PROLOGO
Durante todo el tiempo que llevo viviendo en este pequeño pueblo e escuchado muchas leyendas que los ancianos afirman que son verdad.
Muchas veces pensamos que las cosas irreales no pueden existir en un mundo “normal” como el nuestro, pero, si dejásemos esa forma de pensar, nos daríamos cuenta de que nuestro mundo es completamente irreal…
Cuando tan solo era un crió de cinco años, mi abuela me contaba todas las noches una historia que nunca pensé que pudiese ser real, pero que ella siempre decía, que se cumplía cada diez años.
Cuando la luna se tiñe de rojo bajo los ojos de una sola persona, la maldición de sangre comenzara su cuenta atrás… Un joven no mucho mas mayor de lo que soy yo ahora, fue victima de dicha maldición, y por las noches no le quedaba otra alternativa que ir asesinando uno por uno a sus familiares, amigos… sus seres queridos.
El pueblo se había vuelto el centro de una carnicería que solamente tendría una solución. Fue gracias a una anciana que estaba observando dicha masacre que todo volvió a la normalidad, aunque sus plegarias a la diosa luna tuvieron un precio muy alto. La vida del chico y la de la anciana fueron arrebatadas para devolverle la vida a todos aquellos que habían muerto a manos del “demonio”.
Quizás si no hubiese sido tan ingenuo y hubiese echo caso omiso a esa leyenda, no estaría ahora en una situación tan peligrosa…
Capitulo 1: Maldicion de Sangre
Aun recuerdo exactamente aquel día, cuando todo comenzó. Recuerdo aquella luna llena, reflejándose en la fuente que había cerca de mi casa, dejándome como hipnotizado, mirando ese reflejo.
Mi madre había preparado la cena, y justamente era la hora de bajar al comedor, pero, por alguna razón, antes de entrar en aquella habitación, dirigí mi mirada nuevamente a la luna, como esperando una respuesta, pero, encontrándome en su lugar, el color rojo de la sangre.
Era extraño que el color blanco fuese sustituido, sin previo aviso, por ese color completamente opuesto, pero, dicho acontecimiento no infundía miedo… al contrario, te atraía de cierta manera que incluso llegaba a parecer magia…
Una voz, o mejor dicho, un susurro, me hizo pensar incluso que me estaba volviendo loco, sentir unas manos frías recorrer mi cara y susurrarme lentamente, de una forma escalofriante, que pronto todo iba a volver a comenzar.
Un segundo, eso fue lo que duro la duda en mi mente hasta que volví a escuchar a mi madre llamarme.
”Una completa locura” Pensé para mi mismo, mientras negaba continuamente dando pequeños pasos al bajar las escaleras que conectaban el segundo piso con el primero.
- Llegas tarde, Rio – Escuche a mi madre regañarme por la tardanza a la hora de comer, algo casi típico las noches que había luna llena. Extrañamente, desde pocos años atrás, las noches así habían comenzado a llamar mi atención, llegando a pasarme horas despierto simplemente para observar la luna.
Muchos decían que se debía a que mi padre había desaparecido en una noche de luna llena y que posiblemente a raíz de ese incidente, yo buscaba alguna explicación a ello.
Pero, sinceramente, yo creo que eso no son más que mentiras que ocultan una verdad mucho más peligrosa. Más sangrienta.
- ¿Que te ocurre que no tienes buena cara? – Preocupación… Eso era lo único que mi madre podía llegar a sentir desde aquel día. Según ella, cada vez que yo pasaba horas mirando la luna, cuando volvía a “la vida normal”, como ella lo llamaba, me encontraba más pálido, como más decaído, pero yo no me sentía extraño.
- No me ocurre nada, Madre, siempre me dices lo mismo y siempre va a ser la misma respuesta – Respuesta incorrecta. Por una vez en mi vida me arrepentí de haber dicho eso. Esa vez si me sentía extraño, notaba que no me encontraba bien, pero decidí fingir tal y como ago siempre. ¿De que iba a servir decir que no me sentía yo mismo? Solo preocuparía más a mi madre…- Por cierto, hoy, ¿La luna es roja?
- Por supuesto que no, ¿Cómo va a ser la luna roja? Tu abuela te mete demasiados pájaros en la cabeza – Siempre lo mismo, para mi madre mi abuela siempre fue la única culpable de que pasase tantas horas “fantaseando”, pero para mi nunca fueron fantasías.
- Pero yo veo la luna roja – Por primera vez en mucho tiempo vi a mi madre ¿Asustada? De repente el pulso la empezó a temblar y quien se veía tremendamente pálida fue ella, no yo. Lo único que pude notar después fue sus frías manos apoyarse en mi rostro.
Un pequeño susurro salio de sus labios, aunque no fue lo suficientemente bajo como para que no lo escuchara… “Comienza la maldición de sangre”, eso fue lo que dijo.
- Tu abuela tiene mucha razón… - Esa frase me sorprendió demasiado, sobretodo por que mi madre se mostraba triste, como si desde hace mucho tiempo hubiera sabido que en algún momento yo hubiera llegado a esa situación.- Por lo visto tu eres el siguiente, hijo mío.
Extrañamente entendí a la primera a que se refería, la maldición de sangre, esa historia que tantas veces había escuchado de boca de mi abuela. Siempre pensé que esa historia era un cuento, que nunca había llegado a ocurrir realmente, pero, algo en mi interior me decía que no era mentira…
- ¿Yo soy un demonio? – Fue lo único que conseguí decir, estaba algo asustado, aunque, ¿Quién no lo estaría en esa situación?
- No, claro que no lo eres, por lo menos no hasta que sea de nuevo de noche… - Me extraño demasiado que mi madre supiese detalles que siquiera mi abuela había nombrado sobre la maldición, pero, le reste importancia, escuchando todo lo que tenia que decirme.
Después de aquella pequeña charla me dirigí a mi habitación con pasos lentos, como si no quisiera llegar nunca allí.
Exactamente tenia un día completo para encontrar un objeto, un collar a ser exactos, que según habían dicho, se encontraba en unas ruinas a las afueras del pueblo. El problema era que solamente aparecía una torre las noches que la maldición cobraba vida… y en esa torre estaba ese objeto que debía encontrar a cualquier precio.
Debía encontrar la “lagrima de luna”, que según decían era capaz de evitar que la maldición cobrase vida propia, hacer que la persona que lleve el collar sea incapaz de convertirse en demonio…