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GOING UNDER por Ritzud Alid

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Notas del fanfic:

 

Los sucesos desatarán escenas más que calientes en cualquier sentido de la palabra. Su drama, se descubrirá poco a poco.

 

"Si creíste haber leído de todo, espera a encontrar,

mucho de lo que poco se ve."

Notas del capitulo:

¡Hola lectores de Amor Yaoi! Es un honor poder decir, que ésta vez hemos traído un fic que nace de dos mundos totalmente diferentes, de Patrick y su servidora Ritzud.

Claramente, la mente de dos personas puede ser sumamente peligrosa y no es de sorprenderse que a partir de ahora, estén a punto de acontecer una serie de sucesos donde nos  deleitáremos de Horokeu y Ren Tao, en cualquier sentido de la palabra.

Es necesario advertirles, que las cosas aquí se pondrán más que calientes y que nuestros personajes se envolverán en escenas no aptas para menores, interactuando con otros personajes que tienen su papel importante en la historia.

Les invito a formar parte de este viaje a la imaginación de la que Patrick y yo, sus servidoras, vamos creando para ustedes, estoy segura que el drama les va encantar mientras estén abiertos a encontrar, quizás, mucho de lo que poco se ve.

Nosotras nos divertimos mientras todo sucede y esperamos que Tú, lo hagas también.

 

 

DISCLAIMER: Los personajes de Shaman King pertenecen a la brillante mente de Hiroyuki Takei.

 

Nota: La manera de escribir los nombres de los personajes, varían entre países, por ejemplo "Yho" o "Yoh", es el mismo nombre, escrito en distintas formas. Claro, esto ha sido una de las curiosidades que encontramos a la hora de escribir.

 

 

 

Comentarios respecto a la redacción: (ATENCION)

—Diálogo del personaje.

"expresión interna del personaje"

...Expresión que se resalta, por ejemplo: al recitar las palabras de un personaje…

La siguiente forma es la manera en que se hace énfasis a la palabra.

x - - - - - - X - - - - - - x   //cambio de escenario.

 

 


 

 

CAPITULO I

El comienzo.

 

 

Hokkaido, casa de los hermanos Usui's.

Dos figuras se encontraban sentados uno frente al otro tomando una humeante taza de chocolate, el más alto de ellos, un muchacho de tez pálida, ojos azules de tono oscuro y pelo celeste, miraba su taza como si dentro de ella encontrara la actividad más interesante mientras intentaba sin éxito, ignorar a su hermana menor, ella, de tez igual de clara y cabello más largo que su hermano, estaba llegando a sus límites de paciencia.

—Horokeu Usui —mostró su expresión fruncida al hablarle— ¡Ahora mismo me dirás por qué no quieres tomar las vacaciones que te dieron!. Estás muy enfrascado en todas esas responsabilidades que has olvidado tener una vida social, ¡mira que ya estas mayorcito!, debes conseguirte una novia y darme un par de sobrinos preciosos, así, como el de Anna e Yho —le dijo, terminando su argumento al darle un sorbo a su taza de chocolate.

—Ja, dudo que me salga así de rubio y bonito como Hana —le hizo saber al burlarse— Además Pilika, precisamente porque son responsabilidades, no las debo descuidar.

—¿Y qué hay de una vida social? ¿Qué hay de Salir, de hacer cosas de chicos? ¿A dónde se fueron tus hormonas hermano? —cuestionó perturbada.

—A china —sentenció desinteresadamente, mas cuando descubrió la verdad de esas palabras se sonrojó hasta las raíces, miró a Pilika que aunque seguía con su letanía estaba más entretenida con sus dulces, los mismos que le había comprado antes de llegar a casa, dándole tiempo para volver a calmarse.

Era clara su respuesta, la más sincera de todas que pedía su hermana… "A china", claro, sus hormonas y sus deseos más intensos estaban ahí, más lejos de lo que él podía imaginar. No era culpa de ella que pidiera una vida de la que se privaba, hace tiempo se refugió en todas esas cosas que se volvieron poco a poco en su vida, en su rutina, y ahora, por más que ella se esforzara, no existía manera en la que Pilika pudiera entender su situación.

—Hermano, no puedes seguir así —escuchó cómo la voz de su hermana se disolvió con la tristeza, mostrando preocupación— No es agradable ver cómo mi hermano deja ir su vida, ¿sabes de cuántas cosas te has privado? —Le dijo colocando sus ojos tristes sobre la taza— ¿Qué estás esperando hermano? ¿A que pasen diez o veinte años de tu vida?.

—No exageres Pilika —bromeo el chico.

—¿Exagerar? —cuestionó consternada— Eres joven y te has descuidado —comentó— Te has aislado del mundo; no sales con tus amigos desde que tenías diecisiete años, no has tenido una sola novia y tus años siguen pasando, ya no veo esperanza encontrar el día en que cambies, malgastas tu juventud y no haces nada para evitarlo —hizo una pausa al suspirar, su hermano aguardó por sus palabras—. He llegado a creer que lo único que te ha motivado para alcanzar lo que ahora tienes se debe a la responsabilidad que sientes por mí. Estoy preocupada hermano —pausó— y es por tí.

—Pilika… —susurró, surgiendo en su interior el sentimiento de culpa.

—Ya no soy una niña de diez o quince años, no necesito que me cuides, y tristemente veo que al parecer a tí si te gusta que lo hagan. Tienes lo que tienes porque sabes que tenemos un sueño en común, pero yo espero ese día en el que seas feliz, en el que vivas la vida de un joven de veintidós años, no como al señor que parece vivir en casa. Desde el torneo, las cosas cambiaron, y no precisamente para bien —. Ella se incorpora de su silla, alejándose de la mesa para tomar algo que guardaba en medio de las hojas de un libro que dejó en el sofá de la pequeña sala de su choza— Invertí mis ahorros en un regalo especial para ti —le dijo al darle la espalda— La decisión es tuya, pero es todo lo que yo puedo hacer.

Horo la contempló ingenuo. Ella se volvió y mostró cuatro boletos en su mano que no advirtió su destino hasta que se los extendió.

—¿Por qué has hecho esto? —preguntó preocupado— No te pedí ir con Yho —reprochó— Sabes que no iré, aún cuando te hayas molestado en gastar lo único que tienes en mí.

—Ya los compré, no puedes negármelos —replicó la chica.

—Y te lo agradezco Pilika, pero no iré a ver a Yho y a los demás.

—No puedes hablar en serio. Todos han preguntado por tí, el año pasado juré que vendrías conmigo, ¿estás consciente de cuántas veces te has negado?.

—Sí —aceptó con desgana— Y no perderé mi record —se burló, pero luego sus palabras se volvieron serias— Será mejor que no insistas.

—¿Por qué?.

—No debe sorprenderte. Oye, ya era algo que decidí Pilika —le dijo alentadoramente— Sabes que no iré —se incorpora de su asiento— Por favor, te pido me saludes a todos en mi ausencia —encaminó sus pasos a su habitación, lejos de la mesa en la que se encontraba junto a su hermana.

—¿A qué le tienes miedo? —cuestionó con cierto aire de enojo.

—A nada —afirmó, deteniendo su andar, sin atreverse a mirarle.

—Es lo que siempre dices —anunció agobiada, ejerciendo fuerza entre sus manos aquella taza que había perdido su calor—Hermano, al menos merezco una explicación, no tienes excusa por el trabajo, estamos de vacaciones y…

—Y esta conversación se terminó —sentenció con una voz áspera, reanudando su camino.

La puerta se escuchó cerrarse.

El joven se adentró a su pequeño espacio privado, dejando dolorosamente a su hermana atrás, ¿Cuántas veces habían caído en el mismo tema?, no quería recordarlo, le dolía saber que su hermana era herida con sus palabras y su "aparente" indiferencia en el asunto, pero ¡no!, no quería llegar a Fumbari para ver a sus amigos y a ese chino, culpable de sus desvelos.

Pilika tenía razón, estaba consciente de eso día con día, su vida no le parecía ser la misma después de volver de la última vez que vio a sus amigos en casa de Yho. Se ocultaba, era verdad… temía… probablemente era cierto, pero todos sus males se resumían en una persona, Ren. Ese chino lograba que su tiempo se tornara en un insoportable infierno, cada maldito minuto, en cada respiro su cuerpo gritaba con desesperación sentir aquel aliento suyo que su cuerpo creyó haber sido el propio— Idiota —maldijo para sí.

Se encaminó hacia su futón y con la habitación en penumbras se tiró boca arriba.

¿Qué hacer con eso que le quemaba por dentro, que le destruía?

Todo parecía tan sencillo y a la vez tan confuso para resolver— Necesito verte, Ren, ¡esa es la maldita verdad!, pero no puedo dejar mi orgullo, lo arruinamos, y yo lo eché a perder todo, rompí lo que había entre nosotros, no entendí, no quise entenderte, tú jamás sentiste lo mismo por mí, y te perdí —giró su cuerpo, dejando que sus ojos se perdieran entre la obscuridad— ¿Cómo soportarlo?, ¿Cómo mirarte a los ojos después de lo que hice? ¡No puedo volver!.

Unos débiles sollozos se escucharon, acompañándolo a él con su propio dolor. ¿Por qué no podía ser más simple? Tantos años dedicados en resolver la incógnita de su mente, desperdiciados vanamente mientras decidía preparar su corazón a amar, a recibir a la persona que pueda amarlo, correspondiendo, lo que no pudo hacer Ren.

—¡Por Dios!, ha sido bastante tiempo —pensó, sintiendo cómo sus ojos se cristalizaban— Jamás serás correspondido. No por él –gritó.

"¡Esa era la verdad!" ¿Cuántas veces no había dicho aquellas palabras? ¿Qué esperaba? ¿A que su vida realmente no tuviera oportunidad, cuando no haya más remedio que la soledad sin poder salir de ese laberinto que él mismo decidió entrar?. Las cosas se volvían confusas porque así lo había decidido, porque no había querido encontrar una solución a su propio martirio.

—Pilika —nombró sorprendido, la chica estaba parada frente a la puerta, sus maletas a su lado… dedujo que ella se iba.

—¿Estabas llorando? —por media milésima de segundo en la que Pilika se acercaba a él, maldijo a todo lo que existía porque ella se preocuparía por él, incorporándose de su futon.

—No es nada, en serio —sus dulces manos le acariciaron sus mejillas, limpiando los rastros del dolor que sentía.

—No sé lo que te haya pasado —le expresó— Aunque me duele saber que no confías en mí, te diré algo importante y quiero que me escuches— tal como si fuera un niño pequeño, con sus manos levantó el rostro de Horokeu y sus ojos se encontraron.

Fue ahí, al mirar en sus ojos, que pudo descubrir algo más profundo de lo que jamás pensó, su hermano estaba herido, vilmente herido y juró, por todo lo que creía, que la persona encargada de ese mal, pagaría bien caro su afrenta.

—Horo, nunca serás libre sino enfrentas a tus miedos, no podrás seguir adelante si no cierras aquellas puertas y te puedo asegurar que dentro de estas paredes no encontrarás el camino para hacerlo. Si en verdad me quieres, no, si en verdad te quieres y crees que vales, sal de aquí y haz lo que debas hacer.

El ainu no contestó, solo se quedó mirando un punto en la nada, su hermana suspiró, lo besó y luego de dejarle los boletos en la mesa de noche, se marchó. Pasaron horas en las que meditó en aquellas palabras, él quería seguir adelante, quería volver a ser el mismo de antes, quería decirle lo que tenía qué decirle al chino y luego el adiós. ''¿Qué tan difícil podía ser?''

—Mucho —susurro a la nada. De solo pensar en verlo, de tener su piel y su calor cerca, no sabría de lo que era capaz.

''No, no quiero verle''.

—Cobarde, ¿hasta esto se resumirá tu vida? —se dijo a sí mismo, como si fuera una batalla internada que solo él podía lidiar.

—No —. Cualquiera que lo viera pensaría que era un loco... digo ¿cuántas personas hablaban solas?— Entonces muévete de una maldita vez, Horokeu.

 

 

 

x - - - - - - X - - - - - - x

 

 

 

El día se hizo presente, espeso y lúgubre el joven hokkaideño miraba la eterna nieve que se expandían hasta el infinito fuera de su hogar, en sus pensamientos rodeaban las palabras que su hermana le había dedicado, quería cerrar ese capítulo en su vida, pero en verdad tenía mucho miedo, miedo de enfrentar a la bestia, de vivir de nuevo y de ser herido una vez más.

Cómo deseaba regresar el tiempo, volver a ser ese niño temerario que se había perdido, aquel que se deslizaba sintiendo esa adrenalina correr por sus venas; una revolución en su ser le pedía cambio y como si eso fuera suficiente para desesperarlo, buscó con sus ojos aquella tabla que hace años había olvidado, la tomó y salió corriendo. Si iba a empezar a vivir de nuevo, ese sería su primer paso.

Llegó al risco más alto desobedeciendo a sus pulmones que pedían aire o a sus pies que clamaban que parara, miró el abismo que se extendía y… fue ahí… que lo decidió.

—¡YA NO TE TENGO MIEDO!, ¡¿OISTE REN?! ¡NUNCA FUISTE MÁS FUERTE!, ¡Te lo demostraré! —gritó tan fuerte como se lo permitieron sus cuerdas vocales, posicionándose en la tabla para acto seguido, deslizarse a través de la gran explanada de hielo y roca, dejando sus miedos, sus inseguridades y su sufrimiento atrás.

Sonrió cuando sintió la adrenalina en sus venas, cuando la brisa le acarició sintiéndose de nuevo vivo…

 

Horo nunca serás libre si no enfrentas a tus miedos…

 

¿Cuándo fue la última vez que sintió esa paz? No lo recordaba, mas aquello no importaba… ahora era solo él y su bestia interna… y lo vencería.

 

no podrás seguir adelante sino cierras aquellas puertas…

 

Aumentó la velocidad cuando visualizó uno de los más altos saltos de la montaña, debajo había un precipicio, si quería hacerlo, era ahora o nunca…

 

si en verdad te quieres y crees que vales, sal de aquí y haz lo que debas hacer…

 

 

Y se lanzó…

 

 

 

Continuará...

 

 

 

Notas finales:

 

Patrick:

¡La unión hace la fuerza! Y es verdad, estoy muy emocionada de comenzar esto con mi amiga Alid gracias a su ingenio y a mi mente hemos traído una propuesta nueva y en lo que nos concierta bastante atractiva para todas/os las que disfrutan de nuestros queridos Tao y Usui, no abundaré mucho pero les pido que nos dejen sus comentarios ya que son las que nos alientas a seguir adelante.

Esperando que las amistades este año se fortalezcan, nos despedimos.

 


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