Iba caminando normalmente al salir de mi clase y saludando a cuanta persona me encontraba en mi camino en busca de ella, al fin después de tanto buscar ahí se encontraba conversando con su compañera en la hora de almuerzo, esa chica de cabellos rubios la cual es poseedora de todos mis suspiros y sin quiera intentarlo, logra en mi sentimientos los cuales muchas personas en este instituto se mueren por crear en mi sin lograr ningún resultado, basta de estos pensamientos Chikane no es el momento para ellos me regaño a mí misma, dando un suspiro de resignación- solo acércate a ella y háblale como siempre lo haces.
-hola chicas como están, ¿no les importa si las acompaño verdad?-pregunta mientras se une a ellas.
-no ninguna Chikane-sama-dice su amiga un poco sonrojada y sorprendida.
-por supuesto Chikane san eres bienvenida, el único problema es que ya me comprometí con alguien a comer, debe estarme esperando.
-entiendo, no hay problema entonces-dije mientras sonreía con una de mis sonrisas comunes.
-si hubiera sabido que venias, no hubiera aceptado Chikane, discúlpame-dijo la rubia muy apenada.
-no te preocupes, fue mi culpa por no avisar y creo que deberías irte ya o no alcanzaras a comer en paz jajaja-le volví a sonreír como si nada pasara.
-bien entonces hablamos ahora, cuídense chao-dijo la chica mientras se levantaba y se alejaba de ellas sonriendo mientras corría rumbo a donde la esperaban.
No le quita la vista de encima hasta que desapareció, se veía muy feliz y eso me destrozaba por dentro, con quien esa era la única pregunta que me carcomía por dentro-pensó la chica mientras tenia la mirada perdida aun donde había desaparecido Himeko.
-sabes con ¿quien fue almorzar Himeko?-le pregunte a su amiga ya sin impedir mas mi curiosidad.
-con Souma, últimamente se reúnen mucho ellos.
-¿son pareja?-volví a preguntar, sin importar ser descubierta.
-ella aun no me ha dicho nada, pero todo indican que están a punto de serlo-dijo la chica como si nada.
-ya veo-pensé mientras me moría de rabia al solo pensar eso-sabes se me olvido que tenía que hacer algo, discúlpame que no pueda acompañarte, pero debo irme.
-ha ok no te preocupes igual ya casi termino.
-bien entonces nos vemos y discúlpame otra vez adiós-dijo Chikane mientras se alejaba de ella.
Camino a su lugar secreto de la escuela donde podía ser ella, descansar y sobre todo pensar en lo que estaba ocurriendo con sus sentimientos, quedo sorprendida cuando al llegar al lugar pudo escuchar voces que venían de ahí y para su gran dolor eran ellos conversando alegremente y sonriendo felices.
-como se atreve a traerlo aquí, a ese idiota- pensó Chikane con rabia mientras cerraba los puños, iba a entrar a reclamarle pero se detuvo no era el momento para eso, mejor hablaba con ella después a solas y le reclamaría todo esto, así que fue y los dejo solos.
El resto del día de clases paso lento para disgusto de Chikane, pero al fin termino su tortura y se encontraba en su casa, busco su telf. Para llamarla aunque ella prefería hacerlo personalmente.
Ring, Ring… suena el telf. Varias veces hasta que al fin alguien contesta.
-buenas disculpe la hora, ¿se encuentra Himeko?
-buenas, no Chikane ella salió un momento.
-salió a esta hora y ¿puedo saber con quién? Y ¿adonde?
-con Souma y al parque, aunque dijo que no tardaba, quieres dejarle un mensaje.
-no dile que la llame nada mas, entonces te dejo que descanses-y colgó la llamada mientras lanzaba su celular contra una pared de su cuarto muy molesta-iré a buscarla, ya no aguanto más esto-y salió del lugar en su búsqueda.
Camino por varios lugares del parque hasta al fin encontrarlos cerca de la fuente del lugar, iba a cercarse a ellos pero se detuvo al ver la escena.
El la había tomado de los hombros y lentamente comenzaba acercarla a él para después ambos cerrar los ojos y besarse por un largo rato, esto le cayó como un balde de agua fría para la chica de cabello azul, sus ojos no podía creer lo que veían, su cuerpo comenzó a temblar y quedo casi paralizada mientras observaba la escena, sus lagrimas comenzaron a caer sin ser controladas.
Al fin se tranquilizo y decidió irse del lugar, se iba mientras se limpiaba sus lágrimas y trataba de controlarse aunque eso era imposible-esta misma noche término con esto, no puedes seguir así Chikane-pensó mientras desaparecía de ahí.
Una rubia entraba muy tranquila al edificio donde vivía, subió un piso para después para quedar sorprendida al ver quien estaba sentada en las escaleras.
-Chikane ¿que haces aquí afuera?-dijo muy sorprendida por verla.
-te estaba esperando, tenemos que hablar Himeko.
-ocurrió algo grave, te sientes mal? o ¿que te paso?-dijo mientras intentaba acercarse a ella.
-no te muevas, no digas nada solo escucha-dijo mientras se levantaba y se acercaba a ella lentamente.
-Chikane-dijo la chica sin dejar de mirarla.
-se que estas con Souma, los vi en el parque besándose-la otra chica iba interrumpir de nuevo, pero esta no se lo permitió-solo escucha esta canción, ahí te digo todo lo que siento.
Amiga mía, lo sé, sólo vives por él,
que él lo sabe también, pero él no te ve
como yo, suplicarle a mi boca que diga
que me confesado entre copas
que es con tu piel
con quien sueña
de noche
y que enloqueces con cada botón
que te desabrochas
pensando en su manos.
Él no te ha visto temblar, esperando
una palabra, algún gesto
un abrazo.
Él no te ve como yo suspirando,
con los ojitos abiertos de par en par,
escucharme nombrarle.
¡Ay, amiga mía! lo sé y él también.
Amiga mía, no sé qué decir,
ni qué hacer para verte feliz.
Ojala pudiera mandar en el alma
o en la libertad,
que es lo que a él le hace falta,
llenarte los bolsillos
de guerras ganadas,
de sueños e ilusiones renovadas.
Yo quiero regalarte una poesía;
tú piensas que estoy dando las noticias.
Amiga mía, ojala algún día
escuchando mi canción, de pronto,
entiendas que lo que nunca quise
fue contar tu historia
porque pudiera resultar conmovedora.
Pero, perdona, amiga mía,
no es inteligencia ni es sabiduría;
esta es mi manera de decir las cosas.
No es que sea mi trabajo,
es que es mi idioma.
Amiga mía, princesa de un cuento infinito.
Amiga mía, tan sólo pretendo
que cuentes conmigo.
Amiga mía, a ver si uno de estos días,
por fin aprendo a hablar
sin tener que dar tantos rodeos,
que toda esta historia me importa
porque eres mi amiga.
Amiga mía, lo sé, sólo vives por él,
que lo sabe también, pero él no te ve
como yo, suplicarle a mi boca que diga
que me ha confesado entre copas
que es con tu piel
con quien sueña de noche ...
Amiga mía, no sé qué decir,
ni qué hacer para verte feliz.
Ojala pudiera mandar en el alma
o en la libertad,
que es lo que a él le hace falta,
llenarte los bolsillos
de guerras ganadas,
de sueños e ilusiones renovadas.
Yo quiero regalarte una poesía;
tú piensas que estoy
dando las noticias.
Amiga mía, princesa de un cuento infinito.
Amiga mía, tan sólo pretendo
que cuentes conmigo.
Amiga mía, a ver si uno de estos días,
por fin aprendo a hablar
sin tener que dar tantos rodeos,
que toda esta historia me importa
porque eres mi amiga.
-espero que seas muy feliz con él, no te preocupes que no te molestare mas.
-Chikane-dijo Himeko mientras comenzaba a caer lagrimas de sus ojos.
-esta será la última vez que nos veamos y que seas muy feliz amiga mía-dijo mientras le daba un último beso en su frente y se iba del lugar sin mirar atrás, mientras podía escuchar como la otra chica seguía llorando descontrolada.
Fin.