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LOST HEAVEN por olgap_k

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LOST HEAVEN

 

La noche era fría y tenía un sabor a soledad que le dejaba sintiéndose incómodo y amargo; por eso mismo quiso compensar aquella desagradable sensación con aquel trago de whiskey que se deslizó por su garganta, dejando un rastro ardiente que disfrutó como muy pocas cosas podía disfrutar ese día.

 

—No te ves muy bien. —cortó el mutismo alrededor suyo, la voz ligera y dulce de Tetsu.

 

Dirigió su mirada a él y le apreció brevemente. Sus ojos oscuros parecían brillar de emoción, de una felicidad que no podía contener y que se desbordaba haciéndole sonreír aún más hermosamente que de costumbre.

 

Si Hyde hubiese tenido una hoja de papel y un bolígrafo, hubiese escrito la canción más deprimente de toda su vida… hubiese vaciado en una canción sus emociones agridulces respecto a la situación a la que se estaba enfrentando y que le llevaba a sumergirse en un abismo profundo que le drenaba toda la energía y la poca esperanza que aún vivía en su pecho.

 

Sonrió cuando se percató que Tetsu seguía observándole, muy probablemente esperando que él dijese algo.

 

—Sólo estoy cansado. —respondió y para hacer más creíble su afirmación, bostezó. —Sabes que no estoy muy acostumbrado a estar despierto hasta tan tarde.

 

—Lo sé. —dijo el bajista y se acercó un poco más; posó su mano cerca de la de Hyde, que estaba apoyada sobre la barra. —Pero quería que estuvieras presente… eres uno de mis mejores amigos.

 

De nuevo el sentimiento agridulce.

 

Él no era el mejor amigo de Tetsu, ese puesto lo ocupaba Ken. Se lo había ganado con mucho esfuerzo y por haber estado con él en las buenas y en las malas, a diferencia suya.

 

—Sí, por eso estoy aquí. —contestó y sonrió.

 

Era un excelente actor, contrario a lo que todos pudiesen decir después de la desastrosa actuación de Moonchild o de su breve aparición en Last Quarter. Podía esconder lo que estaba sintiendo y el dolor que se apoderaba de él.

 

Además, era demasiado fuerte y orgulloso como para derrumbarse en ese preciso momento, frente a Tetsu.

 

Jamás le había tenido, pero le sintió siempre tan suyo que ahora que estaba empezando a vivir su vida dispuesto a compartirla con alguien más, se sentía completamente destrozado.

 

—Te lo agradezco, Doiha. —afirmó el otro y una vez más mostró aquella hermosa sonrisa que sólo él era capaz de esbozar y que debilitaba a Hyde por dentro.

 

No pudo más que regresar el gesto, una media sonrisa cansada que le hizo ganarse una caricia leve sobre sus despeinados cabellos negros.

 

—Si estás demasiado cansado, puedes usar mi habitación. —ofreció el bajista.

 

Al principio, la idea de hacer aquella fiesta en su casa le había horrorizado, porque el sólo pensamiento de tanta gente dentro de su departamento, infectándolo todo, le asustaba a más no poder, pero después de un poco de persuasión por parte de Ken, había sido convencido.

 

Ken siempre terminaba convenciéndole al usar la carta de: “dejé mis estudios de arquitectura para unirme a L’Arc~en~Ciel”. Le hacía sentir tan culpable pensar en los problemas que eso le había ocasionado a su amigo y por eso siempre cedía a las peticiones de su amigo.

 

Por eso mismo volvió a sonreír, recordando todas las excentricidades que había terminado haciendo por petición de su amigo.

 

Hyde que aún estaba demasiado hundido en su autocompasión, vio un leve rayo de luz iluminarle desde el rostro de Tetsu, en la forma de una sonrisa contagiosa que le hizo sentirse un poco mejor. Su líder no tenía que esforzarse mucho para conseguir animarle.

 

Cuando el bajista se percató de la semisonrisa adornando el rostro bonito de su vocalista, amplió su propia sonrisa.

 

—Así me gusta, verte sonriente.

 

Hyde bajó su mirada, enfocándose en los zapatos nuevos de su amigo, eran negros y bastante agradables a la vista. No quería que el bajista le mirase el rostro, porque podía sentir el calor en sus mejillas debido al rubor que había teñido su cara de rojo.

 

—Lo siento, en serio, es sólo que estoy agotado.

 

—¿Los conciertos?

 

Hyde movió la cabeza afirmativamente.

 

—Sí, eso y algunas otras cosas más; dar entrevistas, los ensayos y las presentaciones en programas televisivos. Esto de tener nuevos singles no es bueno para mi descanso, altera mis horas de sueño. —se quejó, pero estaba sonriendo.

 

Tetsu era un líder excelente, siempre se preocupaba por todos y conseguía mantenerlos a gusto para que dieran lo mejor de ellos a la hora de ser miembros de Laruku. Por eso mismo era que permitía que Hyde abriera sus alas y volara lejos de ellos para satisfacer sus necesidades de proyectos alternos.

 

Pero Hyde siempre regresaba, porque no podía estar demasiado tiempo lejos. Porque había una fuerza gravitacional en Tetsu que le llamaba y él no podía negarse a aquel llamado.

 

—No, no lo es. —confirmó Tetsu. —Pero también es bastante satisfactorio cuando las cosas transcurren del modo en que las visualizaste. Me ha pasado muchas veces con L’Arc… a veces no duermo mucho y estoy agotado todo el tiempo, pero después del concierto, de ver como conseguimos una excelente reacción y como los cuatro dimos lo mejor de nosotros, me siento mucho mejor.

 

Hyde asintió.

 

Miró a Tetsu fijamente a los ojos.

 

—Eres demasiado perfeccionista, Tetchan, te mereces ver que las cosas salgan como lo planeaste, de ser posible mucho mejor, pero no deberías estar dándome consejos sobre liderazgo. Ken o Takanori-san podrían molestarse conmigo. —murmuró el vocalista.

 

Odiaba aquella familiaridad con la que Takanori se dirigía a Tetsu, como se acercaba a él y le rodeaba con tanta naturalidad como si fuese una actividad común en ellos.

 

—No te preocupes, será nuestro pequeño secreto. —le guiñó un ojo el castaño.

 

Su sonrisa parecía un poco traviesa, hasta cierto punto coqueta, pero el pequeño vocalista no se hizo muchas ilusiones.

 

Se pasó una mano por el alborotado cabello y se sintió bastante consciente de su apariencia física.

 

No estaba vestido con sus mejores ropas; vestía unos jeans desteñidos y rotos, con una playera blanca y una chaqueta de mezclilla encima.

 

Parecía tan poca cosa a como siempre se mostraba cuando quería impresionar a alguien, ni siquiera estaba peinado en ese momento… volvió a pasarse una mano por el cabello.

 

—Te ves un poco incómodo. —opinó el bajista. —¿Quieres irte?

 

Pensó que definitivamente no quería estar en una fiesta rodeado de los amigos de Tetsu, quienes eran tan como él; se sentía observado por todos, que estaban tan bien arreglados para la ocasión, mientras que él había salido de una reunión con los ejecutivos de su propia disquera y así se había ido a la reunión de su amigo.

 

Había pensado en no ir, porque encontrarse con Tetsu no era algo que quisiera, menos ahora que la noticia que le habían dado no era una que no le alegraba mucho, pero después se recordó que su amigo contaba con él.

 

Y el bajista ni siquiera sabía aquel secreto que él llevaba tanto tiempo escondiendo.

 

Se frotó los ojos.

 

—No, disculpa. Sólo estoy agotado y pensando. —mintió fácilmente, como siempre lo hacía. —La reunión se prolongó demasiado y por eso no tuve tiempo de pasar a arreglarme como lo había planeado al principio.

 

Volvió a sonrojarse.

 

Se sentía demasiado consciente de su apariencia física.

 

Tetsu se veía hermoso, con su ropa de diseñador, a la moda e intacta; mientras que él, por su parte, su vestimenta además de no ser la apropiada, estaba un poco arrugada, quizás por su mala postura.

 

—Te ves bien. —le dijo su amigo.

 

Hyde sonrió a medias.

 

—No es necesario que mientas para hacerme sentir bien. —amplió su sonrisa y volvió a levantar su vaso de whiskey en las rocas. —Gacchan ya me dijo lo mal que me veía como para venir así a tu despedida de soltero.

 

Los ojos de Tetsu mostraron su sorpresa por un momento, antes de volver a su antigua expresión.

 

—¿Hablaste con Gakuto-san? —preguntó.

 

Sonaba muy curioso, demasiado.

 

—Sí, en una gasolinera. —rió de lado. —Donde menos esperaba encontrarlo.

 

Tetsu pareció sonreír a medias, pero Hyde no estuvo seguro, porque luego su amigo volvió a mostrarse serio. Así que decidió continuar hablando.

 

—Me preguntó si iba de regreso a casa, porque me veía muy cansado y demasiado mal vestido como para ir a algún otro lugar que no fuera mi departamento y mi amplia cama. —relató y jugó con los hielos de su bebida, moviendo el vaso y disfrutando el sonido que hacían, la música que producían.

 

—¿Qué le dijiste?

 

El vocalista ladeó el rostro, como pensando, o recordando.

 

—Le dije que venía a tu despedida de soltero. —respondió.

 

El líder avanzó un paso y finalmente se sentó en el asiento vacío junto al vocalista.

 

Miró a su alrededor y se dio cuenta que todos estaban conversando con alguien, de forma muy entretenida, y que su amigo estaba solo, ahogando sus penas en alcohol. Le gustaría saber qué era lo que buscaba olvidar en su borrachera.

 

Buscó velozmente a Ken, y se hizo una nota mental de regañarle cuando estuvieran solos, por haber dejado abandonado a Hyde a su suerte.

 

—En un par de días es la boda. —murmuró el vocalista y cerró los ojos.

 

Cuando los abrió, Tetsu admiró la belleza de éstos, que reflejaban la tenue luz que iluminaba la habitación.

 

—Sí. —respondió y apartó su mirada. —Ayana está bastante emocionada.

 

—Es normal. —le comentó el vocalista y le hizo una seña al bartender que Ken había contratado para que le sirviera otro trago, cuando lo tuvo, continuó. —Megumi estuvo feliz desde el momento en que le di el anillo. El día de la boda es lo más feliz que la he visto… sin contar el día en que nuestro hijo nació.

 

Un corto silencio se apoderó de la situación.

 

Hyde se dedicó a observar su anillo y a mover su mano, para ver la luz reflejada en este, que se proyectaba en el muslo de su amigo.

 

Por su parte, el bajista estaba demasiado ocupado intentando descifrar el motivo del humor tan parco de su amigo.

 

—¿Seguro que estás bien, Doiha?

 

El moreno hizo una mueca.

 

—Debes estar muy feliz porque vas a casarte con ella, ¿no es así? —fue lo que dijo, evadiendo por completo la pregunta de su amigo. —Seguro te sientes nervioso, pero ansioso de que el día llegue, para poder terminar con las formalidades y que deje de ser un espectáculo para los invitados y sea algo sólo para ustedes dos. Seguro que con el buen gusto que ambos tienen, será una hermosa ceremonia.

 

Un asentimiento de su líder.

 

—Algo similar dijo Ken. —rememoró y se permitió una media sonrisa. —Y Yukihiro se lamentó no poder asistir.

 

Hyde se frotó los ojos con fuerza, fingiendo sueño, porque sentía lágrimas amenazándole con desbordarse de sus hermosos ojos oscuros. Se frotó tan fuertemente que le dolió, y podía de esa forma justificar la humedad de su mirada.

 

—Sí, es una lástima que no podamos asistir. —mintió.

 

Porque no quería ir a la boda.

 

Por eso mismo, había pedido que la cita con los ejecutivos de la disquera fuera ese día. Por eso también había empezado a hacer planes para su carrera de solista.

 

Te mereces unas vacaciones, para pasar tiempo de calidad con tu esposa. Había sido lo que le dijo, pero realmente lo que había querido fue apartarse de ellos dos.

 

Porque no iba a poder soportar el ambiente romántico que esos dos iban a exudar en sus primeros meses de recién casados.

 

—Tampoco Ken. —se lamentó el bajista.

 

Y Hyde sintió una punzada de dolor en su interior, al saber que habían abandonado a su amigo en uno de los días más importantes de su vida. Pero era lo mejor, al menos para él.

 

Además, Tetsu no tenía nada que reclamar, porque él tampoco había ido a la boda de Hyde.

 

—Somos hombres de negocios, muy ocupados. —bromeó el vocalista y se ganó una de las más hermosas sonrisas del bajista. —Felicidades por haber encontrado a alguien ideal para ti.

 

Se puso en pie y caminó hacia el baño, dejando a su amigo un poco confundido sobre lo que estaba pasando entre él y el vocalista.

 

Se decidió a buscar a Ken, seguramente él sabía algo.

 

Él siempre sabía.

 


 

 

 

Se observó fijamente en el espejo y se mojó el rostro, una vez, dos veces, tres veces. Después buscó una toalla de papel para poder secarse las gotas de agua que se deslizaban por sus mejillas, ocasionándole pequeñas cosquillas.

 

Sus lágrimas también estaban siendo secadas, las lágrimas que ya no había podido esconder más tiempo.

 

Si hubiese estado un segundo más con Tetsu, su amigo le hubiese visto llorar y se habría preocupado por él.

 

Cuando terminó de secarse el rostro y se hubo aplacado un poco el lacio cabello negro, salió del baño y sonrió a Yukihiro, quien estaba de pie junto a la puerta del baño, recostado en la pared.

 

—Tetsu está preocupado por ti, y está hablando con Ken. —le informó, seriamente. —¿No crees que ya es hora que le digas lo que está pasando?

 

Hyde sacudió la cabeza.

 

—Ya es muy tarde. —bajó la mirada y cuando la volvió a alzar, vio que su amigo parecía inquieto, con ganas de consolarle. —Tuve mucho tiempo para hacer algún movimiento, pero esperé demasiado y alguien más se quedó con él.

 

—Aún así, deberías decirle. —opinó. —Se merece saber qué es lo que sientes por él.

 

Negó y se pasó una mano por el rostro.

 

¿Por qué todos le decían lo mismo?

 

Ken le había insistido desde el momento en que Tetsu le dijo sobre Ayana, que se apresurara, que hablara con él, que le contara de aquel amor que había ido floreciendo por él desde que se dio cuenta que todo lo que vivió con Sakura había sido solamente una farsa.

 

Incluso Gackt le había pedido que le confesara su amor a Tetsu.

 

<i>Si no quieres estar conmigo, porque no me amas, entonces apreciaría un poco que intentaras hacer algo por tu propia felicidad.</i> Habían sido las palabras de su amigo, y él le había dado un abrazo y le había dicho que no podía hacerlo.

 

—Demasiado tarde, Yuki. —le regaló una sonrisa a su amigo, queriendo darle a entender que estaba bien. No estaba desmoronándose, eso lo haría cuando estuviera solo en casa. —Cuando él estaba interesado en mí, yo estaba demasiado cegado por lo que creía sentir por Sakura, y cuando finalmente me liberé de ese “amor”, Tetsu ya estaba con alguien más.

 

—Sabes que lo suyo con Kaori jamás fue algo serio. —le recordó. —Él quería amarla, pero no podía.

 

Hyde rió suavemente.

 

—Déjame solo un momento. —pidió. —No intentes cambiar mi decisión… Se va a casar, y no soy quién para arrebatarle la felicidad a esa niña.

 

Pero en vez de esperar a que Yukihiro se marchara, decidió marcharse él.

 

Caminó hasta la puerta y salió en silencio, completamente ignorado por los invitados de Tetsu, quienes sólo continuaron en sus propias conversaciones, como si él ni siquiera hubiese sido parte de la fiesta.

 

Pero Tetsu, quien había estado conversando con Ken, le vio salir, y decidió seguirle.

 

<hr>

El cantante estaba temblando de frío, porque había olvidado su abrigo en el departamento de su amigo, pero no reunía el valor para volver ahí por éste. Y de ese modo, estaba atrapado en el estacionamiento exclusivo del edificio donde vivía el bajista.

 

Las llaves de su vehículo igual estaban en uno de los bolsillos del abrigo, junto con su cajetilla arrugada de cigarros.

 

Soltó un prolongado suspiro y se sentó en el suelo, con las piernas cruzadas.

 

—Hay mucho frío como para que estés aquí sentado y sin tu abrigo. —escuchó.

 

Maldijo internamente, pero alzó su mirada y le regaló una expresión llena de tranquilidad a su amigo.

 

—Quería pensar un poco.

 

Tetsu imitó al vocalista y se sentó junto a él, para poder brindarle un poco de su calor corporal a su amigo. Rodeó al pequeño cantante con su brazo y le apretó contra él.

 

—Estabas huyendo. —dijo, y no era una pregunta si no más bien una afirmación. —Te conozco desde hace más de quince años y que tú creas que no me doy cuenta de cuando estás actuando extraño, me hace sentir como si realmente no me conocieras en lo más mínimo.

 

—Lo siento. —un murmullo.

 

—Ken se rehúsa a decirme qué es lo que te tiene tan decaído. —acarició el suave cabello oscuro del más pequeño. —Yukihiro huyó cuando me acerqué a él. ¿Por qué ellos saben qué es lo que tienes?

 

—No quería molestarte. —respondió. —Has estado tan feliz últimamente con tu boda y Ayana que me pareció de muy mal gusto arruinarte un momento tan especial como éste simplemente porque estoy un poco triste.

 

Un fuerte apretón que le hizo sentir especial, seguro.

 

Cálido.

 

—¿Qué es lo que tienes?

 

El vocalista sonrió tristemente y miró al cielo, concentró toda su atención en la redonda luna que emitía un brillo plateado que bañaba todo de palidez.

 

La piel del cantante se veía más blanca que de costumbre, y su cabello más negro.

 

—Nada de lo que debas preocuparte. —le aseguró y se volvió a medias, para poder observar el rostro de Tetsu. —Solamente me di cuenta que no todo lo que quiero puedo llegar a tenerlo. Eso es todo.

 

—Eso es sentido común, Doiha. —dijo su amigo. —Siempre hay algo que nos parece inalcanzable, que no importa qué tanto busquemos tenerlo, simplemente parece alejarse más y más cada vez que nosotros avanzamos.

 

Una sonrisa, fue todo lo que mostró Hyde.

 

—Yo también he descubierto que hay cosas que no puedo tener, pero no por eso me deprimo. —confesó. —Busco una alternativa… o un sustituto.

 

El moreno miró sus manos y movió los dedos.

 

—Hay cosas que no se pueden reemplazar. —murmuró Hyde, consciente de que no habría nadie en el mundo capaz de hacerle sentir aquel mar de emociones que Tetsu provocaba en su interior, que nadie más le haría sentirse tan especial con una simple mirada.

 

Y también maldijo su propia idiotez y ceguera, y su necedad por creer y seguir creyéndolo aún, que un día realmente había amado a Sakura, aunque era bastante obvio que no era así y que siempre había sido Tetsu la única persona que siempre le había interesado y había sido capaz de regalarle los mejores momentos de su vida.

 

—Dime, ¿qué es lo que te tiene tan deprimido? —pidió, casi suplicante, porque quería saber, le carcomía la duda y quería poder ayudar a Hyde, darle un poco de paz, para que no estuviera tan ansioso y agitado.

 

Quería borrar aquella tristeza en sus ojos oscuros, quería darle calma.

 

—No es nada importante. —quiso insistir en mantenerlo un secreto, sólo un poco más.

 

Faltaba ya tan poco para la boda, y el tiempo a él ya se le había terminado. Habían sido tantos años desperdiciados, creyendo que Tetsu siempre estaría ahí para él; pero ahora se daba cuenta que no debía dar las cosas por sentado, que es mejor arriesgarse aunque no salga uno ganando, porque si no la incertidumbre nos acosa de por vida.

 

Pero no había mucho que él pudiera hacer ahora, más que intentar continuar la farsa y esconder sus sentimientos.

 

—Debe serlo si Ken y Yuki lo saben y ese secreto te ha convertido en esta persona deprimida y opaca que no me gusta.

 

Hyde ladeó el rostro y suspiró, fue un suspiro breve. Después estiró el brazo hacia al cielo y extendió sus dedos, como queriendo atrapar algo que estaba alejándose de él y que no podía alcanzar porque no podía llegar más lejos, por eso dejó caer sus brazos pesadamente y apretó los puños, frustrado.

 

—¿Alguna vez has sentido que algo es tan tuyo que no tienes que decírselo a los demás porque ellos ya lo saben y no se atreverán a tocarlo? —preguntó.

 

Tetsu como respuesta simplemente sacudió la cabeza.

 

Lo único que consideraba completamente suyo y que nadie más podría tocarlo era L’Arc~en~Ciel, pero también sabía que debido a la preferencia que sentía por Hyde, le había dado mucho poder a éste para ser capaz de destruir aquel sueño que tanto le había costado construir.

 

—Yo sí lo he sentido. —agregó Hyde. —Y cuando te das cuenta que nunca fue tuyo, es como si hubieses estado viviendo una mentira y no puedes adaptarte fácilmente. Todo parece tan distinto y tan extraño.

 

—¿De qué hablas? —interrogó el bajista.

 

—Gackt me confesó su amor hace poco… ¿sabes? —comentó. —He sabido desde siempre que sus intenciones conmigo eran algo más que simplemente amistosas. Pero nunca le tomé demasiada importancia porque no creí que llegaría el día en que él reuniría el valor suficiente para decírmelo.

 

—Pero lo hizo. —sonó un poco confundido, un poco receloso.

 

Hyde volvió a estirar la mano, en dirección a la luna, como si quisiera hacerse de aquel astro redondo y plateado entre sus pequeños dedos.

 

—Me dijo que sabía que yo amaba a alguien más, pero que esperaba que debido a mi situación, pudiera decirle que sí. Que él sería capaz de ayudarme a sanar mi corazón… y cuando le dije que yo no iba a usarlo como sustituto, me pidió que hiciera algo por mi propia felicidad. —narró. —Ni siquiera recuerdo bien cuáles fueron las palabras que usó, pero sé que me dijo que quería verme feliz y sonreír genuinamente.

 

—Todos los que te conocemos queremos eso.

 

—Ken lleva días pidiéndome que acabe con esto. —continuó, como si el bajista no hubiese dicho nada, y es que así era mejor. Ignoraba las interrupciones para no perder el poco coraje que tanto le había costado reunir. —Y Yukihiro no sabe siquiera cómo ayudarme, pero lo ha intentado. Todos han insistido tanto y me han apoyado en esto.

 

—Menos yo.

 

—Pero eso no es tu culpa. —le respondió. —Yo te aislé, te hice a un lado para hacer todo esto más fácil. Porque cuando a uno se le cierran todas las puertas, es mejor simplemente dar la media vuelta y hacer de cuenta que nunca intentamos abrir esas puertas. Es mejor pretender que ni siquiera estuvimos parados frente a ellas. Hace todo menos doloroso.

 

Tetsu apretó el abrazo.

 

No entendía en su totalidad aquello que Hyde estaba diciéndole, pero su amigo sonaba tan decaído, tan deprimido y pequeño, que quería simplemente hacerse uno con él y poder absorber toda aquella pena que parecía impedirle ser feliz y mostrar aquella amplia sonrisa de dientes blancos que le hacía parecer tan brillante como el sol mismo.

 

—¿Qué es lo que tienes que decirme?

 

Hyde lanzó una leve risa, corta y seca, un tanto irónica.

 

—¿Recuerdas cuando estabas enamorado de mí? —quiso saber, albergando una pequeña llama en su interior, la esperanza que se rehusaba a apagarse por completo.

 

Tetsu se sorprendió mucho por la pregunta y recordó aquellos años en los que se había desvivido por el vocalista. Su empeño y entusiasmo para tener sólo un poco de su atención, y también recordó, amargamente, la presencia de Sakura arruinándole cada posible oportunidad que se pudiese presentar.

 

—Eso está en el pasado, Doiha. —murmuró, pero no pudo evitar apoyar su cabeza sobre la de Hyde, quien estaba temblando.

 

No sabía si era del frío o por el despliegue de emociones que estaba haciendo.

 

—Lo sé. —dijo y se frotó los ojos con fuerza. —Eres mi paraíso perdido, Tetchan.

 

Le dio un leve empujón al bajista y se levantó del punto que había estado ocupando. Se sacudió el polvo del pantalón y se empeñó en darle la espalda al bajista.

 

Tenía que ser completamente sincero con él, pero para esto necesitaba un poco de espacio.

 

—Después de los problemas con Sakura y todo lo que pasó, cuando casi se termina el grupo y estábamos en lo más hondo, en esos momentos me di cuenta que ya no amaba a Sakura. —dijo y sonó muy lejano, como si su propia inseguridad levantara una barrera que le separaba de Tetsu. —Una parte de mí, la parte más racional, me dice que nunca lo amé… pero hay otra parte, la ingenua, que piensa que sí le amé, intensamente.

 

—¿Hyde?

 

—Quizás me negaba a decirte que sí porque siendo como soy yo, sería capaz de corromper a alguien como tú y no me sentí con el derecho de hacerlo. —sonrió mientras se miraba los pies. —Eras para mí como aquella pieza difícil de conseguir que cuando llega a tus manos la pones tras una vitrina y la muestras al mundo pero jamás la sacas de ahí por miedo a dañarla.

 

—No entiendo lo que quieres decirme. —le dijo y también se levantó, pero se contuvo de avanzar hacia Hyde.

 

Estaba dándole su espacio.

 

—Cuando Sakura se fue y tú estuviste ahí para mí, me di cuenta que nunca necesité de él. —confesó y se rió, estaba riéndose de él mismo. —Había algo en ti, en tu personalidad y tus ganas de siempre ayudarme lo que me hizo poco a poco darme cuenta que me despertaba temprano sólo para llegar a tiempo a los ensayos y que tú me dieras algún elogio.

 

—Doiha…

 

—Y después tú conociste a Kaori, y decidí que podía ser algo puramente platónico, ¿sabes? Soy Hyde… no me enamoro de nadie, los demás se enamoran de mí. ¿Por qué ibas a ser tú una excepción a la regla?

 

—Pero yo…

 

—Y después, hubo un brillo de esperanza cuando tú y Kaori no funcionaron. —comentó y se llevó las manos al rostro, para cubrirlo porque estaba avergonzado. —Pero yo soy muy confiado y tú eres demasiado brillante y atraes a gente como tú, y conociste a Ayana.

 

—Hyde…

 

—Quizás sí debería aceptar a Gackt… no lo amo, pero a ti tampoco te amaba al principio. —una suave risa. —Puedo aprender, contrario a la creencia popular, no soy estúpido.

 

—¡Hyde! —exclamó el bajista y giró bruscamente al vocalista sobre su sitio, para evitar que volviese a interrumpirle. —¿Por qué no me lo habías dicho?

 

—Porque quería evitarme este momento tan patético en mi existencia. —confesó y cerró los ojos, todo él parecía tan irreal, pálido y delgado, con cabello negro y ojos que parecían brillar con lágrimas que no dejaba caer. Tan orgulloso como para llorar frente a Tetsu.

 

Tetsu empezó a tararear y Hyde abrió mucho los ojos, sorprendido.

 

Estamos dejando ir algo que nunca tuvimos, el tiempo sigue avanzando, el paraíso se pierde.

 

Hyde se lanzó sobre Tetsu y lo apretó con fuerza contra su cuerpo delgado, se sintió casi hacerse uno con el bajista.

 

Y sintió un profundo alivio cuando su abrazo fue correspondido.

 

Permíteme amarte por siempre.

 


 

 

 

Gackt le dio un fuerte abrazo a Hyde, éste estaba sentado en su estudio, terminando de componer una nueva canción, queriendo olvidar qué día era y concentrándose exclusivamente en el trabajo que tenía que terminar.

 

Por eso mismo, el abrazo de su amigo simplemente sirvió para distraerle y hacerle recordar aquello que había estado bloqueando de su mente durante tanto tiempo.

 

—¿Cómo te sientes? —quiso saber el cantante.

 

Hyde le sonrió, podía verse que estaba aún un poco triste, pero que poco a poco iba recuperándose.

 

—Hay algo de Tetsu que siempre será sólo mío. —dijo y se apartó el cabello del rostro. —Él me lo dijo.

 

Cerró los ojos.

 

—No importa que se nos haya ido el paraíso, Hyde. —había dicho el bajista. —Siempre te voy a amar.

 

No podía pedir nada más.

 

fin

Notas finales:

Cualquier comentario es bien recibido.


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