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Lance de velo por Maryzza

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Notas del capitulo:

Insisto, este capítulo no debe ser leído rapidamente.

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En punto de las nueve de la noche, Ishida estaba parado frente al espejo del baño. Una camisa ligeramente holgada con el cierre lo suficientemente abajo para que su cuello y parte de sus pectorales quedaran descubiertos aunque tuvo cuidado de que su cicatriz no se notara. Los pantalones ajustados llegaban a su cadera de donde colgaban a la altura de los bolsillos un par de cadenas plateadas. “Bonito de ver en otros, sumamente incómodos para usarlos”  Suspiró resignado, aún faltaba algo;  se quitó los lentes y los guardó en el estuche. Regresó a su cuarto y sacó otra caja del closet, ésta mucho más pequeña que la de zapatos. Tomó el frasco y forzando la vista alcanzó a leer la “sutil” frase que su padre había escrito: “No lo desperdicies, es importado de Francia”. 

-Cómo si me importara    -Roció un par de veces la loción sobre su  cuello, un poco en su pecho y terminó en su nuca. Alisó con sus dedos las puntas de su cabello que escurrían por sus mejillas y lanzó un profundo y lastimoso suspiro.  “Ahora o nunca” Guardó el dinero en el bolsillo de su pantalón, tomó las llaves y salió de su departamento.

 

Se sentía tan extraño y tan incómodo. Agradecía no llevar los lentes puestos porque mientras viajaba en el transporte, sentía que la mirada de todos los pasajeros estaba puesta en él. Pero sabía que no era más que su paranoilla y la misma inseguridad de sentirse desprotegido sin sus lentes. 

Tardó casi media hora en llegar a la estación que le dejaba más cerca del club, y para ese momento ya estaba convencido que había exagerado con la ropa, que el pantalón estaba ridículamente pegado a su cuerpo y la camisa semiabierta no mostraba otra cosa que la horrible palidez de su piel, además de los litros de loción que había usado… el aroma debía ser tan fuerte que seguro hasta el conductor del autobús se habría mareado, como él ya lo estaba.   

Comenzó a caminar, había revisado en la guía de direcciones y sabía que la calle donde estaba el bar no debía estar demasiado lejos, aún así aquel lugar no le gustó nada. Caminó junto a callejones oscuros de dónde de vez en cuando emergía algún sonido gutural que le hacía erizar la piel y ponía sus sentidos en una terrorífica alerta. Optó por hacer caso omiso de aquellos ruidos y siguió caminando hasta que pudo ver a lo lejos un grupo de chicos que permanecían afuera de un local del que emergían música y  luces de colores.   

Su corazón comenzó a latir con fuerza a cada paso que daba, y las dudas comenzaron a golpear en su mente ¿Y si no le alcanzaba el dinero? ¿Y si no le dejaban entrar por ser menor de edad? ¿Y si no merecía ser si quiera cerveza? ¿Y si Ryuuken se enteraba?

Al pasar frente al grupo de chicos, estos guardaron absoluto silencio y lo miraron con insistencia. Debía verse en verdad ridículo, porque apenas cuando se había alejado un poco los escuchó reír a todos.  Aquello aparte de darle unas ganas de querer ir y decirles un par de cosas que distaban de ser educadas, sólo logró ponerlo más nervioso.

 Cuando llegó a la puerta del club había un tipo de retén en donde un grupo de personas, todos hombres, aguardaban tras la cadena. Ishida prestó atención y no pasó por alto cuando una pareja de chicos se acercó a uno de los guardias del otro lado de la cadena y discretamente le entregaron un fajo de billetes.

Tomando aire profundamente y mordiendo su labio inferior, apartó 3000 yenes, guardándolos en la bolsa de atrás del pantalón y entre empujones y ‘arrimones’ logró llegar a la primera fila. De inmediato, no gustándole estar en aquella estreches con los otros hombres, llamó la atención del guardia y girándose un poquito le enseñó una parte de los billetes que había guardado en su bolsillo, el guardia sonrió y quitó la cadena para que él pasara.  Un “¡Si!” silencioso acompañó una apenas perceptible sonrisa y siguió al musculoso hombre por donde lo guiaba.

 

Una vez en el pasillo aquel enorme hombre se paró frente a él obstruyendo su camino.  Ishida comprendió el mensaje y  sacó el manojo de billetes entregándoselos al guardia.

-¿Me quieres tomar el pelo? –Dijo aquel riendo.

-Son 3000 yenes.

-¡Nadie entra aquí por esa cantidad! Tendrás que irte.

-Espera, te daré 5000.

-Los niños que se creen muy listos tratando de aparentar que son  mayores de edad… pagan más.  Así son las reglas niño.

-¿Cuánto quieres? –No iba a echarse para atrás al primer obstáculo, después de todo, a pesar de que lo habían descubierto, no le habían dicho que no podría entrar.

-10,000

Ishida tragó en seco, pero disimuló cuanto pudo. Por supuesto que no tenía esa cantidad.

-Te daré 7,000.

El guardia volvió a sonreír e Ishida quiso partirle la cara porque sabía que se aprovechaba de él.

-Está bien. Pero si te preguntan quién te dejó entrar, no he sido yo.

-Si… como digas.

 

Y entonces al fin entró al club “Nova censure”

 

Se tomó unos minutos para observar el lugar y no pudo evitar sentir cierto grado de excitación. Aquel lugar era del que todos, secretamente, hablaban en la escuela. Había algunas mesas a las orillas con bastante poca luz,  la barra estaba al fondo, pasillos en cada esquina, un segundo piso donde había pequeños palcos en donde se alcanzaban a ver mesas con una vela en el centro y sillones rodeando la mesa, algunas plantas, incluidas enredaderas que colgaban un poco del balcón. Ishida no pudo evitar mirar con asombro a dos chicos dentro de uno de los palcos en absoluta e inmoral pasión a quienes no parecía importarles que se alcanzaran a ver sus movimientos; los que estaban al otro extremo seguro tendrían una vista completa del espectáculo, pero cuando Ishida volteó a mirar hacia el otro palco, los chicos bailaban y charlaban como si nada estuviera pasando. 

Había bastante gente para ser un día entre semana y aunque no estaba seguro le pareció que uno que otro chico no llegaría a la mayoría de edad. Esa era la reputación de aquel lugar: bebidas de todo tipo para cualquiera que lograra entrar, buena música, chicos increíblemente guapos y lo más afamado… un lugar en donde se iba a ligar. El baile, la charla y todo lo demás estaba de sobra.

 Ishida caminó hacia el lugar más concurrido: la pista de baile; Láser, espuma,  hielo seco y decenas de luces de todo tipo reflejándose en la piel sudorosa de parejas cuyos cuerpos se mezclaban peligrosamente bajo movimientos provocadores, caricias que no dejaban nada en duda y la música tan estridente que hacía vibrar su pecho entero. 

Sus labios se separaron un poco sintiendo la necesidad de oxígeno. Nunca había visto algo así, nunca había imaginado que existiera algo así.  Si, lo había leído en revistas y había visto a parejas en la calle. Pero no era lo mismo, era como si todo ese mar de gente contagiara su calor, su pasión, su evidente deseo carnal.  Ishida sonrió cuando la imagen de cierto chico apareció en la pista; cabellos naranja, cuerpo escultural hecho por los mismos dioses, voz ardiente que lo derretía y movimientos  provocadores que lo alentaban a tocarlo.

Fue cuando Ishida cayó en cuenta que le gustaría estar allí, junto a esos chicos, bailando provocativamente frente a Kurosaki y sólo para él.

“¡Claro que no!” Sacudió su cabeza y aprovechó que un mesero iba pasando para llamarlo. Él odiaba a Kurosaki como a cualquier otro Shinigami, y odiaba todo eso… chicos prácticamente ofreciéndose como si sus cuerpos fueran sólo un objeto del cual sacar provecho, pero lo más importante… Ishida no podía imaginarse a sí mismo bailando de esa forma tan provocativa, es más, no podía imaginarse bailando cualquier cosa.

-¿Puedes decirme dónde está el gerente?

El mesero señaló hacia la barra.  Un hombre que tranquilo bebía una copa mientras de vez en cuando se dirigía al barman.

Ishida caminó sin mucha prisa hasta donde se encontraba sentado el gerente. En el rato que llevaba ahí, no había visto a nadie que tuviera la dichosa tarjeta que le habían mencionado sus amigos.  Pensó que quizá las entregaría más tarde, pero él no podía quedarse mucho tiempo, su casa estaba lejos y tendría escuela al otro día, además que estaba ese asunto de los Hollows, si aparecía uno mientras él no estaba… ¿Qué iba hacer? ¿Confiar en los shinigamis?  ¡Ni soñarlo!

-Disculpe…

El gerente dejó su charla con el barman y giró para verlo. Un hombre de increíbles ojos castaños, tez clara, cabello castaño claro y rizos que caían con suavidad sobre sus hombros. No debía ser tan mayor, más bien era joven, de unos 25 o 27 años.  Ishida se quedó mudo al verlo, en verdad que era atractivo.

-¿Puedo ayudarte en algo?  -El gerente le sonrió amablemente.

Ishida sintió un intenso calor en sus mejillas y su estómago se retorció.

-Tú eres… es decir… ¿Usted es… el gerente?

El castaño soltó una risita.

-¿El gerente? Así es, ese soy yo ¿Necesitabas algo?

-Bueno, me preguntaba si… -Se sintió muy nervioso, demasiado, su seguridad se había vuelto gelatina, y todo por ver un chico atractivo ¿Desde cuándo él era así?-  ¿Me podría dar una de sus tarjetas?

El gerente le miró un poco extrañado y su risa desapareció.

-¿Una de mis tarjetas, dices?

-Sí. No puedo quedarme mucho tiempo… ¿Podría dármela ahora?

-Una tarjeta…

-Sí, pero si no es mucha molestia, una de Champagne.

-¿Champagne?

El gerente parecía muy sorprendido.  Ishida juró que nunca se había sentido más estúpido. Pero de verdad, de verdad que iba a restregárselas en la cara a Kurosaki y los otros. Y lo iba a disfrutar… lo haría hasta hartarse.

-Lamento no poder ayudarte, no traigo ninguna tarjeta conmigo.

-Pero…  ¡Debe tener una!   -¿Todo lo que había gastado,  la vergüenza de ir por la calle vestido en esas ropas ceñidas y el ridículo que hacía frente a ese atractivo chico, todo para nada?- Sé que esto le parecerá extraño, pero necesito esa tarjeta.

-Tal vez haya una en mi oficina. –Dijo dando un trago a su bebida- Pero ahora mismo tengo que estar aquí, lo lamento.

-Podría esperar a que se desocupe, si no le importa. –Más insistente y más molesto no podía ser.

-En lo absoluto. –Otra vez aquella hermosa sonrisa-  Tardaré aproximadamente una hora, en realidad sólo tengo que estar aquí y vigilar que todo esté bien, ya sabes… obligaciones del trabajo.

-Lo entiendo.   –Ahora tendría que hacer tiempo, y la verdad era que no tenía el valor para ir e invitar a alguno chico a bailar, claro, porque estaba este problemita de su agraciada habilidad dancística que era peor que la de un camello en una pista de hielo-  Hizo lo mejor que podía hacer y tomó asiento en la barra a dos lugares de donde estaba el gerente.

-¿Qué te sirvo?  -Le cuestionó de inmediato el barman. Ishida le echó una mirada rápida a la carta, forzaba su vista y maldiciendo una y otra vez por no haber llevado los lentes. Cuando descifró los que le parecían garabatos, tristemente descubrió que todas las bebidas iban arriba de los 2000 yenes-  Sólo quiero un vaso de agua.

El barman soltó una carcajada y se dirigió al gerente.  -¿Escuchaste eso Nik?   -Aún con la risa entre los labios regresó con el otro chico  -Lo siento amigo, no servimos agua en este lugar. 

-Sólo quería algo que no tuviera alcohol. -Se sintió insultado pero intento justificarse. La verdad era que no tenía dinero suficiente para pagar algo más.  Su entrecejo se frunció y antes de que pudiera detenerse imitó aquel movimiento como si llevara los lentes.

-Bueno, la barra es sólo para las personas que consumen, -El Barman se aceró mucho a su rostro-  lo lamento pero tendrás que…

-¿Por qué no le preparas una limonada, de esas especiales?

El gerente intervino e Ishida sintió que se moría de la pena.

-¿Cuánto cuesta una de esas? -Tuvo que hacer aquella pregunta incómoda.

-1500 yenes.

-Realmente no tengo sed.  -Ishida bajó del banquillo y estaba listo para ir a buscar otro lugar.

-Por favor, acéptala. La casa invita. –Dijo cortésmente el hombre castaño, entregándole otra vez esa maravillosa sonrisa.

Aquellas palabras le hicieron sentir bien, que aquel hombre extraño tuviera esa atención fue agradable, tal vez no había alcanzado Whisky, pero en ese momento, limonada le hizo sonreír.

-¿Por qué no te sientas aquí y platicamos un poco mientras Karlô prepara tu bebida?  -Señaló golpeando un par de veces el banquillo a su lado.

-No tiene que hacerlo. No quiero darle más molestias. –Sintió que su rostro se quemaba.

-Insisto, vamos.

Y lo hizo, porque pensó que esa noche estaba empezando a ser increíble.

-Mi nombre es  Yoshimura Kisho, aunque todos me dicen Nik ¿Puedo saber tu nombre?

-Ishida Uryuu.

-Ishida Uryuu… eh?  -Sonrió-  Es un bonito nombre Ishida-kun, gusto en conocerte.

-Si… lo es… significa  Dragón de lluvia  -Otra vez sintió aquel incómodo calor en sus mejillas, y avergonzado clavó la mirada en la barra  frente a él, una madera impecablemente pulida, tan brillante que reflejaba todo lo que se pusiera sobre ella, debía ser de Roble Blanco o Nogal.  Si… la madera… Parpadeó un par de veces ¿Qué había respondido?  ¡Qué clase de respuesta era esa! Otra vez aquel movimiento como si llevara puestos los lentes…. No podía sentirse más torpe-  …es decir, su nombre también es lindo Yoshimura-san   -¿Lo dijo o lo pensó? ¿Era medio lento o qué?

-Gracias, Ishida-kun. Pero no me hables de usted, no soy tan mayor.

En ese momento el Barman sirvió la limonada.  Ishida dio un buen sorbo y continuó observando la bellísima madera de la barra.

-Entonces… ¿La fuente de la juventud o eres menor de edad?

Casi se ahogo con la bebida. No pudo evitarlo y lo miró asustado, lo había descubierto.

-Calma, no voy a echarte o algo así. Muchos chicos vienen aquí.

-Pero…

-En la vida hay que correr riesgos.  –Cepilló sus rizos con tanta gracia que Ishida pensó que debía ser modelo o estrella de cine-  Me pareces que tú eres de las personas que se arriesgan.

La limonada le pareció chocolate caliente, si, muy dulce, pero no le ayudó a bajar el calor de su rostro.

El gerente le contó  algunas cosas más, cosas que no eran realmente importantes e Ishida se sintió incapaz de contestar más allá de monosílabos.

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Continuará...

 

Notas finales:

 

Gracias por la lectura minna!! ^^   

Un capi cortito y cortado, pero viene pronto el próximo.

aah si, se me pasó responder aquella pregunta del nombre de "Nova censure".  Pues no hay ninguna razón en particular, actualmente en el mundo del Yaoi creo que ya no es imaginable la censura, es decir, hay de todo, y todo es todo, y pensé que la censura no será lo lejos que se llegue sino más bien cómo llegar a algo que ni siquiera tiene que ser alejado. En estos clubes pasa mucho de esto, la nueva censura tendrá que ser la autocensura.  Pero bueno, digo que no es una razón en particular porque tenía la idea, el nombre sonaba bien y sólo lo puse xD    Si me preguntabas porque tienes o conoces a alguien con un club con ese nombre... quiero decir que no pretendo obtener ningún beneficio económico al usar ese nombre y tampoco hacer mal uso de la patente.  ¡No me demanden! xDDD   (ya, estoy safadísima).

 

Pero lo que si es importante.... ¡¡Mañana es día Quincy!! ^^ no es más que el new capi de Bleach. .DomoDomoDomoDomoDomo y no precisamente el "verbo" ni tampoco el "gracias"  Aisshhh va a estar muy bueno! ^^

Oi minna....  IchiIshi support!!  (,^^)v

 


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