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*Míralo Dormir*
Si existe algo que le gusta mucho a Kakuzu, aparte de tener sexo con Hidan, es verlo dormir. Oh si le fascina ver como su pelo plateado le cae por la frente, aunque a veces le molesta ya que no lo deja ver su hermosa cara. Ver esa tierna carita, llena de tranquilidad.
Aunque a veces el albino hace cosas “extrañas” cuando esta dormido.
Una vez, al día siguiente después de una larga noche de sexo duro, el moreno despertó prácticamente atrapado entre los brazos ajenos, con las piernas entrelazadas y sus rostros a escasos centímetros de distancia.
-Hey Hidan, despierta – pasa por la blanca mejilla uno de sus dedos, intentando hacer que el joven despierte, cosa que parece no surtir efecto ya que el peliblanco sigue en el séptimo cielo y no parece querer bajar de ahí.
-Bien, a ver – se trata de separar, pero al moverse tan solo unos pocos centímetros, el albino lo toma fuertemente, colocándolo en la pocisión original.
-Joder Hidan – le pica cerca de los labios con un dedo para que se despierte, pero más bien comienza a detallar sus labios rosas, están entreabiertos y de ellos salen ligeros ronquidos.
-Kakuzu – murmura entre sueños, seguro estará soñando en la noche de ayer, se pega un poco más al cuerpo que lo acomoda.
-Ay Hidan – vuelve a picar sus labios, logrando al menos una reacción, pero no precisamente la que el moreno esperaba.
El albino, inconscientemente, se mete el dedo del administrador en la boca para luego comenzar a chuparlo despacio. Ciertamente, Kakuzu ya ha visto al menor chupar su dedo pulgar, es una maña que no se le ha podido quitar al menor.
-Joder – quita rápidamente su dedo de la cavidad bucal de su compañero y amante, el cual frunce el seño, pero sigue dormido.
-¿Pero cuanto puede dormir este niño? – se cuestiona, no puede moverse y si lo intenta, el menor lo jala para seguir durmiendo.
El moreno no puede negar que Hidan se ve extrañamente adorable y… ¿Tierno? Si, tierno es la palabra correcta, aunque en el masoquista es algo muy poco común.
Después de algunos minutos, el albino soltó un poco el agarre, cosa que el mayor aprovecho para escapar de su “atadura”.
-Bien Hidan, despierta – lo toma en brazos para incorporarlo en la cama, Hidan comienza a abrir sus ojos lila, mira con pereza a Kakuzu.
-Déjame dormir un rato más ¿Si? – se sienta sobre el regazo del mayor y acomoda su cabeza en su pecho.
-Hidan, eres un flojo – no puede evitar verlo dormitar sobre su pecho, a fin de cuentas le gusta mirarlo mientras duerme, con su mano cubriendo su boca, de manera inocente, esa acción hace que parezca el angelito que finge ser. Por que cuando despierta, se convierte en un demonio.