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Reencuentro por Lacey

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Notas del capitulo:

Me alegro mucho que les gustara la historia ^^ 

 

Este capítulo no será en absoluto corto.  Espero que les guste. Matt se esta enamorando cada vez mas <3

 

 

Capitulo 2~ El comienzo de una obsesión.

Matt.

Habían pasado ya dos semanas y simplemente no podía olvidar el rostro del chico rubio. Mientras jugaba videojuegos, como era mi costumbre, le puse pausa al juego y miré la pantalla. El caballero debía rescatar a la princesa… rubia. Me imaginé que yo era ese caballero valiente, que se enfrentaría al temible dragón y rescataría a la damisela en peligro…

-que ridículo-me dije a mi mismo, interrumpiendo mis pensamientos.

Guarde el juego y decidí apagar todo. Subí a mi cuarto y me boté boca abajo sobre la cama.

….

-Matt… Matt…-una voz me susurraba en el oído.

-¡Light!-me asusté cuando vi su cara.

-no sabía que fuera tan feo-dijo él y se empezó a reír.

-no… es que… no importa-. Me levanté y me talle los ojos con las manos-. ¿Qué pasa?

-ya es hora de cenar.

Miré el reloj que se encontraba sobre la mesa de noche, al lado de mi cama. Eran las 8:00 p.m

-ni siquiera recuerdo haberme quedado dormido-le dije a Light un poco adormilado aún.

-jeje.

Light y yo somos primos. Mis padres murieron cuando tenía 5 años, así que mis tíos se hicieron cargo de mí.

Él y yo tenemos la misma edad, o sea, 17 años. Nos llevamos muy bien… supongo. Hablando en serio, la verdad es que él es como mi confidente, como el hermano mayor que no tuve, mayor porque su cumpleaños es 4 meses antes que el mío.

Bajamos las escaleras y al llegar al comedor, mi tía se encontraba poniendo sobre la mesa cubiertos, platos y vasos.

-hola tía-la saludé y me senté en el sitio de siempre en el comedor.

-vaya Matt, tienes cara de sueño-dijo mi ella y se rio.

-¿y mi papá?- le preguntó Light sentándose al lado mío..

-va a llegar un poco tarde-dijo mientras ponía sobre la mesa una cacerola con arroz. Al abrirla salió mucho humo.

-provecho-nos dijo mi tía.

La cena transcurrió tranquila, como siempre. Cuando terminamos de comer, fue cuando llegó mi tío. Mi tía se levantó de inmediato, y ambos subieron sin decir nada hacia su cuarto.

-veamos la tele-me dijo Light.

Nos sentamos en el sofá. Light cambiaba los canales sin tan siquiera mirar bien los programas. Siempre hace lo mismo, pero él siempre es el primero en apoderarse del control remoto. Se aprovecha porque soy más “joven”.

-ya decídete por algo-le dije un poco desesperado.

-pero es que no hay nada bueno-siguió cambiando los canales rápidamente.

-chicos, necesitamos hablar con ustedes-nos dijo mi tío. Light apagó la tele de inmediato.

Ellos se sentaron en el comedor, así que nosotros hicimos lo mismo. Ellos sonreían levemente, así que supuse que no era nada malo lo que nos iban a decir.

-verán. Me dado un ascenso en el trabajo.

-wow, felicidades papá-dijo Light.

-felicitaciones tío.

-gracias chicos… bueno, lo que les tengo que decir es lo siguiente. Me transfirieron.

-¿A dónde?-preguntamos mi primo y yo sorprendidos.

-Inglaterra.

-wow.

Sentí una sensación de nostalgia. Yo había nacido en Inglaterra, y ahí fue donde mis padres murieron, y después llegué aquí a Japón…

-¿y cuando nos vamos?-pregunté.

-en dos semanas-dijo él.

-se ve que se lo tomaron muy bien-dijo mi tía. Me miró.

No podía culparla de que me viera con esa cara de preocupación, pero ya soy lo suficientemente grande como para sentirme mal por lo ocurrido. Además, cuando ocurrió el accidente, mis padres murieron porque al final me protegieron. Tristeza no siento, más bien es orgullo ya que al final, fueron capaces de ser tan valientes por haberme salvado.

-pues quien no-dijo Light.

-¿y sus amigos?

-haremos nuevos.

-es bueno verte así de despreocupado hijo.

Me reí bajito. Light me dio un codazo en las costillas. De seguro estaba así de feliz porque al fin podría deshacerse de Misa.  Así sería más fácil terminar con ella sin lastimarla. De nuevo la idea de “no herir a mí novia” resultaba cómica. Él varias veces me dijo que le hartaba estar con ella. Yo no la culpo, solo esta desquiciada porque está enamorada… y una mujer cuando se enamora se pone así. En realidad, no. Solo la loca de Misa, diría yo. Hay unas chicas mucho más cuerdas que ella.

Mis insultos internos se vieron interrumpidos. Volví a sentir sueño, así que subí directo hacia mi cuarto, me quedé dormido de inmediato.

…..

Me encontraba en un lugar oscuro. De repente, todo lo negro se empezó a desvanecer, y noté que me encontraba en un salón de clases. Se me hizo extraño, pues no era el de mi escuela. La campana sonó y escuché pasos presurosos que venían del pasillo. Se abrió la puerta y entraron muchos chicos, que en mi vida había visto.

-señor Jeevas, tome asiento por favor-me ordenó el maestro que acababa de entrar.

¿Y cómo sabe mi nombre? Pensé.

Me senté cerca de la ventana. Frente a mi estaba sentado un chico rubio. ¿Será él?

-oye…-se acababa de voltear el chico de enfrente. En efecto era él-. ¿De casualidad no tienes una pluma?

Sentí que me sonrojaba cuando vi su rostro. Creo que ya enloquecí.

-pues…

Miré al suelo, y al lado mío tenia una mochila. La abrí, busqué un poco y encontré la dichosa pluma. Se la  di.

-gracias-me sonrió y se volteó.

Al ver esa sonrisa, mi corazón empezó a latir muy fuerte. Podía escuchar mis propios latidos ¿eso es posible? Y el estomago me volvió a doler. Solo bastó una sonrisa para que... yo… ¡¡me descontrolara así!!

-terminó la clase-anunció el maestro.

No sabia que hacer, solo por pura costumbre, agarré la mochila, me la colgué en el hombro y estaba dispuesto a salir de ahí cuando alguien me detuvo.

-¿Mail Jeevas?-me preguntó el chico rubio. Me sonrojé de nuevo.

-s-sí-dije con esfuerzo, pero logré escupir la respuesta-. Pero dime Matt.

-soy Mihael Keehl, pero dime Mello.

Noté que éramos los únicos en ese salón. Las manos me empezaron a sudar, me sentía nervioso sin ninguna razón.

-entonces… Mello-me costaba mucho trabajo pronunciar las palabras-. ¿De dónde eres?- estaba tan nervioso que no se me ocurrió preguntarle otra cosa.

-¿Qué de donde soy?-dijo él acercándose, y su mano tocó mi hombro, que empezó a subir lentamente-. ¿Quieres ser más específico?

-bueno… no… importa… realmente-su mano acariciaba lentamente mi mejilla. Acercó su boca a mi oreja. Gemí.

-estas rojo... y estas sudando frio. Déjame ayudarte un poco.

Sus manos desabrochaban con lentitud los botones de mi camiseta. Y su boca rosaba la mía.

-ah…

 

Abrí los ojos. Me encontraba en el suelo, enredado entre las sabanas. Me levanté de inmediato, y toqué mis labios. Me hubiera gustado haber probado esa boca antes de haber despertado. Sentí un dolor punzante en la cabeza.

-que golpe-dije llevándome la mano a la cabeza para tallarme, aunque eso no redujo el dolor-. Quien quiera que seas rubio, me estas enloqueciendo.

Nunca había sentido esto por nadie. En realidad, nunca me había enamorado de nadie.

-quien diría que mi primer amor seria un chico…-suspiré.

Aunque no tiene sentido. Solo lo vi y desde entonces no puedo quitármelo de la mente. Incluso ya sueño con él.

-¿habrá sido amor a primera vista?- me pregunté a mi mismo.

Tal vez esto explica el porque nunca me sentí atraído por alguna chica. Sí, me gustan, admito que hay unas muy guapas, pero enamorarme… no. Ese rubio desconocido me hace sentir algo extraño. Traté de recordar su rostro sonriente, producto del sueño que acababa de tener hace unos instantes. Vaya error.

Mi imaginación empezó a volar. Sentí sus suaves labios, tocando los míos, uniéndose en un dulce beso. Sus manos descendían por mi pecho, y después su boca también lo hizo, dándome besos en el cuello. Después, sus manos llegaron a mis pantalones…

-¡carajo!-casi grité, cuando regresé a la normalidad. Los pantalones de mi pijama estaban muy mojados (ya se imaginarán de que), incluidas las sabanas.

-¡rubio, no me jodas! Incluso en mis sueños me excitas…

¿Me excitas? ¿A qué rayos vino eso? Me quité los pantalones y me puse otros. También quité las sabanas. Bajé al cuarto de lavado, donde puse la ropa manchada. De regreso, pasé por la cocina y me serví un vaso con agua.

-¡¡ ¿QUÉ?!!

Estuve a punto de escupir el agua. Acababa de ver el frutero que estaba a un costado. Había manzanas, uvas, duraznos… y plátanos.

-¿por qué me altero tanto? Solo son plátanos.

Tomé uno que estaba suelto y lo miré con atención. Imaginé que es un…

-¿y desde cuando soy tan pervertido?-grité.

Me sorprendió que con tanto grito, nadie se hubiera despertado hasta ahora. Me recosté en mi cama, pero ya no tenía ganas de seguir durmiendo. Tenía miedo de volver a soñar con él, pues eso significaría manchar más pantalones y sabanas.

Me levanté de nuevo, me acerqué al escritorio y abrí un cajón, donde había una cajetilla de cigarros. Saqué uno y lo prendí, me senté en el borde de la cama, pensando en lo ocurrido.

“¿Por qué está pasándome esto? ¿Por qué me estoy obsesionado con un desconocido? Si, supongo que esto ya puede llamarse obsesión… no estoy seguro. Pero a pesar de todo, siento un extraño placer.

Hay algo en ese rostro que me quita el juicio. Ni la nicotina puede calmar mis nervios-miré el cigarrillo lo tiré al suelo y después lo aplasté con el pie-. Pero aun así, el es un completo desconocido. Yo, aun sigo sin comprenderlo.”

Me recosté de nuevo en la cama y miré el techo. Mi corazón palpitaba muy rápido, y una sensación de melancolía, me acompañó durante toda la noche, hasta que cerré los ojos.

 

A la mañana siguiente, mientras mi tía metía la ropa a lavar, me preguntó.

-oye Matt. Tus sabanas huelen un poco raro.

Me puse más rojo que un tomate. Como no recordé que los domingos es día de lavar la ropa, sino, yo mismo la hubiera metido y me hubiera ahorrado estos problemas.

-cariño, mojaste las sabanas- dijo mi tía con voz de compasión y ternura.

-¿qué?-dije sorprendido.

-no tienes porque darme los detalles, cielo-un leve rubor rosáceo invadió sus mejillas-. Hay corazón santo, descuida, puedes mojar todo lo que quieras.

Eso solo provocó que mi vergüenza aumentara más. Menos mal que Light no se encontraba cerca, sino sería el centro de sus burlas. Eso fue un alivio.

Me alejé lo más rápido que pude del cuarto de lavado. No quiero pensar en él. De ninguna forma lo haré más. Tengo que olvidarlo de alguna forma u otra.

 

 

 

Notas finales:

Nos vemos en el siguiente capítulo, que no creo hacerlas esperar mucho ;)

 


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