseo, deseo estar en otra parte en otra situación en no sentir su cuerpo arder, en no sentir como las lagrimas brotaban de sus ojos, deseo no ver el cuerpo de Sasuke sangrante frente a él, quiso estar en otro lugar uno que no estuviera devastado, no como este sin arboles, sin vida un lugar que solo auguraba muerte. Había perdido los ojos de Sasuke, su mirada, ya no compartían el sentimiento que siempre los embargaba cada vez que se miraban, necesitaba cambiar todo, renacer de lo que quedaba y aunque una y mil veces se estrellara el no retrocedería lograría lo que siempre había deseado, ya no importaba el dolor su mente lo había transportado y lo pudo ver, lo que anhelaba por lo que luchaba su nueva vida, una vida junto al Uchiha.
Abrió sus hermosos ojos para encontrarse nuevamente con esos ojos antes negros y ahora nuevamente sangre, su garganta se sentía seca sin embargo debía volver a hablar, expresar lo que sentía lo que guardaba, lo que ante los demás camuflaba con una máscara de amistad, esa amistad que amenazaba constantemente los lazos con sus demás amigos, aquella por la que siempre le decían terco por la que se había humillado esa con la que latía su corazón la que le impulsaba, lo que lo llevaba a ser mejor, por la que emprendía los viajes, por la que no le importaba el dolor esa que el siempre quiso llamar amistad y la que se negó a aceptar día tras día porque lo sabía muy bien, no era su amistad lo que defendía, era aquel sentimiento que lo hacia fuerte, con el que se emocionaba y cuando pequeño creyó nunca conocer, aquel que todos llamaban amor y durante un tiempo le fue negado.
Sobre sus pies el cuerpo volvió a detenerse solo podía contemplar como el viento mecía el cabello azabache tan pequeñas cosas le traían tantos recuerdos, las cosas simples ese cabello negro que caí suavemente y que sintió en la batalla del Valle del Fin, ese que acompañaba la pálida piel ahora roja por la sangre. Había perdido lo sabia bien, desde el momento en que su mente divago y su cuerpo dejo de moverse perdió ante el hombre que tenia al frente, ya nunca podría llevarlo de vuelta nunca volverían al lugar donde nacieron a ese que los vio sufrir, a ese que los vio llorar, el testigo de sus desgracias pero que al mismo tiempo los vio reír contemplo sus miradas y cada una de sus tontas peleas, ese que bajo su cielo estrellado los arrullo con cariño y cada estrella escucho sus deseos mas profundos. Era tiempo de cortar los lazos debía decidir pronto con cada paso que Sasuke daba el tiempo se agotaba sino lo hacía ahora no lo haría nunca, no había vuelta atrás, en su memoria quedaría por siempre Konoha ese que deseo proteger, mas sin embargo el tamaño de sus sentimientos y el latir de su corazón decidió dejar de lado para intentar cumplir su sueño, uno mucho mayor que el de ser Hokage el de compartir su vida, sus sueños y cada momento posible con el hombre que amenazaba con asesinarle.
Con sus brazos al aire y sus ojos visualizando el futuro dejo su cuerpo quieto y espero el golpe, ese que pudiera quitarle la vida aunque también podría permitirle estar con el Uchiha con el que deseaba marcar para siempre la vida de Sasuke unirse a él aunque fuera mediante la sangre, crear un lazo a un mas profundo del que ya poseían. Espero siguió esperando pero no sintió nada solo el suave respirar sobre su piel uno tan lento que creyó se estaba extinguiendo sus ojos cielos encontraron nuevamente los negros, esos que le hacían hacer toda clase de tonterías, por los que siempre intentaba lucirse, los que necesitaba que siempre le miraran esos ojos negros que no deseaba perder. El cuerpo se recostaba suavemente sobre el suyo y escuchaba el susurro suavemente
-Naruto creo que tenías razón, cada palabra es cierta tu y yo en este momento estamos a un paso de la muerte ha sido mucho lo que hemos hecho, siento mis brazos pesados y todo el odio que sentía ese que quemaba mi cuerpo que me daba fuerza, me llevaba por el sendero oscuro que había escogido, ese que decidí cuando tome la mano de Orochimaru y por el cual deje de lado todo, la aldea esa que destruyo mi mundo que me quito todo, mi madre, mi padre y mi hermano, el prestigio de mi clan, pero al mismo tiempo me dio otras cosas me dio ese lazo que tanto he intentado destruir, ese que me une a ti el cual me hace dudar. Naruto he extrañado tanto tus ojos y por mas que lucho no dejo de sentir la extraña sensación que poco a poco invade mi cuerpo cada vez que te veo, pero nuestro destino ya estaba escrito no había forma de cambiarlo-
Mis ojos pesan estoy llorando, las palabras de Sasuke resuenan en mi mente esas que ahora me dan mas valor, las que me convencen que debo hacerlo ahora, no hay otro momento es aquí donde ambos debemos morir y renacer comenzar de cero, olvidar quienes éramos que nos retenía romper las cadenas que nos atan a esa vida, para que juntos podamos cambiar lo que estaba escrito y reescribirlo.
-Sasuke mis sentimientos por ti hace tiempo superaron la amistad lo que me une a ti es un lazo mas grande que el del odio, es el del amor ese que me cuesta pronunciar y el que he ocultado tanto tiempo, no hay vuelta atrás este es el momento hoy tu y yo moriremos desde ahora ya no serás mas Uchiha y ya no seré mas Uzumaki, la banda que con orgullo lleve en mi frente no será mas que un objeto y la tierra donde nacimos solo será un lugar olvidado aquel que nunca conocimos.-
La tierra que nació de nuestro enfrentamiento es aquella donde reposan los cuerpos y las almas de los hombres que llegaron cargados de dolor, acá quedan sepultados el odio, el deseo de venganza, el sufrimiento e inclusive lo que alguna vez fue importante, allí descansaran por siempre Uzumaki Naruto y Uchiha Sasuke los que desearon estar juntos pero el destino siempre busco separarlos.
A lo largo de un sendero puede verse claramente la silueta de dos hombres una cabellera rubia acompaña a una negra y bajo los rayos del sol brillan una piel canela y otra tan blanca como el marfil, son dos figuras sin nombre sin pasado sin destino, son dos hombres que caminan lentamente sin un rumbo fijo que van de sitio en sitio, de aldea en aldea y que poco a poco van creando una vida, son aquellos que tomados de las manos enfrentan las adversidades, que con la vista al frente intentan dibujar en su rostro una sonrisa una que no esta perdida pero que cuesta recuperar tan pronto. Las figuras se van desvaneciendo en el camino sin embargo las pisadas del camino recorrido son la muestra de que alguien lo ha transitado y recorrido.