CAPÍTULO 1
Recuerdos de un feliz pasado
Primera parte
Povs ¿?
Este tipo de historias son las que no pasan muy a menudo, pero sí llegan a suceder, lo que realmente me sorprende es que en esta ocasión fuera yo quien tuviera que pasar por algo como esto...
Todo empezó un domingo de mayo hace un año más o menos, era un día soleado perfecto para tomar fotos y con lo mucho que me gusta la naturaleza me dispuse a salir, el camino fue normal y recordé como cada verano iba con mi familia, en ese entonces ellos ya no estaban a mi lado aun así mi vida continuaba lo más normal posible.
El lugar adonde me dirigía era un lugar mágico para mi, lleno de arboles y vegetación en medio de todos los arboles había un pequeña presa donde algunos acostumbraban pescar, me gustaba tanto ese lugar que desde pequeño decidí algún día tomar fotos… así nació mi pasión por la fotografía…
En ese entonces ya era un profesional y curiosamente nunca, hasta ese momento había tenido suficiente tiempo para ir a fotografiar el lugar. Mi vida siempre estaba llena de compromisos, si no era la escuela, eran trabajos, un fotógrafo trabaja muy duro y gana poco, tarda mucho en darse a reconocer por eso siempre estuve ocupado para tener un nivel de vida adecuado y ostentoso, algo que llenara de orgullo a mis padres que ya no estaban.
Cuando llegué de nuevo al lugar me sorprendió algo… parecía que el tiempo se había detenido; todo era casi igual y solo unos pequeños rastros del tiempo habían hecho estragos sobre en él, dándole un toque nostálgico a la atmosfera fresca de primavera, que aun es estos momentos de profunda tristeza me hace sonreír y querer regresar a ese lugar…
Caminaba lentamente disfrutando el paisaje, escuchando el aire a través de los arboles el crujir de las hojas quebradas que iban quedando en el suelo donde pasaba, hasta que llegue al lugar cumbre donde pasaba la tarde con mi hermana jugando al “rey de la montaña” el lugar que mostraba la mejor panorámica del lugar, sobre todo al atardecer, el lugar donde tomaría las fotografías que en definitiva cambiaron el rumbo de mi destino… de mi vida tal vez.
Aun recuerdo nítidamente los colores los aromas y el suave escalofrío que produjo el aire antes de anochecer, el dorado color de las nubes y el tono rojizo del agua que se coloreaba con el reflejo del sol.
Enfoque mi cámara apuntando al lugar al cual según yo era el mejor, y saque mi fotografía, apunte una vez más pero algo llamó mi atención, fue ahí cuando lo vi por primera vez… al chico de ojos claros, aunque esa vez no vi sus ojos, ya que ese fue un regalo que disfrute después…
Trate de verlo más de cerca con la cámara parecía dormir tranquilamente, era simplemente hermoso ver la posición en la que estaba, cualquier hubiera dicho que estaba posando para esa foto, la mejor que he tomado hasta ahora. Y un tiempo después me hizo ganar un concurso que hasta ahora es reconocido por muchas partes.
Después de la foto, y sentirme satisfecho con mi trabajo, camine en dirección a la pequeña choza que construimos mi familia y yo tiempo atrás, ya empezaba a anochecer…pensé que tal vez de camino vería de nuevo al chico de la foto para pedirle permiso de publicar su foto, ya que era un requisito indispensable hacer eso con la foto de un desconocido.
Así que me dirigí hasta el lugar donde el joven descansaba.
Fue cuando lo tuve cerca por primera vez según yo seguía dormido su cara era pálida y su cuerpo delgado su cabello rojizo, me hinque a su lado tratando de despertarlo… era ya realmente tarde casi las nueve y en ese lugar podría llegar a ser peligroso estar dormido de noche.
Entonces note que el chico no estaba durmiendo, se encontraba inconsciente, no parecía ser un chico malo tenia ropas finas y no parecía ni drogado ni alcoholizado, era preocupante ver a un chico en ese estado y sobretodo ahí, pues ese lugar pocas personas lo conocían era muy difícil llegar y no había como comunicarse con el exterior, los celulares no funcionaban…
No tenía idea de que hacer, así que solo lo tomé entre mis brazos y lo lleve a casa donde descansaría y trataría de comunicarme o al menos salir por la mañana y llevarlo a un hospital ya que en ese momento hubiera sido muy peligroso salir del bosque con el chico inconsciente entre mis brazos.
Cuando llegue a la casa estaba lleno de polvo la madera crujía y el olor a pino inundaba el lugar, aun permanecían unas rosas secas que mi madre había dejado años atrás.
Mi cuarto tenía el poster medio descolorido de Capitan Stubasa que mi hermana me había regalado, mi cama estaba tendida tal como la había dejado, allí deje al chico recostado, mientras yo revise lo demás de la casa, saque lo que traía en mi maleta para cenar y calenté un poco un la cocineta.
Un poco de té verde con algo de miel, en una taza blanca con la orilla medio quebrada, un poco de pan tostado con mantequilla y mermelada, aun recuerdo la metódica forma en la que le ponía la mermelada hasta que lo vi de nuevo y le hable…
- ¿Dónde estoy? – me dijo con una voz delgada pero a la vez impetuosa y hasta chillona, estaba de espaldas y no le vi su cara… mi pan tostado calló… con la mermelada en el piso…
- Estas en mi casa… - le contesté esperando verle la cara… pero en ese no sería el momento.