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Sólo una Oportunidad por Kmmy Lee

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Notas del capitulo:

Hola ^^

Wiii, ¡al fin! Logré acabar el octabo capi de este fic que tanto adoro. De verdad, lamento un montón la tardanza u_u, pero es que la inspiración es una mala que llega cuando se le pega la gana XwX. Aún así, conseguí doblegarla muajaja y aquí me tienen de una vez por todas :B

Este es un capítulo demasiado crucial, a mi parecer. Contiene un adorable momento entre Light y el chiquito hermoso de Keith *w*, más el relevante y obvio descubrimiento de Mello y su hermanito Elle >D. No es muy extenso (como todos a decir verdad e__e), pero de todo corazón espero lo disfruten ^-^

Dedicado para todas ustedes, quienes logran darme los ánimos necesarios para continuar con esto hasta el final. No saben lo mucho que valoro y agradezco sus lindos review's, en serio sin su constante apoyo este fic no sería lo que es ;w; ¡Muchísimas gracias!

Capítulo 8: Más Que Sólo Sospechas.

- ¿De qué mierda estás…?

- Mello, sé objetivo.- El mayor ni siquiera le permitió acabar su más que predecible cuestionamiento, enseñándole de frente la pantalla del móvil, donde la fotografía del niño era perfectamente visible. ¿Es que acaso aún no consigues vincularlo todo?

La expresión del menor era absorta, fijos sus azules ojos en un punto indescifrable. Pues, en su mente, las ideas originadas tras el comentario de su hermano parecían veloces e indetectables chispazos, ininteligibles a su alcance en aquel bizarro e imprevisto instante.

El pelinegro dejó libre escape a un extenso suspiro, habiendo captado, en cuestión de segundos, aquello en lo que Mihael aún no era capaz de reparar. Siendo, de esta manera, el único capaz de hacérselo ver. Porque, resultando algo bastante evidente a simple vista, el chico estaba en demasía manipulado por su frustración e incesante búsqueda de nuevas oportunidades, como para caer en cuenta de la innegable realidad por sí mismo.

Y, de estar Elle en lo correcto, cosa que tenía un noventa y cinco porciento de certeza, existía muchísimo todavía por lo que su joven hermano debía pelear. Más aún, estando al tanto de lo competente que era al enfrentarlo todo, con tal de poner en regla las cosas y hacer evidente su próxima verdad a descubrir.

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- ¿Cómo está el bebé más precioso de todos?- Light inquirió risueño, alzando con suma dulzura el cuerpo del pequeño entre sus brazos, en medio de una encantadora sonrisita por su parte.

Hacía algunos minutos que había regresado a casa de su prometido, ansiando cerciorarse por sus propios ojos que, por completo consciente del significado que pudiese tener y acarrear lo recién acontecido todo entorno a su pequeña familia, se hallase tan armónico y normal como de costumbre.

Y es que, haciéndosele imposible el poderlo evitar, el temor a los efectos que la llegada de Keehl causasen en su diario vivir, no lograba abandonarle el subconsciente ni por un segundo. La idea de perder de un solo golpe todo cuanto había construido y batallado, nublaban seriamente su usual y característica confianza, incitando en su interior emociones ya olvidadas. Más aún, sosteniendo entre sus brazos a Keith.

- Tú eres mi hijo…- Le susurró con paternal afecto y mirándole de frente, acariciando afable las rubias hebras, percibiendo en su corazón aquel apego natural que le nacía siempre al tenerle cerca.- Y no permitiré que nadie te aleje de mí, nunca.

Le había visto nacer, ir creciendo mes a mes y al fin dar sus primeros y torpes pasitos. Y eso, por más que así lo creyeran, no conseguirían arrebatárselo jamás. Pues, concluyesen cuanto quisiesen concluir exámenes de ADN, nadie más que él tenía derecho a ser el padre de ese chiquito que sujetaba tan tierna y protectoramente contra su pecho.

Absolutamente nadie.

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- ¿Hola?- Contestó, siendo todo lo prudente que su nerviosismo le permitía.

- Siete en punto, plaza central.- Dictaminó seria la voz del otro lado.- Tienes mucho que explicarme, Emily.

Enseguida, y sin mayores preámbulos, la llamada finalizó, cortándose de golpe.

- También tú, Mihael…- Susurró al vacío, entrecerrando con fatiga sus ojos.- Tienes mucho que explicar.

Suspiró fatigada, llevándose inquieta una mano al cabello. La situación era, por mucho, demasiado insostenible, como para simplemente sentarse a esperar que la hora acordada llegase sin más. Pues, sabía a la perfección, se estaba inmiscuyendo en algo que no le concernía.

Sin embargo, ¿qué más hacer en su lugar?, todo indicaba que recaía sobre sus hombros el que su inexperto hermano no volviese a errar. Porque, lo quisiera o no, el camino que se hallaba recorriendo no era el indicado.

Y, para bien o para mal, de ella dependía hacérselo ver.

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Se adentró con cuidado en el cuarto, aún llevando entre sus brazos el frágil cuerpecito de Keith, quien jugaba curioso con los metálicos y plateados broches de su oscura chaqueta. Dentro, el ambiente era tan sereno como silencioso, no siendo perceptible sonido alguno más allá del suave y secuencial repiquetear de las manecillas del reloj.

Recorrió entonces cada rincón de la habitación, buscando con la mirada a Mail. Hasta que, robándole una enternecida sonrisa, logró localizarlo hacia una esquina, sentado sobre la giratoria silla de su escritorio, dormido apaciblemente sobre la plana superficie de este, una guía de estudios colgando con descuido de su diestra. Sin lugar a dudas, los brazos de Morfeo le habían acunado gustosos, mucho antes siquiera que acabase de comprender lo que leía.

Con especial cautela puso al rubiecito en pie sobre el suelo, ante un encantador puchero de protesta por su parte. No obstante, extrayendo de uno de sus bolsillos un chupete en forma de osito sabor chocolate, consiguió convencerle de quedarse allí un momento, consciente de la adicta fascinación del pequeño por todo cuanto contuviese cacao.

Encaminó entonces sus pasos hacia donde su novio se encontraba, arrebatándole con suavidad las hojas y, con aún mayor sutileza y excesivo afecto, procedió a cargarlo con sumo cuidado, para luego recostarlo dulcemente sobre la cama, poniendo especial sigilo en no despertarlo.

- ¿Light?- Le llamó somnoliento, al parecer aún preso del sueño.- ¿Qué…?

- Shh…- Silenció en un amoroso susurro el castaño, acariciando afable sus cobrizos cabellos.- Duerme, amor.

- ¿Y Keith?- Entreabrió un poco sus orbes esmeralda, denotando obvia preocupación en su adormecida voz.

- Tranquilo, yo me haré cargo de nuestro hijo.- Le aseguró aquietante, besando fugaz sus labios.- Ahora sólo descansa.

Y teniendo plena confianza en él, se dejó arrastrar de nuevo y por completo hacia el exquisito inconsciente temporal, cerrando apacible sus ojos. Y Light, de haber podido, se habría quedado hechizado observándole dormir, más los deditos de cierto bebé de preciosa y expresiva mirada azul, se empuñaron afanosos entorno a un pliegue de su pantalón, captando su atención de inmediato.

Por tanto, y volviendo a alzarlo en brazos, se encaminó fuera del cuarto, siendo precavido al cerrar la puerta tras de sí.

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Suspiró largamente, posando sobre la pequeña mesa de centro el teléfono celular, bajo el atento escrutinio del mayor. Había resultado inevitable el oficiar una cita, luego de la relevante plática que Elle y él  efectuaran minutos atrás. Pues, sabía con certeza absoluta, ella era la única que podía dar respuesta a cada una de sus cruciales e insoportables interrogantes.

- ¿Qué tan seguro estás de que asista?- La inquisición del ojinegro al hablar fue tangible, mirándole con el entrecejo fruncido y claras señales de recelo en su pálido semblante.

- Muy seguro.- Más la determinación en Mello era indudable.- La conozco lo suficiente como para afirmarte que allí estará puntual a la hora acordada.

Elle sólo se limitó a asentir con la cabeza, reflejando en sus oscuros ojos una convicción bastante escasa.

En ese preciso momento, un móvil comenzó a sonar insistente, sobresaltándolos. Y, ya habiendo esperado dicha llamada durante más de lo que se sentían capaces de soportar, el decabello color azabache atendió, prediciendo la voz que respondería al otro lado del auricular.

- ¿La tienes?- Indagó, llevándose con ansiedad el pulgar a los labios.

- Por supuesto.- Aseveró su interlocutor, cuyo tono al hablar era idéntico al suyo, con ligeros toques de excesiva calma y vislumbres de traviesa malicia.- Sabes que yo jamás fallo, hermanito.

El aludido rió con sorna, al tiempo que Mihael volvía a sentarse a su lado en el sofá.

- Tan presumido como de costumbre, ¿no?- Comentó sagaz, echándose a la boca un caramelo de fresa, ante la inquisitiva mirada del rubio.

Una perspicaz risa se oyó del otro lado de la línea, haciendo sonreír a Elle también.

- Te la envío vía mensaje.- Avisó finalmente, cortando la comunicación unos segundos después.

Instantes luego, la vibración en el aparato alertó la llegada de este, llenándole de incertidumbre a Mello el corazón. Pues, de aquel crucial mensaje, dependía la total certeza de su reciente descubrimiento. Y, al abrir el contenido, Elle no pudo más que asentir determinante, habiendo confirmado aquella sospecha en la que su hermano no había sido capaz de reparar aún.

Se trataba de una fotografía digital, recientemente escaneada, que mostraba la dulce imagen de un niño pequeño, cuya edad bordeaba el año. Lacias hebras doradas, orbes azules y colmados de expresión. Adorable sonrisa, mirada traviesa e innegable familiaridad.

Con cautela, Elle retiró de la mesita ratona el móvil de Mihael, buscando entre los archivos la recién tomada imagen de Keith. Y, tras haberla encontrado, sujetó su propio teléfono, enseñándole ambos de frente a su hermano.

Imposible de objetar, el parecido entre ambos era indiscutible.

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- ¿Vas a salir?- Indagó solícito el oji-miel, interceptando a Emily en la sala.

- Así es.- Afirmó ella, escondiendo bajo una casual sonrisa el ascendiente nerviosismo que le invadía sin compasión. Quedé de verme con una amiga de la universidad.

Light tan sólo asintió, meciendo suavemente a Keith, quien mostraba claras señas de estar pronto a comenzar a llorar.

- Te quedarás esta noche aquí, ¿verdad?- Interrogó la muchacha, quitándose del rostro un rebelde y dorado mechón de cabello.

- Sí.- Yagami sonrió, acomodando mejor al menor entre sus brazos.- ¿Por qué?

- Nada importante…- Se apresuró a responder ella, haciendo ademanes de irse ya.- Es que no sé a qué hora llegue y me preocupaba dejar a mi hermano sólo. Pero, sabiendo que tú estarás con él, me quedo mucho más tranquila.

Y no supo exactamente por qué, pero, al verla salir, un extraño y apremiante sentimiento le llenó el pecho, embargando al castaño de recelo y preocupación.

¿Por qué de pronto sentía tal súbita desconfianza al futuro?

Notas finales:

Aw, presiento que Kazumi y Mitt querrán matarme e__e. ¡Lo siento!, pero es necesario que Light sufra (momentáneamente claro) en estos cruciales lapsos de la historia O_O. Créanme, no será eterno .__.U


¡Mello, Mello, Mello! Grr era necesario que Elle tubiera que hacer todo ese show para que te dieras cuenta de la verdad? e.e Y así eres el segundo en la línea de sucesión... Lo bueno es que, al fin, comienza el drama... ejem digo, la trama *o*


Uhhh, díganme; ¿alguien sospecha ya quién fue el que envió la foto de bebé Mello a Elle? o.O


Ya saben: comentarios, teorías, sujerencias, amenazas de muerte (¡buaaah! D:) etc ^-^... Pueden hacérmelas llegar por medio de un review :$


Y ya me voy, porque me extendí demasiado jeje e.e


Desde ya, mil gracias a todos quienes me lean y se tomen la preciada molestia de comentar ;u; Las quiero ♥


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