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Okama, amor a primera vista por Paz

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Notas del capitulo:

Aquí teneís un nuevo capítulo... si encontrais algún error... algún acento que falte o alguna letra cambiada, en fin lo que sea, disculpármelo pues no lo he revisado para poder actualizarlo hoy.

Okama, amor a primera vista

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

 

By Paz

 

Capítulo 8: Falsa identidad

 

 

 

Rukawa miró hacia la perceptiva mujer.

 

-¿Qué quiere decir? –su mirada sostenía una falsa amabilidad.

 

-Se que Sakuragi-sensei es un hombre con una gran sensibilidad, inocente aunque esta en contacto diariamente con la maldad, crédulo podría decirse, tan crédulo que su ansiedad por reencontrarse con el hombre que amó le lleva hacia el camino equivocado, porque tú no eres quien dices ser. –afirmó con rotundidad

 

-¿Qué le hace pensar tal cosa? –preguntó suavemente.

 

-Los muertos no regresan de sus tumbas y Rukawa Kaede esta muerto y enterrado. –dijo categórica porque los espíritus estaban en un plano muy superior al mundo terrenal.

 

-¿Esta segura? –Inquirió a su vez- ¿Lo vió morir? ¿Estuvo en su entierro? –insistió con esa amabilidad que más bien sonaba inquietante.

 

-No… -la lógica de sus interrogantes no la desarmó- Esto es un Centro privado, se maneja con fondos privados, y todo nuestro personal es investigado a fondo, los encargado de contratar al personal no dejan nada librado al azar.

 

-O sea que tienen un expediente completo de Han… Sakuragi-sensei –afirmó con un tono que no presagiaba nada bueno. No le gustaba que estuvieran hurgando en las vidas ajenas y por lo poco que sabía Hanamichi tenía mucho para ocultar.

 

-Si…, pero nos hemos desviado de lo que realmente importa. –intentó llevar la conversación hacia el autentico cauce, por el bien de Sakuragi-sensei, al que consideraba un buen amigo y un gran profesional necesitaba alejarle de cualquiera que pudiera perturbar su bien reconquistada tranquilidad.

 

-Al contrario, vamos por el camino correcto. Yo también he investigado un poco antes de aceptar venir… -le satisfizo ver en su mirada un atisbo de preocupación, no era cierto, pero si sabía cosas que esa mujer ignoraba ¿acaso Kazumi-chan ocultaba algo? Se preguntó mientras continuaba hablando-… se que este Centro ha hecho cosas buenas, que acogen a todos los chicos con problemas. Sin embargo, todos están bajo la tutela de un protector, de un mecenas del cual proveen todos sus gastos. ¿Sabe de quien hablo?

 

-Sí. –al principio se mostró reticente a que estuviera enterado de cómo funcionaba el Centro, oírle mencionar a su patrocinador, le hizo saber que estaba bien informado, pero… ¿has que punto?

 

-Sabe que una sola palabra suya y todo esto podía desaparecer…

 

-La generosidad de nuestro benefactor no esta puesta en duda, nunca haría algo así.

 

-Y si yo le dijera que ese benefactor se llama Rukawa Kaede, ¿seguiría insistiendo en que esta muerto? –pudo ver en su mirada desconcierto, no esperaba que él supiera algo que todos ellos ignoraban, sin embargo, tenía buen temple y enseguida se recuperó.

 

-No creo que usted conozca su identidad. –supuso que estaba intentando confundirla. Apartarla de sus convicciones. La sonrisa que asomó en sus labios la desconcertó- Si fuera como dice habríamos dejado de recibir sus donativos y este Centro se hubiera cerrado por falta de fondos –se fijo que su sonrisa se apagaba y supo que la razón estaba de su parte.

 

Él dejo que siguiera creyendo que había ganado esa pequeña batalla dialéctica. Se dirigió a la puerta y la abrió, su voz sonó lo suficientemente alta para ser escuchada al otro lado, donde estaba la secretaria. Es consciente que Kazumi-chan no querrá que lo que allí se ha hablado se conozca y que no vaya a contradecirle.

 

-Vendré tres días a las semana, lunes, miércoles y viernes –dijo intercalando los que iba a dedicar a sus propios asuntos- ¿le parece bien?

 

-Si… -internamente es consciente que ha sido derrotada.

 

-No es necesario que nadie me acompañe… sabré encontrarle.

 

Y con una seguridad que la dejo pasmada, solo pudo verle salir. ¿Qué se ocultaba bajo aquella oscura personalidad? No había negado su acusación, tampoco le aclaró sus dudas, al contrario, engendro nuevas y eran esas las que más le perturbaban. Pensó que era peligrosa su presencia allí, decidió que era mejor tener al enemigo en casa que fuera. Solo así podía asegurarse que Sakuragi-sensei estaba bien, ahora más que nunca tenía que estar muy pendiente de su amigo. No deseaba volver a verle tan deprimido como cuando llego hasta su despacho pidiéndole trabajo sin otra referencia que su persona y sus ganas de hacer algo bueno por esos niños.

 

Ella se hubiera deprimido de saber que ambos compartían un mismo techo.

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

Rukawa no tuvo problemas para encontrar el despacho de Sakuragi-sensei, porque la secretaria de Kazumi-chan le dio las instrucciones precisas para llegar hasta él.

 

La puerta estaba cerrada. Solo titubeó un segundo antes de llamar. Al oír su voz, abrió la puerta y pasó. Se detuvo al ver que no estaba solo, un adolescente volvió el rostro en su dirección.

 

-Disculpa…, vendré más tarde. –hizo ademán de retroceder para salir.

 

-No te vayas, -sonrió al verlo- Llegas en el momento justo, iba a hablarle a Fuu-kun de ti, él fue mi paciente durante un largo tiempo. Ahora me satisface saber que esta progresando en sus estudios y en su relación con los demás.

 

-Erizawa Fuu… -se presentó levantándose y quedando frente al hombre que le miraba con curiosidad, fue consciente del brillo que asomó en la mirada de su sensei.

 

-Rukawa Kaede –dijo a su vez.

 

-¿Habéis llegado a un acuerdo? –preguntó haciéndoles señas para que se sentaran. Él lo hizo frente a los dos.

 

-Si, vendré tres días a la semana… -no especificó que él mismo se había asignado esa jornada de trabajo.

 

-Fuu-kun me comentaba que esta buscando un trabajo a tiempo parcial y pensé que podrías tomarlo como tu ayudante…

 

-¡¡Eehhh!! –Fuu no pudo evitar una exclamación de sorpresa.

 

-No te asustes, no será nada complicado –Hanamichi le miró divertido- Ka…, -se apresuró a rectificar- Rukawa es un excelente basquetbolista –le alabó sin ningún sonrojo fijándose que él arqueaba una ceja interrogante- He pensado llevar a cabo una terapia de grupo, conseguir que los chicos se abran unos a otros y que mejor que practicar un deporte.

 

-Rukawa-san trabajara para ti.

 

-No exactamente, lo hará para el Centro, pero note preocupes, tu paga saldrá de mi bolsillo.

 

-Si va a ser mi ayudante, yo le pagaré. –intervino Rukawa.

 

-¿Puedes permitírtelo? –preguntó, decidiendo en aquel instante devolver a Rukawa todo lo que le pertenecía, para eso tenía que ponerse en contacto con su albacea testamentario, él le diría como debía hacerse.

 

-Sin ningún problema… -la falta de dinero era la menor de sus preocupaciones, considerando que aún disponía de parte de la indemnización que había recibido, al pensar en ello, apretó los labios y su mirada se ensombreció durante unos segundos, fue algo tan rápido que no fue percibido por sus interlocutores.

 

-Entonces, Fuu-kun acompáñale a recorrer los jardines, enséñale el exterior, él decidirá cual es el mejor lugar para preparar la cancha, luego cuando acabes –miró a Rukawa- Te llevaré a la sala de descanso para presentarte a las chicas. –Echó una mirada a su reloj- Mi primer paciente vendrá en unos minutos. –dijo a modo de despedida.

 

Al quedarse solo, echó una mirada a las carpetas que se amontonaban en su escritorio, las revisó buscando los nombres asignados a ellas, saco una y la abrió delante, apenas leyó unas primeras líneas cuando la puerta se abrió abruptamente.

 

-Buenos días, Masaki-kun… -miró hacia el adolescente que sin una palabra se dirigió hacia el diván dejándose caer tumbado con excesiva brusquedad- Veo que hoy estas muy ansioso por hablar.

 

Un gruñido fue su respuesta.

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

Seguidos por las miradas admirativas de las jóvenes con las que se cruzaban, Fuu-kun llevó hacia el exterior a su silencioso acompañante, al que de tanto en tanto dirigía miradas de refilón, sin saber que hacer, excepto lo que le había pedido Sakuragi-sensei.

 

Durante su recorrido se encontraron con algunos chicos que tenían permiso para salir al exterior y también con monitores que cuidaban que ninguno de ellos intentará escapar. Lo que no sería complicado, porque la valla que les separaba de la calle tenía apenas medio metro de altura.

 

-¿Qué lugar es aquel? –preguntó tras tres cuartos de hora callado, pero evaluando lo que veía.

 

-Se intentó hacer que los chicos participaran en la creación de pequeños jardines…, fue un fracaso.

 

-Habrá que alisar el terreno, apisonarlo y marcarlo, esa será nuestra primera meta, conseguir que los chicos participen en su formación.

 

-¿De cuántos metros estamos hablando? –preguntó Fuu-kun.

 

-La medida es estándar, aunque según que países difieren algunas medidas, según el reglamento 28X15metros, tendremos que medir el terreno, estoy seguro que se podrá hacer aquí, aunque no esta de más confirmarlo.

 

-Rukawa-san, ¿Cuál será mi trabajo exactamente?

 

-Por ahora buscaremos los elementos necesarios para construir la cancha, esperemos que algunos de los demás chicos se unan a nosotros –le costaba que aunque no se lo pidiera Sakuragi les echaría una mano- Si conseguimos tener un equipo, serás mi voz ante los demás, aunque no creas que será un trabajo descansado.

 

-Haré todo lo que sea necesario, daré lo mejor de mí porque Sakuragi-sensei ha hecho mucho por mí y no puedo defraudar su confianza.

 

-Le admiras… -sus palabras no eran una pregunta, más bien una afirmación.

 

-Si… me ayudo mucho, me dio el valor que necesitaba para regresar junto a mi madre. Él lo ha pasado también muy mal.

 

-¿Te lo ha dicho Sakuragi? –preguntó un tanto sorprendido por la confidencia, lo que le llevaba a darse cuenta que el chico confiaba en él.

 

-No exactamente…. –titubeó.

 

-No digas más… lo sé.

 

-¡Lo sabe!! –el adolescente mostró en su rostro la sorpresa que sus palabras le producían.

 

-No exactamente, pero lo supongo por lo poco que dijo.

 

-Ah…, Rukawa-san, su amistad con Sakuragi-sensei, no es reciente,  ¿verdad?

 

-Nos conocimos durante la secundaria alta, formábamos parte del mismo equipo de básquet. –no tenía sentido ocultarlo.

 

-¡Wow! –su mirada brillo con admiración- Son amigos de hace mucho, Rukawa-san

 

-Nunca lo fuimos, solo rivales en el juego. –vió como sus pupilas se abrieron mucho al oírle decir eso- Erizawa, si vamos a trabajar juntos, deja a un lado la formalidad, puedes llamarme Rukawa o si lo prefieres entrenador.

 

-Entrenador me parece mejor.

 

-De acuerdo…, por las tardes… ¿a partir de qué hora quedas libre? –quiso saber.

 

-No estoy apuntado a ninguna tarea extraescolar y puedo saltarme la hora de estudio… -planteó.

 

-¡De ninguna manera! –Le interrumpió- No es necesario que descuides tus estudios. Si te parece bien… ¿A las cinco es buena hora? –preguntó porque tampoco era cuestión de atosigar al muchacho con ese trabajo.

 

-Si… -pensó que tenía tiempo de hacer sus deberes antes de salir- Vendré todas las tardes –aseguró.

 

-Si lo haces así te encontrarás solo… son tres días a la semana –comentó indicándole cuales. Llevó la mano a su bolsillo interior y de su cartera sacó una tarjeta- Cualquiera dificultad que tengas, no dudes en llamarme,  -dijo entregándosela.

 

-Espero no tener que molestarle.

 

-No será así…, no dudes en acudir a mí si necesitas cualquier tipo de ayuda.

 

-Gracias, Ruk… entrenador. –tras leerla la guardó cuidadosamente.

 

-¡Erizawa…! –Llamó su atención cuando se alejaba de él tras despedirse- ¿Sabes que si se enteran que estas trabajando, aunque solo sea a media jornada, pueden reprenderte? –Observó que su pregunta le turbaba- Solo lo digo para que tengas cuidado.

 

-No se lo diré a nadie.

 

-Muy bien. Solo quería estar seguro que sabias a lo que podías enfrentarte.

 

Fuu-kun asintió.

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

-Te lo has tomado con calma… -comentó Sakuragi cuando le vió entrar- Las chicas están impacientes. Recuerda que les prometí llevarte para que te conocieran. –Añadió al ver su gesto de fastidio- Se bueno con ellas y no les dirijas una de esas miradas que suelen congelar más de un corazón.

 

Ante su gesto risueño Rukawa adoptó una expresión más relajada.

 

Su encuentro con las jóvenes que en aquel momento estaban disfrutando de un momento de relax en sus respectivos trabajos, pasó en un ambiente tranquilo, él mismo se sorprendió al no sentir un sentimiento de rechazo hacia todas ellas, había quedo tan traumatizado tras su paso por América que estaba convencido que nunca más se acercaría amistosamente a una mujer.

 

Sakuragi como si fuera consciente del esfuerzo que le suponía estar en una misma habitación con tantas chicas, se despidió de todas, sacándole de allí.

 

-Te sientes mejor? –inquirió cuando siguió sus pasos hacia el exterior.

 

Kaede asintió. Los espacios cerrados le ahogaban. Reminiscencias de los años pasados entre cuatro paredes, viendo tras una ventana enrejada el transcurrir de las estaciones.

 

Aspiró profundamente el aire, dejándose llevar por ese sentimiento de libertad que le embargaba cuando el pasado volvía a su presente, atemorizándole.

 

Preguntándose cuando sería el día que ese miedo desapareciera por completo. Le asustaba pensar que Hanamichi le apartara de su lado cuando supiera la verdad.

 

Continúa en el próximo capítulo…

Notas finales:

He aprovechado la ocasión para actualizar las contestaciones a vuestros reviews, aún me faltan algunos, pero ahora tengo por la mañana un poco más de tiempo para dedicarlo a vosotras. un saludo. Paz


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