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Malas compañias por Joeytoe

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Notas del fanfic:

Es un one-shot que escribí para un concurso en HATO, ya tiene casi un año. Y pues apenas me voy animando a subirlo haha.

Notas del capitulo:

NA, disfruntenlo. La pareja es Kyuhyun y Zohumi de SuJu. Banda koreana




El brillo de la ilusión resplandece en tus ojos, como desde hacia mucho tiempo no hacía, después de haber levantado el teléfono, ella te ha citado en algún lugar, costoso probablemente, para que ‘’hablen’’ sobre ustedes. Tú, obviamente, has aceptado con gran deseo de volver a verla. Te arreglarás, como pocas veces e irás en tu carro lo más pronto posible para no quedarle mal, a pesar de que ella siempre te queda mal.

Y yo, como siempre, aquí te esperaré con una taza de café caliente para consolarte después de que ella te salga con otra de sus graciosadas… de que, ‘‘Necesitan más tiempo pero… ¿me podrías prestar algo de dinero?’’ y como tu eres un muy buen chico lo harás. Le darás dinero, ella sonreirá con un alivio falso, ya que sabía que no te negarías, y luego se irá… así es, siempre.

El reloj se hace lento, esta cita se ha hecho larga… tan larga que llego a pensar que esta vez si han llegado a algo, quizás por fin te diste cuenta de que ella no era la persona adecuada para ti, que sólo sabe utilizarte para después desecharte, cual pañuelo desechable que saca en sus peores momentos; y al darte cuenta de esto le has aclarado que no eres tal cosa… eres una persona que merece su cachito de dignidad…

No recuerdo exactamente cuando, donde o porque fue que la conocimos. Pudo haber sido en la escuela, en el parque al que frecuentábamos ir a pasear, en tu centro nocturno favorito; realmente no sé, de repente ella se hizo una constante en nuestras vidas hasta que se hizo ver ante ti.

Ella es todo lo que tú siempre quisiste ¿no es así? Y como siempre es imposible no sumergirse en los amargos recuerdos… es casi como si todas las imágenes se colocaran en esta enferma mente con el afán de recordarme lo malo que es todo esto.

Sentados en una confortable cafetería del parque nos resguardábamos del frío de invierno que a veces llega a ser insoportable. Pedimos nuestras bebidas calientes favoritas y después de haber esperado entre pláticas, nos las traen…


- Zhou Mi… ¿Crees que debería de conseguirme una novia? -
- No sé… ¿Deseas tener una? –

Por alguna razón sacas a la conversación ese tema, que sabes no es de mi agrado, pero por tener en tu rostro dibujada la preocupación, dejo que continúes hablando.

- No… o bueno, la verdad no sé. Sólo no creo estar listo para tener una, pero mi papá dice que ya estoy muy grande para no haber tenido una novia hasta ahora… a parte de que… -
- De que… ¿Qué? –
- De que dice que paso mucho tiempo contigo – Lo sabía, sólo tenía que confirmarlo. Te molesta que otros piensen mal de nuestra relación ya que sólo somos amigos, pero para mi y para tu desgracia, inconcientemente, esto ya es algo más que una inocente amistad.

- Entonces ¿De tener una novia pasarías menos tiempo conmigo, para estar con ella? – No puedo evitarlo, deseo ponerte en aprietos con mis incomodas preguntas. Deseo ver en tu rostro esa incontenible molestia por no saber que contestar. Deseo verte tartamudear hasta que yo ría y tú digas ‘Hyung siempre me tomas el pelo’. De verdad lo deseo Kyunhyun. Pero no lo haces, esta vez no.

- Yo creo que si… eso hacen los novios ¿no? – Vaya, eso me ha tomado por sorpresa.
- Si… eso hacen… - más seco que un desierto, contesto y sonrió antes de beber de mi café, eres tan cruel.

Ese fue el momento en el que ambos nos quedamos callados y miramos por la ventana hacia el parque donde los árboles se mecían y fue entonces que la viste.

Cabello que caía cual cascada por sus hombros, tan negro como sus ojos brillantes; menuda como una persona que necesita ser protegida; tez tan clara como la leche y labios tan rojos como las manzanas, dos de las cosas que más te gustan. Ella en ese momento se convirtió en todo lo que habías deseado, en todo lo que querías, en todo lo que necesitarías para el resto de tu vida…

Después de pagar la cuenta ambos salimos del café para ir a casa, a tu casa y yo sólo debía de caminar a la de al lado para llegar a la mía. Vecinos desde siempre, amigos toda la vida. Y ahí, en la comodidad de tu cuarto, no paraste de preguntarme por ella, ni un solo segundo, me preguntabas como si yo fuera su biografía personal… cuando ni siquiera la había visto yo. Harto de ti y de ella, pobre ni siquiera la conocía y ya la odiaba, me fui a mi casa seguro de que esa noche no dormirías por estar pensando en ella y yo tampoco lo haría, por estar pensando en ti.

Una semana pasó y ella fue la constante en la ecuación de nuestras vidas, nos la topábamos en todas partes y tú cada vez estabas más fascinado ante su perfección y yo más herido ante tu ignorancia.

Por fin, una tarde en el parque te la topaste, ambos solos, o por lo menos eso creías ya que alguien te miraba desde la lejanía; tú la invitaste a tomar un café con la escusa de haberle tirado el suyo, cuando sólo habías chocado con ella haciendo que su bebida se tambaleara un poco, mas no lo suficiente para que se derramara. Ella te vio ‘’encantador’’ y aceptó la invitación. ¿Cómo lo sé? Yo era aquel que miraba desde la lejanía, yéndote a buscar después de las clases de violín.

No sé que pasó esa tarde en esa cafetería, no me atreví a dañarme de ese modo, sólo sé, que después de esa tarde tú ya sabías su nombre, dirección, teléfono e incluso hasta sus problemas financieros.
Ella no era rica e iba a nuestra escuela gracias a una beca. Ella era la mayor de cinco hermanos e hija de una madre soltera y enferma. Ella era una gran mentirosa. Lo supe desde el momento que la vi salir de tu centro nocturno favorito, ella dijo que venía contigo, pero yo era el que venía contigo… ella sonrió y dijo ‘’No se lo digas… por su bien’’ Yo no te lo dije por tu bien. Qué estúpido fui.

Los días y semanas pasaron, al igual que los meses hasta hacerse un año.

Días demasiado maravillosos a su lado. Protegiéndola, queriéndola, respetándola, amándola… si, esos habían sido días muy buenos… hasta que una tarde te dijo ‘’Tenemos que hablar’’. Cierto alivio enfermizo se formó en mis estomago al escuchar sus palabras. Yo sabía que mi amigo sufriría, aún así lo dejé ahí, más que por él me lo pidiera, me tenía que ir a preparar para cuando él llegara a casa una vez que ella le rompiera el corazón y pidiera mi consuelo. Yo debía de estar preparado para él.

Esa noche fue larga, entre tus llantos y tus memorias, que me hiciste escuchar una a una, yo te consolé todo lo que pude hasta caer dormido. El peor día de tu vida se transformó en el mejor día de mi vida, ya que después de tantos años volvía a amanecer a tu lado, aunque fuera porque quedamos inconcientes en algún momento de la noche por beber tanto, logré volver a ver tu rostro marcado por la almohada y completamente desinteresado de la realidad.

Una semana pasó después de que tu corazón fuera metido a algo muy parecido a un procesador de carne para triturarlo, y tú seguías sin volver a tener ese brillo en tus ojos. Esa maldita zorra hizo bien su trabajo. Se tatuó en ti, sin necesidad de tinta o agujas dolorosas. Yo lamentablemente no soy ningún láser que pueda borrarla de ti para siempre así que sólo puedo esforzarme por no dejar que te desmorones frente a ella. Es irónico que un mal aventurado del amor sea auxiliado por otro mal aventurado.

Los días pasaron, tan rápido, que cuando nos venimos a dar cuenta la primavera ya estaba a la vuelta de la esquina y con ella tus problemas e ilusiones rotas.

La primera vez que te marcó, recuerdo que por un segundo el brillo de tus ojos volvió, no necesitabas saber nada, el simple hecho de que fuera su número el que se alojaba en la pantalla de tu celular hizo que te levantaras de la mesa y te apartaras de mí. ‘’Quiere que hablemos’’ dijiste sin poder creerlo, yo tampoco podía hacerlo. ¿Irías? ¿Con esa que te hizo llorar tantas veces? ¿Me dejarías… para ir con esa?

Si. Lo hiciste, fuiste, hablaste, y al volver tus ojos hinchados me advirtieron que todo había ido mal, que no tenía caso cuanto pelearas, ella siempre salía hiriéndote.
Esa ocasión fue la primera de muchas más, donde ella te marcaba y tú ilusionado ibas, rogando a todo ser divino porque esta fuera la vez que todo volvería a ser maravilloso… pero parecía que todos esos seres divinos estaban demasiado ocupados en otras cosas, pues tú siempre volvías con ojos rojos, la corbata deshecha y la cartera vacía.

Todo pudo haber llegado a su fin una noche. Ella te marcó y pidió que fueras a verla, tú contaste ‘haré todo lo posible’… mentiría si dijera que no me sorprendí. Claro que lo hice y estoy seguro que ella también lo hizo. Colgaste y miraste al suelo.

- ¿Debería ir? -

El destino de tu felicidad estaba ahora en mis manos. Si yo en ese momento te decía que no, tú me escucharías. Volverías a sentarte donde antes para que siguiéramos jugando a las cartas, la dejarías plantada, en unos meses dejarías de pensar en ella y pronto volverías a sonreír y a interrogarme sobre si ya sería buen tiempo de volver a intentarlo. Ya no más llegadas a media noche donde yo te esperaría con una taza caliente de café, ya no más abrazos ni frases de ‘todo estará bien’, ya no más de ser tu único alivio… Yo volvería a ser sólo tu amigo, quizás el mejor de ellos, pero sólo eso, tu amigo.

- Quizás… esta vez si puedas… -

No quiero volver a ser sólo tu amigo, ni aunque sea el mejor de ellos, quiero seguir siendo el pilar que te mantenga de pie día a día…

Sonríes, triste, y asientes. Tomas las llaves del carro mientras murmullas ‘Quizás’ y luego te pierdo de vista tras la puerta. Es más que obvio para ambos que eso nunca pasará, ella es una pesadilla que ninguno de los dos deseamos dejar.


Pero es suficiente. No más memorias que recordar, por esta noche...

Muchos la llamaron una mala compañía, muchos la tacharon de lo peor, sin estar cien por ciento equivocados después de todo. Ella te hace daño, ella sólo te utiliza, ella te miente, ella te hace llorar… ella es mala y una mala compañía…

Pero dime, ¿Quién es el verdadero perverso en esto?
¿Ella que te hace daño de frente, o yo que te lo hago a tus espaldas? ¿Ella que sólo te utiliza, o yo que utilizo a ambos? ¿Ella que te miente, porque es una mentirosa, o yo que te miento, siendo tu amigo (el mejor de ellos)? ¿Ella que te hace llorar o yo que te mando con ella para hacerte llorar y luego consolarte? ¿Quién de los dos es la mala compañía y la mala persona después de todo?

La puerta se abre y me parece que esa persona que se está deshaciendo en llanto eres tú. Si, lo eres. Me aproximo y tú te desvendes en el suelo. Te pongo de pie y vamos a la sala, donde la taza de café nos espera fría y solitaria.

Acariciando tu cabello cuando el sueño te vence me repito una vez más que esta será la última vez que te digo ‘Quizás esta vez si…’ Pero este círculo vicioso es mi vida, así que sé que lo volveré a decir y tú volverás a acudir a su llamado.

¿Qué será de mí sin él? ¿Qué será de esta tu mala compañía, cuando te des cuenta de lo que es?

Kyunhyun…

Notas finales:

Espero que les haya gustado n.n nos leemos ~


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