Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Juegos Sexuales por Tsuki Mahou

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Sin mucho que decir xDD Lo hice durante la hora de geografía, sintiendo cómo la profe me miraba fijamente xDD ay, esas risas pervertidas inoportunas u.ú (?)

Mi primer fic con un trío xDDD Espero que sea de su agrado, hice todo lo que pude por hacerlo lo mejor posible ;3

Notas del capitulo:

Primer y único capítulo.  Sí, es un one-shot xD

Puse mi mejor esfuerzo por mejorar con mi estilo y narración con respecto al lemon!!

Espero que les guste y... disfruten de la lectura <3

Juegos Sexuales.
Ikuta x Ryo x Yamapi



Estaban los dos jóvenes aburridos viendo la televisión. No hablaban ni hacían nada, hasta que uno de ellos posó su mirada sobre el otro.
— ¿Qué sentís por mí? —preguntó, siguiendo la trama de la novela que estaban observando.
— ¿Ehh? —se sorprendió al principio, pero después siguió la línea del juego— yo… te amo. Pero yo sé que no correspondes.
Rieron, divertidos con las voces dramáticas que ponían.
— ¡Ay, Ryo! ¿Quién te dijo eso? —continuó, con una pequeña sonrisa.
—Yamashita, no quieras negarlo. Antes de ayer te vi con otro —hizo una expresión similar a la de la protagonista.
— ¿Con quién? ¡Yo sólo quiero estar con vos! —rió.
—Estabas… estabas con… —lo pensó durante unos segundos— ¡Con Ikuta Toma!
El aludido se giró hacia ellos.
— ¿Ya me incluyeron en el juego? —suspiró— ¡yo te amo a vos, Ryo! —se puso en el mismo tono que sus amigos.
— ¡Pero Ryo es mío! —acotó el castaño, abrazándolo.
—No, Yamashita, vos no me amás —replicó, haciéndose la víctima— yo sé que ustedes mienten.
—Ryo —el “tercero en discordia” se arrodilló frente a él— yo te amo con todo mi corazón —tomó sus manos entre las suyas.
Un leve e inocente sonrojo coloró sus mejillas.
—Mentira.
—No, es la pura verdad proveniente desde el fondo de mi ser.
Yamashita lo abrazó con más fuerza.
—Ninguno de los dos miente, los dos te amamos —besó su frente, empezando a compenetrarse en su papel tanto como el resto.
Con un rápido movimiento, los dos se sentaron en cada extremo del sillón, dejando al morocho en el medio. Casi de una forma inconsciente, comenzaron a acariciarlo. Un corto suspiro se escapó de sus labios.
—Si tanto dicen que me aman, demuéstrenlo —dijo, serio.
Se quedaron en silencio, mirándose, como en un debate silencioso por ver quién sería el primero. Quizás ya estaban demasiado metidos en sus papeles, tanto, que ya no era más un juego. Y ninguno de ellos fue capaz de distinguir el cambio.
Ryo se paró tras un corto lapso de espera.
— ¿Ven? No me aman tanto como dicen —acotó, sin estar actuando como había sido en un principio. Dio un paso hacia delante, queriendo irse, pero su compañero tomó su muñeca derecha, obligándolo a girarse hacia él. Tiró con fuerza de su brazo, haciendo que cayese sobre su regazo.
—Te amo, Ryo —sus ojos estaban brillosos. ¿Acaso un simple juego podía hacerse verdad? Lo sentó mejor, posicionando sus manos en sus muslos, de frente a él.
El pelinegro no tardó en regresar a la realidad cuando sus labios fueron poseídos por la boca carnosa de Yamashita en un beso robado.
—E- espera —intentó separarse, mas le fue inútil, su compañero lo abrazaba con fuerza. Sus mejillas se tiñeron de un notorio color carmín.
—Yo te amo más —acotó Ikuta, posicionándose detrás de él, besando su nuca.
—Chicos… —un escalofrío recorrió su espalda— es sólo… sólo un… juego —murmuró, queriendo terminar con la situación— pa-paren…
—No, te vamos a demostrar quién te ama más —la voz del castaño se ahogó en el beso mientras desabrochaba la camisa de su compañero rápidamente, haciendo saltar algunos botones. Se separó unos centímetros para apreciar su pecho, mordiéndose el labio inferior— qué flaquito —comentó, besando su cuello, descendiendo hasta sus tetillas, las cuales lamió, mordió y sopló, dejándolas completamente erectas y duras.
Un suspiro se escapó de sus labios. Ikuta tampoco se quedaba atrás; aprovechando el hecho de que tenía la camisa desabrochada, se la quitó, comenzando a morder para luego morder toda su espalda.
Ya no sabía si quería que se detuviesen o no. Rodeó el cuello de Yamapi con sus brazos. Él se pegó a su cuerpo, rozando sus vientres, volviéndolo a besar, mientras Toma besaba sus hombros y nuca, llevando una de sus manos al borde del jean del pelinegro, para luego introducirla y acariciar su virilidad sobre la ropa interior, jugueteando con su glande, haciendo presión con la palma abierta de la mano.
Un pequeño gemido se perdió entre los besos. El placer que sus dos amigos le hacían sentir era increíble, tan increíble que no quería aceptar el hecho de que estaba excitado. Pero cuando del parlante del televisor salió un grito agudo, los jóvenes regresaron inmediatamente al mundo real. Ikuta se tiró hacia atrás, cayendo de cola al piso, con los ojos abiertos de par en par. Yamashita miró fijo a Ryo, quién seguía sentado sobre su regazo, rehusándose a sostenerle la mirada, sonrojado.
— ¿Qué fue… todo eso? —preguntó, serio.
—Yo… —no encontraba una respuesta coherente.
— ¿Qué estábamos… por hacer?
Clavó su mirada en el piso, avergonzado.
—Yo… —por más que quisiese, no era capaz de decir algo.
El castaño tomó su mentó, obligándolo a encontrar sus miradas. Ikuta se enderezó, todavía sorprendido, sin poder creer lo que había pasado.
—Era sólo un juego… ¿cómo llegamos a esto? —preguntó.
Se quedaron en silencio, mirándose.
—Lo peor es que… lo estaba disfrutando —murmuró Pi, acercando su rostro al de su compañero.
—Lo estábamos disfrutando —corrigió su amigo.
El pelinegro permaneció en silencio, sonrojado. Él también lo había gozado. Sus ojos se pusieron brillosos cuando sus labios se acercaron, casi rozándose. Aferró una de sus manos en su nuca, enredando los dedos en su pelo.
—Ryo… —sostuvo su mirada durante unos segundos, cuando notó cómo sus ojos se clavaban en sus labios. Los lamió, como queriendo captar aún más su atención, y suspiró profundamente. Pegó su frente a la de su compañero, quién cerró sus párpados, esperando. Finalmente, terminó de acercarse a él, besándolo con lentitud, disfrutando cada roce. Ikuta se sentó a su lado y, con una pequeña sonrisa, tomó el rostro del moreno, separándolos.
— ¡Hey! —se quejó Yamapi, viendo cómo ahora era su amigo el que besaba a Ryo, mordiéndole los labios lujuriosamente— Él es mío —acotó, cortándole también el beso.
—Chicos —murmuró el pelinegro con los labios hinchados.
—No, él es mío —replicó.
—Oigan, yo…
—No, él va a ser mí uke —continuó, acariciando con fuerza los muslos del johnny.
—Ahm —jadeó— chicos…
—Después de que sea el mío —dijo con tono terminante, metiendo su mano debajo de la ropa interior de Ryo.
— Ahh —gimió cuando Ikuta comenzó a estimularlo— yo…
—Nunca, yo voy a ser el primero —apartó una de sus manos de sus muslos, subiendo hasta su tetilla izquierda, dibujando círculos con sus dedos a su alrededor, y apretándola levemente.
—Mmm… —cerró sus ojos, disfrutando al máximo de todas las caricias. Su boca volvió a ser apresada por los carnosos labios de su compañero. Entreabrió los suyos, dándole paso a su lengua dentro de su cavidad bucal, enredándola con la suya. Los jóvenes no demoraron en desnudarlo por completo, con un poco de su ayuda, y lo acomodaron entre ellos. Yamashita pegó sus pechos, mientras que Ikuta pegaba su espalda contra su pecho.
Gimió ahogadamente dentro del beso, siendo incentivado por la mano de su amigo sobre su virilidad, quién comenzó a bajar el cierre de su pantalón.
—Hey —Tomohisa llamó su atención, haciendo que se detuviese— dije que yo voy a ser el primero.
—Veo que no vas a dar el codo a torcer tan fácilmente…
—Esperen, yo… —el lugar en el que quedaba no era en verdad el más cómodo. Ya se estaba cansando un poco de que peleasen entre ellos.
—Esto se va a tener que definir de alguna manera.
—El que la tiene más grande será el primero —sentenció Toma, parándose al mismo tiempo que su “contrincante”.
Se desnudaron por completo en cuestión de segundos. Ryo suspiró, sentado en el sillón, esperando que terminasen con aquella idiotez. Después de un lapso, volvieron a hablar.
— ¿Empate? —dijo Yamapi, sorprendido.
—Empate —admitió Ikuta, volviendo a centrar su atención en el tercero en discordia— Ryo, elegí quién será el primero…
El aludido permaneció callado. ¿Realmente estaban discutiendo quién sería el primero en estar dentro de él?
—Yo… —dudó unos segundos qué responder.
—Ven aquí —Yamashita se acercó a él y lo tomo de la mano, empujándolo para que se incorporase y luego lo ubicó entre medio de ellos— ¿quién de nosotros quieres que sea, eh?
—No lo presiones —replicó. Los dos jóvenes lo acorralaron entre sus cuerpos.
—Yo… —no sabía qué hacer. Si las circunstancias fuesen otras y más normales, ya habría reaccionado, mas en aquel momento el estar confundido lo desorientaba. El calor que sus cuerpos desnudos emanaban lo excitaba— no puedo… —cerró sus ojos.
—Hm… —el castaño miró fijo a su amigo de toda la vida.
—Ya veo —dijo bajo, sosteniéndole la mirada. Y, antes de que se diesen cuenta, ya estaban, literalmente, metiendo sus lenguas en la garganta del otro en un beso más que pasional. Ryo se quedó estático, viendo cómo se devoraban el uno al otro, estando él en el medio. Suspiró sintiendo cómo continuaron acariciándolo siguiendo la fogosidad que la unión de sus bocas provocaba en ellos. Se pegaron aún más, frotando sus cuerpos con insistencia.
Ikuta regresó su mano a su virilidad, masturbándolo fuertemente. Un gemido ronco brotó de su boca y llevó su cabeza hacia atrás, apoyándola sobre el hombro izquierdo del castaño, quién aferró sus manos a sus muslos y glúteos, acariciándolos con movimientos ascendentes y descendentes, mientras continuaba besándose con su amigo.
—Aahm… —rodeó el cuello de su compañero con sus brazos, sosteniéndose en él— chi-chicos…
—Shh —Yamashita lo dio vuelta y lo alzó en brazos, haciendo que rodease su cintura con sus piernas— Déjame ser el primero, ¿sí? —le preguntó, separando su boca por fin de la de su amigo.
—Yo...
—Pi, no lo presiones, él tiene que decidir…
— ¡Pero yo realmente quiero ser el primero! —se quejó.
—Chicos, e-esperen…
—No —dijeron al unísono.
La perilla de la puerta giró, como queriendo dar lugar a alguien. Se quedaron petrificados en sus posiciones, mudos. Giró una vez más y la puerta hizo el ruido de alguien empujando para abrirla, pero no lo hizo. Suspiraron, calmándose. La habían cerrado con llave, por suerte.
— ¿Ryo? —la voz del otro lado del pasillo lo hizo reaccionar.
— ¡Mierda, hoy íbamos a salir juntos! —exclamó el aludido, separándose con rapidez.
— ¿Ryo, estás?
— ¡Ya voy, Massu! —respondió— ¡Espérame abajo!
—O-ok, te espero en el hall —sentenció. Los tres se quedaron en silencio durante unos segundos, esperando, hasta que creyeron que estaba lo suficientemente lejos como para no escucharlos.
—Me tengo que ir, perdónenme —dijo, comenzando a vestirse procurando ocultar su erección. No llegó a terminar de subirse los pantalones cuando los brazos de su compañero lo detuvieron rodeando su pecho con fuerza.
—No te vas a ningún lado —sentenció Yamashita, bajándole la ropa hasta las rodillas— no voy a dejar que te vayas ahora —susurró en su oído, lamiendo con la punta de la lengua su lóbulo.
—Ya-mapi —suspiró, tomando sus manos, como queriendo apartarlas— me tengo que… ir…
—No —concluyó con voz ronca, acomodándose bien contra su cuerpo. Mordió su cuello, dejándole una pequeña marca rojiza que luego se tornaría violeta, y penetró en él con fuerza de una sola embestida.
Un grito de dolor se escapó de su garganta, apretando sin querer las manos del castaño.
—Nnngh —mordió su labio inferior. La verdad era que no se había imaginado que podía llegar a doler tanto.
— ¿Ryo? —preguntó, preocupado— ¿estás bien?
El aludido permaneció callado, sin responder. Estar bien, lo estaba, sólo tenía que acostumbrarse. Ikuta se paró de frente a él y tomó su rostro entre sus manos delicadamente, para sellar sus labios en un beso lento y pasional.
De a poco, el dolor se fue disipando; entonces aflojó su cuerpo, indicándole a Yamashita que podía empezar con las penetraciones profundas.
—Estás… estrecho… —dijo roncamente— de verdad soy… el primero… —gimió bajo, acariciando con una de sus manos su virilidad.
—Es injusto, así disfrutás todo vos… Yo sólo observo —comentó Toma, rozando con la yema de los dedos los muslos del moreno.
—Ryo tiene una boca grande, ¿no?
—Sí, pero… ¿qué tiene que ver?
— ¿Conocés el término… “sexo oral”?
El pelinegro no dijo nada, sonrojado y agitado, gimiendo con cada penetración. Apenas recordaba cómo respirar, y enfocarse en no perder el equilibrio era una de sus preocupaciones. Yamapi lo alzó en brazos y lo llevó de regreso hacia el sillón, sentándolo sobre su regazo. Lo desvistió por completo; Ryo abrió un poco sus piernas, haciéndole más fáciles las penetraciones.
—Ryo —hizo un ruido gutural, indicándole que lo escuchaba— Quiero sexo oral.
— ¿Ehh?
—Lo que escuchaste, s-e-x-o o-r-a-l.
—N-no… no puedo…
—Sí, podés, sólo tenés que abrir bien la boca.
—Ahh —gimió, llevando su cabeza hacia atrás, cuando su compañero aumentó el ritmo de las embestidas— n-no…
—Es como lamer un dulce… —le explicó, impacientándose.
—A-aún así… no —su respiración era jadeante a causa de la excitación. Su corazón latía más rápido que nunca y el placer que comenzaba a sentir era inexplicable.
Ikuta ya se estaba cansando, su miembro necesitaba atención— sólo hazlo —dijo, mirándolo fijo a los ojos.
Un escalofrío recorrió su espalda y asintió con la cabeza. Tomó la virilidad de su amigo con sus manos, masturbándolo, para luego introducirla dentro de su cavidad bucal, haciendo presión con sus labios mientras que con su lengua comenzaba a lamer su glande.
Llevó una de sus manos a su cabeza, enredándola en su pelo, pegando más su rostro contra su vientre, permaneciendo de pie frente a él, empujándolo contra su vientre, dándole comienzo a los vaivenes.


La visión que tenía era reducida, pero aún así, suficiente para poder ver lo que ocurría dentro de la habitación. Sabía que espiar estaba mal, mas su debilidad era curiosidad. Estaba agachado frente a la puerta, mirando a través de la cerradura.
— ¿Yamapi, Ryo e Ikuta? —preguntó en un susurro, ruborizado.
Sabía muy bien que ellos eran muy amigos, pero no se imaginaba tanto. Por lo que podía deducir a partir de sus expresiones, lo estaban disfrutando al máximo.
Una sonrisa se dibujó en su rostro y se levantó, comenzando a marcharse por el pasillo sin hacer el menor ruido.


Gemía ahogadamente ya que su boca estaba ocupada por el pene de su amigo. Las penetraciones que su compañero proporcionaba contra su cuerpo lo inundaban de placer, así como los gemidos salientes de los labios de Ikuta lo complacían, quién mantenía su mano en su cabeza, haciéndolo aumentar cada vez más el ritmo, consumiéndose en el gozo que sentía.
Yamashita penetró con mayor fuerza que antes, chocando contra él, y un gemido ronco, claro y fuerte se escapó de sus labios. Aumentó la rapidez del movimiento de su mano sobre la virilidad del pelinegro; su cuerpo estaba llegando a su límite y quería que acabasen los tres juntos.
—Ahh, Ryo, más~ —dijo entre gemidos, llegando a su límite también. Ya no les quedaba mucho tiempo.
La fricción y el calor que cada penetración provocaba lo volvía loco. Embistió contra él brutalmente, y una sensación de fuego rodeó la zona de su vientre, cuando descargó todo su semen dentro de su compañero, gimiendo con tal fuerza que le dejó doliendo la garganta. Ryo acabó, manchando un poco la mano del castaño, cuando Ikuta llenó su boca con el líquido blanquecino, gimiendo ronca y profundamente, soltándolo.
—Ahh… per-perdón —se disculpó por haber acabado allí, mas el pelinegro tragó todo su semen sin decir una palabra.
Se quedaron en silencio, agitados y ruborizados, durante unos segundos. Yamapi salió de él y lo sentó a su lado con delicadeza.
—Yo… tengo que irme —si bien su cuerpo estaba cansado y se sentía raro, debía marcharse— Massu me está esperando…
—Chicos, ¿esta noche tienen algo que hacer?
Los otros dos miraron al castaño fijo.
—No, ¿por?
—Quiero que esto se repita… este nuevo juego me gustó mucho…
—A mí también —sonrió, mirándolo— pero la próxima vez vas a ser mi uke, Pi —se sentó también en el sillón, al lado de ellos. El moreno tomó su ropa, y comenzó a vestirse lo más rápido posible.
—Ustedes hagan lo que quieran, yo me tengo que ir —comentó, abrochándose la camisa.
—Ryo, no seas así.
—Bien que te gustó —Yamashita le guiñó un ojo.
—Chicos —se ruborizó levemente— creo que… —suspiró con pesadez— esta noche la tengo libre.
Una sonrisa decoró el rostro de sus amigos.
—Pero coincido con Ikuta, ahora te tocaría a ti ser el uke, Yamapi.
—Ah, no sé, no sé —se hizo el desentendido, poniéndose la ropa interior— Eso ya se verá —rió— sino, le cedo el turno a Toma…
—Yo no pienso ser uke.
— ¿Saben que son injustos? A mí ni me preguntaron si quería o no que ustedes fuesen los semes…
—Pero igual la gozaste, ¿o no? —sonrió pícaro el castaño.
—Yamapi… —dijo, terminando de vestirse— el hecho de que lo haya gozado o no, no hace al hecho de que esta noche serás mi uke —le guiñó un ojo, sacándole la llave a la puerta para luego abrirla.
—Ja, ja —rió sarcásticamente.
—Pi, la idea de repetir el “juego” fue tuya, así que ahora te atenés a las consecuencias —refutó Ikuta, ya con los pantalones puestos.
—Como sean, llámenme cuando se reúnan —sentenció, saliendo de la habitación con una pequeña sonrisa grabada en el rostro.
Caminó tranquilo por el pasillo, acomodándose el cabello. Limpió los restos de semen de las comisuras de sus labios. No tardó mucho en llegar al hall, donde su compañero lo esperaba pacientemente.
—Perdón por la tardanza.
—No te preocupes —sonrió de lado a lado.
—Bueno… ¿vamos?
Salieron del edificio en silencio, con paso calmado.
—Ryo…
— ¿Hm? —lo miró a los ojos, indicándole que le prestaba atención.
— ¿Qué se siente ser el uke?
— ¡¿Qué?! —se detuvo en seco, mientras sus mejillas se teñían de un furioso color rojo.
—Eso… —rió, pícaro— ¿cómo es ser el uke?


Fin.

Notas finales:

Y eso fue todo xDDD

No me maten por el final! Sé que quedó re colgado, peeroo.. fue lo único que se me vino a la mente... Ay, esta mente mía u.ú (?)

Espero que les haya gustado :3

Dejen comentarios, así si algo no les gustó podré mejorarlo y cada día ser mejor! n-n

Gracias por leer~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).