El chico se quedó aferrado a mi durante mucho tiempo me sorprendió mucho que un completo desconocido se preocupara por mi…pero…era extraño, un extraño sentimiento se adueñaba de mi corazón cuando este pequeño niño me abrazó…no lo entendía, ese sentimiento extraño que acogía tiernamente mi corazón, calentando mi pecho y haciéndome sentir cosas extrañas en mi cuerpo.
Qu-que estás haciendo…- le pregunté al pequeño niño con un poco de dificultad al hablar ya que su peso encima mío me impedía respirar correctamente aunque, eso no me importó.
El niño se separó un poco de mi, pero aun con sus piernitas apoyadas en mi abdomen me dijo:
Yo…yo solo quería ver si estabas bien es que…tenías una profunda herida y yo pensé que podía ayudarte…- me contestó con su voz de ángel mientras sus mejillas se enrojecían cada vez mas. Actuaba totalmente inocente y encantador, el muy bien sabía que su cara que parecía de porcelana me volvía loco, era inevitable.
Mire con dificultad mi lastimado cuerpo gracias a los abusos de mi padre y pude notar mis heridas ya curadas gracias al pequeño.
Oh..Curaste mis heridas, muchas gracias pequeño-
Etto…No hay de qué…qué bueno que estas bien…-al pronunciar las palabras “qué bueno que estas bien” la sonrisa en el rostro del chico se hacía cada vez más grande.
Esa sonrisa…tan bella y majestuosa como ninguna otra, pero, pude notar algo extraño…unos pequeños colmillos que sobresalían de su boca, me quede observándolos con cara de idiota hasta que me di cuenta que el pequeño se reía a carcajadas de mi extraña y acosadora cara mirándolo fijamente.
Lo mire con una extraña cara hasta que paró de reír
Y dime pequeño, cuál es tu nombre?-quise cambiar de tema para evitar que volviese a reírse de mí.
Soy…Matsumoto Takanori…me puedes decir Ruki-
Jaja, bonito nombre.-le contesté mientras una risita se escapó de mi boca.
Y cuál es el tuyo?-me preguntó
Suzuki Akira, dime Reita-
Es un gusto Aki-chan!- su pequeña carita se sonrojo.
En ese momento seguía desorientado y me dolía un poco la cabeza, pero pude percatarme que no seguía en ese mismo sucio y oscuro callejón, estaba en un sofá no muy cómodo debo decir, mire a mi alrededor y pude observar que estaba en algo así como una casa abandonada habían unos muebles viejos y llenos de polvo. No sé durante cuánto tiempo me quede dormido, era de noche y aun seguía lloviendo.
Debí quedarme dormido por una hora o dos…no lo sé
Disculpa, cuánto tiempo llevo inconsciente? ¿Por qué me trajiste aquí?-le pregunté al chico.
Llevas durmiendo dos días seguidos, no ha parado de llover desde entonces. Te traje aquí por qué te vi totalmente herido y triste…no me gusta ver a las personas así…No pude evitar ver tu lindo rostro lastimado y me partió el corazón verte llorar…sé que no te conozco pero algo me obliga a quedarme contigo…además…Me siento solo, lo único que tengo en la vida es el sufrimiento.
Así que tu también estas solo…yo sé que es eso...te entiendo-mi sonrisa se desvanecía al hablar de ese tema, yo solo…quería olvidarlo.
El chico entendía mis sentimientos, podía saber lo que yo sentía con solo verme a los ojos…no pronunciamos ni una sola palabra, nuestra mirada hablaba sola, con solo verlo podía expresarle todo mi dolor y el a mí. Era extraña esa conexión que tenia con ese niño era como si…el fuese parte de mí.
Ne, Aki-chan, por qué estabas en ese horrendo lugar herido y llorando?- me preguntó con curiosidad, realmente el chico se preocupaba por mí.
Es que…lloraba porque mi madre falleció hace poco tiempo, fui a mi departamento a avisarle a mi detestable padre y el solo me respondió con golpes y abusos. Ruki, te diré la verdad, mi vida es un asco, si alguien me hiciera el favor de matarme se lo agradecería mucho…a nadie le importo, se murió la única persona a quien yo le importaba una mínima parte…estoy solo –
¡No seas Tonto!, no estás solo Aki-chan me tienes a mí, yo cuidaré de ti-
Las palabras del pequeño niño me hicieron sentir mejor.
Gracias, eres muy tierno pequeño- yo nunca pensé decirle esas palabras a alguien, mi comportamiento con respecto a ese niño no era normal, Yo suelo tener un aire de persona ruda y sin sentimientos, pero, este chico sacó una parte de mí que ni siquiera yo conocía.
Las mejillas de tan perfecto niño se tiñeron de un hermoso color rosa, pero ¡espera! He estado admirando a este chico desde que lo conocí! ¿Qué me está pasando?. Admito que siento una leve atracción a ese pequeño, pero ¡yo no soy gay! ¿o si?
Y si lo soy, me estaría enamorando de un perfecto extraño, ¡alguien a quien conocí solo hace 15 segundos!.
Aki-chan te puedo pedir un favor?-
Si-si claro…-
Tu…tu querrías ser mi…mi…amigo- me dijo tapándose su tierna carita con las manos.
Me quedé callado, no quería contestar, pero, sabía que tenía que hacerlo o rompería el pequeño corazón del pequeño.
Esto…si no quieres...lo entenderé.. no te voy a obligar…-el pequeño me decía estas palabras casi llorando.
No, no es eso-mi tristeza se notaba demasiado solo con ver mis ojos, mi sonrisa se desvaneció completamente.
Tú me recuerdas a una persona, la persona que mas quise en toda mi vida, era mi amigo, aunque, no sé si nos amábamos mutuamente. Su nombre era Uke Yutaka, fue mi mejor amigo durante mi infancia. Aun recuerdo la forma como me abrazaba y me decía ‘Te amo’, puede que yo lo molestaba mucho pero aun así él era una parte muy importante de mi vida. El siempre estaba conmigo, me apoyó y me ayudó lo más que pudo, me brindo su amor y confianza, hasta ese día ese maldito día en el que él se fue. Yo solo tenía 13 años…yo…yo pude presenciar su muerte la muerte que me ocasionó un fuerte daño mental durante años generando el desprecio de mucha gente hacia mí. Aun siento que él está conmigo su alma me acoge y acompaña en las noches frías y tristes… el sigue aquí conmigo.-al recordar estos amargos y a la vez dulces momentos las lagrimas no demoraron en brotar de mis ojos lloré como en ningún otro día tratando de olvidar los recuerdos que me torturaban quitándome el sueño, borrándome la sonrisas, dejándome sin felicidad alguna.
¿El…como murió?-me preguntó el pequeño Takanori con un feo gesto de tristeza en su cara de ángel.
Fue un día horrible, estábamos saliendo de la escuela juntos como siempre, ya que no me gustaba separarme de él. Siempre estábamos juntos y vivíamos muy cerca. Salíamos de la escuela, felices como siempre, el siempre tenía una bella sonrisa en su rostro, esa sonrisa que aún no puedo olvidar, Estábamos caminando juntos charlando y riéndonos, cruzamos la acera para llegar a mi casa cuando, escuche un grito…un espantoso grito de un pequeño niño… no cualquier niño, el grito provenía del mi pequeño amigo sonriente, voltee asustado para ver que ocurrió, y vi lo peor. Un auto pasando justo por encima de mi Yutaka haciendo volar su delicado cuerpo en pedacitos y causando que su sangre cayera como lluvia, Solté un grito de desesperación y salí corriendo, no podía presenciar semejante acto tan espantoso y menos en la persona que yo mas amaba. Eso ocurrió ahora lo sabes, conoces mi desgracia.-le conté todo, toda mi desgracia y desespero a este pequeño que me entendía con la mirada y abría su corazón para escucharme.
De repente sentí como este pequeño me brindaba un cálido abrazo quise corresponderle así que lo rodee tiernamente con mis brazos.
Lo siento mucho…una vez más te lo digo, Yo te entiendo.-el abrazo se hacía cada vez más fuerte y sentía como el pequeño acogía mi herido corazón en su pecho.
¿Y tú por qué estás aquí?-le pregunte con curiosidad.
Yo…he hecho cosas horribles. Me odio a mí mismo, esta mente y este cuerpo solo sirven para hacer sufrir.-la voz de Ruki cada vez se ponía más seria y dejaba de ser ese niño dulce.
Oye…si no te molesta…si quiero ser…tu…ami-amigo- le dije con un poco de vergüenza
La sonrisa volvió a ponerse en sus labios y una pequeña parte de mi se sintió feliz…feliz o algo parecido.
De repente sentí una extraña punzada en mi cuello, no me había percatado que yo seguía en los brazos de Ruki, este dolor se hacía mas y mas fuerte y vi como un espeso liquido rojo comenzó a brotar de mi, el olor a hierro no tardó en expandirse, obviamente era sangre, sentí una especie de mareo y decidí recostarme un poco, me separe de los brazos del pequeño y me dí cuenta que el liquido rojo se posaba en su boca.