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Muñeco de Trapo por danyleo

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Notas del capitulo:

Disfrutenlo!!!

Fic súper cursi... Romántico hasta hostigar (para mí). Espero que al menos una persona lo lea... A excepción mía claro, si no sería degradante.

Sin más de mis loqueras, disfrútenlo. Advierto, el título es por la canción: "Muñeca de Trapo" de La Oreja De Van Gogh. En este caso sería "Muñeco" (Shura *¬*)... Bueno... Ni modos, así me quedó.

 

Espero lo lean Aphrodita y Zion no Bara: Mis autoras favoritas de fics yaoi... Sin sus fics no hubiera comenzado en esto; también están Avenger, Kimee, Karin, Athena_Ariana (Karlyta_Ariana), Iri20, Gadya, Athenaexclamation67, Hawkflown, Ice Spirit, etc., etc., gracias por sus excelentes historias que adoro aunque a veces no pueda dejar reviews

Ora sí, los dejo con el fic y me largo.

 

"Muñeco de trapo"

Sentado en el suelo y con la espalda recargada en el sillón de cuero negro, frente al equipo de sonido con alto volumen, dejando oír la canción que recordaba su miserable situación.

 

Su casa, con un montón de cosas metidas en cajas, hecha un desastre-natural porque acababa de regresar de Hades y Athena decidió remodelarles los templos-parecía tan fría y vacía... Llena de recuerdos que por momentos le provocaban llanto... Se despreciaba a sí mismo y en menos de una semana contó que 758 veces se preguntó ¿Por qué diablos Athena decidió devolverle la vida a un traidor asesino como él? Fácil: porque al ser la Diosa de la Justicia y la Sabiduría era benévola con aquellos que la protegieron. Pero ¡Maldición! ¡Él quiso deshacerse de ella! ¡Mató al guerrero más fiel! ¡Asesinó al hombre que le profesaba un amor sincero! Y eso... ¡Eso no tenía perdón! ¡Debió pagar todas sus malas acciones siendo condenado al peor de los Infiernos! Sin embargo no fue así... Estaba vivo, en su casa, junto a los que eran sus compañeros... Pero solito en realidad. A pesar de estar rodeado de gente, su espíritu estaba condenándose a la Soledad de la culpa y el odio a sí mismo. Estaba muriendo en vida y nadie parecía darse cuenta... Eso sentía.

 

Pero no era así.

 

Alguien... alguien que en un pasado no tan lejano, sufrió a causa de sus manos, compartía ese sentimiento de abandono. También estaba ahí, vivo, en su casa, con sus compañeros... y solitario. A pesar de que él tenía a su otouto, su alma no encontraba la paz. No le importaba que murió en manos del que siguió órdenes de alguien malo y que le destrozó el corazón al no oír sus advertencias, que no le hizo caso y omitió su amor... un amor sincero, puro y eterno... Si, eterno porque a pesar de todo, aún seguía ahí... Esperando paciente para ser correspondido.

 

Shura no había sido el único que lloraba desde el retorno de la Guerra, su compañero en la novena Casa acompañaba desde lejos sus lágrimas.

 

Aioros estaba en su templo, a diferencia de los otros ya había terminado de acomodar sus cosas y su Casa estaba limpia, llena de luz y tranquilidad-aunque ésta fuera superficial-como antes de las guerras. Sentía una opresión en su pecho, muy fuerte que no lo dejaba respirar. Su conciencia y su corazón le decían que otro ser necesitaba de sus besos, de su presencia y sus caricias, su sonrisa, su cuerpo, su calor, su apoyo, sus palabras... Necesitaba de él. Algo muy en su interior le gritó que debía correr al décimo templo y decirle, confesarle y gritarle si era necesario, al guardián del mismo que lo amaba, que aún lo quería, que lo necesitaba y que estaba dispuesto a pasar una eternidad a su lado... No importaba si tenía que dar su vida a la condena en el Infierno.

 

Con pasos temblorosos salió de Sagitario y subió las escaleras que lo conectaban con Capricornio... El trayecto se le hizo infinito, las piernas le temblaban y su pecho dolía mucho, presentía que Capricornio no estaba mejor que él. La entrada del templo de la Cabra Dorada se materializó ante él, permitiéndole admirar la majestuosidad que caracterizaba a Shura... Majestuosidad que se esfumó, que se perdió al regreso del español. Ahora, el cosmo del custodio se tornaba triste, abandonado, solo... Eso le oprimió más el corazón... Quiso por un segundo irrumpir el silencio y volar hasta donde Shura se encontraba, abrazarlo, besarlo, amarlo y susurrarle que todo iba a estar bien, que ya no estaría solo nunca más, que estaba ahí, junto a él y que jamás se separaría. Pero no pudo. Sus piernas no respondieron y sólo atinó a apagar su cosmo para poder entrar y ocultarse bien entre las sombras de las columnas centrales, donde estaba la sala... Donde estaba Shura.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca del ibérico, en una posición frontal que le permitía ver su rostro y casi todo su cuerpo, se quedó inmóvil observando cautelosamente los movimientos del otro, justo cuando puso el disco y después de cinco segundos la melodía se dejó escuchar, provocándole a Aioros asombro por las sensaciones que le despertaba la letra de la misma, y por ver que Shura empezó a cantar... A seguir la voz de la cantante, con un mar de lágrimas liberándose al mismo tiempo.

 

--Como esos cuadros que aún están por colgar-cantaba Shura suavemente-Como el mantel de la cena de ayer, siempre esperando que te diga algo más... y mis sentidas palabras no quieren volar...

 

La música volvió a sonar y la segunda estrofa comenzó...

 

--Lo nunca dicho se disuelve en pie, como el infiel dice nunca lo haré, siento que estoy en un cárcel de amor... Me olvidarás, si no firmo mi declaración...--Y un par de lágrimas salieron de sus orbes verdes.

 

--Y abrazaría al Diablo sin dudar, por ver tu cara al escucharme hablar... eres todo lo que más que quiero, pero te pierdo en mis silencios...--Más lágrimas recorrían sus mejillas y su voz se comenzó a quebrar-Mis ojos son dos gotas negras, que no han hablado nunca claro, mi corazón lleno de pena...-Shura calló y la voz de Amaia terminó.

 

Y yo una muñeca de trapo

 

--Cada silencio es un alude que va, detrás de mí sin para de llorar... Quiero contarte lo que siento por ti, que me escuche hablar el mundo entero, mirándote a ti...

 

Y Aioros no podía despegar su mirada del hermoso rostro que lloraba y cantaba a unos metros de él... Sus ojos lentamente estaban empañándose y sollozos contenidos querían salir de su garganta.

 

--Y abrazaría al Diablo sin dudar, por ver tu cara al escucharme hablar... Eres todo lo que más quiero, pero te pierdo en mis silencios... Mis ojos son dos gotas negras, que no han hablado nunca claro, mi corazón lleno de pena...-Nuevamente Shura guardó silencio.

 

Y yo una muñeca de trapo

 

La música resonó más fuerte en esas paredes, opacando los sollozos de ambos, impidiendo a Shura sentir la presencia de Aioros... Y al castaño, permitiéndole ocultar su dolor. Pero entonces, el ibérico comenzó de nuevo con la voz totalmente aguda.

 

--No tengo miedo al fuego eterno... Tampoco a sus cuentos amargos, pero el silencio es algo frío, y mis inviernos son muy largos... Y a tu regreso estaré lejos, entre los versos de algún tango... Porque este corazón sincero...-Y dejó las palabras en el aire.

 

Murió su muñeca de trapo...

 

La música terminó, y Shura se desplomó encima de la mesa de centro, donde estaba la caja del CD, llorando más fuerte e intentando controlarse aunque bien sabía que no podía y apretando sus puños, que sostenían su cabeza, para intentar apaciguar el dolor que le desgarraba el pecho. De pronto, entre los sollozos escuchó que alguien lloraba entre las columnas, recargado para no caer al suelo. Quiso levantarse, para ver quién era y reclamarle el haber invadido su privacidad... Pero no tenía fuerzas, que importaba si lo veía el mundo entero... Quizás así, alguien se fijaba en su dolor y comprendía... No quitó la vista de ese lugar, de donde provenía el llanto, y cuál fue su sorpresa al poder observar la silueta delgada y algo pequeña del castaño arquero. Su llanto se detuvo al instante y se fijó que el otro tenía la vista baja pero se notaba el paso de las lágrimas sobre su siempre alegre rostro.

 

Es que Aioros estaba recargado en la columna, llorando, porque sentía que sus piernas ya no podían sostenerlo y la debilidad física se unía a la emocional. Sintió la mirada del mayor sobre él y decidió encararlo... Hacer lo que hace nos momentos-y durante mucho tiempo atrás-había querido realizar: Confesarle sus sentimientos a Shura de Capricornio. Por eso salió del escondite dejándose ver, con la mirada baja y su cuerpo temblando de angustia. Levantó la vista, y al encontrarse con los ojos profundos y tristes del otro, mandó todo al demonio y corrió arrojándose sobre el cuerpo del español, abrazándolo y llorando hundido en su cuello... Dejando escapar sus miedos, sus sentimientos y todos aquellos fantasmas que le seguían. Rogando a los Dioses y la vida porque Shura lo amase también.

 

Shura, por su parte, al sentir el pesor de Aioros dominándolo hacia atrás con el abrazo y el llanto surgir empapando su cuello, no pudo más que abrazar al pequeño cuerpo del arquero y dejar recostar su cuerpo en el frente del sillón, dejando también que sus saladas lágrimas mojaran el cabello del otro.

 

No supieron si fueron segundos, minutos, horas, o una eternidad lo que pasó hasta que Aioros calmó sus lágrimas y separó su cabeza del cuerpo de Shura, observando sus rojizos ojos y adivinando que iguales debían estar los suyos... Y el otro tampoco le quitaba la vista de encima... Estaba claro que ninguno sabía qué decir.

 

--Perdóname...-dijo Shura con infinita tristeza-perdóname por todo lo que hice... por el daño que causé, por...--pero no pudo seguir pues las lágrimas estaban humedeciendo sus ojos.

 

--Shura...-comenzó con un susurro el castaño, pero no pudo continuar, las lágrimas se formaron de nuevo y un sollozo se escapó. Con una mano acarició la mejilla derecha del mayor, limpiando en el proceso una lágrima-Te amo...

 

Se quedó en espera de una respuesta... Lo que fuera, un rechazo, un "Yo también te amo"... Pero nada. Decidió levantarse, irse y morir con un peso menos... al menos ya había confesado lo que quería, pero no lo hizo. Sin embargo, nada lo preparó para lo que hizo el español: Tomó su rostro entre sus manos y lo besó. Al principio fue suave, únicamente posó sus labios sobre los de Aioros pero luego comenzó a lamerlos y obligó al menor a abrir su boca, entonces cuando éste lo hizo, introdujo su lengua en la virgen cavidad del otro. Sin duda, Aioros era inexperto en besar... todo lo contrario a Shura, que para el arquero besaba increíble; la pasión los estaba dominando y las manos del menor rodearon el cuello del mayor, mientras que las del español descendieron por su espalda y llegaron a sus glúteos para aferrarlos entre sus grandes manos y acariciarlos con lascivia. El castaño se estaba animando y comenzó a responder sus besos casi con la misma intensidad. El aire les comenzó a faltar y se separaron... Un hilillo de saliva unía sus bocas, respiraban agitados y las lágrimas desaparecieron; se veían con incertidumbre y deseo, porque se dieron cuenta en la mirada del otro que estaban frente a la persona de su vida, frente al amor. El hilillo de saliva se rompió y la sustancia transparente, quedó pegada en sus barbillas... seguían sin hablar, no sabían que decir. Pero entonces, Shura se animó a romper el silencio.

 

--Aioros...-dijo clavando sus orbes en las del otro-gracias...

 

--No... Shura, no tienes nada que agradecer...

 

--Claro que si. Debo agradecerte el no dejarme solo, el decirme "Te amo" y el dejarme besarte... El perdonarme... Aunque no lo merezca.

 

Aioros quiso llorar de nuevo, pero esta vez, sus lágrimas serían de pura felicidad.

 

--Shura yo... yo... te amo... te amo y... quiero saber si tu también me amas.

 

Quería oírlo, de los labios de su hombre, pero no pasó. Solo obtuvo silencio. La cara de Aioros lo dijo todo: sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas y deseó morir en ese instante. Shura no lo amaba. Se levantó rápidamente y apretó los puños... Al verlo, Capricornio también se puso de pie e intentó besarlo de nuevo; pero Aioros no lo dejó, volteó su rostro.

 

--No me beses, por favor no lo hagas...-pidió con voz débil Sagitario--No me amas... ¡Maldición, no me amas! ¡Para qué besarme si no me amas!

 

--¡Pero es que si! ¡¡Me oyes!! ¡Te correspondo!-gritó Shura al sentirse abrumado por la actitud del otro-Aioros, yo... yo... yo...--No salían las palabras de su boca por más que lo intentaba-Tú... tú eres... eres...

 

--Eres todo lo que más quiero-dijeron al unísono.

 

--¿Cómo es que?

 

--Te espiaba ¿recuerdas?-sonrió el castaño.

 

Volvieron a abrazarse y entonces Capricornio, levantó el rostro de Aioros y antes de besarlo...

 

--Gracias... gracias, gracias, gracias-Shura no era tan capaz de confesar sus sentimientos como el castaño, pero entre líneas se notó el "Te amo". A Aioros no le importó, al fin y al cabo, ya tendría tiempo para escuchar un claro "Te amo" de los labios de su hombre... Por lo pronto, se conformaría con un beso y tener consigo a su muñeco de trapo.

 

Qué patético me quedó... El final estuvo malísimo, no se me ocurrió otra cosa. Lo siento. Tenía un lemon en lugar de la última parte, pero lo eliminé y lo dejé en novela rosa. Lo romántico no es lo mío, ¡Dioses! Debo dejar de oír Rammstein, Korn y Molotov, me dio el llanto por los momentos empalagosos XP. Me doy asco (Es que ando depre)


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