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Ahora me vengo a enterar de que andaba por la acera que no era por Mainsi

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Notas del fanfic:

Recomiendo la lectura de "Estas son las palizas que me gustan" antes de leer este nuevo Fic. No hace ninguna falta para seguir la trama de esta historia. Pero los personajes salen y hay algún chascarrillo que se refiere a ellos. Por lo demás, si no te has leido la otra, no te va ha importar O.^

Las luces del techo no dejan de girar cambiando de color cada tanto tiempo, unas veces alternando verde con azul, consiguiendo el efecto de estar en un futurista fondo marino, otras veces rojo y naranja simulando el centro de un volcán en plena ebullición. Sencillamente el local es genial, hace poco que lo han inaugurado, y hasta ahora no había podido acercarme a verlo. Va a ser verdad lo que dicen mis colegas de que estoy demasiado enfrascado en los estudios.

- Tío quieres dejar de mirar al techo y hacerme caso, que estas aplatanao colega. – Una forma muy sutil la de Carlos de sacarme de mi ensimismamiento.

- Perdona, creo que me he ido a la luna ¿Me estabas diciendo algo? – Me mira alzando una ceja a modo de desaprobación.

- Vergüenza debería darte. Yo señalándote a las chicas más calientes e interesantes de este sitio y tú ahí apalancado mirando al techo. – Mientras me lo dice, aprovecha para señalarme con movimientos de cabeza el lugar donde bailan las mencionadas. – No se por que a las tías les gusta tanto bailar, aunque no es que me queje precisamente, por que son un regalo para la vista.

- ¿Y por que no les iba a gustar? Es divertido. Además la música de este sitio es genial.

- Joder, es verdad, no me acordaba de que tú bailas. Es que desde que dejaste de salir con nosotros me he acostumbrado a ir solo con Santi, y él es de los míos, lo mas parecido a un movimiento de baile que nos permitimos es agitar el cubata con salero – Me hace una demostración con el vaso que tiene en la mano, consiguiendo que me ría con ganas - ¿Por qué no aprovechamos? Acércate a ellas bailando, te presentas a ellas y luego me las presentas a mí. – Me mira suplicante, esperando que le diga que sí.

- Como quieras, pero tendremos que buscar a otras presas, por que a esas nos las acaban de quitar.

Ambos observamos como un grupo de chicos conversan con ellas, y han dejado de moverse al ritmo de la música para ponerse a coquetear sin más con los recién llegados.

- Bueno, que mas da, esto esta lleno de niñas guapas, y seguro que no hay ninguna que se resista a tus encantos. – Damos un vistazo de reconocimiento al lugar, pero al no ver nada interesante empezamos a hablar de nuevo.

- La verdad es que hace un huevo que no salía. ¿Hay algo interesante que me haya perdido?

- Si es que eres un capullo Alex. Ligábamos más cuando salías con nosotros, sabes que eres el guapito del grupo y además bailas y haces todas esas tonterías que a las chicas tanto les gusta. Pero claro, tenías que meterte a estudiar ingeniería de minas ¿Es que no había ninguna carrera mas difícil para escoger?

- Vale, vale, ya lo he captado. Déjalo ya, que llevas dos horas con la misma cantinela…, que si soy un empollón, que si me estoy acartonando, que si esto que si lo otro… - Lo digo canturreando e imitando su tono de voz.

- Como quieras, pero si luego te salen setas de tanto estar encerrado a mi no me eches la culpa, yo he hecho por ti lo que he podido. – Da de nuevo un vistazo a los alrededores y resignado vuelve a la conversación. – Respondiendo a tu pregunta de antes, el otro día hubo una pelea en el Morbius. – Le miro confuso y él me mira alzando de nuevo su rubia ceja con cara de desaprobación. – El Morbius es otro local que han abierto hace poco unas cuantas calles mas arriba. Cuando venga Santi podemos pasarnos por allí y te lo enseñamos. Pero volvamos a lo que te estaba diciendo. Por lo visto el Turbo y otro chaval se dieron de hostias por una chica.

- ¿El Turbo? – Carlos me lo reafirma moviendo la cabeza – Pues pobre chico, seguro que lo dejó de calcomanía en alguna pared. Con un poco de suerte le quedaron dientes suficientes para que un forense pudiese confirmar su identidad. – Ambos nos reímos de solo imaginarlo, pero es que hace falta ser muy tonto para meterse con el Turbo.

- Definitivamente lo mejor va a ser irse al Morbius cuando llegue Santi, que por cierto ya se está retrasando. Por que aquí quitadas las chicas de antes no hay nada interesante.

Sonrío recordando los viejos tiempos, cuando íbamos los tres de un sitio a otro buscando grupos de chicas monas. Siempre me usaban a mí de gancho, para que luego se las presentase ellos. Ganaba el que consiguiese enrollarse con la más guapa del grupo. Rara era la ocasión en la que no ganaba yo.
Estaba por comentárselo a Carlos cuando recapacito, seguro que si hablamos de eso solo consigo que me regañe de nuevo por haberme convertido en un aburrido y no salir más con ellos. Mejor que siga entretenido registrando el local en busca de chicas.
Yo también me pongo a mirar cuando una figura en concreto me llama la atención, es hipnotizante el modo en que mueve las caderas, y además está a tan solo unos siete metros de nosotros. Me parece increíble que Carlos no se haya fijado.

- Carlos, mira como se mueve esa – Le doy un codazo para que me preste atención y le señalo a la chica. Pero cuando la ve, se hecha a reír como un poseso.

- Alex… - Intenta hablarme entre carcajadas – Que es un tío… y además…, mira por donde, es más marica que un palomo cojo…

- Ups, fallo técnico.

- Y tanto que has fallado – Sigue riéndose sin parar, si hasta se le saltan las lágrimas al muy desgraciado. – Cuando se lo diga a Santi se va a descojonar vivo, vaya puntería te gastas tío.

- No seas cabrón, no se lo digas. Además, tampoco es para tanto. Solo he dicho que se mueve bien.

- ¿Quién se mueve bien? – Santi por fin hace acto de aparición, y nos contempla extrañado por la situación, Carlos en cambio es presa de un nuevo ataque de risa - ¿Qué es tan gracioso? ¿Qué me he perdido?

- Nada… solo que a Alex le gusta el culito de Alberto – Santi me mira con los ojos como platos mientras Carlos sigue intentando contener la risa.

- Yo no he dicho eso mamón, lo que dije es que se movía bien, y además creía que era una tía. – Les miro empezando a cabrearme, ya que ahora se están riendo los dos.

- Tranquilo tío, que no pasa nada – La mirada de Santi en vez de tranquilizarme me pone más nervioso, le conozco lo suficiente para saber que se le ha ocurrido algo, y que ese algo no me va a hacer gracia. – Es más, si quieres te lo presento, se llama Alberto… el del culo abierto. – Tras este último comentario lo único que les falta a estos dos es echarse al suelo y patalear de la risa.

- Si… y a él le podemos decir… - Carlos se aclara la voz después de tanta carcajada - Este es nuestro amigo Alejandro…, él que el culo te está admirando, mientras tú lo vas meneando. – Vale, con esto me río hasta yo, pero es que el cabrón ha tenido gracia.

- Sois unos desgraciados, para una vez que salgo por fin y os vais a pasar toda la noche riéndoos de mí. Coño, que un fallo lo tiene cualquiera.

- Bueno, de acuerdo, ya paramos, pero solo por que has estado tanto tiempo enclaustrado que hasta has confundido el culo de un tío con el de una tía. – Carlos me mira como pidiendo disculpas por el bochorno que me han hecho pasar – Esto me recuerda… ¿Os acordáis de Paloma? La chica esa que nos parecía tan mona y cuando por fin nos acercamos estaba bizca.

- Como olvidarla. Si nos pasamos una semana entera discutiendo por a cual de los dos estaba mirando. – Nos reímos de nuevo – Ya ves que tontería, por que para variar estaba mirándole a él. – Santi me señala con el dedo.

- Ya estamos con lo mismo. No siempre me miran a mí. Eso son suposiciones vuestras. – Ambos me miran como con sorna.

- Alex, colega, mírate y míranos – Me cruzo de brazos molesto sabiendo lo que va a decir a continuación – Que yo no digo que Santi y yo seamos feos, ni mucho menos, pero es que lo tuyo no es normal. – Santiago solo asiente como si estuviese escuchando una verdad universal – Yo soy rubio, y me consta que soy guapetón de cara, pero de estatura ando un poco corto. Santi por el contrario es alto y moreno, pero… es algo así como del montón, igual que yo. Tú en cambio podrías pasar por el hijo secreto de Viggo Mortensen. Te pareces un huevo a el, solo que tu tienes el pelo negro y eres mas joven.

- Pero mira que eres exagerado tío. – Se que no estoy mal, pero eso ya es pasarse.

- Si a nosotros nos viene bien, así se nos acercan las chicas guapas. Y como tú no puedes con todas a la vez, siempre acabamos consiguiendo ligue los tres. – Carlos lo dice tan convencido de ello que asusta.

- Tío, hablando de tres chicas guapas, te acuerdas de… - Santi y Carlos siguen hablando a su bola mientras yo vuelvo a concentrarme en observar el local.

Realmente necesitaba salir y despejarme un poco. Con tanto estudiar estaba empezando a sentir que se me aguaba el cerebro.
Mientras me acabo el vaso contemplo a las chicas que aún bailan a lo largo de la pista. Algunas no lo hacen mal, pero la mayoría se limita a moverse de izquierda a derecha sin ritmo ni gracia alguna. De pronto algo me llama la atención. El chico de antes, el supuesto marica, ahora baila mirando hacia nosotros mientras habla con una chica que nos da la espalda.
Me quedo literalmente embobado mirando como se mueve, no solo baila estupendamente, si no que además es muy guapo. Algo afeminado quizás, pero una cosa no quita la otra. Ahora que le veo de frente tengo que darles la razón a mis amigos, a pesar de que viste un poco extraño y lleva el pelo suelto y largo, cayéndole por debajo de los hombros, se nota a la legua que es un hombre.

- ¡Alex! – Casi tiró el vaso vacío al suelo del bote que pego al oír el grito de Carlos justo a mi lado.

- Joder, que susto ¿Qué pasa? – Le miro confundido mientras el me observa divertido.

- ¿Cómo que qué pasa? – Disimuladamente señala a donde yo estaba mirando – Pues que se te van los ojos colega. Que te recuerdo que por muy bien que mueva ese culito, al otro lado hay un rabo en toda regla – Para mi desconcierto, en vez de reírse, esta vez se me queda mirando como si me hubiese salido un tercer ojo. - ¿No me vendrás ahora con que te van los hombres?

- No… - No debo de haber parecido muy convincente, ya que ahora no solo Carlos me mira de forma extraña, sino que Santi también.

- Sabes, somos tus amigos desde hace muchísimos años. Si tienes algo que decirnos hazlo tranquilo. – Miro a Santi mosqueado, no me gusta lo que está dando a entender. Si fuese marica, lógicamente yo sería el primero en saberlo, y no es el caso. – No me mires así, que te lo estoy diciendo en serio.

- Sois unos capullos los dos – Dejo el vaso en la barra y después de pedir otra bebida al camarero, me giro y me encaro con ellos – Si tanto decís conocerme ¿Cómo es posible que me acuséis de ser un sarasa? – Tanto Carlos como Santi me miran mas relajados, pero puedo notar que siguen sin estar muy convencidos, y eso me molesta. – Por favor, que desde que tengo memoria hemos salido juntos a ligar ¡Con chicas! – Ahora si parecen creerme - Joder, parece mentira que os lo tenga que recordar. – Lo mejor será hacer de todo este asunto una broma – Además sabéis que tengo buen gusto, a si que si algún día se me cruza un cable, y me cambio de acera, por lo menos tendré la decencia de fijarme en un hombre de verdad, y no en una mariquita loca como es el tal Alberto ese. ¿Es que no tiene orgullo? Por que no se a vosotros, pero a mi ese tío me da vergüenza ajena.

Carlos y Santi se ríen por lo que acabo de decir, dejándome mucho mas tranquilo al ver que les he hecho entrar en razón.
Me giro de nuevo para coger el vaso que pedí antes, cuando sin previo aviso me encuentro con lo que menos esperaba. Alberto está justo a mi lado mirándome con cara de pocos amigos. Supongo que debe de haber oído todo lo que he dicho sobre él. No se por que, pero solo de pensarlo empiezo a sentirme culpable y acabo mirando al suelo con tal de no tener que enfrentarme a sus ojos acusadores.
Notas finales: Estoy segura que estará lleno de faltas de ortografía. Cuanto mas atención intento prestarle, mas gordas las meto ¬¬

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