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Pedir Perdón por Cassandra_de_Piscis

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Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen a Masami Kurumada, con excepción de aquellos que se aclaren como personaje original. Este fic fue escrito sin fines de lucro ni comercialización; sólo por diversión y mera entretención. 

Notas del capitulo:

 

Bueno yo siempre he creído que DM como buen Cancer pues va por la vida con pinta de chico rudo, pero que en el fondo tiene un corazón sensible y frágil, por eso mejor se retrae y muestra solo una "mascara". Solo con las personas que quiere y a las que les tiene confianza se muestra tal como es.

El fic se desarrolla tomando como base que los caballeros dorados han revivido después de la batalla contra Hades.

 

 

Ya pasaban de las 10:30 de la noche cuando Aioria regresaba de dar un paseo por el pueblo vecino al Santuario y con lentitud atravesaba sin molestar a nadie las primeras casa para llegar a la suya. Era una noche cálida, despejada y el cuarto creciente de la luna iluminaba las antiguas construcciones con su luz plateada.

Hacía poco menos de un año que gracias a la intervención de Athena habían vuelto a la vida, desde entonces para él todo había transcurrido en paz y tranquilidad, demasiada tranquilidad para su gusto. No era que estuviera inconforme con su vida, al contrario no podía ser mejor, sus amistad con Milo, Mu y Shaka se fortalecía y había recuperado a su hermano, cosa que por años había anhelado pero que parecía imposible. Pero había algo que faltaba, esa chispa de emoción que hace que el corazón lata desbocado, ese algo que te hace soñar despierto de vez en cuando.

Todo esto pensaba al tiempo que cruzaba por la casa de Cancer, la cual estaba a oscuras y en total silencio; esto lo hizo detenerse, era extraño que Death Mask no estuviera, últimamente no salía  en todo el día. Mejor, no quería encontrarse con el italiano, no se fiaba de él y siempre se sentía incomodo cuando llegaban a coincidir en algún lugar.

-Tal vez estará con Piscis – pensó el castaño y siguió su camino, pero al llegar casi a la salida del templo se topó con un pedazo de papel echo bola tirado en el suelo de mármol.

Como buen felino, no pudo  evitar sentir curiosidad, despacio recogió la pelotita de papel y comenzó a desarrugarla, tenía algo escrito, parecía una carta.

-“Aioria no deberías estar metiéndote en cosas que no son de tu incumbencia” – una vocecita en su cabeza le decía que debería dejar por la paz aquel papel escrito, pero voluntarioso como es, hizo caso omiso de su conciencia.

Volteando para todos lados y elevando ligeramente su cosmos cerciorándose de que no hubiera nadie cerca, se dispuso a leer.

 

No se a quien dirigir esto que escribo… supongo que a Afrodita pues no creo que alguien mas se digne a leer algo escrito por el maldito caballero de Cancer:

 

 

El castaño dudó en seguir leyendo, no era correcto pues la carta estaba dirigida a alguien en particular, pero… ¿acaso no decía que la dirigía al guardián de la doceava casa porque pensaba que nadie más se interesaría?

 

-“Aioria eres un chismoso, cual vieja de vecindad…deja eso” – nuevamente su conciencia apelaba a su buen juicio, pero que mas daba, no haría daño si leía un poco después de todo nadie se enteraría.

Se acercó al enorme portal de la salida del templo de Cancer para que la luz de la luna lo iluminara y pudiera leer mejor. Bajo esas condiciones y pese a lo arrugado de la hoja de papel pudo notar que Death Mask poseía una bella caligrafía, eso si que era una sorpresa. Pero había algo más, unas manchas, como si unas gotas de agua hubieran caído sobre la carta, las cuales habían hecho que la tinta se corriera un poco en ciertas zonas.   No dudó mas y comenzó a leer.

 

 

No se a quien dirigir esto que escribo… supongo que a Afrodita pues no creo que alguien mas se digne a leer algo escrito por el maldito caballero de Cancer:

 

Los dioses me otorgaron el perdón y me dieron otra oportunidad para vivir, es curioso como esos seres supremos tan llenos de defectos pero con gran poder pueden olvidar, mientras que los humanos no. Aquellos que se dicen tus compañeros no olvidan los errores, pero solo de algunos miserables como yo.

No pueden olvidar ni perdonar que yo fui uno de los grandes asesinos del Santuario, sin embargo la mayoría han olvidado y perdonado los errores de Saga, Shura, Milo, incluso de Afrodita quien a su modo fue tan perverso como yo.

Nada cambió, veo en sus ojos desconfianza, recelo, exactamente los mismos sentimientos que me han demostrado desde el día en que llegué al Santuario y me convertí en el aprendiz de la estigmatizada casa de Cancer. Solo Afrodita, los dioses sabrán por que, me brindó su sincera amistad y así hemos continuado hasta la fecha, lo cual agradezco profundamente, aunque no se lo demuestre él lo sabe, me conoce bien.

El rechazo de los demás es algo que me orilló a abandonarme a la soledad, al odio me entregué cuando los veia a todos, juntos, estrechando esos lazos de amistad que me negaron sin conocerme. Y así disfracé mi amargura con cinismo y sarcasmo. Al amor le dije adiós pues quien podría amar a un maldito como yo. Fue así que Death Mask nació y mi verdadero ser se escondió en un rincón de mi alma para evitar más dolor.

Durante muchos años me he sentido como esas hiedras que todos arrancan de sus jardines, sin belleza, sin fragancia, nadie ve nada bueno en ellas, pero existen por una razón. Así, igual es conmigo, nadie quiso ver en mi que había cosas buenas y que también sufría por el destino que me tocó vivir.

Es tan sencillo como una vida puede acabarse, años se reducen a segundos, y tal vez no me crean pero al escribir todo lo que me he guardado durante años por primera vez me siento bien y esperanzado.

Tal vez demasiado tarde reconozco mis errores, no negaré las atrocidades que cometí, en mi camino muchas penas he causado. Y por ello hoy les pido perdón. Lo ideal sería que pidiera perdón estando frente a frente con ustedes, pero viejos hábitos son difíciles de superar, no podría quitarme la máscara que he llevado durante años, arrodillarme y dejar todo mi sarcasmo y cinismo de lado. Así que lo hago en este papel:

 

Hoy, les pido perdón.

 

Que mas diera yo por saber que la muerte ahora si, esta vez, me privará de seguir sintiendo este dolor en mi alma, este vacío, esta falta de amor.

Pronto lo descubriré, ya no habrá ríos, ni campos, ni cielo, no habrá mares, no habrá nada. Y mi llanto silencioso ya no existirá más.

 

(Death Mask...No..) 

Drago

 

Aioria descubrió que lo que parecían gotas de agua, eran lágrimas, muy probablemente las lágrimas de Death Mask, pues ahora las suyas dejaban las mismas manchas de tinta corrida en el papel.

 

En ese instante, el castaño sintió el cosmos de DM para luego desaparecer por completo. Alarmado salió corriendo del templo, no era posible ¿De verdad Death Mask había terminado con su vida como lo advertía en la carta?

A medio camino se encontró con un frenético Afrodita que venía bajando a velocidad de la luz hacia Cancer.

-¡Afrodita, Death Mask ha…!

 

-¡Quítate Aioria!

 

Piscis pasó a un lado sin detenerse, y el castaño guardando la carta en el bolsillo de su pantalón corrió detrás de él para seguirlo, parecía que sabía exactamente en donde se encontraba el guardián de la cuarta casa.

 

Llegaron hasta el limite del lado oeste del Santuario, una frontera natural hecha por riscos y acantilados.  Y arrodillándose justo el la orilla, el peliceleste comenzó a buscar en el desfiladero que tenía enfrente.

Aioria hizo lo mismo  a unos metros, buscaba en el fondo, entre las sombras que proyectaban las rocas. Nada. Recorrió unos metros más y justo cuando iba a darse por vencido, cerca de unos matorrales descubrió a DM. Sin pensarlo comenzó a bajar sujetándose de las salientes rocosas hasta que alcanzó el lugar en donde se encontraba el cuerpo de Cancer.

-¡Afrodita lo encontré!

 

Con sumo cuidado se acercó, colocando su mano en el cuello de su compañero buscando su pulso, ahí estaba, muy débil, pero su corazón seguía latiendo. Death Mask parecía un muñeco de trapo, múltiples fracturas hacían que sus brazos y piernas estuvieran en posiciones imposibles. Había un charco de sangre bajo su cabeza. En ese estado sería imposible sacarlo del fondo del abismo, así que Aioria elevó su cosmos y usando sus manos comenzó a curar las heridas mas severas.

 

Piscis llegó al fondo y una vez que el castaño terminó su labor, entre los dos subieron a un inconsciente Death Mask.

-Lo llevaré a mi templo, así podré terminar su curación. – Aioria  llevaba en brazos a DM, a Afrodita no le pareció mucho la idea, ¿Por que ahora el león se preocupaba por Cancer cuando antes había sido uno de los que más recelo le había tenido? No lo entendía, pero sabía que era lo mejor, ya que él no podría hacer nada por su amigo.

 

 

Al llegar a la casa de Aries, en la entrada, estaban los caballeros dorados que se encontraban en el Santuario, habían sentido como desaparecía el cosmos de Death Mask y eso los había alertado.

-¡¿Que hacen aquí morbosos!? ¡Él jamás les ha importado y ahora se aparecen todos…! - Afrodita se paró frente a, Mu, Milo, Camus, Saga, Shaka, Aioros y Aldebarán - ¡Hipócritas!

 

Aioria no se detuvo, ni cuando su hermano le preguntó si necesitaba ayuda, solo negó con la cabeza y siguió su camino sin detenerse hasta que llegó a su casa. Se dirigió a su habitación y con sumo cuidado colocó a Mask en la cama. Sería una larga noche, requeriría de gran cantidad de su cosmo energía par poder ayudar a Cancer.

 

-Afrodita vete a tu templo, no hay nada que puedas hacer aquí

 

Piscis estaba parado en la entrada de la habitación, se cruzó de brazos y se recargó en el marco de la puerta.

 

-No, me quedo aquí. – No se movería, no abandonaría a su amigo en esta crítica situación. Si insistía Aioria tendría que sacarlo a golpes de allí.

 

- Como quieras… - en otras circunstancias la actitud de Afrodita le habría exasperado y le hubiera corrido a patadas.

 

Pasaron horas y llegó el amanecer, Leo siguió con su trabajo, esperando que en algún momento DM volviera en si y abriera los ojos, pero esto no sucedió. Se levantó de la cama, en donde había estado sentado todo ese tiempo, se dirigió a donde estaba Piscis sentado en el suelo, recargado contra la pared dormitando.

 

-Afrodita vete a dormir… - el peliceleste adormilado iba a replicar, pero antes que pudiera hacerlo el castaño habló – En serio, sin hay algún cambio yo te avisaré de inmediato.

 

Se sentía muy cansado, ahora si, si Dita seguía con su necedad, no tendría paciencia  y sin duda acabarían a los golpes. Pero gracias a los dioses, Piscis también estaba exhausto y con calma se dirigió a la puerta.

 

-Cuídalo bien… - y sin mas abandonó el templo.

 

Aioria se dejó caer pesadamente en un silloncito que quedaba justo enfrente de la cama, pese al sueño que sentía se mantuvo despierto todo el día, no se apartó del lado de Cancer, pero este no despertó.

 

 

Así pasaron los días y Death Mask  no recuperó la conciencia. Mu trató de ayudar, pero nada pudo hacer, el Patriarca y Dohko  también intentaron remediar la situación pero fue en vano. Afrodita iba diario, llevándole un ramo de rosas que dejaba siempre en un florero sobre la mesita de noche, le hablaba un poco y luego se iba. Los otros caballeros también hicieron acto de presencia, preocupados, pero sobre todo llenos de curiosidad, era raro que Aioria se responsabilizara así por DM, no entendían su cambio de actitud hacia su compañero. 

 

A diario, después de entrenar, inmediatamente regresaba a su templo, y se pasaba el día entero allí haciendo diversas cosas pero siempre al pendiente del italiano. No entendía lo que sucedía, la herida en la cabeza la había curado por completo, las fracturas habían sanado, su cuerpo funcionaba perfectamente pero aún así no había cambio en el estado de coma de DM. Shaka le dijo que lo mas probable era que el italiano no deseara volver y por eso no despertaba.

Pero no lo abandonaría, las palabras de esa carta, que ahora siempre llevaba con él, retumbaban en su cabeza “Nadie quiso ver en mi que había cosas buenas”

Se sentía culpable, había sido uno de sus mas fervientes acusadores, siendo él, el honorable León Dorado, no podía soportar la idea de alguien tan retorcido y malvado al servicio de Athena. Se creía tan distinto, y sin embargo no lo eran, Aioria conocía en carne propia lo que era ser rechazado y juzgado sin merecerlo.

-Que injusto he sido contigo…

 

 

Después de casi un mes de lo ocurrido, se sentaba frente a la cama o a un lado y le platicaba de las cosas que había hecho, de lo que acontecía en el Santuario. Le leía libros que Mu le llevaba, argumentando que eso le haría bien. Cuando Afrodita llegaba a visitarlo, le pedía que le hablara de él, de su amistad, descubriendo que el peliazul podía ser un gran amigo y una buena persona.

 

-Nació bajo el signo de Cancer Aioria,  como buen cangrejo tiene una coraza fuerte y dura en el exterior, pero no es igual el interior.

 

El sentimiento de culpa que sentía el castaño oprimiéndole el pecho, se estaba transformando en algo mas profundo y diferente, se convertía poco a poco en un bello sentimiento, que obviamente si le hubieran preguntado, lo habría negado, su orgullo no le permitiría reconocerlo.

 

 

Una noche, desde la puerta de la habitación, Aioria observaba al hombre que llevaba en su cama 30 días. Pensaba lo joven que se veia  sereno y en paz  ¡y como no iba a verse así, si tan solo tenía 23 años!

 

Acercándose despacio, quedó parado justo a un lado de la cama, se arrodilló sin dejar de mirarlo, nunca antes de tenerlo allí se había dado cuenta de lo bello que era su rostro. Trató de recordar sus ojos, pero no pudo, suspiró deseando poder verlos aunque fuera una sola vez y recordarlos para siempre.

Delicadamente se permitió acariciar una de sus mejillas, se sentía suave, claro, lo había afeitado esa mañana.

Sin saber porque se apartó y antes de sentarse en la orilla de la cama, sacó la carta que llevaba en el bolsillo trasero del pantalón, y en voz alta comenzó a leer. Para cuando terminó sus ojos estaban arrasados de lágrimas, tiró la carta al suelo y en un arranque desesperado sacudió el cuerpo de DM.

-¡Despierta, con un demonio, tienes que despertar! ¡Tienes que dejarme conocer a quien escribió esta carta, déjame conocer a Drago! Pero sobre todo déjame pedirte perdón… Perdóname por haberte juzgado sin conocerte, perdóname por orillarte a la soledad y a la amargura… Hoy te pido perdón…

 

Se limpió bruscamente las lágrimas que rodaban por sus mejillas y suavemente se inclinó para dejar un dulce beso en esos labios inertes. Con lentitud se separó de DM.

 

-Si esto fuera un cuento de hadas, en este momento despertarías… jajajaja, que estúpido, sonó eso ¿verdad?

 

Poniéndose de pie, se agachó para recoger la carta guardándola nuevamente en su bolsillo y se dirigió a la puerta.

 

-Aioria…

 

Una voz forzada y apagada por la falta de uso hizo que el castaño se girara sorprendido. El joven de cabello azul acostado en la cama, lo miraba con ojos entrecerrados y débilmente movía una de sus manos como si quisiera alcanzarlo.

 

-Death Mask…- con rapidez se acercó a la cama y se puso de rodillas sujetando la mano que le extendían. Las miradas de ambos jóvenes se encontraron y el italiano despacio meneo su cabeza.

 

-No…Drago…

 

 

FIN

 

Notas finales:

Espero les haya gustado ^_^


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