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Sólo una Oportunidad por Kmmy Lee

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Notas del capitulo:

¡Hola! ;D

¡Wooow, esto es increíble! Porque, aunque ustedes no lo crean, me encuentro aquí... ¡actualizando al fin! :'D ¿Cuánto pasó? *saca calculadora y se pone a sacar cuentas* ¡Oh, my fuckin Kira… más de 2 meses D

En serio me siento súper feliz de haber conseguido doblegar a mi inspiración, para traerles (a quienes lo esperaban claro n///n) el noveno capi de este dramático y rebuscado fic >3.

Y, bueno… creo que más de alguien querrá matarme luego de leer el final ;-;

Así que, mientras protejo mi vida *sonrisa nerviosa* jeje n_n, los dejo ya con la actu :B.

...A leer ^^

Capítulo 9: Conversación Crucial.

Con afectuoso cuidado le desprendió de sus brazos, procurando ser cauteloso a la hora de recostarlo en su acogedora cuna de barrotes blancos. El pequeño mantenía sus encantadores ojitos azules dulcemente cerrados, inmerso en un sueño profundo y sereno, llenándosele de ternura su cándido semblante.

Por unos cuantos segundos Light permaneció mirándole, acariciando la rubia cabecita con suaves y dulces roces, dibujando en sus labios una absorta sonrisa. El atrayente ángel que poseía el niño era incuestionable, siendo él, menos que nadie, incapaz de resistir el millar de sentimientos que le despertaba sabiéndose, aunque no biológico, su padre. Y es que, a pesar de odiar con infame y sobrenatural fuerza a Keehl por darse el cobarde lujo de abandonar a Mail tan cruelmente, Keith no tenía culpa alguna de nada. Su inocencia era absoluta, siendo esto, precisamente, su mayor impulso a querer protegerle y mantenerle, a como diese lugar, lejos de todo cuanto pudiese lastimarle.

- Light…- Se sobresaltó de forma ineludible, al oír tras de si la somnolienta y un tanto curiosa voz de su amado pelirrojo. ¿Qué haces?

Al volverse hacia él, le vio de pie a unos cuantos centímetros de distancia, escrutándole con aire misterioso y algo ausente. Sus preciosos ojos esmeralda se hallaban velados con cierto toque de melancolía, dándole a su expresión un inevitable chispazo de angustia.

- Sólo acostaba al bebé.- Confesó en tono suave, sonriéndole con afabilidad.

El pelirrojo asintió, a la vez que con paso cauto Yagami se le iba acercando, notando enseguida una casi imperceptible tensión en su cuerpo. Intentó buscar su mirada aún sin tocarle, más el menor entrecerró sus párpados en gesto cansino, suspirando extensa y sutilmente.

Fue allí que, sin duda alguna, el castaño notó que algo no andaba bien.

- ¿Matt?- Le llamó algo vacilante, sintiendo una leve opresión anudando su pecho.- ¿Sucede algo?

El de cabellos rojizos alzó el rostro hacia él, no pudiendo, ni queriendo guardar silencio. Sus ojos tropezaron en una mirada intensa, ambos denotando en sus expresiones una mezcla de recelo y temor.

Mail apreciaba como su corazón resentía a cada segundo un poco más el reciente e inesperado encuentro con Mihael, sumiendo su ánimo en ansia e inquietud total. La visión del oji-azul justo de frente a él continuaba latente en su retina, desestavilizando sus emociones y apremiando su garganta de manera incontenible. Porque, aún cuando intentase hacer de cuenta que el único efecto que le había causado no era más que repulsión, la realidad era por mucho disímil y en exceso alarmante.

- Light…- Volvió a pronunciar, suspirando extenuado y enfrentando esos orbes color miel sin titubeos, pero con un anómalo recelo surcándole cada átomo en el cuerpo.- Vamos afuera, necesitamos hablar.

El mayor asintió, secundándole hacia la salida del cuarto sin mediar palabra.

En efecto, algo no iba para nada bien.

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Con fuerte desdén estampó los cinco dedos de su mano derecha contra la nívea mejilla del chico, apreciando enseguida su repentina y evidente mueca de dolor, junto a la impotencia que, contrario a como pensase en un principio, comenzaba a acentuarse en su pecho sin aspirar a disminuir. Las pocas personas que transitaban a esa hora por aquel escasamente frecuentado espacio en la plaza, se les quedaron viendo chismosos y pasmados, al tiempo que los azules ojos de Mello se entrecerraban, irradiando mil emociones imposibles de descifrar.

- Supongo que eso lo merecía, ¿no?- Cuestionó con cierta mordacidad, llevándose distraído una mano a la zona afectada y regalándole a la joven frente a él una entristecida mirada.

- Eso es poco…- Resolvió Emily, hablando en voz sombría y seria.- Fuiste un asqueroso cretino, Mihael. Eso, he de suponer, lo sabes.

El rubio suspiró, encogiéndose de hombros, derrotado.

- Lo sé.- Confesó, cabizbajo.

Ella tan sólo le observó acuciosa, tratando de controlar su rabia. Ciertamente, había pensado que encontrárselo de nuevo para hablar, tras todo lo sucedido, sería algo mas llevadero. Sin embargo, ahora entendía, estaba demasiado equivocada al creer tal barbaridad. Pues, el fuerte resentimiento que azotaba su razón volviéndole a ver así como si nada, luego de ser testigo absoluta de todo cuanto había sufrido su hermano, le parecía irreprimible e imposible de aplacar.

- ¿Qué es lo que quieres hablar conmigo con tanto interés?- Interrogó sin pizca alguna de amabilidad, encarando esos penetrantes zafiros con patente determinación.

Como respuesta, obtuvo un sutil suspiro por parte del menor, junto a una suspicaz mirada.

- Quiero hablarte sobre Keith.- Sentenció determinante y seguro.- Sobre mi hijo.

El juvenil rostro de Emily palideció de pronto, a la vez que la expresión se le inundaba en estupefacción y sus ojos azul celeste se abrían en desmesura. ¿había oído bien? ¿Realmente Mello sabía de la existencia del niño como algo más que una ‘traición’ al fuerte amor que él y su hermano se tenían antes? O, sencillamente, su razonamiento le estaba jugando una pésima pasada.

- Sí…- Continuó el oji-azul, ante la atónita mirada de la rubia.- Ya lo sé todo.

Emily negó enérgica con la cabeza, soltando una irónica carcajada.

- No, miahel.- Objetó con la voz inundada en fúrico rencor, al tiempo que lo bombardeaba con una hostil mirada.- Tú no sabes nada.

Mello bufó frustrado, frunciendo el ceño. Era bastante posible que la rubia optara por revatirle todo, en pos de, tal vez, salvaguardar la aparente estabilidad que Matt mantenía junto a Light. Y eso, para su maldita desgracia, comenzaba a escocerle insípidamente las emociones, extinguiendo de a poco el exiguo valor que había obtenido tras su significativa plática con Elle tan sólo un par de horas antes.

- Por más que intentes negarlo, tengo absoluta certeza de que ese niño lleva mi sangre.- Afirmó en tono grave y seguro, aún a pesar de sus poco alentadores conflictos internos.

Ella suspiró, encogiéndose de hombros.

-“ De qué sirve que salgas con eso ahora?- Inquirió, tajante.- Que yo recuerde, cuando te fuiste dejando a mi hermano, no pareciste contemplar nada más allá de ti.

Sí, le resultaba inadmisible no encajarle sus verdades en la cara. Después de todo, ni siquiera negándose a aceptarlo, había sido un verdadero cobarde al irse así, dejando a su hermano casi muerto en vida como consecuencia.

- No, Emily.- Refutó, comenzando a cansarse de tanta agresión verbal, aún sabiendo que la muchacha estaba en todo su derecho de insultarle si así lo quería.- Las cosas no son tan negras por mi parte como estás creyendo.- Se acercó unos pasoss, viéndose cada vez más desesperado.- Quizás tengas razón en algunos aspectos, como en lo de que actué como un infame maldito, pero…- Suspiró, tratando de conservar la calma y suprimir el fatídico nudo que empezaba a oprimirle la voz.- Jamás fue mi intención lastimarlo, de ninguna manera.

- Aún así, lo hiciste.- Le increpó, cortante, observándole inconmovible.

Mihael entornó los ojos, luciendo cada vez más abatido.

- Por favor…- Pidió en tono quebradizo y, a su parecer, patéticamente suplicante.- Lo único que quiero es hablar con él y aclarar las cosas.- Pasó saliva con algo de dificultad, haciendo todo lo posible por normalizar el tinte en sus palabras.- Sé que me equivoqué, sé que es casi imposible que Matt me perdone… Pero, Emily, por favor…- Cerró con excesiva fuerza los ojos, resignado a oírse embargado de desesperación y súplica.- Necesito verlo, hablar con él… Por lo menos una vez.

A esto le siguió una sucesión de segundos, sólo escrutándose en silencio.

- Eso no depende de mí, sino de Matt.- Habló entonces la de cabellos rubios y rizados, sintiendo como de pronto la compasión iba adueñándose lentamente de su juicio.- Es él quien debe decidir si desea verte o no. Yo no puedo…

- Sí, si puedes.- La cortó Mello, percibiendo como en su interior una ínfima llama de esperanza se encendía.- Esto recae en si en verdad lo quieres intentar… En si en verdad deseas ayudarme a reparar el daño que le hice.

- Aún si quisiera, no puedo exigirle encontrarse contigo, teniendo en cuenta todo lo que ha sufrido por tu causa, Mihael.- Declaró determinante, sosteniéndole la mirada.

El adicto al chocolate bajó la cabeza, reproduciendo en su mente una y otra vez las palabras ‘sufrido’ y ‘por tu causa’, percibiendo como el corazón se le contraía de remordimiento. Sin lugar a dudas había sido un maldito infeliz, al dañar de esa forma a la persona más importante en su vida.

- Pero…- Emily llamó su atención, viéndose cada vez más convencida.- Puedo intentarlo, al menos.

Una sutil y pequeña sonrisa de absoluta satisfacción se trazó en los labios de Keehl, mientras aquella exigua flamita continuaba acrecentándose ante la sola idea de conseguir, aunque fuera escasamente, el perdón de su niño de ojos esmeralda.

-        Gracias.- Musitó, esperanzado, refulgiendo en su mirada una luz que ella hace mucho no le veía mostrar.- No sabes cuánto te agradezco la oportunidad…

- Ni lo menciones.- Lo cortó, comenzando a dirigir sus pasos lejos de allí.- Esto no lo hago por ti, sino por ellos.

 Y mientras la observaba alejarse, la hechizante imagen del dulce y pequeño Keith se dibujaba ante sus ojos, actuando como el mejor de los impulsos, acelerándole de emoción los latidos y regresándole como nunca la ilusión.

- Los recuperaré…- Susurró en la enajenación de sus pensamientos, perdiéndose en la tierna visión que proyectaba la fotografía en su celular.- Y eso nadie, ni siquiera Yagami, me lo impedirá.

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Una tenue y fría brisa les azotó el rostro, ensimismados en su crucial conversación en el jardín.

- ¿Estás completamente seguro de esto?- La voz del castaño se oyó perpleja y un tanto indecisa, a la vez que sus orbes color avellana permanecían fijos en el serio semblante de su novio.

- Muy seguro.- Aseveró este, tiñendo de decisión sus verdes ojos.- Vámonos lo más lejos que podamos de aquí…

Notas finales:

*Se ve a Kmmy tras un muro blindado* Eh, si, bueno… eso por hoy n.n

¡Muchas gracias desde ya a quienes leen mis delirios y comentan hermosamente! En serio, siempre lo digo… Sin ustedes, no tendría la inspiración ni el valor suficiente para seguir :'D ¡Las Quiero! ♥

Prometo que el final de este fic será la compensación a todo el sufrimiento de nuestro pelirrojo hermoso y adorado, sino… *Se asoma fuera del muro por unos segundos* Tendrán autorización para asesinarme cruel y dolorosamente D:

*Huye despavorida* ¡Nos vemos en el siguiente capi! ^^


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