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El Mago de Oz por katzel

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Notas del fanfic:

El fic hace plena referencia a la película musical protagonizada por Judy Garland. (Nada que ver con el grupo de rock). Los personajes originales son El Hombre de Paja, El Hombre de Lata, Dorothy (la heroína) y el León. Aquí les hacemos algunos cambios.

Ser el Mago de Oz era facilísimo.

Poseía un castillo enorme en Ciudad Esmeralda, miles de siervos diligentes en aprender canciones con hermosas letrillas y un pasadizo amplio lleno de humos y fuego por donde venían a pedirme audiencia.

Además de las tres veces al año en que desfilaba y tenía mis celebraciones de aniversario me dejaban en paz alucinando sobre mis hechizos y como siempre, dándome mil veces el valor que realmente tenía.

Por lo demás no había nada que hacer excepto comer, dormir y vencer cada cierto tiempo a la Bruja del Oeste, especie de estúpida entidad mágica que se empecinaba en hacer caer mi reino feliz. Ella era tan torpe que anulaba sus propios hechizos y para no parecer mentalmente inútil, decía que era yo quien lo hacía, aumentando la fama sobre la magia negra que había adquirido sin querer.

Si a eso le sumamos el regalo de la eterna juventud y kilos de diamantes en mis arcas, empezaba a aburrirme del reino de Oz.

Pero pronto las cosas se hicieron interesantes.

Empezando por la llegada de cuatro chicos extraños.

El primero era un muchacho de lentes vestido de lata. No había mucho que decir porque era bastante callado y se sonrojaba al hablar. El segundo era un chico más bajo y de menor edad, cubierto de paja a manera de espantapájaros, el tercero usaba disfraz de león y el más interesante era el malgeniado que usaba zapatillas rojas y decía llamarse D.

Mis mensajeros ya me habían alertado sobre ellos. Así que calculé el día de su llegada y me vestí con traje de gala para impresionarlos.

Ohhh, soy bastante conveniente para esas cosas. Sé poner voz de "qué hacéis aquí, mortales" y cara de terrible y luego el humo y los fuegos hacen el resto. En dos minutos asta el más recio caía de rodillas suplicando por su vida.

Pero al líder de la expedición de frikis no le importó mi dignidad.

- ¡Hijo de P...! - dijo el identificado como D - ... ¿Tú eres el mago de Oz?

Encendí mis accesorios y dije con eco:

- Yo soy...

Los chicos tembleques se cubrieron la cara asustados. El de las zapatillas rojas se adelantó sin inmutarse.

- ¡Ahora mismo nos vas a decir como salir de esta porquería de mundo! ¡Estoy enfermo de los duendes, de los caminos amarillos, los campos de amapolas y los arcoiris!

- Hey, soy el Mago de Oz, tenme más respeto - dije tomando mi sombrero de copa.

- ¡Hemos viajado meses por este lugar y nada tiene sentido! ¡NADA!... soy D... del 2do curso de una escuela de Niigata y estos son mis compañeros de salón. El hombre de lata es Issei, el hombre de paja es Fukuda y el león es Minami. Íbamos a actuar en el festival escolar y...

Empecé a limarme las uñas para mostrarme que me valía un pepino, pero en verdad estaba altamente interesado.

- ¡No me estás escuchando! ¡Vinimos del mundo real! ¡Queremos retornar a nuestro mundo! ¡Y esos malditos enanos nos enviaron por el camino amarillo! ¡Hemos pasado las de caín para llegar aquí!... y por fin vemos al famoso Mago de Oz. Y es tu obligación enviarnos sanos y completos de vuelta a Japón.

- Hum... no creo que sea posible... - dije puliendo los bordes de mis uñitas- ... para empezar tu actitud no es nada amable.

- ¡Y qué querías que hiciéramos! ¡Que viniésemos tomados de las manos cantando!

- Bueno, eso habría ayudado a mi estima, verás soy un mago bastante ególatra... hay una cancioncita linda que dice...

- Un c... llévame a casa o te golpearé.

Realmente quería pasar sobre mí.

- Ya no hacen a los chicos como antes... ¿de dónde sacas tan malas palabras, D...? ¿No te han enseñado a respetar a las personas mayores? ¿Qué no has visto nunca la película del "Mago de Oz"?

- ¡Y qué es eso! ¡Una m...! ¡no he arrastrado a estos inútiles salvándoles el trasero para venir a conversar de viejas películas!

- Niñato ignorante - me acomodé gentil en el trono - ... El Mago de Oz es un musical muy famoso. Dorothy, o sea tú...

- ¡Yo no soy Dorothy! ¡Soy D porque me llamo Daisuke! ¡No te confundas, tío!

- Dorothy usa zapatillas rojas...

- O Fu... you...

- Deja de maldecir y prosigo mi relato.

- Púdrete y envíame a casa...

- Bien. Dorothy llega al mundo de Oz y para demostrar que vale mucho debe traer la escoba de la Bruja del Oeste.

- ¡Qué!

- Mientras más te demores en darme la escoba, menos posibilidades tendrás de volver.

- ¡Y para qué miércoles quieres la p**** escoba! ¡No te puedes comprar una!

- Qué dulce. Pues tengo la teoría de que si seguimos los pasos de la película, lograré enviarlos a su lugar de origen.

- ¡En serio! - conferenciaron los otros.

- Sip. Así que vayan a cumplir su misión y juro hacer lo que esté en mi mano.

- ¡No j*****!

- Daisuke-kun - dijo el león - es nuestra oportunidad. Busquemos a la bruja y acabemos de una vez.

- Por favor... no creo que sea tan difícil - suplicó el hombre de paja.

- Daisuke.... - susurró el hombre de lata.

- ¡Waaaaaaaaa son unos idiotas! ¡Pues vale! ¡Iré a sacarle las tripas a la bruja del Oeste! ¡Como no nos devuelvas a casa el siguiente serás tú!

Y se retiraron.

Realmente pensé que no lo lograrían. Para quitarle la escoba a la bruja debían asesinarla y eso era hipotéticamente imposible porque eran unos reales inútiles. Quizás Daisuke podía matarla de aburrimiento o asustarla con sus lisuras, o quien sabe qué, la verdad es que tenía tantos arreglos que hacerle al jardín de gardenias que me olvidé de a dónde les había mandado y prioricé hacer figuritas con mis arbustos ya crecidos.

Trabajaba haciendo una jirafita muy mona cuando les vi entrar manchados de hollín y tremendamente cansados.

- ¡Ahí estas, desgraciado! ¡Mira que pedirnos la escoba de esa vieja canija! ¡No te lo perdonaré! ¡Su castillo estaba tan arriba! ¡Me han salido ampollas para llegar allí!

- Oh... son ustedes... la tropa rara... ¿tienen la escoba?

- Aquí tienes tu palo... mételo donde...

- ¡Ehhhh! - le detuve - déjalo allí. Muy bien. Me han conseguido la escoba, pueden sentarse a tomar té.

- ¡NIIGATA! ¡JAPÓN! ¡CASA! - me agarró de las solapas D.

- Hum sobre eso... lo lamento, pero no creo que mi poder pueda llegar a tanto.

- ¡NI TE ATREVAS A DECIRME QUE NOS HEMOS CARGADO A LA BRUJA POR NADA!

- Prometí hacer lo mejor posible y para eso es necesario que os diga la verdad.

Se sentaron a mi alrededor esperando el té que traerían mis servidores.

- Yo también vengo del mundo real.

- ¡Quéeeeeeeeeeeeeee!

- Era vendedor de seguros. Un día, durante la demostración de globos aerostáticos de mi sobrino, me perdí en el cielo y vine a parar aquí. Con algo de ingenio me di fama de Mago y soy el gobernante supremo de Oz.

D me movía realmente enfadado.

- ¡Y NO PUDISTE CONTARNOS ESO ANTES, MALDITO!

- No se me ocurrió. Además ya no pensaré en la bruja del Oeste. Os lo agradezco.

- ¿Y si probamos con el globo? - susurró tímido el hombre de lata.

- Puede ser... oh, qué buena idea... si el globo proviene de la tierra quizás pueda volver a ella... los enviaré mañana temprano. - prometí levantando la mano.

- Nada de truquitos - dijo Daisuke enfadado - te corto en trozos si me juegas mal.

- Ok, Dorothy.

- ¡Daisuke! ¡Nada de Dorothy! ¡Esas son h*** de gays!

- Cuida tu vocabulario en mi casa, es un palacio decente. Ahora dense un baño y a la cama.

- ¡Yeeeeeeeeeeeeeeeeeee! - dijeron los demás con gran entusiasmo.

El malgeniado de Dorothy frunció las cejas y con las manos metidas en los bolsillos fue a su cuarto masticando insulto y medio.

Sus amigos sólo tuvieron que ver las camas para ponerse a rebotar en ellas con felicidad. D se tiró de lado desganado, cubriéndose hasta la cara y durmiéndose - o fingiendo hacerlo - de inmediato.

Estaba en mi balcón licuando jugo de mora y le vi arrastrando la sábana sobre el pijama.

- Buenas noches, extranjero japonés.

- Cállate, pesadilla burlesca.

- ¿Y se puede saber por qué el príncipe de la etiqueta anda rondando por estos lares?

- No, no puedes. Y dame eso, me muero de sed.

Arranchó el vaso de jugo y se lo empujó de un santiamén.

- No te recomiendo que beb...

- Gracias... - dijo enjugándose con la boca.

- Ohhh vaya, conocías esa palabra... ohhh seguro que ya está haciendo efecto.

- De qué hablas, hechicero de cuarta.

- Mi jugo de mora es famoso por sensibilizar a la gente. A mí me gusta por su sabor, pero suelo usarlo en los interrogatorios. Las personas terminan diciendo lo que no quieren si lo beben.

- ¡Debiste advertirme!

- Tú me lo quitaste...

- Bueno... eso es verdad, la culpa es mía.

Se tapó la boca. No era su intención decir aquello, era la poción corriendo por su sangre.

Interesante... solo un bobo desaprovecharía la oportunidad de tomarle el pelo a un niño indefenso que se creía el rey del mundo.

- ¿Tienes miedo de estar aquí, Dorothy?

Se mordió la lengua, podía tratar de aguantar, pero lo terminaría diciendo.

- Si... el primer día que llegamos lloré a escondidas... quería ver a mi mamá y alimentar a mis pescaditos.

Enfadado.

El tintinear salvaje de sus pupilas me avisó que empezaba a revolcarse en cólera y eso en vez de detenerme, me hizo seguir. Es que se ponía tan lindo cuando se enfadaba.

- Qué ternura... y... ¿quieres mucho a tus amigos, Dorothy?

- Los amo... soy como mamá gallina para ellos. Los quiero a todos corriendo alrededor mío... ¡en serio vas a pagar por esto, mago!

- ¿Te impresionaste cuando me viste por primera vez?- le pregunté con intención.

Giró en dirección al cuarto.

- Ahhh, esto me lo respondes...

- Nnnnsí...

- Y por qué...

- ¡Déjame ya!...

- Por qué...

- ¡Porque estabas demasiado joven, pensé que eras un anciano como el mago Merlín! ¡Los magos varones suelen ser viejos de barba larga! ¡Quién alucinaría que el gran Mago de Oz luciría así! ¡No estás de mal ver y me gusta tu cabello! Ñaaaaaaaaaaaa qué chorradas estoy diciendo...

- Oh... gracias por lo de guapo, ya lo sabía, de hecho, me enorgullezco de algunas cosas que todavía me hacen atractivo...

Se metía los dedos en los oídos evitando oír mi siguiente pregunta.

Rayos... muchacho aguafiestas, arruinándome la diversión.

Halé de sus brazos hacia mí y nos encontramos pronto en una situación comprometedora.

- Así que te gusto... - dije con una sonrisota que denotaba mi absoluta alegría.

- ¡No lo sé! ¡Casi no te conozco pero vas muy bien! ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¡Si no dejas de preguntarme te voy a rajar!

- Quiere decir que sin importar que soy un hombre cabe la posibilidad de proponértelo y que salgas conmigo.

- Mhmmmmmmmmmmmmmm nññññññññññññññññññññññññoaaaaaaaaaaaaaaaaaa sssssssssssssssssssssssssssssssssssssi

Se daba la cabeza contra la pared muy sonrojado por sus propias barbaridades. Como juguete se comportaba indudablemente divertido.

Le di un beso en la frente y me fui contentísimo y riéndome dejándole con la cara de "i really want to kill you". Dejaba su orgullo en foja cero y me encantaba. Salirme con la mía era casi un vicio con alguien así.

Por eso no quería ni mirarme durante el desayuno. Los demás estaban animados y listos para volver a Japón. Dorothy apenas probó el café con leche. Las ojeras me decían que me había pasado de malo al obligarlo a aceptar nuestra relación hipotética. Fácil que no había pegado el ojo en toda la noche.

- El globo está listo - anuncié pomposo.

Dorothy rehuía mis ojos.

No solía pensar demasiado en los demas, pero él era original y me gustaba completito, desde que entraba echando ajos y cebollas hasta que se transformaba en un niñito indefenso.

- Ahí os veis. Si os volvéis a perder os dais una vuelta por Oz.

- ¡Muchas gracias señor don Mago!

- Gracias

- Dios se lo pague

- Eres del asco, espero no volver a caer aquí y que tu p*** reino se haga pedazos, que alguien te derroque pronto y que tus seguidores se rebelen en un baño de sangre.

- Te deseo lo mismo con mucho amor y cariño, Dorothy linda, salúdame a tu mami y a tus pescaditos en Niigata.

- ¡Si serás! - levantó el puño.

Abrí la puerta de la canasta de paja.

- Arriba muchachos. Al cielo, hasta las estrellas.

- ¡Chau señor don Mago!

- Adios...

- Au revoir

- Desaparece de nuestras vidas, sucio infeliz.

- Muack - envié un beso volado a Dorothy. A él le hubiera gustado arrojarse esos doce metros para arrancarme los huesos de la espalda y volver a subir con la satisfacción de mi muerte.

- Cuídate - le dije seriamente agitando mi pañuelo.

Juraría que me vio con algo de bondad.

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Pasaron tres aburridos meses.

A pesar que ensayé con variadas alternativas e hice de todo por mantener la emoción, nada podía divertirme.

Bailes, mascaradas, disfraces, día del Dulce, concursos de karaoke... hum... estaba peor desde que el grupo raro se había marchado.

Reflexionando de cabeza en mi real trono llegué a la conclusión de que es nocivo andar colgado como murciélago vampiro hasta que las venas de los ojos se te hinchan. Oh, si, enfoquémonos. Resultaba que mis pensamientos regresaban al mismo punto: Dorothy y su tropa. Buscaba una respuesta a la misteriosa sensación nueva que invadía mi ser.

(Soy full egolatría con una cubierta de carne, así que técnicamente se hacía inaudito vivir pensando en otro que no fuera yo)

- ¡Lo tengo!

Me levanté cual rey hallado en las sombras.

- ¡Ya sé por qué no puedo sacarle de mi cabeza!

Esgrimí mi vara de mago hacia el cielo.

- ¡Dorothy es...!

Sonreí derramando salero y gracia.

- ¡Dorothy es...!

Puse mi mejor pose guay.

- ¡Mi...!

Todo Oz lo pudo escuchar.

- ¡MASCOTA!

¡Haberlo pensado antes! Sólo debía convocar a un concurso de mascotas. Debía encontrar algún equivalente a Dorothy a quien amargar y hacer jugarretas malosas. Así lograría encontrar el equilibrio y la paz mental.

De inmediato me senté a pintar los carteles de mi singular competición. Iba a ser muy estricto en la búsqueda. Nada de seres de dos cabezas o serpientes con patas. La mascota del Mago de Oz debía elegirse entre dotados personajes, lo más granado de Ciudad Esmeralda.

Las presentaciones se llevaban la admiración del público. Sí, vi lindos gatitos y ositos estrujosos. Sin embargo, algo de vida les faltaba... algo como...

"Hijo de P... ¿tú eres el Mago de Oz?"

Ninguno como Dorothy... vamos, no era complicado ser un remilgoso...

- ¡BASTARDO DE LAS P... ESPERA A QUE TE AGARRE!

Me levanté como impulsado por un resorte. El señor Cazador de las Siete Montañas, me traía encadenada a una fiera llena de negrura, sucia hasta las orejas que se revolvía furiosa y cautivante.

Admito que tengo debilidad por cualquier cosa indomable.

Además me recordaba tanto a mi Dorothy. Ni soñado sería tan igual. Mi corazón se estremeció.

- ¡Es perfecto! ¿De qué raza es esta cosa?

Se sacudió sobre mí y pude ver su cara.

- ¡Soy yo, Maguete! ¡Yo!

- ¡Dorothy!

Lo apapaché aunque estaba cochinísimo. Estaba hecho. Quería uno de esos y tenía los diamantes suficientes para comprarlo.

- ¡Me lo llevo!

- Tengo otros tres raros en el saco. ¿También los quiere?

- Ok... quédese con el vuelto. Hum... hao.

- Hola, señor mago de Oz.

- Hi...

- Un gusto, nuevamente...

- ¿Han regresado tan pronto?

- ¡Claro que sí baka! ¡Animal de....! ¡Tu globo se reventó con los primeros rayos de la tormenta! ¡Acabamos en la montaña enfrentando a los tigres dientes de sable!

- Oh... no sabía que teníamos tigres en las cumbres... es un buen dato geográfico - dije limpiando mi traje.

- ¡Deja de ignorar mis comentarios! ¡¿No estás sorprendido de vernos de nuevo aquí?!

- Quizá. El día que digas algo que valga la pena escuchar lo haré encantado. Ahora vamos, mascotas... pensaré en disfraces monos y collares que les vayan a todos ustedes - les hice una seña para que me acompañasen por el largo pasillo.

- ¡De cuál has fumado...! - se quejó Daisuke.

- Los he comprado... así que son las mascotas oficiales del castillo de Oz.

- ¡Waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Primero me muero!

Los chicos sonrieron y él se dio una palmada en la frente.

- Gracias señor mago de Oz.

- Arigatou...

- Muchas gracias.

- ¡Oigan, no agradezcan sin pensarlo antes!

- ¿Quién quiere una rica cena? - pregunté animándolos.

- ¡Yoooooooooooooooooooooo! - saltaron a mi alrededor el hombre de lata, el de paja y mi nuevo león.

- Traidores imbéciles... no hay forma de que yo...

La barriga de Dorothy sonó largamente y se cruzó de brazos.

- Vale, pero luego de la cena podré golpearte a gusto cuando me haya recuperado.

El resto fue adelantándose, oliendo las delicias de mi mesa y el olor del jabón disuelto en el agua caliente.

Dorothy, el de las zapatillas rojas, el llamado Daisuke puso las manos atrás y se quedó rezagado.

- Y bien... - dije caminando a su lado.

- Ni creas que te dejaré tratarme como una mascota.

- Eso lo veremos D-chan... por ahora, la diversión y el placer son míos.

Sí, eso era vida... por fin me gustaba ser el amo absoluto de Oz.

- Pareces feliz, cutre estúpido... no me gusta cómo luce tu cara cuando me miras... y menos el tintineo de felicidad de las campanitas atadas a tu cintura.

- No te quejes de mis campanitas, son la última moda en Ciudad Esmeralda. ¿Qué te enfada tanto, Dorothy?, quizás que te hice decir que saldrías conmigo... hum... no sé, me lo tengo que pensar, no salgo con mascotas... son inferiores, tú sabes... los prejuicios...

- Comeré la mesa entera para poder estrangularte...

Sonreí por sus amenazas.

- Estoy feliz de que estés aquí, D. En verdad... los quiero a todos. Estemos siempre en Oz... pasemos buenos momentos juntos...

Se paró en seco. ¿Le iba a poner rojo? Su cara de macarra acentuó el lado malo de su rostro.

- ¡NO DIGAS HUE**** COMO ESAS! ¡SON COSAS DE RAROS!

- Así que también me has extrañado... verás Dorothy... creo que es mejor que no nos separemos...

- ¡VETE A LA M*****!

- Lo digo en serio. Hay combinaciones que no funcionan... tú y yo sí, compartimos cierta química... tenemos el "aquello"...

- ¡Cuál aquello!

- El "eso"... no sé bien... ya lo descubriremos, tenemos toodo el tiempo del mundo.

- ¡No pienso quedarme aquí la vida entera!

Miré a mi mascota embelesado.

Le escucharía refunfuñar así por siempre.

Mi difícil y molesto Dorothy, mi juguete mágico llenaba de energía la noche estrellada de la fantástica Ciudad Esmeralda.

FIN

- ¡Vas a terminar el fic allí, Mago de porquería!

- Claro que sí. El final es impecable, me gustan los finales que te elevan el espíritu. Soy demasiado bueno en eso.

- ¡Hay mucho por escribir. Tienes que mandarme a casa! ¡Además tu estilo es penoso! ¡Llévame a Japón o moriré asfixiado por él!

- Oh, vamos... no pienso hacerlo... no quiero volverme a aburrir... además tengo que desesperarte. ¿Qué haría si te vas? Impensable.

FIN

- ¡Lo volviste a hacer! ¡No termines si hay cosas que decir!

- ¿Como qué?... ¡oh, sí! las mascotas oficiales deben dormir en una sola cama con su dueño.

- ¡DEJA EL LSD Y LOS ALUCINÓGENOS YA!

- ¿Quieres que narre eso al público? bueno... nuestra noche de todos contra todos seguramente... empezará con...

Censurado.

FIN

- ¿Ahora ya no quieres que diga nada? Estoy a punto de aumentar el fanservice. El león con...

- ¡Si vuelves a poner una letra te vas a enterar!

- ¿De qué me voy a enterar?

- ¡Ya está! ¡Cruzaste la línea!

- ¿Qué hay una raya en mi corredor? ¡Dónde!

- ¡Qué baka eres!

FIN

- ¿Quieres que te bese? Eso se estila mucho en este tipo de fics. Sería un final con broche de oro.

- ¡Te voy a matar! ¡Cómo puedes ser un maldito mago gay!

- Muaaaaa.

- ¡Bastardo! ¡Lo haz hecho! ¡Te herviré en una olla y luego te daré a los perros!

Ahora mismo, mientras escapo de él, estoy muriéndome de risa y D sigue tan débil que casi no puede caminar. Me encanta. Dorothy es, de hecho, lo mejor que me ha pasado... porque... porque... porque...

HACERLO ENFADAR ES UN VICIO PARA MÍ.

FIN


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