CAPÍTULO ÚNICO
-Eres precioso, ¿lo sabías?.- acarició su pelo y, muy tiernamente, puso un suave mechón negro detrás de su oreja, rozándola con la punta de sus dedos al separarse.
-Gracias.- dijo con las mejillas y las orejas coloreadas de un fuerte e intenso rojo. Todavía podía sentir un cosquilleo en sus oídos, allá donde el mayor había pasado sus dedos hace segundos.
Ese día habían ido a celebrar su año de enamorados. Y es que, hace 365 días que Tom le propuso a Bill ser su novio, y desde entonces no se habían separado ni un solo minuto.
Tom Trümper tenía 18 años. Iba a la universidad y estudiaba filosofía. Era un chico alto y delgado, y llevaba rastas rubias y castañas en su cabeza. Su estilo de ropa solía ser al estilo rapero, con grandes camisas a la altura de las rodillas y pantalones anchos y enormes que parecían caérsele cuando andaban. Su pasión era la guitarra… y Bill.
Bill Kaulitz. Tenía 15 años. Iba al instituto y tenía pensado estudiar canto, ya que quería formar una banda en el futuro. Era un chico delgado y alto pero, al ser de menor edad que el chico rastudo, le llegaba a este por la altura del pecho. Su pelo era largo y de color negor, y su armario está lleno de camisas de tonos negros, rojos, morados y blancos; todas ellas ajustadas, junto con una infinidad de vaqueros, tan apretados que marcaban a la perfección sus piernas y su trasero. Su pasión eran Tom y el canto.
Se conocieron cuando Tom estaba en su último curso y Bill acababa de empezar. La verdad es que no fue nada del otro mundo, chocaron porque no miraban por donde iban y, cuando sus ojos vieron los del contrario, se enamoraron a más no poder. Pasaban cada día y hora juntos, ya sea en el colegio o en la calle. Siempre que tenían oportunidad de besaban o acariciaban, les daba igual quien estuviera delante. Sus amigos decían que eran la pareja perfecta.
Pero eso no quiere decir que su relación sí lo sea. Tenía altibajos como cualquier otra. Tom era conocido en su instituto como el Player, se acostaba con un montón de chicas y luego las dejaba tiradas, pero eso a ninguna le molestaba mucho, ya que al día siguiente volvían a pegársele como lapas. Pero fue entrar Bill en su vida, y decir “adiós” a la mierda las tetas y “hola” a los culos.
Al principio las chicas parecieron no creerse que se hubiera pasado al “lado oscuro” tan pronto, y más por un chico que, según medio mundo, tenía pinta de chica. Pero al paso del tiempo se dieron cuenta de que ahora el sex simbol tenía dueño, por lo que pasó de ser un chico popular a casi un marginado, a excepción de Bill y sus colegas.. Solo cuando lo apartaron de la sociedad escolar, Bill pudo soltar todos esos celos y rencor que llevaba acumulados.
Pero para Tom también fue difícil. Muchos chicos, ya fueran heteros ó homosexuales, querían tener “amistad” con Bill. Pero este no les hacía ni caso y, contrario a las chicas con respecto a Tom, eso solo parecía animarles más a intentarlo. También había alguna que otra niña que se le acercaba, pero ni bien veía la cara de asesino psicópata de Tom y salía corriendo. Esto le causaba mucha gracia a Bill, el cual adoraba darle celitos a su novio.
Pero al final, su relación había prevalecido, y cada día se volvía más y más fuerte.
Ahora estaban sentados en la orilla de la playa, Tom con las piernas abiertas y las rodillas dobladas, y Bill sentado entre ellas y con la espalda apoyada en el pecho de su amor, quien envolvía sus brazos en su cuerpo. Ambos iban descalzos y sin camisas, pero como no corría viento ni hacía frío, a ninguno le preocupaba coger un resfriado. Seguramente serían las doce de la noche, ya que la luna se alzaba llena y hermosa por encima de sus cabezas, en un cielo despejado de nueves. La luna y las estrellas bailaban mezcladas en una danza silenciosa y mágica, que envolvía en un ambiente romántico a los chicos.
-¿Sabes Tomi?. Esto es tan de película. Quiero decir… la luna, las estrellas, la playa, tú y yo. Esto es como estar en una de esas películas románticas.-
-Tienes razón, pero… ¿quieres saber algo?. Esto es normal. Nuestro amor es normal, pero fuerte. Nuestra vida es normal, pero maravillosa. Nuestra familia y nuestros amigos son normales, pero increíbles. Y además…-
Le volteó la cabeza cogiéndole el mentón entre sus dedos. Puso sus labios a la mínima distancia de los otros, tan cerca que cuando habló sus labios se rozaron.-… tu y yo somos personas normales, comunes y corrientes. Y me gusta eso.- finalizó para darle un suave beso. No tenía lengua, apenas era un roce eléctrico de sus labios. Era normal. Todo en ellos era normal, y al mismo tiempo no lo era.
Pero la vida es así, ¿no?. Común y Corriente.