- Paciente de la sala 2, adelante - sonó en el altavoz.
El castaño se paró e ingresó a su sala correspondiente. Cuando sus compañeros del grupo le dijeron que ya era hora de que comenzaran sus exámenes periódicos de próstata se asustó como nunca antes lo había hecho, toda su vida había crecido pensando que era increíblemente doloroso, algo así como una colonoscopía, sólo que más avergonzante. ¡No quería hacerse ese examen! Le quitarían su preciada virginidad. Por supuesto, la castidad la había perdido hace mucho, pero su virginidad, era una de las cosas más importantes que tenía, y estaba sujeta a su orgullo de hombre. Intentaría pasear el doctor, usaría su sorprendente labia para marearlo y que lo deje ir.
Entró a la sala, era más pequeña de lo que había pensado, y estaba dividida por cortinas verde agua, eso hacía que el lugar se viera más pequeño aún.
- "Este lugar no es para mí, yo necesito lugares grandes... que vayan de la mano con mi grandeza" - pensó.
Rodó los ojos varias veces, ya no soportaba esa aura de hospital, más el olor a enfermo... moriría en cualquier momento. Volteó el rostro para ver ahora que huachafeada tendría como doctor, seguramente un viejito aguantado y gay, que creía que podría llegar al cielo a costa de él.
- ¿Eh?
Sus ojos quedaron como platos al notar quien era el que se encargaría de él. Claramente notaba que no era coreano, sin embargo, a pesar de eso era increíblemente sexy. La bata blanca hacía un contraste sorprendente como su cabello y sus ojos negros. La camisa entallada color celeste dejaba notar su trabajado cuerpo, por cómo le quedaban las mangas debía hacer pesas, y por cómo le quedaba el pantalón...
- "¿No podría dar una vuelta, muñeco? Ahora soy yo el que quiere examinarlo" - pensó.
Sonrió de medio lado y lo miró directo a los ojos, lo haría caer a sus pies, y más de seguro que se salvaría de ese examen y encima se lo llevaría a la cama, dominaría dominar a ese semental.
- Veo que está feliz, es la primera vez que veo que alguien se alegre por un examen de próstata.
- ¿Cómo no estaría feliz? Con un doctor como usted... - le dijo sensualmente. Se acercó a él y le rosó la mejilla suavemente, haciendo que el otro se sonrojara ligeramente. Se sentó en su lugar. Tenía la partida ganada
- ¿Eso cree? - el moreno lo miró ahora él a los ojos y le devolvió la sonrisa, pensando que no sabía con quien se metía, en juegos de seducción siempre era él el que ganaba, y con un neko violable como ese... no lo dejaría ir fácilmente. - Pero bueno... dejemos las charlas de lado, y comencemos con el examen - una ves tuviera sus manos sobre su cuerpo... no habría marcha atrás.
- ¿Pero por qué tanta prisa? No debería decirme primero su nombre... usted sabe, para entrar el confianza y el momento se vuelva más ameno. Yo me llamo....
- Kim Hee Chul, y está aquí para hacerse una examen de próstata, el cual conlleva un examen general para confirmar que no tenga cualquier tipo de síntoma extraño. Por favor acérquese - Se paró y luego de correr las cortinas lo guió hacia la camilla.
- Pero... yo no sé su nombre, quisiera saberlo, debe ser uno muy bello... Por cierto... ¿de dónde es? Puedo notar que coreano, no es - se estaba quedando sin ideas, ese sujeto lo manejaba bien, sabía esquivarlo y eso lo exasperaba.
- Soy Chino y puede llamarme Han Geng. Ahora, siéntese en la camilla y diga "ahhh" - sacó uno de los baja-lenguas que tenía en el bolsillo del mandil y se lo puso en la lengua.
- Ahhh... - evitó su mirada, estaba perdiendo, lo estaba revisando, no sabía qué hacer... ¡¿Cómo podía pasarle eso al gran Kim Hee CHul?!
- Mmm... Sus dientes son perfectos, su lengua tiene el color correcto y por su trabajada garganta... ¿es cantante o un muy buen besador?
- Ambas cosas - le dijo cuando sacó el baja-lengua de su boca. Era su oportunidad - ¿quieres comprobarlo? - le dijo sensualmente y se abalanzó sobre el moreno, abrazándose a su cuello y besándolo profundamente.
- Espere... espere... mmm... - no quería que sea él el que controlara la situación. - mmmm... basta. - lo miró seriamente - es así como se hace.
Lo empujó contra la camilla y lo besó ferozmente, mordiéndole los labios y cogiéndole los brazos para que se dejara. Hee Chul peleaba entre sus brazos, detestaba que estén sobre él, pero no podía negar lo mucho que disfrutaba ese beso, y eso lo molestaba. Siguió resistiéndose hasta que no pudo más y sólo se dejó hacer. El moreno lo siguió besando, introduciendo ahora su lengua en toda la cavidad del castaño, quería sentirlo por completo, era delicioso, hacía tiempo que no "atacaba" a alguien tan sensual y terco como él, era justo su tipo. Ambos jugaban con sus lenguas, misma pelea en la que sabían que ninguna iba a ganar, el punto ahora era sentir el máximo contacto.
El mayor ya había comenzado a jadear, pues respiraba con dificultad, iba muy rápido, estaba encantado, y ya no podía pensar bien. La sensación se apoderaba poco a poco de su cuerpo, por lo que se abrazó más al moreno para poder rozarse y satisfacer su sexo que comenzaba a crecer entre beso y beso. Han Geng hizo lo mismo, mientras una de sus manos la bajaba a la cintura del mayor para pegarlo más a su cuerpo, adoraba como se restregaba contra él, era increíblemente felino, sus jadeos, sus movimientos... ya quería estar dentro de él, pero debía tener un poco más de paciencia, lo haría sufrir de placer. Su mano izquierda, que se encontraba acariciando su mejilla y acomodando su cabello para que no se le cayera cobre el rostro, la bajó ahora para sacarle la camiseta rosa que traía puesta su víctima. Dejó de besarlo a pesar de sus quejas y se dedicó ahora a sus tetillas, las cuales ya estaban erectas de la excitación. Las besaba, mordía y chupaba, dejando marcas no sólo en éstas, si no también por todo su pecho. Era exquisito.
Los jadeos del castaño se habían convertido ya en gemidos. Con ambas manos intentaba desesperadamente abrirle la camisa al más alto, quería verlo también, quería deleitarse con su ya sabido trabajado torso. Le sacó la camisa y se prendió a su cuello, él también quería marcarlo. Ese hombre sería de su propiedad. Beso y chupó una y otra vez su cuello dejando chupetes por todas lados, se sentía orgulloso por ello, ni con camisas de cuello alto podría esconderlas. Se volteó sobre él, quedando ahora el castaño sobre el moreno, besándolo un par de veces, para luego bajar por su torso, dando besos bastante húmedos por todos lados, iba dejando un camino de saliva hasta su ombligo, con el cual se divirtió un buen momento, escuchando los suspiros del más alto, quería sacarle tantos gemidos así como el otro había logrado con él, ni en ese momento podía dejar de jadear, estaba completamente agitado, y lo estaba agitando al otro. Siguió bajando hasta llegar a su pantalón, lo miró con una felina mirada traviesa y le bajó el zipper con los dientes; le bajó el pantalón y lo dejó en bóxers, siempre había amado a los hombres musculosos en bóxers, era como su Han Geng estuviera hecho justo a su medida, se estaba ganando la lotería. Podía notar lo erecto que estaba, y admiraba su autocontrol, ¿cómo era que no estaba derretido entre gemidos con todo lo que hacía? Lamió su miembro sobre la tela de los bóxers, humedeciéndola tanto con su saliva como con el líquido pre-seminal del pelinegro, cada vez se ponía más duro, sentía levemente las venitas que se hinchaban a través de la tela, quería su miembro directamente ¡ya! Le sacó los bóxers y se quedó atónito con la vista que tenía. Con sólo verlo su sexo pulsó ferozmente, se lo quería comer y eso fue lo que hizo. Empezó por la punta, dando suaves besitos y succionándolo para mojarse los labios, luego fue lamiéndolo por toda su grandiosa extensión, desde la base hasta el glande, sintiendo por fin la textura de las venitas hinchadas que tenía en su lengua.
El moreno lo volteó en la camilla, ya no lo soportaba más, lo dientes le dolían de tanto estar aguantando los gemidos. Se subió sobre el mayor y le quitó todo lo que quedaba de ropa en un dos por tres, para ser ahora él el que se apoderase de su miembro. Se lo metía todo a la boca y luego salía completamente jugando con el glande y la pequeña telita que sobresalía un poco, supo que ese fue su punto débil al sentirlo temblar en sus brazos por la excitación, su espalda se encorvaba una y otra vez al ritmo se sus gemidos. En cualquier momento se vendría.
- Voltéate - le dijo el moreno, formando un perfecto 69 entre ambos - ya sabes lo que tienes que hacer... ¿o tengo que explicártelo? - le dijo sonriendo sarcásticamente y respirando pesadamente.
- Idiota - le respondió y se acomodó bien sobre él.
Mientras Hee Chul seguió ocupándose del sexo del más alto. Han Geng aprovechó para distraerlo con su experta lengua y prepararlo con sus dedos. Primer introdujo un dedo, escuchando las quejas del otro y notando que si no lo hacía más suavemente el castaño terminaría por morderlo. Ese primer dedo lo movió despacio una vez su cuerpo se hubo acostumbrado a él, luego metió lentamente un segundo dedo con la otra mano y se dedicó a hacerse más espacio. Una vez lo sintió bien preparado aprovechó para probarlo. Esta vez introdujo su lengua, moviéndola ávidamente sintiendo como las uñas del otro se clavaban en sus muslos.
- Mmm... Eres... delicioso... - se dijo entre beso y beso, lamida y lamida. - ya estás listo.
- Mmm... ¿e-eh? - esa era la primera vez que lo haría con un chico en "esa posición", estaba seguro que a pesar de que lo había preparado le dolería mucho.
- Si te... tensas... te va a doler... más...
- ¡Lo sé!... - "usualmente soy yo el que dice eso", pensó para sí mismo.
- Ven... - el moreno se sentó en la camilla y cogió al castaño de la cintura para que se siente sobre él. - Hagámoslo juntos.
Una vez sentado el castaño se separo un poco las nalgas para que el otro pudiese entrar. El moreno tomó su sexo para entrar suavemente.
- Relájate... te va a doler más... - le decía mientras intentaba ser lo más cuidadoso posible.
- ¡Como a ti no es al que están empalando! - se abrazó al moreno y clavo sus uñas en su espalda para soporto el dolor, el otro en venganza entró de una sola estocada - ¡¡¡Ahhhh!!! - se abrazó más fuerte, quedándose ambos quietos, y clavando más sus uñas... Algunas lágrimas caían se las esquinas de sus ojos - uhhh.... ahhhh... no te... atrevas... a... moverte... - "¿cómo es que lo aguantaban todos con los que lo hacía? Bueno... es que... yo tampoco tengo tremendo..."
- Relájate... ¿si? - lo abrazó de vuelta y le acarició la espalda, comenzando a moverse en círculos dentro de él para que se acostumbre a la sensación.
Cuando sintió sus respiración más estabilizada empezó con las embestidas, primera lentas, y cada vez más rápidas, pero siempre lo más profundas posibles. El castaño otra vez empezó a ahogarse entre gemidos mientras él intentaba aún intentaba controlar sus jadeos, cosa que no podría hacerlo ya por mucho tiempo, la excitación le nublaba por completo la mente. Hee Chul daba pequeños saltitos una y otra vez para sentir las embestidas más profundas.
- Ahhh... Han... Geeeeeng!!! .... uhhh... ahhhh - no dejaba de gemir en alto, seguramente todos fuera del consultorio los estarían escuchando, pero en ese momento lo único que les interesaba era acentuar las sensaciones que tenían.
El mayor se echó hacia atrás, quedando con un poco de ayuda bajo el cuerpo del pelinegro. El otro cogió sus piernas y las subió por sus hombros para hacer las penetraciones más profundas, ahora sólo pasaba por su cabeza el "tengo que llegar ahí". Cada vez le daba con más fuerza, el dolor ya se había ido, y él se había dejado llevar por completo. Ambos gemían desesperadamente el nombre del otro, en cualquier momento se vendrían.
- Ahhh... Han... Geng... ya no... Puedo más... me... vengo... - decía el mayor.
- Juntos...cuando ya no... Puedas... ahhh... más... uh... bésame.
No pasaron ni 15 segundo para que el moreno llegue a ese punto haciendo que el mayor lo bese desesperadamente, corriéndose sobre el abdomen de ambos, mientras el otro se corría abundantemente dentro del castaño. Hee Chul jamás había tenido una sensación como esa, ahora entendía esa sensación. El ser llenado cálidamente era realmente agradable.
El mayor se levantó y se dirigió al baño para traer una toalla para limpiarse. Luego se acercó al mayor para también limpiarlo con cuidado y dejó la toalla en el lavadero remojándose. Se recostó a su costado, aún ambos completamente desnudos.
- Nunca antes lo había disfrutado tanto - declaró el menor, son una sonrisa de satisfacción en los labios.
- Ni yo... debo admitirlo. - se volteó de medio lado y se recostó sobre el pecho del moreno.
- Y por cierto... no tienes de qué preocuparte. El examen salió negativo, no tienen cáncer. El siguiente tocaría dentro de... un año.
- ¿Eh? - el castaño se sorprendió al oír eso, ¿eso quería decir que no lo quería volver a ver? - o sea... pues... no creo que vuelva, tengo cosas más importantes que hacer que estar viniendo acá a perder mi tiempo. - se paró y se puso a recoger su ropa que se encontrar regada por toda la sala.
- No me malinterpretes.
- No creo que lo haya hecho - se cambió en silencio, al igual que el moreno y se decidió a irse.
- ¡Espera! - lo abrazó por detrás, pero el mayor se soltó de mala gana y se fue del consultorio ofendido, lo más rápido posible.
Una vez afuera, luego de atravesar el túnel de miradas asesinas de parte de mujeres y miradas de asco de parte de hombres, salió del edificio y metió las manos en los bolsillos como siempre hacía al caminar. No tenía otro lugar a donde ir que a su casa.
- ¿Qué? - sintió algo en el bolsillo, era un papel, lo sacó y lo leyó:
"Creo que me he enamorado de t
No, me he enamorado de ti.
Han Geng"
- Idiota. - una lágrima bajo por su mejilla, se sentía tan feliz...
FIN