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Okama, amor a primera vista por Paz

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Notas del capitulo:

Me hubiera gustado que fuera algo mejor... pero ya lo tenía bastante olvidado, así que me dí prisa en terminar el capítulo que llevaba a medias escrito.

Okama, amor a primera vista

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

 

By Paz

 

Capítulo 4: En busca de su identidad

 

 

 

Aquella semana se había quedado trabajando hasta muy tarde, por eso cuando llego el momento de descansar se propuso dormir dos días seguidos.

 

El intermitente sonido del telefonillo de entrada acabó arrancándole del sueño. Aunque tardó bastante en despejarse lo suficiente para darse cuenta que era lo que le estaba sacando de su buen merecido descanso.

 

Gateo fuera de su futón y con los ojos semicerrados fue hacia la ventana, asomándose apenas lo justo para ver quien estaba en la entrada. Se apresuró a agacharse quedando con la espalda apoyada en el muro. ¿Qué hacia allí Yohei?

 

Espabilado por completo, se puso de pie. Sacó de su oshiire una yukata y se la puso, mientras iban atándose el cinturón, bajaba aprisa las escaleras para dirigirse hacia el contestador automático, en cuya pantalla el rostro de Yohei empezaba a dar muestras de pensar que no estaba allí.

 

-Pasa… -dijo pulsando el acceso al jardín- Sigue el camino hasta el final

 

Apenas traspasó la verja, esta por su propio impulso volvió a cerrarse. Solo entonces se dirigió a la entrada principal. Esperando bajo el engawa a su amigo.

 

-Hola… -saludó Yohei atento a la expresión de su amigo.

 

-Bienvenido…, sube… no te quedes ahí.

 

Yohei aceptó gustoso la invitación a pasar.

 

Le llevó hasta una enorme sala, el interior de la casa estaba separado por fusumas dejando espacios muy abiertos cuando eran deslizadas a un costado.

 

-Los muchachos me han enviado como mensajero.

 

-Ah si… ¿Qué te han pedido que me digas?

 

-Textualmente… -sonrió- “Le patearemos el culo como no se deje ver mas a menudo”.

 

-Típico de ellos…

 

-Nosotros seguimos viviendo donde siempre…, y supongo que sigues conservando nuestros teléfonos. Llámanos, nos hemos puesto de acuerdo para estar libres los sábados, -no tenía sentido contarle lo inquietante que esa decisión suponía para él, significaba ver menos a su familia, porque tendría que dejar su trabajo por horas ese día y aumentar la jornada de trabajo en los otros que tenia- así podemos reunirnos y recordar las tonterías que hacíamos de jóvenes. –concluyó con una grata sonrisa.

 

-Por supuesto…, solo es que no dispongo de tiempo, mi trabajo me absorbe. Estas últimas veinticuatro horas estuve muy agobiado y quede deshecho –pensó que su esfuerzo había valido la pena, su paciente había quedado más tranquilo tras agravarse una de sus crisis- Mi idea era dormir dos días seguidos.

 

Yohei asintió comprensivo.

 

-Lamento haberte despertado… -su aspecto desaliñado así lo demostraba- ¿En qué trabajas? –desde que se había marchado no volvieron a saber de él.

 

-Soy psicólogo infantil...

 

-Nunca lo hubiera imaginado de ti, -le miraba bajo otro prisma- todos comentábamos que sería algo relacionado con el basquetball.

 

-Pues no… -no quiso admitir ante su amigo que Kaede no hubiera bien visto que su esposa jugara al basquetball. Él comprendió su postura y aceptó el papel que le daba en su vida. Fue feliz y nunca lamento haberlo dejado, su mirada se dirigió hacia el tokonoma, donde había montado un altar, presidido por la fotografía de Kaede, Yohei estaba sentado de espaldas a ese hueco.

 

-Tiene que ser un trabajo difícil…

 

-No puedes hacerte una idea, hay muchísimos niños con todo tipo de problemas y pocas veces conseguimos erradicar sus males, abusos, maltratos físicos o psíquicos, abandonos, es terrible y duele ver a esos niños con sus miradas perdidas, con el miedo en sus ojos… -se quedo callado un instante- pero no hablemos de mi… ¿Quieres beber algo? ¿Comer? Acompáñame, no da apuro hacerlo yo y tu quedarte mirándome.

 

-Si es por eso está bien un té para mí.

 

-Vayamos a la cocina, supongo que al estar solo, me resulta más cómodo hacer ahí mis comidas.

 

Asintió a su deseo. Se fijo que el lugar era muy moderno, con todo tipo de aparatos de uso corriente, pero también otros muy modernos, Hanamichi se movía con destreza mientras disponía todo lo necesario sobre la mesa ante la que se había sentado, observando todos sus movimientos creyó comprender muchas cosas de las que su amigo callaba y por sus aptitudes supo que iba a ser difícil quitarle ciertas costumbres inapropiadas para un hombre. Viéndole se daba cuenta que aquella lejana tarde cuando le hizo cumplir la apuesta ni él ni nadie podía saber que iba a marcar su vida de un modo tan rotundo.

 

-¿Qué ocurre? ¿Te has quedado muy callado?

 

-Disculpa, me distraje. ¿Me decías…?

 

-Recuerdo que te gustaba el té muy dulce, ¿sigues igual?

 

-Sí.

 

Hanamichi abrió la puerta de un armario y sacó un azucarero que dejo a su alcance, luego se sentó frente a él.

 

-Itadakimasu.

 

-Yo prefiero café… me mantiene más despejado… -aclaró tomando los hoshi para comenzar a comer- Aunque ahora no lo necesito, es por la fuerza de la costumbre.

 

Yohei advirtió que su desayuno no solo consistía en lo que siempre solían comer, arroz, sopa de miso, encurtidos y pescado asado, sino que también le había añadido otros ingredientes que no eran habituales, como huevos hervidos, tostadas y café.

 

Le observó comer sin disimulos, Hanamichi se mantenía aparentemente relajado, sin embargo, notaba que estaba en tensión, tal vez fuera porque mantenía los hombros rígidos, como si en el fondo se sintiera asustado con su presencia, algo impensable, ellos eran amigos desde críos.

 

Al concluir, Hanamichi se ocupó de la limpieza, en tanto él hablaba de unos y de otros poniéndole al tanto de sus trabajos o entretenimientos, mientras conversaba, Hanamichi le hacia alguna que otra pregunta, que contestaba con entusiasmo, hasta que comprendió que era lo que notaba extraño en su amigo.

 

No era miedo lo que sentía Hanamichi, su actitud era eso, en todo momento estaba esforzándose en hacer y decir las cosas correctamente, como si no fuera él. Ese pensamiento le hizo afianzarse en lo que ya había pensado viéndole moverse con tanta naturalidad en la cocina, para confirmar lo que creía haber descubierto hizo un comentario que quiso que sonara casual para confirmarlo.

 

Dejo escapar una risilla, como si fuera divertido lo que pasaba por su mente.

 

-¿Qué hay? –preguntó Hanamichi acabando de guardar todo y encontrándose con la mirada divertida de Yohei.

 

-Recordaba…, cuando perdiste aquella apuesta… los muchachos… -no continuó hablando, había notado que Hanamichi palidecía y su mirada se opacaba, el brillo de sus ojos se enturbió- No importa si no lo recuerdas, fue una tontería por mi parte mencionarlo. Entonces, ¿quedamos que nos vemos los sábados? –se apresuró a apartarle de aquel recuerdo, ahora creía saber el porque de su comportamiento. Si Rukawa no hubiera enfermado y muerto, seguramente, que Hanamichi hubiera seguido siendo lo que ahora intentaba ocultar.

 

-Siempre que pueda, si –accedió haciéndole un gesto para volver a la sala.

 

Ocuparon cómodos sillones.

 

-Tienes un bonito hogar –comentó mirando lo que tenía al alcance de sus ojos.

 

-Aún no me tenido tiempo de ver su contenido…, todo esto pertenecía a Kaede, a su familia desde hacia varias generaciones, cuando supo que su enfermedad era terminal, arregló todo para que yo fuera su beneficiario. –se sentía capaz de mencionarlo sin mostrar desfallecimiento, su dolor continuaba en el fondo de su pecho, solo que ahora era capaz de no exteriorizarlo.

 

-¡Ah! No sabía…

 

En ese instante supo que tenía que mostrar la misma valentía que Fuu. Tenía que abrirse a los demás y quienes mejor que sus amigos para conseguirlo.

 

No era necesario empañar la memoria de Kaede, Yohei era lo suficientemente inteligente para darse cuenta que ocultaba algo, lo había demostrado en la cocina.

 

-Kaede me hizo prometer que buscaría la manera de ser yo mismo. –Al decirlo le miró de frente- Siempre obtuve de él mucho más de lo que yo necesitaba tener, porque su amor me bastaba. Ahora tengo esto –su mano se movió aludiendo a su hogar- y mucho más, tanto que no preciso trabajar, pero yo lo daría todo solo por la certeza de tenerle a mi lado. –No era preciso que le mencionara todos los detalles, la mirada tranquila de Yohei, su gesto de asentimiento era suficiente para hacerle saber que no eran necesarias otras explicaciones.

 

-Ha tenido que ser muy duro para ti aceptar su… -titubeó.

 

-Si… -se apresuró a reconocer al percibir su indecisión.

 

-Aparte de dormir ¿tenias otros planes? –inquirió entonces.

 

-Ninguno….

 

-Reunámonos con los muchachos, ellos nos esperan en Danny's.

 

-¿Aún sigue abierto? –preguntó mostrando una expresión de cálido alborozo.

 

-Por supuesto…, en una ocasión, quisieron cerrarla, seguía siendo un lugar de encuentro entre los estudiantes y los que ya no lo éramos teníamos muchos buenos recuerdos de allí. Hubo una manifestación, pacifica por supuesto, y conseguimos que siguiera abierta.

 

-Me alegra saberlo… -también él guardaba buenas reminiscencias de aquel sitio- Dame algunos minutos mientras me visto. Si quieres distraerte, puedes poner la televisión, -al ver su mirada añadió- esta dentro de aquel mueble o si prefieres ver el jardín. Yo lo encuentro muy relajante. –dijo descorriendo un par de shojis para que el jardín quedara a la vista.

 

-Se ve precioso… -admitió saliendo al engawa.

 

Hanamichi se apresuró a llegar a su dormitorio, recogió el futón y lo guardó en su oshiire, enseguida pasó al aseo donde se dio una ducha, tras secarse concienzudamente, procedió a vestirse.

 

Tres cuartos de hora después se reunía con Yohei que permanecía apoyado sobre la barandilla del puente, abajo los peces koi se deslizaban sinuosamente en el agua.

 

-Has venido en coche? –preguntó.

 

-No…, -respondió, no iba a decirle que su economía no era tan boyante como la suya, aunque solo fuera heredada.

 

-Perfecto… sacaré mi coche. ¿Vienes? –preguntó al ver que se quedaba contemplando el paisaje que le rodeaba.

 

-Si… -le siguió sin dejar de observar todo lo que le rodeaba, el jardín no solo disponía de un lago artificial con su correspondiente puentecillo, sino también se veía un shishiodoshi y estratégicamente ubicados suficientes ishidôrôs para alumbrar el niwa. Se apresuró a alcanzarle,

 

En la parte de atrás, fuera de la vista del jardín, estaba ubicado un edificio idéntico al principal, solo que este era más pequeño, un camino de menudos guijarros llevaban hacia una puerta de considerable dimensiones que no tardó en ver que se abría por control remoto.

 

Cuando la traspasaron se fijo que allí contenía una variedad de coches impresionante, del más lujoso al más sencillo, en un primer instante, pensó que Hanamichi conduciría el descapotable rojo, sin embargo, paso por delante sin dirigirle ni una mirada, dirigiéndose al más antiguo.

 

-No me gusta ir de paquete, -sobre todo si Kaede no estaba a su lado- ¿Tú tienes algún inconveniente? –pensó que iba a ser un problema dilucidar quien de los dos iba a conducir.

 

-Ninguno…

 

-Es un alivio saberlo… -le abrió la puerta invitándole a subir, luego cruzó por delante y se dirigió hacia la derecha del coche para ubicarse ante el volante.

 

-¿Cuántos años tiene? –preguntó volviéndose a mirarle.

 

-Veintinueve… -era una antigualla, pero su motor respondía como si fuera el primer día cuando salió de fabrica, por eso apenas lo vió allí supo que estaba esperándole.

 

-Casi tu edad…

 

-Casi… -él era un poco más viejo. ¡¡Allá vamos!! –dijo poniéndole en marcha y saliendo del garaje tomó el camino hacia la salida de la propiedad. Todo allí estaba automatizado, Kaede había echo un buen trabajo reformándolo todo sin que perdiera era aire místico que rodeaba toda la propiedad.

 

-Está modificado… -dijo al sentir la fuerza del motor.

 

-No…, al principio, recorrí algunos desguaces en busca de este modelo, pero nadie lo tenía debido a su antigüedad, entonces pensé en encontrar al fabricante, aunque fue bastante complicado dar con él, a través suyo conseguí las piezas originales que afortunadamente guardaba tras el desmantelamiento de la fábrica, su hijo se ofreció a ponerle en condiciones y puedo asegurarte, que sin su ayuda hubiera tenido que seguir guardado en el garaje, desmontó todo el motor desarmándolo y vuelto a armar una vez limpias todas las piezas, ha respondido muy bien desde que volvieron a entregármelo. Para ellos era una satisfacción saber que seguía en activo.

 

-No me extraña. Es una antigualla. ¿Cómo es que te gusta? Ahí había coches mejores.

 

-Si, pero este me llamaba a mí, aunque no es el único que uso, he tenido que hacer un par de viajes y me llevé el minibús. –había planeado algunas excursiones para sacar del hospital a algunos de sus pacientes y todos ellos disfrutaron mucho recorriendo las laderas de las montañas próximas. Solo con ver sus caritas sonrosadas y sus miradas gozosas se sentía satisfecho con su nueva terapia. Hubo dos salidas y cada vez fueron catorce niños y dos monitores, además de él como conductor, con lo que consiguió que todos los pequeños que estaban a su cargo supieran lo que era sentirse libres de estar entre aquellas cuatro paredes que constituían sus habitaciones- Si voy a alguna reunión importante llevo la berlina.

 

-Me llamo la atención verla, me preguntaba quien podía necesitarla –hacia referencia al minibús.

 

-He sido yo… -y a continuación le explicó la terapia de grupo que llevaba a cabo con los niños.

 

-Es sorprendente la tarea que has tomado bajo tus hombros.

 

-Ya hemos hablado bastante de mí, y tú no has dicho nada sobre ti. ¿Te has casado? ¿Tienes hijos?

 

-Si, a todo. Me casé con Haruko y tengo cinco chicos. No me preguntes como llevo ese ritmo, te aseguro que pongo todo lo que puedo de mi parte para evitarlo –no le importó reconocerlo- pero al menor descuido, mi familia aumenta.

 

Se volvió a mirarle con expresión sorprendida.

 

-Haruko y tú… ¿nunca lo hubiera imaginado?

 

-Ya sabes que estaba deslumbrada con Rukawa, y cuando vosotros desaparecisteis, ella estaba más accesible a una relación amorosa, no estaba enamorado de ella –reconoció- ni ella de mi, las cosas se enredaron cuando la embarace, vino llorando a mi para contármelo, decía que su hermano la mataba al enterarse, que no era capaz de decírselo a su familia.

 

-Así que te casaste con ella para limpiar su honor.

 

-Si. Fue mi primer error.

 

-Pues has tenido seis… -dijo serio.

 

-Si, uno tras otro, desde entonces no dejo de trabajar, apenas si se como son, -se lamentó pesaroso- solo los veo cuando están acostados.

 

-¿Y qué dice Haruko?

 

-Ella me culpa a mí por… bueno, ya sabes porque nos vimos obligados a casarnos. –no quiso reconocer ante él que Haruko le había echado de su dormitorio después de enterarse de su quinto embarazol

 

-Comprendo… es más sencillo hacer el papel de víctima que responsabilizarse de sus actos.

 

-Supongo que si…, pero no hablemos de mi.

 

-No podíamos decir mucho más, ahí están los muchachos, como si supieran que íbamos a venir.

 

-Estaban seguros que conseguiría traerte, pero debo reconocer que no fue tan difícil, estabas más que dispuesto a aceptar.

 

-Ya sabes porque…

 

-Si, lo sé.

 

Los muchachos a los que Hanamichi hizo referencia, se quedaron mirando la antigüedad que circulaba por la calle, pero cuando distinguieron la cabellera pelirroja de su amigo apenas se detuvo a la altura de Danny's fueron jubilosos a su encuentro, rodeándole y palmeándole satisfechos por la certeza de haber recuperado a su amigo.

 

Hanamichi supo que también había recuperado una parte de si mismo y comprendió que teniendo a sus leales amigos nada estaba perdido.

 

Un nuevo camino, lleno de expectativas se abría para él y estaba dispuesto a seguirlo hasta donde le llevara.

 

28 de noviembre de 2010

Notas finales:

Glosario

Tokonoma: hueco en una pared que puede ocuparse con un altar, o adornar con flores y una litografía.

Fusuma: puertas forradas de papel y pintadas (generalmente paisajes) que se abren de lado a lado.

Shoji: puerta corredera de madera (como si fuesen rejillas) y papel blanco.

Engawa: es un corredor largo, de piso de madera, que rodea los cuartos de la casa, y da vista a un jardín.

Ishidôrô: poste mediano de piedra labrada que se colocan en los jardines japoneses, usadas para dar luz a las casa mediante una cavidad en la parte superior en forma de farolillo.

 Shishiodoshi: decoración de jardín. Unos palos de bambú se llenan y vacían bajo el chorro del agua ocasionando sonidos al chocar con una piedra.

Niwa: jardín

Todas las definiciones fueron sacadas de una web, ¿Cuál? lo ignoro, pero mi agradecimiento va para el autor o autores de la misma)


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