¿Por qué? ¿Por qué siempre era lo mismo con Miyagi?
Ellos dos podían salir, compartir como la mejor pareja del mundo y tener las mejores noches de todas y aun así…
Nada era suficiente para el…
Shinobu siempre era el que lo esperaba…
Y lo hacia porque lo amaba pero…
¿Y Miyagi?
Un juego…
- Quizás…. Yo solo soy… un simple juego – dijo el menor abrazando sus piernas en la soledad de aquella habitación, solo, siempre terminaba así, solo, se veía completamente patético hay, sentado en aquella cama, abrazándose, sintiendo lastima de si mismo…
- Pues ya no mas… - dijo autoritario y decidido, tomo sus ropas que yacían en el suelo y se las coloco lentamente aunque no hubiera nadie en la habitación para admirar el espectáculo-
- la próxima vez Miyagi… -se coloco su camisa y encima su chaqueta-
Llego a la sala, ya no esperaba verlo hay como otras veces, ya Shinobu se había cansando, estaba agotado, pero pronto todo eso terminaría, se dirigió a la puerta y miro la habitación por ultima vez.-
- La próxima vez… yo jugare contigo… -dijo cerrando la puerta tras de si-
- Unos tres días de después -
Nada, nada de nada… ni un mensaje ni una llamada, eso extraño, ¿Acaso a Shinobu le había pasado algo malo? No era común en el, digamos… dejar de acosarlo, siempre se le aparecía en su trabajo, siempre lo llamaba, siempre le mandaba textos, siempre lo invitaba a comer –aunque al final Miyagi terminaba pagando- pero en estos tres últimos días no había nada, era como si simplemente se hubiera olvidado de el , así, de un día para otro.
Pero eso era imposible, porque el era MIYAGI, es decir, casi la mitad del mundo de SHINOBU, o acaso, ¿Ya no era así?
- Estoy alucinando… -dijo soltando por fin su teléfono celular, por quinta vez en el dia lo estaba revisando a ver si tenía algo con referencia a Shinobu, pero nada, cero llamadas, cero textos; Nada.
Pero como hasta incluso lo malo se te hace costumbre, no lo soporto, en el siguiente minuto se encontraba llamándolo, si el no le daba respuestas entonces el las obtendría.
Tu…
Tu…
Tu…
Tu…
”Hey! Soy Shinobu! Deja tu mensaje!”
MALDITA SEA!
Volvió a marcar el condenado teléfono, ¿Desde cuando Shinobu no estaba pendiente de su celular por si llegaba una llamada de el? Definitivamente algo muy extraño estaba pasando, pero no podía parecer desesperado, no, no podia, ¡NO DEBIA!
Tu
Tu
Tu
Tu
”¿Hola?”
Sus ojos se abrieron un poco, mas eso era lo que estaba esperando ¿Por qué no simplemente decía “Hola” en vez de estar sin habla como una niñita enamorada?
- “¿Hola?” –Repitió-
- Shinobu! –Dijo por fin-
-Hola Miyagi –dijo con completa naturalidad-
- Ah… me preguntaba si… -¿Y ahora que podía decir…?-
- ¿Si? –Dijo sonando un poco aburrido de la plática sin sentido-
- ¿Te gustaría almorzar conmigo? – dijo con naturalidad, queriendo sonar como siempre, lo mas seguro es que lo siguiente que escucharía serian millones de “Si! Si! Miyagi Por supuesto!!! Te amo!!!”
- No, gracias, ya comí -¿¡QUE!? ¿¡Shinobu le estaba rechazando una salida a comer!? ¿¡Qué demonios!?
- Ah… pues… -dijo perdiendo un poco su tono autoritario, mas, rápidamente lo corrigió- Entonces me gustaría verte en mi apartamento
- Ah… no creo, tengo muchas cosas que hacer –dijo distante-
- Por favor… -se le escapo de los labios como un susurro, mas, Shinobu lo escucho perfectamente, si hubiera podido ver su sonrisa de satisfacción del otro lado-
- Pero creo que podré hacer espacio para verte… nos vemos a las 4 –colgó-
- Bien… -dijo aun con el celular pegado a su oreja, y un poco sorprendido con su actitud, Shinobu parecía tan calmado, como si todo fuera un encuentro cualquier, en ese momento tuvo un completo control de la situación y de cierta manera…
No parecía Shinobu…
Pero aun así fue muy puntual, llego a la hora acordada, Miyagi abrió la puerta esperando que saltara a sus brazos, pero el susodicho se quedo en la puerta mirándolo con una sonrisa amable.
- Hola, Miyagi – sonrisa-
- Hola… -dijo sintiéndose algo extraño-
Silencio…
- Eh… ¿Me dejas pasar? –pregunto rompiendo la incomodidad-
Miyagi regreso a la realidad y le hizo un gesto para que pasara delante, Shinobu se quito su bolso y lo coloco a su lado en el sofá, el mayor se sentó justo en frente, estudiándolo, era el mismo Shinobu de siempre pero ¿Qué le pasaba? Ya no era el mismo… el mismo…
- Terrorista… -escapo de sus labios en un pequeño susurro-
- ¿Dijiste algo?
- No… -negó con la cabeza- no dije nada –sonrió nervioso-
Así es estaba nervioso, el sabia como tratar a Shinobu eso era cierto pero, este cambio no le estaba gustando para nada, mas sus pensamientos fueron interrumpidos, Shinobu se sentó a su lado y en un solo movimiento acerco su cara a la de el, besándolo.
- ¿Me extrañaste? -dijo entre besos que se volvían cada vez mas constantes pasando al cuello del mayor, sacándole un pequeño gemido.
Miyagi callo de espaldas en el sillón mientras que Shinobu continuaba con su trabajo de los besos, pero esa condenada camisa lo estaba interrumpiendo lentamente comenzó a pasar su mano por debajo de esta sintiendo el perfecto cuerpo del mayor, era tan deseable.
Pero en su mente Miyagi aunque disfrutara que ese niño le hiciera, no podía dejarse dominar, rápidamente tomo la mano de Shinobu, impidiéndole moverse, Shinobu extrañado lo miro a los ojos, estaba tan serio, Miyagi se levanto sin soltar el agarre y fue directamente a su habitación, tiro a Shinobu la cama con algo de brusquedad y se posiciono encima de el, todo volvería a ser como antes…
- Ahh… Miyagi… -dijo sintiendo los bruscos besos del mayor en su cuello mientras que lo despojaba de su camisa-
Mas el mayor no dijo nada, simplemente se concentraba en el pequeño cuerpo debajo de el, las caricias, los besos, y a medida que avanzaba, los constantes gemidos que salían de la boca del menos eran lo único importante en esa habitación, su rostro sonrojado a cada embestida que le daba, que, a pesar de que ya habían hecho esto muchas veces anteriores, esta vez Miyagi tenia la necesidad de unirse con el, sentir ese cuerpo fundirse en un solo ser, y lo logro.
Ahora el calor en la habitación era asfixiante mas esto no importaba sus respiraciones se volvieron una mientras que el dejaba que su pequeño descansara y tomara fuerzas, estaban bastante agotados.
Cerca de las 4 am. Miyagi abrió los ojos, estaba solo, completamente solo en la habitación, ¿Dónde estaba su pequeño? Sus respuestas llegaron cuando Shinobu entro con una toalla en su cintura, tomo su ropa y empezó a vestirse delante de el.
- ¿Adonde vas? –Pregunto con sorpresa-
- Me voy –dijo acomodándose sus pantalones-
- ¿Te vas? –Dijo conmocionado- ¿Adonde?
- A mi casa –dijo con toda la naturalidad del mundo- Tengo mucho que hacer
- Pero…
- ¿Pero que? –dijo acercándose a el, tomando su rostro con una sola mano mientras que se colocaba en cuatro frente a el- ¿Esperabas que me quedara contigo, hasta que te fueras, cierto? ¿Esperabas que me abrazara a ti toda la noche hasta que sin piedad te fueras de mi lado? Yo acabo de jugar… justo como tu…
- ¿Qué? –¿De que diablos acababa de hablar Shinobu? ¿Un juego? ¡Esto no era un juego! ¡Maldita sea!
Shinobu miro con victoria el rostro de pregunta de Miyagi, sonrió tiernamente mientras que acariciaba la mejilla de Miyagi
- Si, acabamos de jugar, beso
- ¿Beso?
- Si –dijo sin dejar de sonreír- Tu te enamoras –su semblante cambio a uno frió, se separo de el y tomo su chaqueta en el piso- y yo te dejo…
Dijo para luego dejar a Miyagi hay, solo, en la oscuridad de aquella habitación
Juguemos a los besos… Tú te enamoras y yo te dejo