Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El púrpura que existe solo detrás de las estrellas. por MickeyFuckinWay

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

°Los personajes de Naruto y/o Naruto shippuden son propiedad de el señor Masashi Kishimoto, yo solo los uso un momentito, para desahogar este deseo que me embarga el pensamiento.

**No habrá continuación, así que sin querer ser grosera, pero no insistan.

Si tan solo pudiese, si solo pudiese decirte…


Que quiero sentirte, escucharte, con eso me conformaría, te extraño, te extraño tanto que se que sonará trillado pero me duele, cada parte de este desgraciado cuerpo se corta a la mitad pensando en ti.

Esa noche… esa jodida noche en que tu y yo nos quedamos solos en mi casa, sin nada que hacer mas que vernos las caras mientras tu bebías, yo fumaba, me mirabas con rencor y yo me limite a imitarte, sin embargo, aunque mis ojos reflejaran disgusto, en realidad estaban desnudándote dentro de sus mas perversos y románticos sueños; apuntaban discretamente hacía esa parte desabrigada de tu abdomen, aquella en donde la luna de plata y las estrellas de tinta, se juntan para complotar contra el resto de mi poca voluntad.

Desgastamos las horas del reloj, fingiendo detestarnos.


Uhm… no sabes, realmente no tienes ni la mas mínima de las ideas, pero…


Me remonto a lo que sucedió cuando terminé de llenar el cenicero a mi lado, me levanté, estaba exhausto, y simplemente ya no me importaba más si me iba y te dejaba solo en el sofá; en el momento en que, en tu disgusto para conmigo me pusiste un pie para que me tropezase, me sujeté de tu chaleco y te llevé conmigo directo al alfombrado suelo, me levanté y molesto te arrojé lo más fuerte que pude de regreso al sofá.

Discutimos un buen rato…, con lo que me desdicha el que me mires de esa forma, con orbes desgastadas, ahogadas en el mas asqueroso de los despechos, no lo soporté ni un minuto más , he estado años mordiéndome la lengua para evitar decir…


-¡Eres un pedazo de mierda! ¡¿Me escuchas?! ¡Una maldita y jodida, basura!.


Suspiro -Lo sé-


-¡Ah! pero claro tu lo sabes todo ¿no? ¡Te detesto! ¡Quisiera matarte!


Sin decir nada mas, me aleje de tu lado, fui a la cocina…


-Aquí tienes…-


-¡¿Qué cosa?!


-Un cuchillo, quieres matarme ¿no? Hazlo, aquí y ahora, te firmaré una carta para que no tengas problemas con la policía después, aquí tienes.-


-¡¿Acaso eres idiota?!, solo lo decía por decir, yo… no-


-Hazlo no hay problema, créeme, me harías un enorme favor-


-¡Idiota!- dijiste apartando la mano que te extendía para entregarte el cuchillo, me voy.


-Espera… no te vayas, no tienes a donde ir, te dije que podías quedarte aquí el tiempo que quisieras; yo me voy, tú quédate-


-¡Ni hablar, me voy!, me quedaré con alguno de mis ex, o buscaré a alguien que me acepte por una noche, adiós-


Eso jamás….


Te acorralé contra el muro junto a la puerta, reaccionaste en ese momento y me tiraste un puñetazo, sujete tus manos frente a mi cuerpo y mirándote a los ojos, trague saliva.


-Naruto…-


-¿Ahora que quieres? déjame ir-


Sin más, 3 años esforzándome por retener esto solo para mí se esfumaron como la triste polilla que se desintegra al contacto con el fuego.


-Te amo-


-¿Qué?-


-Perdóname por decirlo así pero es la realidad, te amo-


Aún domándote por los brazos, te conduje hasta el sillón donde antes estabas sentado; frente a este, la poca razón con la que contaba, se retiró dejándome a solas contigo, te solté, tomé tu barbilla y te besé. No sabes cuanto tiempo deliré con esto, tu boca es aún mas dulce de lo que jamás tuve la capacidad de imaginar, se que tal vez estés asustado, por que no correspondes a mi beso, lo entiendo, se que no sientes nada por mí.


-Perdóname, ya no soy capaz de detenerme-


Mientras me mirabas con los ojos repletos en extrañeza, yo divisé por accidente tu cuello, y ahí se acabó todo para mí, le besé, le lamí, le hice todo cuanto mi boca pudiese hacer; y es que ese fino, delicado y sabroso cuello, es tan asquerosamente seductor, que mi boca ya salivaba sobre él en cuestión de carisias. Te apegue a mi cuerpo, halando del borde de ese entubado pantalón, deslice pérfidamente estas jodidas manos alrededor de la circunferencia de tu efímera y escuálida cadera. Una vez impreso en mi mente cada corpúsculo de piel yacente en esa parte de tu cuerpo, mis manos escalaron intrépidas, por tu abdomen, entreteniéndose no más de un minuto en conocer ese pedazo de platería que estúpidamente se atreve a querer deshonrar tu soberbio ombligo. Partiendo de ahí con dirección al pecho. Siempre supe que eras delgado, pero ahora que estoy profanando tus costillas, me doy cuenta que tan erradas estaban mis fantasías al imaginarte con otro cuerpo. No me malinterpretes, me vuelves un trastornado con las pequeñas y descarnadas curvas que hay en ti, pero…


Al sentir a través de mis labios, como algo sube por tu garganta, y se libera de tu boca transmutándose en un gemido, es cuando reparo en aquel rostro, sueltas gemidos sin pudor alguno, ¡oh! pero cuanto me desgarra la libido escuchar esos sonidos provenir de tus labios y mas aun con el conocimiento de que soy yo quien te los provoca.


-Mmm… Sas…Sasuke…- con los ojos cerrados, sujetas un mechón de mi cabello tirando de el, hacia ninguna dirección en especial, solo lo haces-


Estoy desesperanzado, ya no puedo… ya no…


Prosigo con esta incesante adicción que acaba de crearse en mí, debo mantener mi boca, mis manos, mis caderas, todo mi cuerpo acariciando el tuyo, pues si me retirase un milésimo segundo, perdería el valor que me embarga ahora.


-Naruto…- pronuncio en un ronco suspiro que choca contra las venas de tu pescuezo.


Te tumbo cariñosamente sobre el mullido sofá, quien se encargara de soportar el peso de nuestros cuerpos, para que yo pueda hacer con el tuyo lo que sea de mi agrado.


-Mmm… ¡ah! mmm… ¡oh Dios! Mmm…-


Jum… me parece divertido que, para ser tan ateo como dices ser, estés llamando a Dios en este preciso momento. No importa.


Ahora que estas sentado en el sillón, me posiciono sobre ti, detestando el hecho de que debo despegarme de ti para poder, desabotonar los únicos tres botones que cierran tu chaleco, que es la única prenda que escuda tu pecho de mi deseo. Lo hago despacio, es cierto que la espera, me exaspera, pero me gusta mas hacerme esperar, pues se que cuando este último botón ceda, tendré acceso a todo lo que eres.


Expectante, desabrocho el solitario botón, y corro la tela, la cual a perdido completamente la posibilidad de salvarte de esta insaciable boca que se cierne sobre un rosado botón carnoso saliente de tu propio pecho, humectándolo con su saliva, mordiéndolo, chupándolo, lamiéndolo, excitándolo al punto de que este se vuelve rojo de la vergüenza y se acrecienta frente a mi rostro, como pidiendo más, pero no puedo consentirle solo a él, otro pequeño botón gemelo del primero llama mi atención como puede y no pienso ignorarle, así que le encierro entre mis fauces, halándole hacia arriba; soltándole, cuando el pobre pierde su elasticidad y no puede llegar mas arriba de cierto punto.


Y tu…


Eres un desdichado haces sufrir la piel de este pobre sofá, enterrándole las uñas y removiéndote sobre él. Opacando sus gemidos de dolor, con los tuyos de placer.


La lástima por fin se ha apiadado de aquél par de sonrosados botones a los cuales había estado torturando ya un buen rato, así que los dejo para decender hasta un cielo teñido de color carne, todo suave, liso, limpio, solo se envilece por una docena de estrellas dibujadas con bellaca tinta, unas grandes, otras, pequeñas. Y… ah… lo que mas odio se asoma como para burlarse de mi, justo al lado de esas estrellas descoloridas; en cuarto menguante se asoma un pequeño arete con la esencia y la figura asemejada a la del astro de plata, inspiración de la nieve para ser acaso igual de fría que esta. Se asoma, me arroja el guante a la cara, contoneándose por encima de tu piel, atravesándola para lograr adherirse a esta.


Le aborrezco, pero no puedo hacer nada, mas que susurrarle palabras de amor, pues ya es parte de ti, le amaré así le odie, forma parte de tu bello cuerpo y junto con aquellas bobas estrellas se quedaran contigo el resto de tus días, en ese caso le acariciare como y cuando quiera. Esta me ha visto adorar a aquellos gemelos que viven por encima de ella y me ha confesado que les ha envidiado, pues solo el contacto que les di, les fue suficiente para cambiar su color pálido; les envidia por que ella es pálida como ninguna, y eso le repugna, quisiese tomar el mismo color que los idénticos de arriba.


Entonces así será…


Como me lo ha pedido la introduzco en mi cavidad; junto con mi lengua y la ayuda de mis caninos le complazco en su deseo hasta donde me es posible, subiéndole, bajándole, mordiéndole, soltándole, moviéndole de un lado para otro, exhalando un poco de aire calido y húmedo desde el fondo de mi faringe, para evitar que la platina se enfríe, reconfortándole un poco. Al terminar mi tarea, las estrellas a su lado me miran insulsas, ellas también quieren obtener un poco de matiz, así, una por una les consolé, dejando a unas purpúreas y a otras rojizas.


Bajando, bajando…


Me topo con el borde de tu pegado pantalón, y me doy cuenta que en medio de tus piernas, algo palpita con ritmo desesperado. Quito el estorbo de mi camino, junto con un par de molestos calzoncillos que incrédulos creyeron que podrían detener mi avanzar. Por fin me he tropezado con aquel ser latiente.


-¿Naruto?-


-¡Hazlo!- dices empujando anhelante mi cabeza hacia aquel lugar que grita por una oportunidad de ser aliviado.


Trago saliva… mi garganta esta un poco seca, pero ahora divisando este exquisito trozo de carne frente a mi nariz, se me hace agua la boca. Me acerco a el, exhalando humedad sobre este, beso la punta, y el reacciona palpitando para mi una vez más, acercándose por inercia a mi boca, lo engullo entero, si no la pena también me acabara, lamiendo desde la base hasta la punta, mientras mi boca le moja, con una mano lo masajeo retirando y volviendo a colocar esa prisión de piel que lo encierra.


-¡Ah! ¡Ah! Sasu… mmm… ¡ah! mmm…Dios… ¡ah!-


Aún no has llegado, pero algo cremoso escurre de tu miembro, colándose fuera de mi boca y arrastrándose hacia abajo, humecta perfectamente tu entrada, masajeo con otra mano tu acceso embarrándome a propósito de aquel blancuzco líquido, ahora ya dilatado tu acceso, introduzco un dedo, dentro, hasta el fondo, luego el segundo, el tercero, cuarto.


-¡Ah! ¡No! Sasu… ¡no más!-


Me falta el aire, tanto calor me ha terminado por marear, saco los dedos de ti, y mis labios abandonan tu miembro, dejando solamente una mano, para estimularte, me acerco a tu oído.


-Na…Na…- puede que yo este igual o peor de excitado que tu, tanto que se me cortan las palabras. -¡Rayos! Naruto… ¡ah! ya no aguanto más, tengo que hacerlo… ¿pue... puedo?-


-Por favor… ¡ah! por favor-


Te recuesto sobre toda la extensión del sofá, me despojo de mis prendas, beso tus párpados.


-Naruto… mírame- intentas abrir los ojos, pero estos se acobardan y se vuelven a medio camino.


-Naruto…- en un fenomenal esfuerzo iluminas tus orbes.


-¿Qué?-


-Te amo…- tomo tus brazos y rodeo mi cuello con estos, en una suave estocada, estoy por fin dentro de ti, en toda la generalización de la palabra.


Mientras el vaivén, se distorsiona de lento a frenético, te beso en todo lugar, y tu cuerpo siempre me responde, el único lugar que no lo hace es tu boca. No importa.


El sudor de mi frente arroja, saladas gotillas sobre tu acalorado rostro, que ha vuelto a privar a mi visión de poder admirar aquellos pedazos de cielo que le arrebataste a un Dios en el que ninguno de los dos cree, cuando armaba el reino celestial.


La cúspide esta cerca, tanto que la siento sobre el tacto, de un tirón ambos llegamos, yo dentro de ti, y tú entre ambos cuerpos.


Pasado todo eso, descansamos nuestros satisfechos y doloridos cuerpos, sobre el alfombrado. Al poco rato te quedas dormido sobre este.


-Dobe- te cargo, y te recuesto en la cama de mi habitación. Me redirijo a la sala de nueva cuenta, no puedo dormir a pesar de estar rendido. No me puedo creer que al fin te lo dije, y mucho menos el que te haya podido sentir en todo sentido.


-------------------------Al siguiente día-------------------------


Escucho como giran el picaporte, y me levanto raudo, sin imaginar a quien atraparía tratando de irse.


-¿Naruto?- digo con voz somnolienta -¿A dónde vas? Es muy temprano aún, todavía no sale el sol, son como las 5 de la mañana.-


-No importa… me tengo que ir-


-¿A dónde?-


-No lo sé, solo tengo que alejarme de ti-


-¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!-


-Por que tú me amas, y…- tragó saliva -Y yo…. Yo no puedo amarte-


-Lo sé-


-¿Lo sabes?-


-Claro, discúlpame, si lo que te hice anoche te incomodó, fue un momento de debilidad, y no…-


-No te equivoques, yo te quiero, pero como amigo, además lo de anoche estuvo increíble, pero no te puedo amar como tú me amas, lo siento-


Suspiro -Lo sé, pero aún así no tienes que irte, como te prometí puedes quedarte aquí la vida entera si gustas-


-No puedo, debemos evitar que esto se vuelva una relación enfermiza, lo de hace unas horas no puede volver a pasar, así, que me temo que alejados estaremos mejor, te visitaré y te llamaré lo prometo- me abrazas -Te quiero, gracias por todo-


Así se fue, nunca lo volví a ver, solo llamo unas pocas veces, yo no le busque, pues no pude obligarle a amarme, y como el dijo, lejos estuvimos mejor.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).