El sonido característico de aquella maquina que cuenta los latidos de tu corazón, era lo único que se podía escuchar en aquella triste habitación de hospital, lo único que aun anunciaba que había alguien en aquella habitación.
Alguien decaído con un pie en la tumba.
Una chica.
Su nombre es Amy y es mi trabajo acabar con su agonía.
Simplemente es mi deber.
El espíritu de la muerte dejo de asechar en la lejanía y se acerco a su presa, mirándola, recostada ay, sufriendo. Hasta no hace unos minutos la había operado de emergencia por el cáncer que carcomía su organismo, respiraba forzosamente y con la ayuda de un aparato.
Eso no era vida.
- Se que estas aquí… -dijo Amy con sus ojos cerrados, el aroma a muerte llegaba a su olfato, era la hora-
Los humanos, son curiosos, mantienen contacto con todo lo que va a afectarlo incluso la muerte, saben que a cada segundo, se acercan a ella, es simplemente el destino. Y algunos simplemente lloran a su llegada.
Pero no Amy…
- Se que estabas hay, en la sala de operaciones… tu mirada estaba encima de mi ¿Por qué no hiciste nada? –Resonaba su voz dolida en la habitación-
” Creí que lo lograrías… “resonó la voz en su cabeza
- ¿Creíste? ¿Qué acaso no se supone que moriré de todas formas? ¿¡Qué interesa!? Estaba sufriendo y pudiste evitarlo…
El espíritu no respondió, siguió mirándola de frente, lo sabia, sabia que sufría, que la quimioterapia no había sido nada fácil y aun más estando sola.
Hasta la muerte se compadece, cuando el diagnostico es el peor, milagrosamente, de alguna manera, las personas se recuperan, no dan el ultimo respiro, viven
” Esperaba que lo lograras Amy…”
- Yo también… -dijo tristemente con una leve sonrisa- Pero ¿sabes? Estoy feliz… creo que eso es lo importante en todo esto, me esforcé hasta el máximo.
Eso era cierto, la tranquilidad que sientes en tu alma no es comparativa, Amy dio lo mejor de si. El mundo exterior esta en paz contigo, así lo sientes aunque no sea verdad, y esa mentira, te hace feliz, y te deja vivir o morir de la mejor manera posible.
- Yo se… -empezó a hablar nuevamente- Yo se que no voy a lograrlo, y se que ellos no me ayudaran, pero tu si puedes, yo estoy feliz y….
Me voy en paz…
Agacho la cabeza sintiéndose conmovida, si… hasta la muerte siente sensaciones y humanas, porque de cualquier manera, es parte de ellas.
” Eso es maravilloso Amy” resonó en su cabeza mientras que el espíritu se acercaba a ella, feliz porque sabia que ella lo estaba, lista para darle su boleto de salida.
- Pero antes de eso… –la muerte se detuvo- Antes de irme… quisiera verte.
” ¿Por qué? “–cuestiono-
- Quisiera saber quien va a darme el descanso que necesito… -volvió a sonreír levemente-
”… Esta bien”
Amy, quien había durado todo ese tiempo con los ojos cerrados por estar muy débil para abrirlos, hizo un gran esfuerzo que sabría seria el ultimo, para abrir lentamente sus ojos encontrándose con la mas hermosa chica que jamás había visto.
Una tez levemente tostada por el sol con cabellos largos, lacio, color negro como sus ojos sin vida pero de cierta manera con una extraña chispa de emoción con una lagrima cristalina resbalando por aquella tostada mejilla.
Un vestido negro sencillo con detalles en plateado era la ropa que la cubría y en una de sus manos una guadaña se hacia lucir.
- ¿Lloras por mi? –Pregunto-
- Estoy feliz… -dijo sinceramente-
- Yo también estoy feliz…
La muerte sonrió.
Se acerco a la chica, inclinándose, sus narices chocaban mientras que acariciaba la frente de Amy con su mano desnuda, su tacto era frió como la nieve.
- Descansa en paz Amy… -acerco sus labios a los suyos, un leve roce pero lo suficiente para Amy-
La maquina comenzó a monitorear los últimos latidos del corazón de Amy, hasta que por fin, se apagaron.
Se separo de ella, mirándola, tenía una leve sonrisa en su rostro, estaba feliz.
Adiós a la quimioterapia, adiós a la soledad, al dolor y al sufrir…
Hola descanso eterno…
Justo lo que necesitaba.
FIN