Mientras los alumnos de tercer año pasaban los días en Santorini, el resto de los estudiantes de preparatoria continuaban con sus clases de forma normal.
Los de primer año tendrían examen de física en un par de días y la gran mayoría estaban hechos un manojo de nervios.
Mu había organizado un círculo de estudio en su loft con otros chicos de primer año y Shaka sería el encargado de hacerles una evolución de prueba; y aunque por supuesto Aioria estaba incluido en la lista de asistentes, había declinado la invitación pues estando en compañía de otros no paraba de platicar y hacía todo menos estudiar. Quedarse en su loft tampoco era una opción, había demasiadas distracciones en el, así que estaba en la biblioteca, sólo, tratando de resolver unos problemas de termodinámica.
Leía y releía el planteamiento, y aunque tenía anotadas todas las fórmulas no entendía como podría aplicarlas para obtener el resultado correcto.
-Ahora si creo que voy a reprobar… ¡¿Para que demonios nos enseñan esto?!
Le aterraba la idea de no pasar el examen, pues entonces llamarían a sus padres y le darían una amonestación; y eso era muy, muy malo, pues con tres perdías el estatus de goleen elite.
Pensó en recurrir a su hermano, pero no, orgulloso como era no le haría saber que tenía problemas con física y un par de materias más.
Además, Aioros andaba algo extraño últimamente, secreteándose con los gemelos en los pasillos y en los baños. “Deshaciéndose” de él a tempranas horas en la noche con la excusa de ir a dormir. Pero una vez lo había seguido y no había ido a su loft, sino al de…Saga… ¿Será que su hermano y el peliazul…? ¡Nooo, los dioses no podrían ser tan crueles! Además Aioros anda con Shura, no sería capaz de ponerle los cuernos ¿oh si?
Y Saga anda con Radamanthys…bueno no, técnicamente Kanon es quien anda con el rubio, pero era un secreto a voces que el mayor de los gemelos se escabullía en el loft de su hermano y entonces los tres… ¡Agh no pienses, no pienses en esas cosas! ¡Ponte a estudiar!
Se deslizó un poco en la silla y se recostó sobre su cuaderno tamborileando sobre la mesa con todos sus dedos. Cerró los ojos y pensaba: Aioros y Saga…no por favor… Saga es para Aioria, lo otro…no, no que no suceda…
-Que no suceda, que no suceda… - repetía en voz alta.
-Por más que repitas tu mantra te harán el examen, a menos claro, que el maestro muera y Dohko desaparezca y no pueda suplirlo.
El griego fue tomado por sorpresa y dio tla respingo que sus rodillas chocaron con la arte interna de la mesa, botando todas sus cosas aquí y allá, incluso unos lápices fueron a dar al suelo.
-¡Ouch!
-Veo que no tienes la conciencia muy tranquila que digamos, jaja.
Saga. El gemelo se arrodilló para recoger los lápices y los puso en la mano de un Aioria que lo miraba si emitir sonido alguno, sobándose la rodilla.
-¿Quieres que te ayude? Ya llevas un buen rato aquí y no has dado vuelta a la página del libro…
¡¿Qué?! ¿¡Como sabía?! ¿Lo había estado observando? ¿Desde hacía cuanto?
Las esmeraldas del gemelo lo miraban fijamente y una sutilísima sonrisa se formó en sus labios. El castaño se sintió expuesto, el que le sonriera le hacía creer que el mayor sabía lo que había estado pensando…
-No te avergüences Aioria… - El menor se puso rojo como un tomate. ¡Si sabía! - …Todos tenemos problemas en el primer año; el cambio de secundaria al bachillerato, no es tan fácil como nos cuentan.
Aioria, eres un estúpido; se decía a si mismo al tiempo que se relajaba un poco al entender de lo que Saga realmente le hablaba.
-Si.
-Mira el error que veo estás cometiendo es simple – Saga se recargó en el respaldo de la silla del menor, y tomó un lápiz, comenzó a escribir – Estás ordenando los componentes de la fórmula al revés. La aceleración va acá, ¿entiendes?
El castaño asintió, lo miraba, su perfecto perfil, esos ojos verdes que hechizaban, su largo cabello azul que olía tan bien… Cada vez le gustaba más y sentía algo en su pecho, algo nuevo, algo muy lindo.
-Aioria pon atención…
-Si, perdón.
Saga continuó explicándole otros problemas, arrastró una silla para sentarse al lado del menor. Después pasaron a la teoría del magnetismo y el electromagnetísmo. Al término de unas horas aioria sentía que todas sus dudas se había disipado, Saga le había hecho ver que todo era muchas más sencillo de lo que parecía.
-Gracias por ayudarme.
-No es nada – el mayor dudó un poco – Eh… si quieres mañana nos vemos aquí a la misma hora y estudiamos un poco más.
-¡Claro! – Aioria lo abrazó dejándose llevar por su entusiasmo. Saga sorprendido sólo le palmeó la espalda con suavidad – Ya me voy, tengo otras tareas que debo hacer. ¡Nos vemos mañana!
Como el menor salió corriendo con todas sus pertenencias, no escuchó un golpe seco entre los libreros contiguos a la mesa en donde habían estado estudiando. Saga volteó para encontrarse de frente con Aioros.
-¿¡Qué carajos estás haciendo Saga?!
-¿A que te refieres?
-¿Qué pretendes?
El peliazul estaba realmente confundido no tenía ni la más remota idea de a que se refería su amigo. Aioros lo arrastro hasta el pasillo entre dos libreros.
-¡Ya bastante tengo con los problemas con Shura por estarte ayudando a ti y a Kanon a que no los descubran con Radamanthys; como para que ahora me jodas acercándote a mi hermano con quien sabe que intención! – cuchicheaba visiblemente enojado
-¡Hey, momento! Que Shura haya llamado justo en el momento en que yo estaba en tu loft y yo haya contestado fue mala suerte. Yo no sabía que ya iban dos veces que marcaba y tu no habías atendido y el estaba que se lo llevaba la chigada.
Saga trataba de mantener la voz baja, uno, porque estaban en la biblioteca y dos, porque no quería que alguien llegara a escucharlos.
-Y respecto a Aioria, solo lo ayudé a estudiar. El pobre estaba perdido y claro no te pidió ayuda porque desde ayer tres un humor del demonio que ni siquiera tú te aguantas.
-¡No quiero que vuelvas a acercarte a él!
-Pues mañana volveré a ayudarlo te guste o no… Jaja, mira que no te va el papel de hermano sobre protector
-¡No voy a permitir que lo ilusiones y una vez que te lo cojas le des una patada en el culo! - El castaño lo tomó por la camisa
-¡Se de la reputación que se ha creado a mi alrededor, pero tú bien sabes que yo no hago esas cosas, no soy Kanon! – Saga le dio un empujón a su amigo para zafarse de su agarre.
-¿¡Todo bien jóvenes?! – la bibliotecaria había escuchado el barullo y se había acercado, su tono había sido de una clara advertencia.
Los dos estudiantes la miraron y asintieron, Saga tomó un libro al azar y se encaminó hacia el final del pasillo. La bibliotecaria regresó a su escritorio.
-Resuelve tus problemas Aioros y deja de joderme. Eres mi mejor amigo y no quiero que todo termine por estupideces. Por lo de Shura me disculpo y si quieres le aclararé todo cuando vuelva – había dado media vuelta para mirar de frente al castaño – Y tú no me vas a prohibir acercarme a Aioria, él ya está bastante grandecito para decidir con quien se junta y con quien no.
Aioros apretó los puños, le dio la espalda y se fue caminando en dirección opuesta sin decir más.
-Necesita una buena cogida, a ver si así se le quita el mal genio – pensó el peliazul con una media sonrisa – Lo bueno es que Shura regresa en dos días…
Dejó el libro en una de las mesas y abandonó la biblioteca con dirección al edificio gold.
En el jardincito posterior de la biblioteca, Aioros se cercioró que estaba solo, ¡vaya drama el que había armado!. Miraba su celular, y después de unos minutos que se dio para respirar y calmarse un poco. Había sido injusto con Saga y la verdad sólo había usado a su hermano como pretexto para echarle pleito, pues no tenía verdaderos motivos, lo que sucedió con el español no había sido a propósito.
Presionó el botón de llamada; después de un par de timbrazos, le contestaron.
-¿Shura? No espera… te voy a contar que he estado haciendo estos días y porque Saga te contestó mi teléfono… – el ojiverde escuchó lo que su novio le respondía, callado asintió con la cabeza – Si, lo se… Juro que es la verdad lo que te contaré, pero debes prometer que no le dirás a nadie o podemos meter en serios problemas a mis amigos.