Que forma tan divertida toman las cosas luego de una explosión de emociones y coyunturas (lo de explosión no es una metáfora) Me has recibido con tanto cariño, y yo a ti no te doy nada... Bueno, te regalo mi compañía en tus juegos de Nintendo y máquinas ñoñas y uno que otro paseo por el parque, conversaciones de la vida, te presto mis oídos para tus crisis existencialistas y de vez en cuando cuido tus pulmones, pero nada más.
-Mello, quiero café- Sabe mis vulnerabilidades, y una de ellas es que me hablen con una voz de pereza orgásmica.-
Ahí está sentado, mirando afuera, vista dificultosa, los vidrios están asquerosamente sucios, odio la suciedad, pero vivo en un basural.
Suspiraba formas de humo, turbio, como si sus penas se fueran con la neblina de su boca.
-Haz café, nada te detiene a- Respondo, mientras tecleo y tecleo, quien sabe que, ni yo se que estoy escribiendo-
Recuerdo cuando vi a un chico de facciones estiradísimas, perfecto, divino. Serio y castaño, tan lejano, igual me miraba.
Pero igual me acuerdo cuando vi a ese pelirrojo saltando como loco, era energético y para nada serio, me trataba bien.
-Pensé que contestarías algo más interesante- Botó la colilla, la tiró lejos, reboto de entre sus dedos blancos y largos, me miró esperando algo de mi, una respuesta mas convincente. Me presiona su mirada, la siento eléctrica. Primera vez que me siento tan... Débil ante el-
El departamento está asquerosamente tranquilo, siento la respiración de Matt rebotando como ecos hiperactivos. Todo esto me tensa como gato, no sé que hacer ni que decirle, ya no hay chispa, ni me mira cuando habla, y si hablamos, son cosas triviales.
-No esperes nada de mí, Matt- Me apoyé en el respaldo del sofá y mi cabellera quedo colgando. Mire la impureza del techo, me recordó a mí-
Mis ojos estaban pegados, veía negro, y me puse a pensar en ¿que hubiese pasado si...? cosas así, estúpidas, sin sentido, dolorosas.
Sentía un atisbo de adrenalina, un gran trozo de nostalgia, hasta humedad cerca de los ojos sentí. Mi estomago giraba en 180 grados y me sentía como en un vortex oscuro, todo se movía.
-No, no te preocupes, ya esperé demasiado de ti, Mello- Su seriedad me dolía, me clavaba en el pecho como una estaca. A pesar de esa fachada tan tosca y esa mirada seca que se escondía detrás de sus mechones rojizos, que alguna vez fueron míos, por dentro reía, a carcajadas se partía como un niño.-
Volví a la postura anterior, tomé la barra de chocolate que había cerca, la acerque a mi boca pero me asqueo el olor, de inmediato la deje, ahora sentía miedo, talvez horror o desesperación, pero no hice caso y volví a apoyarme, me entregue a lo inevitable.
-Que bueno- Apreté mis ojos con fuerza, hasta ver formas coloridas y raras, como si tratase de buscar consuelo alguno, pero nada apareció solo un silencio perturbador que me culpaba y me incitaba a pedir perdón, decir algo, cualquier cosa.
El tiempo corría rápido pero tú volvías tan lento... Y ni volvías, me abandonabas.
No sé si fue mi imaginación, pero sentí una brisa fresca, con olor a ciudad. La piel se me erizó al contacto de la helada, y mi conciencia palpitaba con furia, más nostalgia y más mierda. Me sentía tan sucio en contraste ese viento raro de la nada.
-La zorra ya salió- Matt cerró la ventana y se dirigió hacia donde tenia colgado sus Googles y su chaqueta rara.
-¿Como pudiste abrir la ventana? estaba demasiado apretada- Abrí los ojos, me mareé como los mil demonios y me levanté.
-Bah, no eres superman entonces. Te espero abajo.-
Sentía en todo el cuerpo la palabra "error" "owned" como decía el cuando me ganaba en sus partidas de ñoñeza cibernauta.
Pero era muy tarde como para lamentarse. Miré mi rosario, esperé algo, pero no pasó nada. Caminé y caminé hasta dejar el departamento, bajé y bajé las escaleras en dirección a mi meta sin las ganas y el ánimo de antes, llegué a fondo y vi a Matt mirándome con lástima, impávido, con vomito verbal atorado.
La gente se veía como en cámara lenta al rededor de él, pero entre nosotros el tiempo corría con la velocidad de la luz.
-Fue lindo hacer el amor contigo anoche- Rompió la máscara y sonrió de lado-
No le respondí, no porque lo odiase ni porque no quisiese hacerlo, simplemente a mi garganta la atravesaba un nudo doloroso que quebraba mi voz al máximo.
Después de pensar en un segundo todo lo que vivimos juntos, que se merecía un adiós un poco mas de película, lo vi alejarse, lanzando sucesivamente al aire las llaves de su auto, de su final. Y me quedé solo, callado, vomitando lágrimas sin parar, sin sollozos solo gotas saladas y amargas rodando por mis mejillas.
Me dirigí a mi motocicleta, la eché a andar y corrí a toda velocidad. El viento ni lo sentía y tuve que parar, mientras en la calle perpendicular pasaba un auto rojo, en cámara lenta delante de mis ojos.
-Hola, a mi igual me gustó hacer el amor contigo y sentirte más mío que nadie .Aun siento el sabor de tus besos desesperados y mojados en mi boca, la corriente de placer fortísima que ambos sentimos la tengo en mi piel tatuada y te tengo desnudo pegado a mi retina para siempre.-Vociferé mentalmente divisando su figura, observándome-
Y la luz de su mirada fue desvaneciéndose acorde su sonrisa moría y se diluía con el sol en el horizonte.
Como odio decir adiós.
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