Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Conociendo a tus padres por katzel

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

- ¡Voy a llegar tarde! - empecé a buscar mis prendas luego de la tormenta de la noche anterior.

- Si quieres, puedo llevarte. - ofreció Takeru desde la cocina.

- ¡A la oficina! ¡Has perdido la razón! ¡Ni muerto! ¡No llegaré al trabajo en ESE deportivo!

- Anoche no parecías tener tantos prejuicios contra mi auto - dijo poniendo las tazas de café sobre la mesa.

- ¡No lo menciones en voz alta! - dije tapándome los oídos.

Sufría de "la genuina resaca de amor", resultado de una intensa actividad erótica y no quería preguntarme cómo había permitido que Morimo le hiciese esas cosas a mi cuerpo.

De pie probé el café y uno de esos rollitos de tortilla que tan bien sabía hacer.

- Entonces... - dijo cruzando los brazos por mi cintura y dándome un beso en la nuca - ... ¿no vas a contestar mi pregunta?

- ¿Ahhh? - me hice el desentendido. Sabía perfectamente de qué estaba hablando. Durante mi "felicitación" entre sus sábanas, había insistido implacablemente en que lo llevase a casa de mis padres. Quería estar sí o sí y, conociéndolo, no se iba a detener hasta conseguirlo.

- ¿No te acuerdas?... justo antes de que te...

- ¡Yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa me acordé!... y la respuesta es no. Definitivamente no. Lo siento... me hago tarde...

- Así que quieres ir por la vía difícil - dijo él, sentándose con una mueca de hombre omnipotente. - No has llegado temprano a mi premiación - empezó.

Alerta.

Yo era la mosca y él la araña maestra que tejía sus hilos a mi alrededor.

- Lo lamento...

- Además, no has recordado mi cumpleaños...

- ¡Hoy! ¡Cierto! - me mordí la lengua arrepentido.

Hasta había activado la agenda electrónica para recordarlo. ¡Y se me había pasado de todas maneras!

- ¿Cómo piensas compensarlo?

Eso se llamaba determinación. Era obvio lo que quería a cambio.

Sonó el intercomunicador con la voz de Satomi Hirano.

- Buenos días, voy a entrar -

¿Alivio?, no precisamente. Pero estábamos a punto de discutir y no quería pelear con él y su terquedad de terminar en casa de mis padres.

- Ya llegué... oh... que suerte, estáis vestidos...

- ¿Podrías darme un aventón a la oficina? - le supliqué juntando las manos.

- Queda de paso... pero... ¿estará bien que lo haga? - miró a Takeru de reojo - ... oh... ¿qué rumores has corrido, Yamamoto? Ayer me encontré con dos chicas de la redacción y me felicitaron porque dicen que estoy saliendo contigo. ¿Es algo que hiciste correr o se les ha ocurrido de primera intención?

El escritor sonreía victorioso.

- Incluso te has inventado una relación para ocultar lo nuestro...

- No... no fue así...

- Tener una novia falsa a mis espaldas...

- Eto...

- Tus crímenes me tienen horrorizado...

- ¡No! ¡Ya encontraré la forma de pedirte perdón! ¡Ese viaje NO es una opción!

- Sensei, deje de presionarlo, Yamamoto va a reventar... dele tiempo... estoy segura de que cambiará de opinión.

Morimo besó mi mano.

- Que tengas un buen día. Nos encontraremos allá.

- Este...

- ¡Mensaje de Yumiko! - gritó Satomi agitando su móvil - ¡Kurou-sensei se ha ido a Osaka!

- ¡Se fue! - exclamó Morimo sorprendido - ... a pesar que le dije que no abandonara... no pensé que fuera de ese tipo de personas...

Otra vez el Kurou ese... no debería darle tanta importancia. Y su rostro bello, lindísimo se puso triste. Oh, vamos, quién puede resistirse a esa prueba de sutil debilidad. Mi Morimo estaba preocupado por ese entrometido. ¿Iba a dejarlo solo una semana entera? ¡Y si se le ocurría ir a buscarlo!

En la puerta, antes de salir, tomé aire y le dije:

- Está bien, te llevo, pero está completamente prohibido comentar delante de mi familia cuál es nuestra verdadera relación. ¡¿QUEDÓ CLARO?!

Había dado mi brazo a torcer...

Para variar...

Takeru me arrastró sobre su regazo, eso me hizo vergonzosamente feliz.

-----------------------------------------------

Después de obtener mi permiso, y con todos los colegas entonando el himno a la masculinidad por salir con la editora pelirroja, fui a recoger mi equipaje y a situarme directamente en el andén. Estaba listo para abordar el tren que me llevaría a casa. Según lo planeado, Morimo y Satomi ya lo habían tomado tres estaciones antes y yo, discretamente, les buscaría en el vagón vip. Con el número de asiento respectivo, entregué las maletas al chico de servicio y me aventuré hacia el lugar indicado. La parte delantera del tren bala tenía compartimentos privados que no nos vendrían mal a la hora de ocultarnos.

Extrañamente, no sentía que hubieran otros pasajeros en esa zona. Apenas sentí la presencia de alguien a la izquierda de nosotros. La voz no mentía, era Satomi hablando por celular.

Si ella iba a quedarse allí entonces yo y Morimo...

Abrir la puerta de nuestra cabina me hizo sospechar. Era bastante amplia y los asientos sugerían poder ejecutar diversas actividades. Y para el número de horas que íbamos a estar... de hecho no sólo jugaríamos a los naipes.

"Suficiente para que me seduzca a placer"

Salté al costado y encontré a Satomi acomodando su maleta de mano en el compartimento superior.

- ¡Hirano-san!

- Oh, pasa, Yamamoto. El sensei está en el vagón-comedor seleccionando el menú. Espera que le llame...

- ¡No!... todavía... ¿por qué tienes una cámara para ti sola? ¿qué es esto?

- Bien, Yamamoto, no soy un ingeniero calificado, pero creo que esto es un tren.

- ¡Me refiero a que nos estás dejando solos! Tienes que venir con nosotros - reclamé tirando de su manga - ¡no quiero ser cazado tan fácilmente!

- Esto es único. Mira que no aprendes. ¿Sabes cuánto ha gastado el sensei en reservar la zona vip para los dos?

- ¡Morimo pagó la tercera parte del tren bala!

- Claro... no hay nadie aquí salvo yo. Soy la única privilegiada en acompañar vuestra relación. Tuvimos que inventar muchos nombres para reservar el resto de puestos. Fue idea suya, es un hombre admirable.

Escalofriante. La mente de Takeru era una mente criminal.

- ¡Eso no me tranquiliza! ¡Al contrario! - reclamé moviéndome sin parar.

- ¿Y qué más quieres? Es un halago que el sensei haya planeado esto al detalle. Ni idea de cómo soporta estos desvaríos tuyos. Supuestamente eres el fortísimo futuro gran periodista de la nación.

- Es que... hum... últimamente le han ido gustando los lugares no convencionales y... si seguimos así...

- ¿Ese es tu gran problema? ¿Que te va a terminar gustando más de lo que ya te gusta?, venga, no seas niño y anda a esperarlo. No trates siquiera de huir porque te cazaré y te sentaré allí, así que no me hagas perder tiempo. Ahora, si me disculpas, tengo algunas llamadas que hacer...

Me botó olímpicamente de su cabina y luego cerró la puerta con su tarjeta electrónica.

Di una vuelta entera por el pasadizo.

Nada podía hacer. Yo le había dicho que podía venir, pero no tenía eso en mente.

Fui a sentarme. Estaba preocupado. Mi siquis decía que ocupaba un lugar público. Morimo seguramente diría que era privado... quizás ni le importase.

- ¿Te parece cómodo, Sa-chan?- ingresó el temido amo que halaba de mí como una marioneta. Traía lentes oscuros con lunas verde borgoña y un traje que hacía juego con ese difícil color. Le daba excelente a su cuerpo rumoroso y me hizo desear ser botón para dormir sobre su cintura sin preocuparme por nada. Apenas pasaba la puerta y yo elaboraba pensamientos lascivos que enviarían ondas alfa para llamar su atención.

Su humor era de los mejores. Cuando Morimo conseguía lo que ambicionaba, su aura de divinidad tenía colores encendidos y brillaba irradiándolo todo.

- Hola... -

Le recibí con actitud de quien se defendería hasta el final. No estaba allí para arrojarme en sus brazos sólo porque se le ocurría alquilar el compartimento vip.

Timbró su móvil y él lo tomó respondiendo:

- Ah... qué sorpresa... Isaka-san... ¿cómo ha estado?

¡Y esa voz de agrado! ¡Isaka-san! ¿el tío del ascensor?... no... ese era Kurou algo... Genial. Otro más para el club, pero éste tenía el número privado de Morimo y él le hablaba tranquilamente.

- Domo... no fue nada... en la premiación exageraron al decir aquellas cosas. Al menos siento que estoy en camino de alcanzar a Akikawa Yayoi... um... ajá. Mmmm, no, lo siento. Me es imposible en estos momentos, regreso en una semana, entonces nos contactaremos y empezaremos ese proyecto... ¡Isaka-sensei! - Morimo sonreía divertido - ¡No insista, es un viaje personal!... no, no le diré a dónde ni con quién. Es mi semana de carnaval. - luego mudó de expresión a una totalmente diferente. - Él... está en Osaka. Sí, Satomi-chan me lo dijo. No puedo creer que se haya marchado, a pesar que le pedí que no abandonara. Al final, no he podido hacer demasiado al respecto. Bien... cuídese, Isaka-san... y si llega a averiguar algo más sobre Kurou-sensei, hágamelo saber.

Me arrebujé en la manta negra haciéndome un ovillo en la esquina de mi puesto y le envié mis malas vibraciones al escritor.

- ¿Sucede algo, Sa-chan?

- Nada...

- Vamos...

- ¿Qué tal tu llamada? ¿Ya averiguaste dónde está tu querido Kurou-sensei? ¿No quieres que lo haga por ti? Soy periodista, por si no te has enterado y moveré cielo y tierra por saber dónde anda el amante de mi amante. Cuando te lo encuentre qué te parece si les alquilo a los dos una habitación... ¡mejor! ¡a los tres!, así podrás llevar a ese Isaka-san si quieren hacer algo mucho más complicado.

Esperó como el padre paciente que permite a su hijo decir tonterías y luego dijo:

- ¿No podías preguntarme simplemente "quién llamó"?... aunque... incluso siendo agresivo... eres muy mono, Sa-chan.

- ¡No soy mono! ¡Soy todo menos mono! ¡Y no uses ese tono conmigo, estoy hablando en serio!

Me levanté a reclamarle y hábilmente me hizo caer sobre él.

- Las cosas no se resuelven así - me quejé en legítima defensa.

- ¿Y cómo se resuelven? - dijo lanzando cada palabra, acercando sus labios a los míos.

Que alguien le avise a los seme del Yaoi Life Style que se ha inventado una cosa interesantísima llamada conversación. La diplomacia ayudaría mucho en ciertos momentos.

- ¡Con explicaciones! ¡Qué hace ese Isaka con tu número! ¡Quién más lo tiene! ¡Por qué te emocionas al hablar con él!

- Isaka-san es mi hermano. Es mayor que yo, pero nos tratamos con mucha confianza. Y Kurou-sensei es mi más grande competidor. Me he pasado meses explicándote que el universo que estoy creando con las novelas policiales es lo que se llamaría "variante C" de una serie original escrita por Isaka-san. Existe un proyecto para fusionar nuestros relatos y sacar una película y determinaron que trabajemos los tres juntos, pero Kurou-sensei ha renunciado y estamos en el aire, apenas regrese, tendré que solucionar el asunto.

Al escucharlo, me di cuenta que meterme con su oficio sí le hacía enfadar.

Su mano se deslizó por mi bolsillo y sustrajo el móvil, mostrándome la interminable lista de contactos que yo tenía.

- ¿Todas estas personas también trabajan en proyectos contigo, Satoru? ¿Quiénes son? ¿Te has molestado en intentar explicármelo? ¿A cuántos goukon has ido? ¿A cuántas mujeres has galanteado desde que empezamos a salir? ¿No te parece que debiste preguntar cómo me sentía? ¿No te parece que yo también podía estar celoso de vez en cuando? ¿Y cuando volvamos, crees que sonreiré tranquilamente mientras finges que eres novio de Satomi?

Apenas pude mirarlo a la cara.

Morimo tenía grandes inseguridades y sufría, pero callaba porque no quería hacerme daño. ¿Cuántas cosas más estaría guardándose? ¿Qué tanto le había herido sin saber cuando acepté usar una "pantalla" para cubrir nuestra relación? Y se me vinieron los recuerdos encima, cuando estábamos en aquella mesa en el balneario de O... y frente a él, había un chico suplicando que lo ame. ¿Yo era igual o más cruel que el cantante S...?

- Si sigues conmigo sólo fracasarás, Satoru - dijo con la voz quebrada. - ... y a pesar de eso no puedo dejarte.

- Morimo...

- Sé que seguirás subiendo más alto y no faltarán enemigos que pretendan descubrir algo de tu pasado. Necesitarán extorsionarte y este secreto podría destruir tu carrera y llevarse tu gran sueño. En algún momento te verás obligado a terminar conmigo y yo no me negaré. ¡Es tu derecho desear el éxito! ¡Cómo podría condenarte por eso! Sólo espero que ese día esté muy lejos y quiero vivir cada minuto a tu lado, de manera vehemente, al extremo. Siempre estoy pidiendo "sólo un poco más", "sólo un poco más", temiendo que recibas aquella llamada. Aquella fatídica llamada, cuando una voz agreste hará caer lo que hemos construido...

- ... eso no sucederá...

- No te atrevas a decirme que no es eso lo que piensas en silencio porque es una idea que ha estado vigente también para ti.

Fue un golpe duro. Egoístamente pensé que sólo yo sufriría las consecuencias de lo nuestro, cuando la sola idea de arruinar mi carrera le horrorizaba y la culpa lo torturaba dolorosamente. Morimo sufría muchísimo y trataba de cuidarme, por eso no había levantado ninguna barrera a mi libertad, otorgándome el albedrío de construir la identidad que quisiese, de callar y mentir a mi antojo sin por ello reclamarme nada.

- Cuando hagan esa llamada, Morimo...

- Se habrá colocado el punto final...- se cubrió los ojos titilantes y pequeños.

- Cuando hagan esa llamada yo les diré que no me importa - susurré haciéndole levantar la vista.- ... yo les diré que no pueden interferir entre los dos.

Le besé largamente en vagón de tren que a mi juicio iba acelerando hasta rebasar la velocidad del sonido.

Estaba dispuesto a mostrárselo todo. Mi casa, mi pasado, mis sueños. Los caminos de mi infancia, mi vieja escuela. De la misma forma que ocupaba mi cuerpo, mente y corazón, debía participar en mi vida entera, incluso antes de que me fuese conocido.

Estuve dulcemente complaciente y me dejé hacer entre sus manos. No hubo parte de esa cabina que no supiera de nosotros. (No volveré a mirar jamás, sin sonrojarme, una mesita de té plegable, asimismo, un mullido y espacioso asiento de primera clase), en mi atrevimiento, hice quizás algunas cosas demasiado extremas (como... no, en verdad es imposible que lo diga) y resistí cada una de las veces que volvió con renovadas fuerzas.

Me tomó una hora entera retornar a la realidad y lo hice echado largamente, enroscado a mi querido Morimo.

- Por fin despiertas, Sa-chan - me besó en la mejilla.

- Espero que estos compartimentos sean a prueba de ruido - respondí ocultando mi rostro de su mirada azul.

- Lo son. Pero no sé si tus gritos han pasado más allá. Imagino que a Satomi no ha debido importarle demasiado.

Enamorarse es difícil. Y más cuando la persona que te atrae es Takeru Morimo, el líder del Yaoi Life Style. Duele tanto y sin embargo te hace sonreír. Llegas a un punto donde no puedes separar entre mente y cuerpo, sino que ansías los susurros al oído y la piel de sus momentos mejores.

- ¿Recuerdas la primera vez que nos vimos, Sa-chan? - preguntó jugando con mi cabello.

- En tu casa... fui a hacerte una entrevista.

- Entonces no tienes idea de quien soy... ¿no me recuerdas?

Apartó sus cabellos y les hizo una coleta, simulando traerlos cortos.

- Hum... espera... eso me suena...

- Espero que apruebes tu examen, señor estudiante serio...- dijo con voz fuerte.

- ¡Tú!

- ¿Ahora me reconoces?

- ¡Estuviste en la universidad de Kansai!

- Dos meses...

Durante mi primer año en la universidad, un fuerte resfriado me hizo faltar varias semanas y al regresar, tenía que ponerme al día y entregar varios trabajos. Me instalé en la biblioteca después de clases y me dediqué a la titánica tarea de nivelarme. Ayudado por algunas tazas de café y por cierto espíritu indomable, no cejé en mi empeño ni durante la temporada más fría. Sólo rivalizaba conmigo un extraño hombre de cabellos marrones cortos que no se quitaba los lentes de sol ni bajo techo y que pedía diversos libros de literatura clásica. Sus conocimientos históricos debían ser profundos, porque a veces le veía discutir acaloradamente con un profesor.

Mi cara hizo una mueca de sorpresa.

- ¡El profesor era Isaka-san!

- Gracias a él pude pedir cualquier libro, mis influencias lo garantizaban: nada me sería negado.

Un día coincidimos en el mismo libro y, a pesar que era vital para mis estudios, se lo cedí. Justo el día antes del examen, me quedé dormido. Al despertar, encontré un resumen explicado y detallado de la obra que le había dejado sacar y con una hermosa letra, el anuncio: "sigue adelante, señor estudiante serio".

Luego de las clases lo volví a encontrar por última vez. Le agradecí apropiadamente y se despidió de mí diciendo que esperaba que lograra aquello por lo que tanto me estaba sacrificando.

- Adiós, espero que apruebes tu examen, señor estudiante serio...

- Increíble que seas tú... quién iba a decir que me ayudó Takeru Morimo... empezabas a hacerte famoso en ese tiempo.

- En ese momento me gustaste mucho. Sólo que mi vida tenía demasiados altibajos y no podía regresar a Kansai. No imaginaba encontrar tu nombre en la lista de practicantes de la revista regional. No sabía eras el Satoru que yo había conocido. Crucé los dedos y me preparé para recibirte.

- ¡O sea que desde que fui a tu casa estabas determinado a que saliese contigo!

- Así es. Ya tenía todo calculado: Sa-chan debía ser mío.

Quería preguntarle otra cosa, pero el hombre de la universidad de Kansai se superponía sobre él y trataba de recordar cómo era entonces.

Tomó mis labios dispuesto a tener una ronda más de mí antes de bajar del tren.

-----------------------------------------------------------

Me vistió sin apresurarse, planchando la tela con la palma de sus manos.

- ¿Hace cuánto que no ves a tus padres, Sa-chan?

- Casi tres años. Vine para el matrimonio de mi hermano mayor, Makoto. ¿Y tú? - pregunté de repente - ... ¿hace cuánto no ves a tu familia?

- Me gustaría no volver a verlos si tuviera opción - dijo completamente sombrío y diferente a mi cariñoso Morimo de siempre, luego cambió de entonación - ... y... cuántos son...

Empecé a contar con los dedos mientras pasaba revista al clan Yamamoto.

- Mis padres, mis abuelos (sólo dos, los paternos están muertos). Mi hermano mayor, que es el primero, mi cuñada, cuatro hermanas todas mujeres, yo y Hoshino, mi hermana pequeña.

- ¡Tantos!

- Somos una familia clásica del campo, así que el número está bien.

- No... no me quejo... estoy muy interesado. Tantas personas juntas...

- ¿Listos para bajar? Ya llegamos. - tocó Satomi avisándonos.

- ¡Ahí vamos! - le dije gruñendo y corriendo el seguro de la puerta.

- Quién te entiende, Yamamoto, hiciste un escándalo cuando tenías que entrar con el sensei y ahora haces otro a la hora de salir.

- Así que dándole dolores de cabeza a mi editora. Malo, muy malo... ya te daré tu correctivo.

El palmazo en el trasero fue bastante elocuente.

----------------------------------------

Caminamos llevando nuestras cosas. Las casas eran iguales de derecha a izquierda y el olor de la brisa campesina llenaba agradablemente el ambiente. En la tienda del vecino, las señoras se juntaban a conversar sobre las novelas de moda y algunos agricultores, regresaban con los camiones cargados, a vender en el mercado.

- Maravilloso y tranquilo - sonrió Morimo calándose los lentes de sol.

- Que Yamamoto venga de un sitio calmado es intrigante. Juraría que fue producido por una escandalosa ciudad.

- El hogar de Sa-chan es lindísimo.

- No se retrasen... ¡miren!, es esa de allá.

Mi casa estaba hecha de madera y ocupaba dos plantas. Atrás y a pesar de las protestas del resto de la familia, que vivía de la tienda, mi abuelo mantenía religiosamente su huerto de coles.

- No es un palacio pero...

- ¡Una casa típica, construida a la usanza antigua!

Algunos vecinos me reconocieron y me saludaron al pasar con bicicleta.

Toqué la puerta y abrió una Hoshino adolescente, que nada tenía que ver con la niña que dejara tiempo atrás. Vestía uniforme colegial y tenía puesto su mp3.

- ¡Sayo!- no dudó un segundo en abrazarme muy alegre.

- ... hermana...

- ¡Mamaaaaaaaaa! ¡Papaaaaaaaaaa! ¡Sayo-tan ya está aquiiiiiiii!

- Eto...

- ¡Te extrañé mucho, oni-chan! Me encantaron tus e-mails, casi siento que conozco la capital a través de ellos. ¿Trajiste mis posters de Daisuke Takahashi? Ya quiero pegarlos en mi habitación.

- Están en mi segunda maleta... Hoshino, ellos son... mis dos amigos, vienen a felicitar a papá. Ella es la editora Hirano Satomi y él...

- ¡Takeru Morimo! - pegó el grito antes de desmayarse y caer en mis brazos completamente laxa.

- Lo siento - me disculpé mientras mi escritor y la pelirroja me ayudaban a introducirla.

- No es nada- murmuró Morimo - a veces reaccionan así. Démosle un poco de aire.

- ¡Satoru! - dijo un hombre ingresando, era mi hermano Makoto - ¿qué le ha pasado?

- Demasiado calor y creo que se emocionó al verme.

- Yo me encargo, por favor pasen, pasen, papá estará feliz de recibirles.

- Ella es Satomi Hirano y él es Takeru Morimo. Estoy trabajando con ellos en Tokio, y me tomé la libertad de invitarlos...

- Mucho gusto... yo soy Yamamoto Makoto, vengan, pónganse cómodos en la sala.

No me agradó cómo miraba Takeru a mi hermano, con cierto interés en buscar mi rostro dentro del suyo.

- A ustedes la belleza les viene de familia - dijo en voz baja - ... tienen facciones fuertes, pero bien distribuidas, me pregunto cómo será tu padre.

- Enfermo... sigue estudiando así a oni-san y no sobrevivirás para contarlo.

Papá estaba sentado conversando con el abuelo. Les presenté mis respetos a ambos y luego, mis acompañantes hicieron lo propio.

- Qué atractiva mujer - sentenció el abuelo complacido - ... ¿ella es tu novia, Satoru?

- ¡No!... sólo somos amigos...

"Mi novio es..."


- Este señor que te acompaña se ve bastante serio. Bien, me gustan tus amigos.

Serio. Como él no se quedaba encerrado en un tren por mil horas podía parecerle serio.

Voces femeninas y risitas entrecortadas anunciaron la venida de mis cuatro hermanas. Sasuga, Sasame, Hinata y Yoriko entraron vestidas con yutaka y con los cabellos amarrados por lindas trenzas.

Pronto me rodearon las ninfas queriendo saber todo de mí. Atendieron a Satomi y vi que les cayó excelente. A cada rato le miraban el cabello, el rojo era su color favorito.

Pasaron inspección por Morimo y las cuatro me agradecieron por haberlo traído. Era un buen mozo que les hacía suspirar.

El escritor, halagado, les regaló una sexy sonrisa.

"Ya sabemos por qué se desmayó Hoshino" - dijeron en coro.

Papá solía decir que un hombre entre los hombres debía vestir prendas tradicionales, así que fuimos a mi cuarto a ponernos las que nos habían preparado. Morimo se iba a ver genial, porque lo suyo eran las prendas estilo clásico japonés y no me equivoqué. Claro que tuve que evadirle para que no me vistiese... no lucía como alguien que te colocase ropa encima, sino todo lo contrario.

- La habitación de Sa-chan...

- No muevas nada... oh... aún está mi vieja guitarra... y mis pósters...

- ¿Escuchabas Nittle Gasper?

- Siempre fui fan de Ryuichi Sakuma. Es un cantante excepcional. ¡Mis viejos libros!

- Sherlock Holmes... ya me esperaba algo así de ti, Sa-chan, con tu tendencia a lo analítico.

- Viejas películas y discos. Oh... mi álbum de fotos...

Sentado sobre mi cama, Takeru Morimo lucía una expresión llena de paz y deleite. Se deslizó lentamente sobre mi cama y sus cabellos marrones navegaron entre mis sábanas.

La pose era el pecado mismo encarnado.

- Adoro este lugar... es encantador. Tu familia... animada y sencilla... la atmósfera del campo... y el cuarto de Sa-chan... este es el mejor día de mi vida... sólo me falta algo y consideraré el momento aún más perfecto.

- ¿huh?

- Ven...

- Toda mi familia nos espera abajo con el almuerzo, contrólate.

- Es un abrazo inocente... sólo quiero abrazarte... necesito tu calor, apiádate de mí.

A pesar de pedir piedad, eso sonaba entre sus labios como una orden. Pronto me vi deslizándome hacia él y al rozar su hombro di un pequeño quejido. Qué sin sentido, tocándonos indebidamente con el peligro pisándonos los talones, quizás por eso me sobresaltaba y explotaba mi excitación con lo prohibido.

- Sa-chan... no sé cómo haces para convertirte en un ser definitivamente perfecto...

- Morimo...

- Tu piel extraordinaria... - me olió - ...tu corazón puro - sus dedos bailaron en mi pecho -... y tu ardiente disposición... - mordió el pabellón de mi oído y casi lanzo un grito.

- Nuestro abrazo está a punto de expirar. Igual que nuestro tiempo...

- Vivamos juntos - me rogó enredándome por completo y sin ánimo de soltarme.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).