Era un día típico de Otoño… El sol apenas se asomaba entre las nubes. Hacía algo de frío, pero era lo normal en esta época… Y más porque era la región de Hokkaido, una de las más frescas de Japón. Marcos era un chico “rico”, extravagante, engreído, caprichoso, pero hay que destacar que es perseverante, y decidido… Si quiere algo lo tiene, si o si. Era de esas personas que piensan que uno no se puede rebajar a buscar a sus empleados ya que el Jefe no tiene esa obligación… Pero eso casi nunca representaba un problema, ya que el centenar de empleados domésticos de su morada siempre iban de aquí para allá, por eso siempre se topaba con alguno que le preguntaba “¿Niño, necesita algo?” Ó “Señorito Mark… ¿Quiere algo?”. Se decía que era el único tan quisquilloso de la gran familia Ployder.
Él observaba por el gran ventanal de la mansión trabajar al nuevo… Al joven jardinero que se encontraba podando los ligustros. El empleado era el nuevo de la casa... Tendría alrededor de unos 25 años y se llamaba Himura Tsumii. Marcos no sabía porque Himura despertaba en él una sensación de admiración o sería... ¿amor? Bueno…Pero el punto era que el adolescente de diecisiete años se sentía sumamente atraído hacia el jardinero , y no descansaría hasta tenerlo...
Ese mediodía Marcos bajo al parque y fue con Himura.
Él necesitaba verlo con urgencia, su cuerpo lo deseaba de una manera especial… Algo “atípica” para decirlo de algún modo…
-Buenos días niño Marcos, ¿desea algo? -pregunto curioso el jardinero, puesto lo que decían de que Marcos jamás se acercaba por si solo a los empleados , ya que creía que estos debían venir a él.
-Buenos días Himura-Chan -dijo en tono burlón haciendo que el otro se ruborizara por el “Chan”... Marcos sonrió picaramente debido a eso... -Pues desear... desear... ¿yo... desear algo? La verdad... sí... -dijo tristemente haciendo un puchero.
-Di...dígame niño a ver si lo puedo ayu...ayudar...- tartamudeaba el rubio de ojos verde agua despampanantes...- ¿tal vez quiere que le corte unas rosas amarillas o quizás… Azules para su novia?
-Primero yo no tengo novia -dijo en un tono muy tajante -y segundo quiero que me ayudes a arreglar una cosa en mi habitación... -mintió el menor de una manera tan descarada, que era imposible sospechar su segunda “intención”.
-Discúlpeme, no lo sabía... No volveré a ser tan impertinente -se lamentó el empleado -Bueno vamos a sus aposentos señorito... -sonrió y siguió al chico hacia el cuarto. Cuando ya estaban dentro de este el jardinero dijo -Discúlpeme la intromisión anterior… Pero… pero -continuó- es muy extraño que un chico tan bonito, y agradable como usted este solo... Sinceramente no entiendo a las chicas de ahora… -suspiró y luego rió.
-Jah… ¿Así que te parezco lindo? -dijo Marcos divertido mientras cerraba la puerta con llave y la guardaba a esta en una gaveta que también tenía llave.
-Etto…¿Pues que desea que haga niño…? -dijo muy avergonzado intentando esquivar la pregunta de su superior.
-Mentí… No quiero que arregles nada… -dijo realmente como si nada- Pero… Deseo que seas mío… -dijo el chico seriamente…
En la habitación se había producido un lúgubre silencio… Que fue roto por la tartamudez de aquel nuevo capricho de Marcos…
-¿¿¿¿De usted???? ¿¿¡¡Cómo??!! -dijo ruborizado el rubio, evitando mirar al pelimarrón de ojos zafiro…
-Simple… muy simple… tan solo… -se acerco al diez años mayor, a tal punto que sus frías narices chocaban… - debes… -dijo entrecortadamente para generar mas tensión en el ojitos verdes- permitir… -ya mordiéndole el labio inferior- que… -decía separándose tan solo unos centímetro para luego volver a besarlo, pero esta vez ya había introducido su lengua dentro de la pequeña cavidad bucal del otro…- hagas todo…- continuaba la misma táctica que antes - lo… que quiera… contigo… mi nuevo…. “Capricho…”
CAPRICHO… Jah… había dicho capricho… Según un diccionario es aquella determinación que se toma arbitrariamente, inspirada por un antojo o por deleite a lo extravagante y exótico…
Sí… definitivamente para Marcos, Himura era un antojo determinado por las arbitrariedades del destino… Y para Tsumii, ¿qué era Marcos?